jueves, 19 de diciembre de 2013

CON EL ALMA VACÍA

CON EL ALMA VACÍA EL ANCIANO vuelve a mirarse en el espejo y se da cuenta que todavía su cuerpo resiste; es su alma la que está vacía. Hace muchos años que vive aislado del mundo de un mundo que ya no le pertenece. No se preocupa en demasiado: YA NO TIENE APURO NI SUEÑOS ATRASADOS. Sin embargo, todavía quiere contar sus historias, esas que a nadie, por lo visto, le interesa o quizá, no sabe cómo hacerse escuchar. EL ANCIANO es dueño de un enorme comercio donde todo huele a tiempo, abarrotado de una mercadería que nadie quiere comprar. No quiere darse por vencido: aguarda algún milagro. Entre las góndolas se esconden su infancia, su adolescencia, cuando construyó su familia, su trabajo y su inconfundible vejez. Cuando se deprime, algo que le sucede a menudo, se justifica: “si en las Guerras y en los cataclismos se pierden vidas notables, porque alguien querrá interesarse en él siendo el más común de los mortales.” Se le aparece ese caserón sin tejas, con techos de chapas, donde se desarrolló su infancia. Ve a SUS PADRES contándole historias de sus ancestros, de la comarca donde crecieron y debieron abandonar, cuando el aire contaminando preludiaba la SGM. EL ANCIANO nunca se pudo olvidar de ese hombre solitario, a quien los nazis le mataron la mujer y su dos hijitos. Era un austriaco condecorado por su valentía durante la PGM; en cambio, nada pudo hacer para rescatar a su familia de las garras nazis. EL ANCIANO sigue recorriendo las góndolas de su memoria y se encuentra con la calle de tierra donde jugaba con un grupo de amigos, amistad consolidada por compartir las mismas cuadras y algunos, la misma escuela. En el campito que lindaba con la casa de EL ANCIANO, se había construido una canchita de fútbol. Hasta se había conseguido conformar un equipo con vestimenta apropiada, donación de la FUNDACIÓN EVA PERÓN. Las grandes competencias barriales eran: jugar a las figuritas, a las bolitas, a las payanas, u organizar carreras con autitos de plástico al que se le cargaban pesos para que no volcaran. El que tenía una bicicleta era un potentado; un monopatín estaba en un escalón inferior. Y un Escalectric un eslabón próximo al primer mundo. Hoy un niño vive encerrando en un mundo tecnológico, donde la imaginación la impone la publicidad: no renovar el modelo es detenerse en el tiempo, es ser un anticuado. Hoy el CELULAR viene incorporado al útero de la madre, a la salida del canal de parto aparece el NINTENDO. Y si el crio es particularmente llorón se los distrae con una LAPTOP o una TABLET; y si no es hijo único, para que no se arranque los pelos con su hermano, está para compartir la PLAYSTATION. En una de las góndolas hay un espacio vacío. Es donde alguna vez lo ocuparon los HIJOS DEL ANCIANO. De esa época no queda nada, ni siquiera aquella foto donde él y su mujer fueron sorprendidos por un improvisado fotógrafo. Junto a ellos hay tres niñitos… Hoy la familia son imágenes desleídas, sepultadas en el tiempo. La EDUCACION PÚBLICA era para toda la población, la Escuela Privada para un burro crónico. ¡Cómo cambiaron los tiempos! EL ANCIANO recuerda su época de la Primaria contaminada de peronismo. El General era el hacedor de todos los bienes, y los Gorilas (opositores), de todos los males. Ser MAESTRA era una vocación que tenía un espacio muy especial en la consideración de la Comunidad. EL ANCIANO recuerda a la Señorita Arambarri tan querida que sus alumnos y los padres se unieron para que continuara con el mismo grupo. Fueron tres años consecutivos. A nadie se le ocurría contestar a la maestra, no porque ligara alguna reprimenda por parte de la docente sino porque el sopapo venía del lado de los Padres. En el siglo XXI la Educación, mayormente Privada, tiene en su haber la destrucción sistemática de los sentimientos de pertenencia, donde los próceres y sus acciones, son efemérides transformadas en FINES DE SEMANA turísticos. Además, aquellos edificios que tuvieron que ver con la memoria del pueblo, se han convertido en torres habitacionales, en estacionamientos o simplemente en shoppings. EL ANCIANO se ha agitado tratando de quitarle el polvo a las Góndolas. Decide descansar. Se prepara un CAFÉ VERDE endulzado con melaza. Los granos tienen tantas propiedades, según el prospecto, que su consumidor puede llegar a superar la edad cronológica de los personajes bíblicos. EL ANCIANO se sonríe cuando recuerda su segundo premio en un concurso sobre Las Malvinas. Perón estaba en cada renglón, como quien liberaría las islas en poder de los invasores ingleses. El premio fue LA RAZÓN DE MI VIDA, el libro que se suponía había sido obra de Evita, aunque corría el rumor que su verdadero autor había sido un escritor rumano que la Primera Dama había contratado. En otro lugar de las estanterías, están aquellos personajes que acompañaron a EL ANCIANO, en algún momento de su vida. Todos se amontonan, quieren salir a pasear pero EL ANCIANO, elige a un grupo al azar, no tiene tanto tiempo como para llevarlos a todos. MUMO ORSI es el mismo que cambió el violín por una pelota y que llegó a jugar para la Italia de Mussolini; ALFREDO PALACIOS, el primer socialista latinoamericano que llegó al Parlamento con veinticinco años de edad. EL ANCIANO lo fue a escuchar cuando habló en una plaza de Concordia. En un colmado teatro Rex todos estaban ansiosos: se esperaba la llegada de EVA PERÓN. El ANCIANO se hallaba entre el público. Mientras ella camina rumbo al escenario, su vestido de color natural, acampanado, le roza uno de sus brazos. Él se emociona. EL ANCIANO se apretuja en una de las salas del Vaticano junto a otras trescientas personas, para ver de cerca al papa JUAN XXIII, el Bueno. El Sumo Pontífice se le acerca y le hace una serie de preguntas en un castellano fluido. La calle se torna bulliciosa. EL ANCIANO vive en Jerusalém. Se asoma y ve a DAVID BEN GURIÓN, a MOSHÉ DAYÁN y a GOLDA MEIR, caminando, sin guardias de seguridad. Van a participar de la inauguración de la Embajada de Gabón. Mes de julio de 1962 EL ANCIANO viaja a una colonia (kibutz) para un concierto brindado por el griego MIKIS THEODORAKIS con su orquesta y la fantástica cantante María Farantouri. EL ANCIANO se acomodó en una butaca del Luna Park de la capital argentina, para el espectáculo que brindara el ballet del coreógrafo ruso IGOR MOISEIEV. Abandonaba el lugar embelesado, como después de un hermoso sueño visual. La voz de su conciencia lo saca de sus cavilaciones: “No sigas con tus tonterías, es al pedo.” EL ANCIANO, percibe que cuando él se muera su vida habrá tenido el mismo sentido de cualquier otro difunto: un cuerpo que se va, y una historia que se borra… Sabe que LA MERCADERÍA nunca será vendida… tiene un producto que a nadie no le interesa. Están por llegar las FIESTAS de FIN DE AÑO. Ya no le importa. Porque todos aquellos con quienes compartía el paso del tiempo se fueron sin avisarle…. Un perro ladra…está tan solo como EL ANCIANO.