sábado, 18 de junio de 2016

CELOS Y ENVIDIA, LAS BASES DEL ANTISEMITISMO.

 Una reflexión milenaria.
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Los CELOS a menudo se asocian con rivalidades emocionales.
---- Los curas enfurecían cuando había comunidades cristianas que se querían convertir al Judaísmo.
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Por otra parte, la ENVIDIA está asociada con el deseo que se siente por ciertos objetos o características que otra persona posee.

---- Menos mal que somos   EL PUEBLO ELEGIDO. Sin embargo,  al Judaísmo se le endilgó la muerte de Jesús. Un hecho nunca comprobado
Y, además, se tergiversó  la historia sobre  el libertario Barrabás, a quien se lo  trató de delincuente.   Los romanos lo crucificaron por movilizar a las masas en contra del invasor.

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CENICIENTA el maltrato de una madrastra que envidiaba la belleza de la joven.
(Un relato de los escritores alemanes   Hermanos Grimm.) 
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Atacados por los celos los hijos de Yacov secuestraron y vendieron  a su hermano JOSÉ. Ellos lo consideraban como el preferido del padre.
José salvaría a los egipcios de la hambruna..
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EL PUEBLO HEBREO desde sus orígenes se valió de un sentimiento de pertenencia hacia un Dios único, sin necesidad de recurrir a conquistar otros mercados confesionales y mucho menos a administrar imágenes de quienes supuestamente habían sido favorecidos como para   glorificar a Dios.
Y a la Iglesia Católica, le servía como fuerza de coerción para llevar a su redil, a los pueblos que se mantenían politeístas.

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Alrededor de JESÚS, se fue edificando una religión, donde el boato era fundamental, para la conversión de la que era la potencia del mundo conocido: ROMA.

Y aplicando la violencia que los romanos aplicaron sobre los primeros cristianos, éstos, lo hicieron sobre todos los pueblos que se negaron a la conversión.
--- Fue cuando le perdonaron a los romanos la crucifixión de Cristo, por haber sido buenos clientes, y se la endosaron a los judíos.

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El fanatismo católico tuvo muchos delirios místicos tales como las CRUZADAS,  las que destruyeron culturas y aniquilando a miles de seres humanos (entre ellos a judíos alemanes.)
LA INQUISICIÓN, no le fue en zaga.
Y no olvidar la MATANZA de miles protestantes franceses (hugonotes) a manos de extremistas católicos.
Como a ellos a nosotros   nos torturaron durante dos mil años.

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EL ENEMIGO PÚBLICO NÚMERO UNO ERA EL JUDÍO por ser distinto, por tener una cultura donde el saber era fundamental.  LA MUJER hebrea, sabía leer y escribir algo que no ocurría en todo el universo conocido.
---- No es casualidad que los judíos hayan tenido tanta participación en la cultura y en la ciencia de los pueblos donde residieron.
…. Lo extraño que los antisemitas no son tan sensibles a la hora de administrar una medicación de   o de utilizar alguna creación tecnológica, de procedencias judías.

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 Hoy se escucha al papa Bergoglio hablar de los DERECHOS HUMANOS, y la mayoría de las personas creen que siempre fue así.
En realidad existen en Occidente a pesar de la Iglesia, y no gracias a ella. De hecho en tiempos de la Revolución Francesa y el Siglo de las Luces la IGLESIA CATÓLICA se opuso férreamente a las libertades individuales y a la democracia.
LA IGLESIA no quería quitar sus garras de Occidente.
Vinieron excomuniones, sermones, encíclicas, alianzas con dictadores (como Franco, entre otros), pero poco a poco la libertad se abrió camino.
De hecho el papa PÍO (desde 1846 a 1878) condenó las libertades civiles en una “Lista de los principales errores de nuestro tiempo” 

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LA IGLESIA CATÓLICA manipuló la pobreza, como un don de Dios que después sería compensado en el mundo de los cielos.
---Recuerdo que a mediados del siglo XIX, muchas familias francesas decidieron no llenarse de hijos.
El dueño de un aserradero preocupado porque sus trabajadores calificaban para una mejor paga, se dirigió al cura del pueblo para suplicarle que en la misa dominguera convenciera a los fieles a tener más hijos…para que en el futuro las familias numerosas no pudieran discutir sus salarios al verse obligados a    mantener a sus críos.

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Mientras la Iglesia se convertía en una potencia económica,   levantando templos faraónicos, con mano de obra esclava, al pobre se le vendía fanatismo y se lo azuzaba como que el   judío era el que le chupaba la sangre.
--- Y, para reforzar la condición del JUDÍO ZÀNGANO, lo fueron encerrando en guetos, no permitiéndole tareas   productivas, sino un explotador de las clases carenciadas, cobrando las pesadas cargas que los nobles (aliados de las sotanas) les exigían a sus súbditos.
El judío debía aceptar el odio de la gente o morirse de inanición.

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El nazismo creció alimentándose del odio. Los judíos eran culpables de todo. Se les calumnió y los propagandistas nazis retomaron la animadversión que ya habían SECRETADO LOS PADRES DE LA IGLESIA CATÓLICA.
La tirria engendró más aborrecimiento, y en nombre del Tercer Reich, se llevaron a  cabo monstruosidades contra seis millones de judíos . Afortunadamente EL REINO DEL TERROR que se proponía dominar el mundo por   mil años no duró ni siquiera una década.
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Lo más humillante para el pueblo hebreo, a pesar de esos intolerables chupamedias que lo aprueban, es ver a un Papa visitar AUSCHWITZ, mientras en sus espaldas sigue cargando un antisemitismo crónico que la Iglesia Católica no  intenta   remediar de verdad.
--Recuerdo a mi admirado JUAN XXIII, que buscó conciliar entre judíos y cristianos y no lo logró. Él fue un ejemplo que durante su ministerio en Francia salvó de la muerte a unos ochenta mil hebreos.

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LA HISTORIA IRÁ DEMOSTRANDO QUE MUCHAS RELIGIONES HAN SIDO EXPUESTAS A UN ESCENARIO DE CRUEL MENTIRAS.

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CONCLUSIÓN: Israel es la inmunidad que tiene el  pueblo hebreo, para que no vuelvan los pogromos o la shoá..
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jueves, 16 de junio de 2016

ISRAEL EN EL ISLAM* (V y final.)

Es bueno saber….

 


*Israel en el Islam esta tomado del libro "Tierras por Paz, Tierras por Guerra" 
(Ensayos del Sud: 2002) de Julian Schvindlerman

No es que Israel sea provocativo; el que Israel sea es provocativo.
—George Will, columnista del Washington Post.


 La disquisición de algunos comentaristas acerca de si este había sido un ataque contra EstadosUnidos por lo que es, o una manifestación de protesta por lo que Estados Unidos hace, quedó quizás desechada por una simple carta que acompañaba un envío de ántrax a un congresista norteamericano al mes siguiente de los ataques:

“No nos pueden detener.
Tenemos este ántrax.
Ustedes mueren ahora.
¿Tienen miedo?
Muerte a América.
Muerte a Israel.
Alá es grande”.52
 ¿Qué política se está cuestionando aquí? ¿Y qué política en particular cuestionó Mualana Inyadullah, un integrante de Al-Qaida, al declarar luego del 11 de septiembre: “Los norteamericanos aman Pepsi-Cola, nosotros amamos la muerte”? (Compárese esto con las palabras de Ismail Haniya, uno de los líderes del Hamas en Gaza, quien dijo que los judíos “aman la vida más que ningún otro pueblo, y prefieren no morir”).53  La  plegaria por la muerte de Estados Unidos e Israel y el retorno de España al gobierno musulmán que Zacarías Moussaoui, un cómplice de los ataques del 11de septiembre, pronunció en voz alta nada menos que en la corte que lo estaba juzgando en Norteamérica, ilustra el hecho de que estos jihadistas representan un choque de civilizaciones del que Estados Unidos e Israel son los objetivo sprincipales, pero no los únicos.54  Según informes de la prensa, un plan para hacer estrellar un avión contra el Big Ben en Londres el 11 de septiembre fue evitado cuando todos los vuelos desde Londres fueron detenidos luego de conocerse las noticias del ataque en Norteamérica.
Algunos esclarecidos analistas encontraron las causas de semejante odio en la frustración musulmana en haber perdido el lugar de prominencia histórica gozado centurias atrás. “Su animosidad está basada en una envidia contra el país que define la cultura global en el nuevo milenio dela manera en que la marcha del Islam definió ´el nuevo orden mundial´ catorce siglos antes” comentó Robert Satloff, director ejecutivo del WashingtonInstitute for Near East Policy.   Amotz Asa-El, columnista del JerusalémPost, coincidió:

“UNOS SIGLOS ATRÁS EL CRISTIANISMO era inferior a la civilización de los astrónomos, matemáticos, doctores, ingenieros, banqueros y soldados musulmanes que conquistaron Bizancio, Grecia, Hungría y España. Luego, cuando los cristianos recorrieron el mundo, colonizaron nuevos continentes y lanzaron la revolución industrial, el mundo árabe quedó rezagado. Los infieles inventaron la imprenta, la propulsión a vapor, el automóvil, la locomotora, el avión, el fast-food, las telecomunicaciones y la computadora, y finalmente aterrizaron una nave aeroespacial en el propio cuarto de luna creciente.”56
 Huntington señaló que la naturaleza violenta de las relaciones entre el Islam y Occidente quedó evidenciada en el hecho de que el 50% de las guerras en las que estuvieron enredados dos estados de religión diferente entre 1820 y 1929 fueron confrontaciones entre musulmanes y cristianos. “El Islam es la única civilización que ha puesto en duda la supervivencia de Occidente, y lo ha hecho al menos dos veces”, dijo el catedrático de Harvard.

CON EL EVENTODEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001, podemos agregar una tercer instancia. Mas no fueron solamente occidentales quienes vieron en la evolución de las relaciones musulmano-occidentales un choque de civilizaciones. Incluso con anterioridad al ataque en suelo norteamericano, varios islámicos habían observado lo mismo. Tómese a Mohammed Sid-Ahmed, importante periodista egipcio, quien dijo en 1994: “Hay signos inequívocos de un choque cada vez mayor entre la ética occidental judeo-cristiana y el movimiento de renacimiento islámico, que actualmente se extiende del Atlántico, al oeste, hasta China, al este”. Un destacado musulmán de la India anticipó en 1992 que “está claro que la siguiente confrontación [de Occidente] va a producirse con el mundo musulmán. Es en la extensión de las naciones islámicas, desde el Magreb a Pakistán, donde comenzará la lucha por un nuevo orden mundial”. Un renombrado abogado tunecino indicó que ya estaba en curso “un conflicto entre civilizaciones”.
   “Algunos occidentales, entre ellos el presidente Bill Clinton”, escribe Huntington, “han afirmado que Occidente no tiene problemas con el Islam, sino solo con los extremistas islámicos violentos. Mil cuatrocientos años de historia demuestran lo contrario”. No pocos líderes, prosigue Huntington “afirman que los musulmanes implicados en esta cuasi-guerra son una pequeña minoría, cuya violencia rechaza la gran mayoría de los musulmanes moderados. Esto puede ser verdad, pero no hay pruebas que lo apoyen. Las protestas contra la violencia anti-occidental han brillado casi totalmente por su ausencia en los países musulmanes”.
 Ciertamente, salvo unas pocas figuras musulmanas, nadie ha denunciado a Osama Bin-Laden, líder de la organización Al-Qaida, responsable de los atentados en Estados Unidos. Charles Krauthammer escribió al respecto:

“Imagine si 19 fundamentalistas cristianos asesinos hubieran secuestrado cuatro aviones sobre Arabia Saudita y, en nombre de Dios, los hubieran estrellado contra las ciudades santas de Meca y Medina, destruido la santa Kaaba y matado a miles de peregrinos musulmanes inocentes. ¿Podría alguien dudar que el mundo cristiano en su totalidad –clérigos y teólogos, líderes y gente común- hubieran denunciado unánimente el acto?
El Yankee Stadium no podría dar lugar a los montones de curas, reverendos y rectores -por supuesto, incluso rabinos demandarían derecho a ingresar- que hubieran llevado a cabo un servicio de rezos de penitencia, verguenza, ostracismo y excomunicación.
El mismísimo Papa hubiera presentado su repudio a esta traición blasfema de Cristo. Y sin embargo luego del 11 de septiembre, ¿dónde estaban los teólogos y clérigos musulmanes, los imans y mullahs, levantándose para declarar que el 11 de septiembre fue un crimen contra el Islam? ¿Dónde estuvieron las fatwas contra Osama Bin-Laden? Las voces de las altas autoridades religiosas han permanecido escandalosamente calmas”.61

No todas las voces permanecieron calmas; algunas se hicieron oír para defender a Bin-Laden. Abdallah Bin Matruk al-Haddal,un clérigo del Ministerio de Asuntos Islámicos de Arabia Saudita, declaró que“Osama Bin-Laden es un guerrero de la jihad que implementa los principios del Islam y la fe” y que “el no presentó una imagen distorsionada del Islam ante Occidente”.   Además, decenas de miles de musulmanes salieron a festejar los ataques o a manifestarse a favor del super-terrorista en Pakistán, Bangladesh, Indonesia, Arabia Saudita, eEgipto y los territorios autónomos palestinos, entre otros lugares. Incluso en Francia jóvenes musulmanes cantaron loas a Bin-Laden mientras apedreaban “infieles”. En las Filipinas, 5.000 manifestantes gritaron “que viva mucho Bin-Laden”. En Pakistán, salió a la venta mercancía con el rostro de Bin-Laden. En Nigeria, Bin-laden ha “adquirido status de ícono” informó Reuters. Tales niveles alcanzaron las celebraciones de los atentados contra Norteamérica en los medios árabes, que un crítico de cine egipcio admitió haberse sentido “avergonzado al leer casi todo, sino todo, el comentario, principalmente en la prensa egipcia”. Hussam Khadir, miembro de Fatah, dijo que “Bin-Laden es hoy la figura más popular en el Margen Occidental y Gaza, segundo solamente a Arafat”. Un policía palestino lo llamó “el más grande hombre en el mundo (…) nuestro mesías”.  

En Kuwait, país liberado de las garras de Iraq por tropas norteamericanas en 1991, el 36% de la población justificó los atentados.  Según datos presentados por el experto en Islam Daniel Pipes, el 26% de los palestinos y el 24% de los pakistaníes consideran a los atentados contra Norteamérica consistentes con la ley islámica, en tanto que el 50% de la población de Indonesia definió a Bin-Laden como un “guerrero justiciero”.65  Estas cifras no son marginales; abarcan a varios millones de personas.“Tal como estos hechos demuestran” escribió un editorial del WashingtonPost, “el enemigo terrorista que los Estados Unidos y sus aliados enfrentan incluye no solamente networks de luchadores y sus líderes sino una ideología extremista que se ha ganado muchos seguidores”.66  Finalmente, aseveró Huntington:

“Mientras el Islam siga siendo Islam(cosa que así será) y Occidente siga siendo Occidente (cosa que es más dudosa), este conflicto fundamental entre dos grandes civilizaciones y formas de vida continuará definiendo sus relaciones en el futuro lo mismo que lo ha definido durante los últimos catorce siglos (…) El problema subyacente para Occidente no es el fundamentalismo islámico. Es el Islam, una civilización diferente cuya gente está convencida de la superioridad de su cultura y está obsesionada con la inferioridad de su poder.”

A esta altura ya debiera resultar evidente que el conflicto árabe-israelí trasciende la dimensión territorial a la que usualmente se lo reduce. Más bien, epitomiza una gran confrontación religiosa, ideológica y cultural. En choque están dos sistemas de creencias, valores, percepciones y actitudes completamente divergentes. Jalal al-Ahmad, uno de los primeros ideólogos del Islam fundamentalista, lo graficó como dos mundos separados, cada uno girando sobre su propio eje de valores y alejándose cada vez más en direcciones opuestas.68  La apta descripción de al-Ahmad debe ser corregida en un solo punto para caracterizar justamente la realidad islámico-israelí: más que dos mundos orientados en distintas sendas, Israel y el Islam representan dos mundos en colisión. Es decir, se trata de un choque de civilizaciones. Específicamente, entonces, debiera resultar claro que por más tierras que entregue Israel las disparidades teológicas y culturales no desaparecerán. Por cuanto que, tal como ya ha sido mencionado y vale reiterar ahora, es la presencia independiente judía en el Dar al-Islam, y no el tamaño geográfico de dicha presencia, lo que resulta conceptualmente inadmisible para el mundo musulmán. En otras palabras, desde el punto de vista del Islam, el conflicto árabe-israelí podrá ser definitivamente resuelto solamente cuando se materialice una -y solo una- condición: la desaparición, lisa y llana, del Estado de Israel.
A la luz de lo anteriormente expuesto, ¿cómo explicar que TURQUÍA, un país musulmán, mantenga activas y públicas relaciones militares con Israel? ¿Cómo interpretar las declaraciones públicas del ex presidente de Indonesia, otro país musulmán, a favor de mejorar los lazos entre su nación e Israel? Es especialmente sorprendente cuando uno considera que Abdurrahman Wahid, el ex presidente de Indonesia, es una autoridad islámica nacional. Es más, ¿cómo conciliar la retórica islámica anti-israelí de Anwar Sadat  (“Prometo aplastar a Israel y lo retornaré a la humillación y desdicha establecidas en el Corán”)  de 1972 con su visita a Jerusalém- “el fin de la tierra”, como él dijo- pocos años después y el ulterior acuerdo de pazfirmado con Israel? En su histórica visita, Sadat arribó a Israel acompañado por el jeque Sha´rawi, el entonces Mufti egipcio y una eminencia reconocida universalmente por su erudición teológica. Tal impacto generó su gesto -no solo visitó Jerusalén sino que también rezó en la mezquita Al-Aqsa- que el Mufti de Arabia Saudita declaró que la paz con Israel era posible en tantosirviera a los intereses islámicos.
OTRO JEQUE MUSULMÁN, Abdul Hadi Palazzi,es un asiduo visitante de Israel quien sin titubear justifica la presencia judía en la Tierra de Israel nada menos que citando al Corán: “Y desde entonces hemos dicho a los Hijos de Israel: residan seguros en la Tierra Prometida. Y cuando la última advertencia haya pasado, los reuniremos en una multitud juntada” (sura 17, V. 104). Palazzi no es un clérigo menor. Estudió en la Universidad Al-Azhar de El Cairo, posee un doctorado en Ciencias Islámicas conferido por el Gran Mufti de Arabia Saudita, y actualmente es el imán de la comunidad islámica italiana. ¿Cómo conciliar estos y otros casos con la evidencia antes presentada? En primer lugar, uno debe comenzar por reconocer que estas ocurrencias son valientes excepciones. Son profundamente significativas, y alarmantemente atípicas. Al mismo tiempo, es importante tener presente que eljeque Sha´rawi, luego de la firma del Acuerdo de Camp David, emitió una fatwa (declaración religiosa) que comparaba al acuerdo de paz con Israel con el legendario Tratado de Hudaybiyya. La misma fue notablemente publicada en un diario egipcio, el mensaje era claro: la paz con Israel no es más que una tregua. En cuanto a Turquía, vale acotar que es el poder militar secular, no la masa musulmana, quien determina la orientación pro-israelí del país. Tal como un ex presidente turco, Turgut Ozal, lo expresó: “Turquía es un estado secular, yo no; yo soy musulmán”.69 La adhesión turca al laicismo, de hecho, está expresada en su Constitución. En otras palabras, al margen de la presencia musulmana, es la naturaleza secular la que dicta los parámetros de la política exterior turca. Otra explicación plausible podría encontrarse en el hecho de que el Islam ha sido politizado. Por ejemplo, luego de la muerte de Sha´rawi y el asesinato de Sadat, movimientos y países islámicos que se oponen a la paz con Israel sostienen que relaciones pacíficas con el estado judío ya no sirven a los intereses musulmanes. La manipulación política de una religión no es un hecho novedoso en la historia de la humanidad.
Podríamos Hacer Una Distinción Entre El Islam, como un movimiento religioso que contribuyóinmensamente al bienestar personal y desarrollo espiritual de millones de personas a lo largo y ancho del mundo, por un lado, y el “islamismo”, una interpretación fundamentalista de los postulados teológicos sumado a una aplicación radical de los mismos, por el otro. Así, países como Jordania, Egipto y Turquía, serían los expositores fieles del Islam “genuino”. Naciones como Afganistán, Irán, Libia y agrupaciones como el Hizbullah, Hamas y Al-Qaida, podrían ser vistas como desviaciones radicalizadas de la senda real. Sin embargo, no puede ser ignorado el hecho de que el Islam es inherentemente exclusivista y ha engendrado un fundamentalismo que goza de considerable simpatía a lo largo y ancho del mundo musulmán. En realidad, labreve introducción a la teología musulmana que hemos realizado atestigua una hostilidad religiosa y una antipatía histórica que no admite ser desechada galantemente. La aversión antijudía presente en el Islam no es un hecho moderno, y el rechazo moderno a la existencia de Israel cruza fronteras geográficas y afiliaciones políticas. Hay un nexo vinculante entre las palabras del jeque Tamimi (uno de los fundadores de la agrupación Jihad Islámica), quien, en su libro conspicuamente titulado La obliteración de Israel: un imperativo coránico, escribe en 1982: “no accederemos a [la existencia de] un estado judío en nuestra tierra, incluso si es solamente una aldea”, hasta las palabras del “Muftí de Jerusalén y Palestina”, el jeque Ikrima Sabri, pronunciadas en una entrevista con un periódico egipcio en el año 2000: “La tierra de Palestina no es solamente Jerusalén, esta tierra se extiende desde el río[Jordán] hasta el mar [Mediterráneo] (…) Todo palestino está, de hecho, en un estado de Jihad”.70 De estos jeques, el primero fundó un grupo opositor a la paz con Israel, el segundo fue nombrado mufti por la Autoridad Palestina, una entidad que negoció la paz con Israel. ¿No hay aquí una incongruencia? ¿No debieran acaso detectarse diferencias en los discursos de clérigos anti y pro paz con Israel? Basta observar como la deportación de un solo palestino por parte de autoridades israelíes genera manifestaciones de protesta desde Gaza hasta Bangladesh para comprender hasta qué punto es predominante el anti-israelísmo (léase anti-judaísmo) en el mundo árabe-musulmán. Una lectura honesta de la realidad lo obliga a uno a admitir que Israel enfrenta un movimiento que va más allá de temas y problemas cotidianos, hay algo más profundo que toca con lo más hondo de las creencias religiosas, valores culturales y estados mentales de toda una civilización enojada con el Occidente e insultada con la presencia judía en “su” región. Y si bien han existido y aún existen felices y admirables excepciones, las que mantienen viva la esperanza de una futura convivencia pacífica, él ánimo prevaleciente en el Dar al-Islam contemporáneo no parece estar signado por la coexistencia y la reconciliación. Es con esta manifestación prevaleciente del Islam -y no con las loables y esporádicas excepciones- que el estado judío debe lidiar.


viernes, 10 de junio de 2016

ISRAEL EN EL ISLAM* (IV)


  Es bueno saber….

 

*Israel en el Islam esta tomado del libro "Tierras por Paz, Tierras por Guerra" 
(Ensayos del Sud: 2002) de Julian Schvindlerman

No es que Israel sea provocativo; el que Israel sea es provocativo.
—George Will, columnista del Washington Post.

 A esta altura uno puede con certeza afirmar que el conflicto árabe-israelí es indudablemente una verificación empírica del postulado teórico del Dr. Samuel Huntington, quien en 1993 (irónicamente poco tiempo antes de la firma de la DOP) elevó la hipótesis de que la nueva modalidad de disputa
de fines del siglo XX estaría regida por un “choque decivilizaciones”.44  En su ensayo, publicado en Foreign Affairs, este profesor de la Universidad de Harvard argumentó que la fuente primaria de conflictos en el nuevo mundo no sería ideológica o económica, sino cultural. En sus palabras: “el choque de las civilizaciones dominará la política global”. Huntington indicó que la evolución de los conflictos en Occidente estaba llegando a su fase final. Inicialmente signados por luchas entre monarquías y principados (procurando expandir sus burocracias, ganar fuerza económica y capturar territorios), dieron lugar a la creación de naciones-estados y, a partir de la Revolución Francesa, el nuevo orden conflictivo pasó a estar regido por la lucha entre naciones en lugar de entre príncipes. Posteriormente, como resultado de la Revolución Rusa y la consecuente reacción occidental, los conflictos pasaron a estar caracterizados por ideologías opuestas, tales como el comunismo, el nazismo y la democracia liberal. Durante la Guerra Fría la rivalidad entre las superpotencias epitomizaba una confrontación no entre estados en el sentido europeo y clásico del término, sino entre dos ideologías diametralmente antagónicas. Con el fin de la Guerra Fría, explicó Huntington, la política internacional presenció la introducción del componente oriental como un actor político e ingresó en una fase representada por la interacción entre civilizaciones occidentales y no occidentales. Huntington detectó ocho civilizaciones principales: occidental, confusional, japonesa, islámica, hindú, eslávica-ortodoxa, latinoamericana y africana. Las mismas se diferencian en función de la historia, la cultura, el lenguaje, la tradición “y lo más importante, la religión”. Estas civilizaciones poseen diversas percepciones respecto a Dios y el hombre, el individuo y el grupo, el estado y el ciudadano, la familia y toda una larga gama de valores relativos a la libertad, la autoridad, la igualdad, la jerarquía, etc. Hasta donde estas diferencias son insalvables fue así descrito por Huntington:

“Estas diferencias son el resultado de siglos. No desaparecerán pronto. Son mucho más fundamentales que diferencias entre ideologías políticas o regímenes políticos. Las diferencias no necesariamente implican conflicto y los conflictos no necesariamente implican violencia. Durante siglos, sin embargo, las diferencias entre civilizaciones han generado los conflictos más prolongados y más violentos (…)[C]características y  diferencias culturales son menos mutables y por ende menos fáciles de ceder y pasibles de resolución que las [diferencias] políticas o económicas (…) En conflictos de clase e ideológicos, la pregunta crucial era ‘¿De qué lado está uno?´ y la gente podía y de hecho eligió de que lado estar. En conflictos entre civilizaciones, la pregunta es ´¿Qué es uno?´ Eso está dado y no puede modificarse. Y como sabemos, desde Bosnia hasta el Cáucasohasta Sudán, la respuesta errada a esa pregunta puede dar lugar a un tiro en la cabeza. Incluso más que lo étnico, la religión discrimina filosa y exclusivamente entre la gente. Una persona puede ser medio francés y medio árabe y simultáneamente [ser] incluso ciudadano de dos países. Es más difícil ser medio católico y medio musulmán.”

De entre los varios ejemplos que el profesor presentó en su ensayo, el Islam era predominante. En efecto, los musulmanes han estado o están enfrentados con serbios ortodoxos en los Balcanes, con rusos en Chechenia, con chinos en Asia Central, con hindúes en India, con judíos en Israel, con budistas en Burma y Afganistán, y con cristianos en las Filipinas, Egipto, Indonesia, Timor Oriental, Sudán y Mauritania. Además uno podría agregar las luchas intestinas en países musulmanes tales como Pakistán, Afganistán y Argelia; la intolerancia musulmana en el Medio Oriente y Malasia; él descontento entre las comunidades islámicas en países occidentales; el caso de regímenes musulmanes procurando re-islamizar sus sociedades, tales como Irán, Afganistán (bajo los talibanes) y Sudán; la oposición doméstica fundamentalista al poder secular en Egipto, Jordania, Argelia y otros; y finalmente pero no menos importante, las no pocas agrupaciones musulmanas terroristas activas a lo largo y ancho del Medio Oriente y Asia. Es más, en la lista de veintinueve “organizaciones terroristas foráneas” del Departamento de Estado norteamericano, once son islámicas, en tanto que catorce de las veintiún agrupaciones declaradas ilegales por el Ministerio de Interior británico, por sus vínculos con actividades terroristas, también son islámicas.45  Esta realidad llevó a Huntington a aseverar que el “Islam posee fronteras sangrientas”. Unos años más tarde, este académico expandió su tesis en un libro titulado El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, en el que afianzaba este punto presentando evidencia compilada por otros estudiosos del tema. Así, Ted Robert Gurr concluyó que, de cincuenta conflictos etnopolíticos de 1993-1994, los musulmanes participaron en veintiséis de ellos. Veinte de dichos conflictos acontecieron entre grupos de diferentes civilizaciones, de los cuales quince fueron entre musulmanes y no musulmanes. En otras palabras, hubo el triple de conflictos internacionales con participación musulmana que conflictos entre civilizaciones no islámicas. Asimismo, dentro del Islam, el número de conflictos fue más alto que en cualquier otra civilización, incluidos los conflictos tribales en África. Occidente, por su parte, presenció solo dos conflictos dentro de su civilización y dos con otras civilizaciones. Ruth Leger Sivard catalogó veinte guerras en curso en 1992, donde nueve de los doce conflictos entre civilizaciones eran entre musulmanes y no musulmanes, “y una vez más los musulmanes estaban librando más guerras que la gente de cualquier otra civilización”. Por su parte, The New York Times identificó cincuenta y nueve conflictos étnicos en cuarenta y ocho lugares distintos en 1993. En la mitad de tales lugares, los musulmanes estaban enfrentados a musulmanes y a no musulmanes. De los conflictos entre civilizaciones (treinta y uno), dos tercios comprendían a musulmanes.46  James Payne comprobó que las sociedades islámicas evidencian altos grados de militarización. En los años ochenta, los países musulmanes poseían tasas de personal militar por cada mil habitantes e índices de fuerza militar en relación a la riqueza del país significativamente más elevados que el de los demás países, lo que llevó al analista a concluir que “resulta absolutamente claro que existe una relación entre Islam y militarismo”.47  A su vez, la propensión a la violencia como medio para la resolución de disputas internacionales ha sido usual en el mundo musulmán, han recurrido a ella en setenta y seis oportunidades sobre un total de ciento cuarenta y dos crisis en que estuvieron implicados entre 1928 y 1979. Asimismo, la violencia empleada fue de alta intensidad, “recurriendo a una guerra en gran escala en el 41% de los casos en que se usó la violencia y provocando enfrentamientos importantes en otro 38% de los casos”. A modo de comparación, mientras que los musulmanes recurrieron a la violencia en el 53.5% de sus crisis, los británicos lo han hecho en un 11.5%, los norteamericanos en un 17.9%, la Unión Soviética en un28.5% y China en un 76.9%, convirtiéndose en la única nación que superó el uso de la violencia por parte del mundo islámico. “La belicosidad y la violencia musulmana”, escribió Huntingon, “son hechos de fines del siglo XX que ni musulmanes ni no musulmanes pueden negar”.48  Charles Krauthammer expresó el punto de forma retórica:“¿Quién más entrena hordas de suicidas fanáticos quienes van a sus muertes a gusto?”   En síntesis: “Dondequiera que miremos a lo largo del perímetro del Islam, los musulmanes tienen problemas para vivir pacíficamente con sus vecinos (…) los musulmanes constituyen aproximadamente un quinto de la población mundial, pero en los años noventa han estado más implicados que la gente de ninguna otra civilización en la violencia grupal. Las pruebas sonaplastantes”.50 
A pesar de estar geográficamente ubicado en el Medio Oriente, Israel pertenece ideológica y culturalmente a Occidente. Como tal, abraza las ideas occidentales de individualismo, feminismo, liberalismo, constitucionalismo, libertades civiles, derecho humanos, democracia, libre-mercado y libertad de expresión, entre otras. Estas ideas ni remotamente son aceptadas -menos aún ejercitadas- en el mundo musulmán. Como portador de estos valores, Israel además se constituye en una amenaza cercana a los diversos regímenes autárquicos de la región los que, para perpetuar su apego al poder, deben precisamente alejar lo más posible de sus fronteras aquellos valores e ideas tan normales y esparcidos en Occidente. En este sentido, el odio islámico contra Israel puede ser considerado en el marco del más generalizado y abarcativo desprecio por la “amenazante” cultura occidental. Obviamente hay varios matices, diversas actitudes y diferentes reacciones dentro del Islam respecto a Occidente. Podemos sin embargo decir que, genéricamente desde la perspectiva musulmana predominante en la actualidad, la confrontación con Occidente es vista como un choque cósmico entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal, entre la luz y la oscuridad, entre la verdad y la falsedad. Y“[s]i los luchadores en la guerra por el Islam, la guerra santa ´en el camino de Dios´, están luchando por Dios”, escribió Bernard Lewis, “se deduce de esto que sus oponentes están luchando contra Dios”.51  Los enemigos del Islam son nada menos que el diablo encarnado, de ahílas expresiones derogatorias, tan  en boga en el mundo árabe-musulmán, que denominan a Estados Unidos el “Gran Satán” y a Israel el “Pequeño Satán”. Tal como correctamente señaló Lewis, el desprecio anti-occidental es tan visceral en el Dar al-Islam que sus líderes se han aliado el siglo pasado con los dos más grandes enemigos de Occidente: el comunismo y el nazismo. Niel ateísmo soviético (con la indiscutible negación de Dios, en sí misma un insulto al monoteísmo musulmán) ni el racismo venerado por el nazismo (con el evidente rechazo a todo lo no-ario, que incluye a la nación musulmana),impidieron que naciones árabes y musulmanas se aliaran -sino en todos los casos política al menos intelectual y emocionalmente- con la URSS y la Alemania Nazi.*

Pero la escalofriante magnitud del odio musulmán contra Occidente quedó epitomizada mediante la indescriptible atrocidad del 11de septiembre de 2001, cuando diecinueve terroristas musulmanes secuestraron cuatro aviones de cabotaje norteamericanos y los estrellaron contra el Pentágono en Washington y las Torres Gemelas del World Trade Center en pleno Manhattan, lo que provocó el derrumbe de ambas y la muerte de alrededor de 3.000 civiles. Este espeluznante atentado despertó la aletargada conciencia occidental hacia el  tamaño de la amenaza que enfrenta el mundo libre. Norteamérica, como líder de la civilización occidental, había sido brutalmente atacada.  

miércoles, 8 de junio de 2016

ISRAEL EN EL ISLAM* (III)


 Es bueno saber….


*Israel en el Islam esta tomado del libro "Tierras por Paz, Tierras por Guerra" 
(Ensayos del Sud: 2002) de Julian Schvindlerman

No es que Israel sea provocativo; el que Israel sea es provocativo.
—George Will, columnista del Washington Post.

Desde la óptica del Islam existen dos regiones confrontadas: la región del Islam (Dar-al Islam), donde la ley islámica prevalece, y la región de la guerra (Dar al-Harb), donde la infidelidad predomina. Entre el reinado del Islam y el reinado de la infidelidad existe un “estado de guerra perpetuo, canónicamente obligatorio, el que continuará hasta que todo el mundo acepte el mensaje del Islam”.21  Esta noción está basada en la creencia de que el Islam no es simplemente una nueva religión revelada, sino la fe prevalente que ha venido a reemplazar a las otras religiones monoteístas. En consecuencia, es obligatorio para los seguidores del Islam esparcir su mandato por todos los confines de la tierra, “pacíficamente de ser posible, por medio de la guerra de ser necesario”.22  Dado que raramente otros pueblos, naciones y religiones se avengan a voluntariamente abrazar el Islam, la Jihad (comúnmente traducida como “guerra santa”) es el instrumento adecuado para expandir esta Pax Islámica.En tanto la infidelidad exista, es mandato para los devotos musulmanes lanzar una Jihad tendiente a transformar la región de los infieles en un reinado de fidelidad a Alá. Así lo explica el académico meso oriental Majid Khadduri:

“La universalidad del Islam proveyó un elemento de unión para todos los creyentes, dentro del mundo del Islam, y su carácter ofensivo-defensivo produjo un estado de batalla permanentemente declarado contra el mundo externo, el mundo de la guerra (…) Ergo, la Jihad puede ser considerada como el instrumento del Islam para llevar adelante su objetivo primordial al transformar a toda la gente en creyentes (…) Hasta que ese momento sea alcanzado la Jihad, en una forma u otra, permanecerá como una obligación permanente sobre toda la comunidad islámica (…) La Jihad ,en consecuencia, puede ser afirmada como una doctrina de permanente estado de guerra…”23 

Por su parte, el oficial religioso de más alto rango en Egipto, el jeque Muhammad Sayyid Tantawi, de esta manera explica la importancia de la Jihad:

“Jihad en el sendero de Alá es una virtud que une a los musulmanes en todos los tiempos, y es una obligación sobre todo quien pueda llevarla a cabo, y decenas de versos coránicos narran las virtudes de la Jihad en el sendero de Alá, así como decenas de Hadiths proféticos (…) Jihad para confrontar al enemigo y liberar la tierra saqueada es una obligación para los musulmanes en todo tiempo y lugar.”24 

Es instructivo notar que el emblema de la Hermandad Musulmana (un movimiento fundado en Egipto a principios del siglo XX, precursor de varias agrupaciones fundamentalistas islámicas) está precisamente representado por el Corán rodeado por dos espadas, simbolizando como la Jihad por medio de la fuerza defiende la justicia encapsulada en el Corán.25  El ethos islámico de la guerra afirma una actitud exclusivista en la que toda creencia ajena al Islam es teológica y prácticamente rechazada. Es por esta razón que los derechos de las minorías no musulmanas en el Medio Oriente han sido oprimidos; brutalmente en no pocas ocasiones. La mentalidad árabe-islámica no admite entidades no musulmanas en el Dar al-Islam. En este contexto, él establecimiento de un estado no musulmán dentro de la región del Islam se constituye en un insulto teológico a la “Nación de Alá”. En consecuencia, la mera existencia de una entidad independiente judía en medio del Daral-Islam, habitada por un pueblo que se desencadenó de las restrictivas leyes de la Dhimma -peor aún, por un pueblo al que el sagrado Corán condenó a la desdicha y a la humillación- se convierte en un contrasentido teológico de proporciones mayúsculas para los seguidores de la “auténtica fe”. Arieh Stav articuló claramente este punto:

“El Dar al-Islam se extiende sobre un área de alrededor de catorce millones de kilómetros cuadrados, dos veces el área de Europa, del Océano Atlántico hasta el Golfo Pérsico, e incluye veintidós países en dos continentes. Todas las nacionalidades y religiones minoritarias que han demandado autonomía territorial han sido aniquiladas o reprimidas. Aquellas pocas que han sobrevivido son reducidas en status al de dhimmi, o personas protegidas, minorías toleradas que viven por la admisión del Islam. Dentro de la amplia expansión de este Medio Oriente, que limita con dos océanos y tres mares, hay una entidad soberana no islámica, el estado judío. Como si esta violación del ethos de la jihad fuera poco, no solamente no pudieron los árabes extirpar a Israel, sino que cada intento que probaron para aniquilar a la ‘entidad sionista’ ha sido derrotado en el campo de la batalla, una ofensa intolerable a una civilización orgullosa (…) Las fronteras de Israel, entonces, no son la razón de la hostilidad árabe. Esta es una aseveración absurda en todo caso, dado que el estado judío ocupa tan solo aproximadamente 1/500 del Dar al-Islam. La hostilidad árabe ha sido engendrada por la propia existencia de Israel.”26 

Hemos visto antes que un dhimmi no tenía derecho a defenderse en caso de ser atacado por un musulmán, tan solo podía pedir piedad. Al haberse defendido exitosamente en repetidas guerras de agresión que lanzó el mundo árabe con el declarado propósito de evaporar la existencia soberana judía en la región, Israel violó las leyes de la Sha´aria. En otras palabras, la terquedad israelí de no dejarse exterminar es en sí misma una afrenta al Islam. Y esta humillación no debe tomarse a la ligera puesto que el mundo árabe en 50 años involucró a Israel en seis guerras, implementó campañas de terrorismo a escala mundial, orquestó maniobras políticas aislacionistas se impuso un boicot económico contra Israel durante su infancia; un boicot de extensión terciaria, donde no solo se abstenían los estados árabes de comerciar con Israel, ni tampoco se limitaban a boicotear a empresas que mantenían lazos comerciales con Israel, sino que llegaron a sancionar a compañías que comerciaban con empresas que lidiaban con el estado judío. Hasta aquí, ya serían significativo agravio al orgullo nacional árabe. Pero además de sobrevivir, el estado judío tuvo la temeridad de prosperar económicamente superando en todo indicador económico a sus vecinos árabes; toda una osadía para un pueblo considerado inferior y divinamente condenado a la desdicha y la humillación. El PBI anual per cápita israelí supera al de sus vecinos combinados y, separadamente, al de los países árabes productores de petróleo. Apenas seis millones de israelíes producen más de $100 mil millones; mientras que más deochenta millones de árabes vecinos del estado judío (Egipto, Siria, el Líbano y Jordania) producen $82 mil millones.27  Esta brecha tenderá a ampliarse en tanto que Israel, como un país high-tech, está muy bien posicionado para afrontar los desafíos y las oportunidades de la economía del siglo XXI. En otras palabras, Israel es un cruel espejo del subdesarrollo árabe.
Históricamente, Palestina ha estado bajo gobierno islámico desde el siglo XII hasta el siglo XX, cuando pasó a estar brevemente en manos británicas y desde 1948 controlada por los judíos. La única excepción previa fue durante el período de los cruzados pero fueron expulsados por Saladino con la conquista de Jerusalén. Por ende, no es sorprendente que Israel sea actualmente vista como una nueva excepción efímera condenada a la extinción. Como hemos visto en la sección anterior, incluso los Acuerdos de Oslo -que en Occidente fueron entendidos como el preludio de una genuina era de reconciliación judeo-árabe- en círculos árabes fueron en gran medida vistos como una tregua estratégica en el contexto de una guerra aún inconclusa. El propio YaserArafat -quien por avenirse a negociar con Israel fue galardonado con la distinción más noble que la humanidad confiere a sus miembros, el premio Nobel de la Paz-en repetidas ocasiones hizo referencias públicas al Tratado de Hudayybia, un tratado que el Profeta musulmán firmó desde una posición de debilidad y que canceló luego de haberse fortalecido y estar en condiciones de derrotar al enemigo. Esto podrá sonar extraño a oídos occidentales, sin embargo, es algo que se encuentra en perfecta armonía con la cosmovisión islámica de la historia y con el ethos de la Jihad. Hasta que punto la presencia independiente, soberana y libre de los judíos en la Tierra de Israel(Palestina) es teológica y mentalmente rechazada por el mundo árabe-musulmán puede apreciarse con alarmante claridad en las siguientes citas:

· “Aláha conferido sobre nosotros el raro privilegio de finalizar lo que Hitler tan solo comenzó. Dejemos que empiece la jihad. Maten a los judíos. Mátenlosa todos ellos”. Gran Mufti de Jerusalén, Haj Amín el-Huseini, 1946.28 
· “Nuestra guerra con los judíos es una lucha vieja que comenzó con Mahoma (…)Es nuestra obligación luchar contra los judíos por el bien de Alá y la religión, y es nuestra obligación terminar la guerra que Mahoma comenzó”. Del periódico Al-Ahram, 26 de noviembre de 1955.
· “Israel existirá y continuará existiendo hasta que el Islam lo elimine, tal como ha eliminado lo que lo precedió” [en referencia a los cruzados]. Hassanal-Banna, fundador de la Hermandad Musulmana en Egipto.30 
·“Seguramente el juicio de Alá está reservado para ellos [los judíos]hasta que Palestina sea transferida del Dar al-Harb al Dar al-Islam”.Yaser Arafat.31
· “La conquista sionista de Palestina es una afronta a todos los musulmanes. No puede haber ningún tipo de arreglo hasta que todo judío esté muerto o [haya]partido”. El Rey Idris de Libia.
· “Enemigos de Dios, enemigos de la humanidad, perros de la humanidad (…) los judíos manifiestan en sí mismos una continuidad histórica de cualidades malvadas(…) son hostiles a todos los valores humanos (…) la envidia, el odio y la crueldad son inherentes a ellos (…) conspiran (…) mienten (…) adulan a ídolos (…) son pecadores…” Pronunciamientos sobre los judíos en la Cuarta Conferencia sobre el Estudio del Islam, Universidad Al-Azhar, El Cairo, septiembre 1968.
·“Prometo aplastar a Israel y lo retornaré a la humillación y desdicha establecidas en el Corán”. Anwar Sadat, ex presidente egipcio,  25 de abril de 1972. 
· “Nuestra lucha con los judíos es una lucha entre la Verdad y el vacío, entre el Islam y el Judaísmo”. Del Panfleto No. 70, distribuido por el Hamas, febrero 1991.  
·“La conferencia proclama que el régimen sionista es una entidad ficticia e ilegal. Su establecimiento en el corazón del dominio islámico es un complot del sionismo internacional (…) La entidad sionista racista es un crimen contra la humanidad”. De una resolución adoptada por la Conferencia de Estados Islámicos en Teherán, 20 de octubre de 1991. Cuarenta y cinco países árabes e islámicos participaron en la misma.
·“Todo problema en nuestra región puede ser trazado a este único dilema: la ocupación de Dar al-Islam por judíos infieles”. Hashemi Rafsanjani, presidente de Irán, 1991
· “Luchar contra los judíos e Israel es una obligación religiosa y un deber divino”. De un documento firmado por Ibrahim Ghousha, líder del Hamas, 2 de enerode1993.
· “La lucha contra el Estado judío, en la que los musulmanes están involucrados,es una continuación de la vieja lucha de los musulmanes contra la conspiración judía contra el Islam”. Sayyd Mohammed Hussein Fadlallah, líder espiritual del Hizbullah, 1994.
·“Mataremos y seremos matados, mataremos y seremos matados (…) nuestros hermanos, héroes de la jihad islámica”. Yaser Arafat al dirigirse al pueblo palestino al día siguiente de un atentado suicida contra un micro israelí en la localidad de Beit Lid donde veintidós israelíes resultaron muertos. Televisión palestina, 23 de enero de 1995.
·“El principal enemigo del pueblo palestino, ahora y siempre, es Israel”. Freih Abu Meiden, Ministro de Justicia de la Autoridad Palestina, abril de 1995.
· “No tengan piedad alguna con los judíos, no importa donde se encuentren, en cualquier país. Luchen contra ellos, donde sea que Uds. estén. Donde sea que los encuentren, mátenlos. Donde sea que Uds. estén, maten a esos judíos a esos norteamericanos que son como ellos -y aquellos que permanecen a su lado- están todos ellos en una trinchera, contra los árabes y los musulmanes, porque establecieron a Israel aquí, en el corazón latiente del mundo árabe, en Palestina (…) Alá lidiará con los judíos, vuestros enemigos y los enemigos del Islam”. Extractos de un sermón pronunciado en la mezquita Zayed bin Sultán Aal Nahyan en Gaza por el Dr. Ahmad Abu Halabiya, ex rector de la Universidad Islámica de Gaza, miembro del “Consejo Fatwa” de la Autoridad Palestina. El sermón fue difundido en vivo por la televisión oficial palestina, 13 de octubre de 2000.

· “Los participantes afirman que la estrategia que debería ser adoptada al lidiar con este asunto no puede estar basada en la coexistencia con el enemigo sionista(…) sino en la erradicación del mismo de nuestra tierra”. De un comunicado emitido al finalizar la Conferencia Pan-Islámica sobre Jerusalém, Beirut, febrero 2001. Cuatrocientos delegados de cuarenta países árabes e islámicos participaron en la misma.