No lloremos nuestros muertos, cuando
nos hemos olvidado que ...
FUE GRAN BRETAÑA quien dio el impulso al imperialismo
empezando por el establecimiento de una “talasocracia”, que consistía no en la
ocupación de vastos territorios sino en tener puntos de apoyo estratégicos como
el Cabo (1814), Singapur (1819), Aden (1839) y Hong Kong (1842), entre
otros, sin contar las numerosas islas en el Atlántico sur o el océano Índico.
De ahí, los comerciantes tenían acceso hacia el interior;
años después, los británicos se lanzaron en la exploración del interior, y
lograron así reconstituir lo que con seguridad fue el más grande imperio de la
historia, controlaron territorios en los seis continentes, tan variados como la
India , Australia y Canadá, sin enumerar las posesiones asiáticas y africanas.
Siguiendo el ejemplo británico, también otros estados
europeos se lanzaron a la conquista de territorios africanos y asiáticos. Así, FRANCIA
reconstituyó otro gran imperio colonial, del cual fueron en particular
dinámicos los gobiernos de la Tercera República (1870-1940), tierra de libertad, igualdad y fraternidad …
Ellos se iniciaron con la conquista de ARGEL (produjeron verdaderas masacres ),
Francia extendió sus posesiones de ultramar en África, Asia y las islas del
Pacífico.
Este expansionismo no se limitó a estos dos estados: otros
como ALEMANIA, BÉLGICA E ITALIA quisieron también tener un “puesto bajo el sol”7.
En este caso, la principal víctima de esta competencia colonial entre países
europeos fue África, la cual terminó repartiéndose como un vulgar ponqué de
cumpleaños.
Aunque fuese cerca de Europa, ÁFRICA fue hasta el siglo XIX
un continente impenetrable debido a la presencia de numerosas enfermedades
tropicales contra las cuales la medicina occidental se revelaba impotente. Sólo
algunos establecimientos comerciales europeos se encontraban en las costas, los
productos del interior se adquirían por intermediarios africanos, incluidos los
esclavos (Los árabes fueron los primeros mercaderes.)
Sólo aventureros como
el escocés MUNGO PARK (1771-1806), el explorador del río Níger, o el francés RENÉ
CAILLÉ (1799-1838), el “descubridor” de Timbuktú, osaron adentrarse, la mayoría
de las veces con consecuencias trágicas.
EL DESCUBRIMIENTO DE LA QUININA como tratamiento eficaz
contra la malaria facilitó después una exploración sistemática y la ulterior
ocupación europea del continente. La conquista de África empezó a generar
rivalidades que podían degenerar en un conflicto armado; fue la razón por la
cual el canciller alemán Bismark convocó en 1884 un encuentro diplomático con
el propósito de solucionar la “cuestión Africana”. La llamada Conferencia de
Berlín procedió a un “reparto amigable” de África, y logró un consenso entre
los reclamos de las diferentes potencias europeas. ETIOPIA (Abisinia), Liberia
y los estados libres de Orange y Transvaal fueron los únicos territorios que
pudieron escapar al apetito voraz de los países europeos.
….. La Italia fascista mutiló cobardemente a gran parte de
la población, con ataques aéreos sin ton ni son.
EL CONGO, territorio objeto de los reclamos de todos, fue
entregado al rey de los Belgas a título de “propiedad privada” (bajo la ficción
jurídica de Estado Libre del Congo), aunque los otros estados pudiesen
comerciar allí libremente. España y Portugal, cuyos territorios estaban también
en la mira de los británicos, franceses y alemanes, pudieron mantenerlos e
incluso ampliarlos.
----- Cuando Bélgica se apoderó del caucho, exterminó a diez
millones de congoleños.
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TAMPOCO EL CONTINENTE ASIÁTICO pudo escapar a la dominación
imperial europea. En la segunda mitad del siglo XIX el subcontinente indio
estaba bajo yugo británico. La región del sudeste asiático fue la siguiente
presa de este insaciable apetito europeo de dominación mundial. Desde el siglo
XVII el archipiélago indonesio era posesión neerlandesa. En el siglo XIX los
diferentes reinos de la península del sudeste asiático pasaron al control
francés con el nombre de Indochina.
EL MEDIO
ORIENTE, la parte más occidental de Asia, ha tenido una importancia estratégica
fundamental por su ubicación geográfica, ya que constituye una vía de paso; por
ejemplo, desde la Edad Media era la ruta de los europeos hacia Oriente y en el
siglo XIX se convierte en una zona de suma importancia para el comercio
internacional, en particular para Inglaterra, por lo que construye el canal de
Suez. Pero además es una zona con enormes riquezas petroleras, factor que ha
dado lugar a disputas y repartos entre potencias imperialistas.
Durante la Primera Guerra Mundial, con la firma del Tratado de SYKÉS-PICOT (el origen del descalabro geográfico y la instauración de un reino ficticio), entre Inglaterra y Francia en 1916, los países árabes quedaban divididos en zonas de influencia británica y francesa. Recuerda que el imperio turco fue aliado de los imperios centrales durante el conflicto mundial, al término del cual como país vencido sufrió las condiciones impuestas por los vencedores y se desintegró. Se realizó un reparto según las zonas ocupadas por los ejércitos de Francia e Inglaterra. A instancias de la Liga de Naciones, los territorios del imperio se pusieron bajo el “mandato” de estas potencias que buscaron establecer protectorados coloniales desde donde extendieron su influencia y control sobre la región.
El reparto territorial de la región, al final de la Primera Guerra Mundial, se mantuvo prácticamente sin cambios hasta los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, después de la cual se desarrollaron varios procesos de independencia.
Durante la Primera Guerra Mundial, con la firma del Tratado de SYKÉS-PICOT (el origen del descalabro geográfico y la instauración de un reino ficticio), entre Inglaterra y Francia en 1916, los países árabes quedaban divididos en zonas de influencia británica y francesa. Recuerda que el imperio turco fue aliado de los imperios centrales durante el conflicto mundial, al término del cual como país vencido sufrió las condiciones impuestas por los vencedores y se desintegró. Se realizó un reparto según las zonas ocupadas por los ejércitos de Francia e Inglaterra. A instancias de la Liga de Naciones, los territorios del imperio se pusieron bajo el “mandato” de estas potencias que buscaron establecer protectorados coloniales desde donde extendieron su influencia y control sobre la región.
El reparto territorial de la región, al final de la Primera Guerra Mundial, se mantuvo prácticamente sin cambios hasta los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, después de la cual se desarrollaron varios procesos de independencia.
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LA DECLARACIÓN BALFOUR (fechada
el 2 de noviembre de 1917) fue una manifestación
formal del gobierno británico en una carta firmada por el Secretario de
Relaciones Exteriores británico (Foreign Office) ARTHUR JAMES
BALFOUR, reconociendo el derecho del pueblo judío vivir en la tierra de sus
ancestros.
Sin embargo, el laborista ERNEST BEVIN, dejó
sin efecto la Declaración y no solamente esto: persiguió a los judíos,
intentando un cerco a quienes querían inmigrar a Tierra Santa. Hasta creo un
campo de detención en Chipre, donde también fueron llevados sobrevivientes del Holocausto
nazi.
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CHINA, fue después de África, el caso más vergonzoso de este
imperialismo europeo. Era casi imposible que no suscitara los apetitos de
Europa por representar, dentro de la lógica capitalista, un importante
potencial comercial (todavía lo es hoy en día). Británicos y portugueses tenían
ya sus puntos de entrada por los puertos de Hong Kong y Macao (1557). Otras
potencias quisieron también su parte del “ponqué chino”, empresa que resultó
facilitada por la debilidad de la dinastía reinante Qing (Manchú), la cual
tenía cada vez más problemas en aplastar rebeliones como la de los Taiping
(1851-1864).
EL MERCADO DEL OPIO, era la debilidad inglesa lo que generó
las manifestaciones anti-occidentales como las instigadas por los llamados BÓXER
(1899-1901) con el fin de atribuirse importantes “zonas de influencia”. Así,
Francia, Alemania y Rusia pudieron también obtener puertos chinos tanto como
territorios dentro de los cuales controlaban la totalidad del comercio, la
hacienda y las aduanas, además de derechos extrajudiciales.
DESDE LA INDOCHINA, Francia penetró en China con la cesión
del puerto de Zhangjiang y luego controló les regiones de Yunnan y Guangxi; por
su parte, Rusia alcanzó a dominar todo el norte chino, del Xinjiang hasta
Manchuria.
Alemania recibió una parte modesta con el puerto Qingtao y
el control del Shandong. Otra vez más, la porción más grande fue para Gran
Bretaña que logró dominar todo el centro de China, del Tíbet hasta Nanking.
Shangai, por su parte, fue establecida como “puerto libre”, abierta al comercio
de todos los países.
OTRA VARIANTE DE ESTE IMPERIALISMO EUROPEO DECIMONÓNICO fue
lo que se calificaría como expansionismo “colateral”, y los dos casos más
representativos fueron Austria (Austria-Hungría a partir de 1867) en los
Balcanes, y Rusia en el oriente. Esta última, dueña desde el siglo XVII de
Siberia y de la mayor parte del reino de Polonia-Lituania en el XVIII, se
extendió después en el Cáucaso (1828) para luego hacerse con el control de las
regiones de Kajastán (1853) y de Turquestán (1873) en Asia Central, y del
territorio alrededor del río Amur en el Lejano Oriente (1869). De ahí, al
finalizar el siglo XIX, se adentró en Afganistán, y llevó sus reclamos
territoriales hasta el Tíbet.
Otro caso —éste bastante irónico— fue el del IMPERIO OTOMANO
(conocido también como Imperio Turco), un imperio que terminó siendo víctima
del imperialismo europeo. En el ocaso de su poderío, este imperio se extendía
hasta Argelia en el sudoeste, el Yemen y el Kuwait en el sudeste, además de
dominar toda la península de los Balcanes y Hungría, en pleno corazón de
Europa. A partir del final del siglo XVIII el Imperio Otomano entró en
decadencia.
Luego, diferentes presiones e intervenciones europeas lo obligaron
a otorgar la independencia a Grecia (1830), después a Rumania (1859), Serbia,
Montenegro y Bulgaria (1878), y finalmente a Albania (1912). En África renunció
a Argelia y Túnez en beneficio de Francia (1830 y 1881 respectivamente), a
Egipto (1882) a favor de Gran Bretaña, a Libia en detrimento de Italia (1911),
hasta ser finalmente reducida a la Península de Anatolia, es decir a la Turquía
étnica (1922).
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Ningún Gobierno turco, se aviene a reconocer la matanza
de un millón y medio de armenios desde 1925 a 1928.
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ESPAÑA, tiene sobre sí la pesada carga de haber abrevado
de un catolicismo vengativo, que carbonizó culturas enteras y mutiló a miles de
seres humanos.
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Lamentablemente el ODIO, tiene memoria, y, tarde o
temprano el que las hace las paga.
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