lunes, 23 de marzo de 2015

LA ANTESALA AL DERROCAMIENTO DE ISABELITA.

Memoria por la Verdad y la Justicia, se transformó en un gran chamuyo.


Durante el primer trimestre de 1976 la financiación del déficit se hacía mediante emisión monetaria en muy altos niveles, ya que ésta alcanzaba el 63% de dicho financiamiento. Sobre esto, nos dice un informe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) que en marzo de 1976 la tasa mensual del índice de precios mayoristas era de 54%, que aún manteniéndose estable (la tendencia era creciente) implicaba una proyección anual del 17.000%. Asimismo, el documento señala que la situación del sector asalariado, considerando el período marzo de 1975 a marzo de 1976, indicaba que mientras los salarios nominales habían crecido un 370%, el índice de precios al consumidor aumentó un 566%, es decir que los salarios retrocedían significativamente frente al aumento del costo de vida.
En puridad, esta pérdida era mayor por la existencia de un congelamiento oficial de precios que por la propia naturaleza artificial que implica la medida; en la práctica los precios son retenidos en el corto plazo, pero se elevaban dramáticamente en el mediano.

La “JUSTICIA SOCIAL” del peronismo provocó que el salario real estuviera “una cuarta parte más abajo del nivel en que lo había dejado Alejandro Agustín Lanusse, en mayo de 1973”
Los días previos al 24 de marzo, las declaraciones de personalidades y las notas de los diarios reflejaban el clima de matanzas y terror que se vivía, así como también el desgarrador pedido de cambio de gobierno. El emblemático diario de los Timermman La Opinión,  informaba:

¨UN MUERTO CADA CINCO HORAS, UNA BOMBA CADA TRES¨ (tapa – 19 de marzo de 1976), ¨De jueves a jueves (entre el 11 y el 18 de marzo) 38 personas fueron asesinadas en todo el país sin que se produjera ninguna detención ni se diese cuenta de ninguna pista. En el mismo período, 51 bombas estallaron en diferentes sitios¨. (nota de tapa).
Respecto del grado de adhesión popular que tenía la posibilidad de un gobierno “cívico-militar”, el 20 de marzo el diario LA OPINIÓN informaba que “Prácticamente un noventa por ciento de los argentinos habla hoy de la proximidad de un Golpe de Estado”, en la contratapa de ese ejemplar, se informaba el apoyo tácito de sectores obreros ante la eventualidad de un gobierno de facto, “cuarenta y una organizaciones sindicales no acatarían un paro general de actividades en caso de ruptura del orden constitucional, reveló ayer en el congreso del Diputado Nacional Ricardo de Luca (Justicialista del Grupo de Trabajo y secretario general del sindicato de Obreros Navales)” (Citado en AMBITO FINANCIERO-Juan Bautista Yofre-20 marzo 2006 – Suplemento especial) Ese mismo día, el dirigente justicialista Jorge Antonio manifestó que “si las Fuerzas Armadas vienen para poner orden y estabilidad, bienvenidas sean”.  
Desde la revista CUESTIONARIO, Rodolfo Terragno describía el panorama diciendo: “Se oscurece la visión de una crisis cuya razón última reside en esta suerte de navegación a la deriva a la cual se ha entregado la Argentina, un país que, en 1976, aparece carente de objetivos”.

FRANCISCO “PACO” MANRIQUE, Presidente del Partido Federal (por entonces la tercera fuerza electoral) afirmó: “Estamos asistiendo al sepelio de un gobierno muerto, al desalojo de una pandilla.”
 Los Diputados voluntariamente abandonaban sus puestos, y el 21 de marzo CLARÍN  informaba: “Los legisladores que asistieron al Parlamento se dedicaron a retirar sus pertenencias” y como los vicios políticos de ayer no eran tan distintos a los de hoy, agregaba Clarín: “y algunos solicitaron un adelanto de sus dietas“. Describiendo el escenario, en otro pasaje de ese ejemplar remataba: “El deterioro económico-social y la nueva y luctuosa escalada de violencia llevaron a la situación politica a un punto límite”; el mismo día, el diario LA RAZÓN completaba: “Hay tranquila resignación en el Congreso frente a los inevitables acontecimientos que se avecinan”. Cuenta Juan Baitista Yofre que  “el Congreso estaba casi deshabitado. ‘No quedan ni los pungas’ en la zona del Congreso, informó un matutino. La gran mayoría de los legisladores vaciaron sus escritorios, carpetas y retiraron sus heladeras portátiles”.
También el 21 de marzo, el diario LA PRENSA detallaba en sus titulares: “Hubo 1358 muertos desde 1973 por acciones terroristas; Repelieron Ataques a Dependencias Policiales; Nuevos Hechos de Violencia en Mendoza; Secuestraron a un gremialista; Sepelio de un Policía Muerto por Terroristas; Hízo se detonar una bomba frente a una peluquería; Habríase Planeado Cometer un Ataque Contra un Aeropuerto”.  El diario LA NACIÓN, por su parte, informaba en uno de sus titulares “Doce personas asesinadas en el interior”.
Al día siguiente, el 22 de marzo,  el radical FERNANDO DE LA RÚA virulentamente arremetió: “Es increíble que la Presidente, que proclama su afición a los látigos, ni siquiera desmienta que su exministro y principal consejero, López Rega, siga alojado en su quinta madrileña, convertida en aguantadero de un prófugo de la justicia”.
 El mismo día, procediendo de  igual modo que los Diputados que se escapaban de sus funciones, el Intendente de la Ciudad de Buenos Aires, José Embrioni presentó su renuncia. El General Villarreal “había sido el encargado de informarle al Jefe radical, por orden de Videla y de Viola, cuál sería la fecha exacta del golpe. Lo hizo cuarenta y ocho horas antes de que ocurriera […]Balbín le dijo a Villarreal: “Bueno, General…que tenga suerte”.

El 23, La Opinión titulaba: ¨UNA ARGENTINA INERME ANTE LA MATANZA¨ (tapa – 23 de marzo de 1976) y en otras páginas del mismo ejemplar informaba:
¨El terrorismo ha causado 1358 muertes desde el 25 de mayo de 1973, así desglosadas: 66  militares, 136 miembros de las Policías provinciales, 34 de la Policía Federal, 677 civiles y 445 subversivos¨; ¨Otros 10 muertos se sumaron a la lista de crímenes políticos, incluyendo el del Secretario de la FOTIA¨; ¨Todo el país víctima de la violencia¨ “Desde el comienzo de marzo hasta ayer, las bandas extremistas asesinaron a 56 personas”; ¨Un comando asesinó a Atilio Santillán¨; ¨Intentaron el copamiento de dos cuarteles¨; ¨Ataque extremista en La Plata”.  
El día anterior al cambio de mando, el diario  LA RAZON titulaba: ¨Es Inminente el Final Todo Está Dicho¨ (tapa-23 de marzo de 1976) y en páginas interiores del mismo ejemplar: ¨A última hora se acentuaba la impresión del desenlace¨. Una de las máximas jerarquías sindicales de entonces, CASILDO HERRERA, se escapó a Montevideo y desde allí declaró a los medios: “Me Borré”. Al mismo tiempo, el diario La Nación informaba:
“Aguárdense decisiones en un clima de tensión” y en otro pasaje agregaba: “Exodo sindical ante hechos imprevisibles”; por su parte, el diario LA PRENSA titulaba: ¨Diez Extremistas Muertos en La Plata¨ (Tapa – 23 de marzo); en otras páginas del mismo ejemplar se decía: ¨El Gabinete se reunió en medio de tensa expectativa¨, ¨En el Congreso se estima que el proceso ha llegado a su culminación¨, ¨Produjéronse tiroteos en La Plata¨; ¨En BsAs fue asesinado por terroristas un sindicalista tucumano¨; ¨Paro de personal jerárquico de ferrocarriles. Paralización de embarques de carnes¨; ¨Presentó su renuncia el Intendente de BsAs¨.
El mismo 23 de marzo los sectores populares, a través de las 62 ORGANIZACIONES declararon: “El movimiento obrero siente un profundo respeto por sus Fuerzas Armadas porque no ignora que sus filas se nutren de nuestros hijos. Sabe de sus valores y de la conciencia de patria que las anima.”

En tanto, dentro de la Casa Rosada colaboradores y funcionarios se reunieron “para festejar el cumpleaños de una secretaria. Con la asistencia de ISABEL PERÓN, se celebró en forma ruidosa, se brindó y cantó el “Feliz Cumpleaños”.
Entre bombas y crímenes masivos llegamos al 24 de marzo, fecha utilizada por las izquierdas y los demagogos coyunturales de nuestra actualidad para efectuar pomposos discursos contra los “militares usurpadores” (unánimemente apoyados por la civilidad y la partidocracia de entonces), que nos “robaron la democracia y el estado de derecho”. Pues parece ser que el régimen de Isabelita y López Rega, más la fuga de Ministros, Intendentes, Diputados y demás funcionarios, más el desmantelamiento judicial, más la hiperinflación, más los 500 muertos por la AAA (conducida desde un Ministerio), más los 1358 asesinatos por responsabilidad de la subversión, más los 908 terroristas desaparecidos, más los 2000 terroristas amnistiados, más los 6500 atentados subversivos sin condena alguna, constituían una “democracia y un estado de derecho” para los promotores de la propaganda actual y el numeroso panel de idiotas útiles que les brindan consenso al cúmulo de falacias y mentiras recurrentemente propagadas.

Lo cierto es que más allá de cuestiones terminológicas, la JUNTA DE COMANDANTES encabezada por el Teniente General Jorge Rafael Videla, acompañada y respaldada por toda la ciudadanía y los partidos políticos (incluyendo al Partido Comunista) debieron hacerse cargo de la conducción del país en el medio de la guerra civil, sustituyendo así a la bailarina Isabelita (que fue detenida) y a todo el enjambre rufianesco que parodiaba la conducción de la República. Para el peronismo, el “golpe “ fue un verdadero alivio.
El gobernador del Chaco y Vicepresidente Primero del Justicialismo, FELIPE BITTEL (compañero de fórmula de Luder en 1983) al enterarse del nuevo gobierno, “le gritó a Osvaldo Papaleo (Secretario de Prensa de la Presidencia): “Chau…papá, hasta mañana…Esto hay que festejarlo con champaña. Todo se ha disipado”
La consigna no era destruir las Instituciones, sino conservarlas; no se pretendía quebrar el ¨estado de derecho¨, sino intentar recomponer el ¨estado de desecho¨.

Tampoco había vocación de “perpetuidad”, tal el vicio en el que recurren los politicuchos de la partidocracia actual (como por ejemplo KIRCHNER, que cuando era Gobernador de Santa Cruz instituyó en la Constitución Provincial la figura de la “reelección indefinida”). En efecto, la propia autodefinición de ese período como un “Proceso de Reorganización Nacional” lo dice todo y nos muestra la naturaleza necesariamente transitoria de aquello. Un “proceso” es por definición algo que nace, se desarrolla y culmina. La culminación implicaba retornar a las formas democráticas, pero sin los vicios nefandos ni dramáticos sobresaltos del gobierno que acababa de ser pacíficamente reemplazado. No existía vocación alguna de eternidad, sino de mera transición. (Nicolás Márquez)

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