viernes, 29 de abril de 2016

A MUCHOS OBREROS, PERÓN LOS MANDÓ CANTAR LA MARCHITA EN LA CÁRCEL.

  Mi sencillo homenaje al Día del Trabajador…
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LOS PERONISTAS Y SUS BARRAS BRAVAS GREMIALES, adversos a la concepción Democrática, creen que el mundo se crea cuando ellos inician una campaña para destruir a cualquier Gobierno Gorila. Es cuando sacan un archivo de mentiras construidas, para esos objetivos perversos
EL POPULISMO, y en este caso, el Peronismo, nunca van con chiquitas: ignoran el daño que ellos han cometido, para enrostrárselos a quienes tienen la obligación de reconstruir el país desde sus bases.
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Escuché, días pasados, a un dirigente de los bancarios, hablando de sus conquistas laborales o mejor dicho, de sus esfuerzos por conseguirlos. De las dificultades de tener que enfrentar un GOBIERNO DE DERECHA que trabaja para los ricos, según la cantilena peronista.
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PERÓN y su odio a las reivindicaciones. 
LOS GREMIOS DE LA CARNE, MUNICIPALES, BANCARIOS, DE SEGUROS, GRÁFICOS Y FERROVIARIOS hicieron paros entre 1946 y 1951 que fueron DECLARADOS ILEGALES Y REPRIMIDOS POR EL PRIMER PERONISMO. 
NO CONTABAN CON EL APOYO DE LA CGT (como siempre), en manos de subordinados al gobierno, y los líderes huelguistas fueron a parar todos a la cárcel.
LAS HUELGAS ERAN ILEGALES, no formaban parte de los famosos DERECHOS DEL TRABAJADOR, que se incorporaron a las nueva Constitución en 1949.
EL GREMIO DE LA CARNE. El 24 de octubre de 1946 un diputado peronista, CIPRIANO REYES –que provenía del Sindicato Autónomo de la Carne–, acaudillaba a la multitud de trabajadores de ese gremio instalados en las escalinatas del Congreso de la Nación a la espera de que la Cámara de Diputados sancionara una ley ya aprobada en marzo por el Senado, que los beneficiaba.
Con un megáfono, desde un ventanal del edificio, se les pidió tranquilidad. Rato después fue el presidente de la cámara, Ricardo César Guardo, quien los pacificó, al decirles que una comisión se encargaría de estudiar únicamente el problema de los obreros de la carne. “La integran los diputados peronistas Rumbo, Montiel, Argaña, Rouggier y Albrieu”, les dijo para conformarlos. Pero no lo logró: “¡QUEREMOS ALLÍ AL DIPUTADO REYES!”, bramaron los obreros de Berisso, Zárate, Avellaneda y Rosario que habían acompañado a la delegación obrera. 
Cipriano encaró a la comisión: “Hay que apurar esto. La gente no se va quedar aquí hasta las doce de la noche esperando que se apruebe la ley. Son varios miles los que vinieron desde Berisso”.
De pronto se levantó la sesión. Los huelguistas vieron arriar la bandera y la emprendieron a botellazos contra el edificio. La policía intentó poner orden, pero también fue alcanzada por los proyectiles. HUBO UNA DOCENA DE OBREROS Y CINCO POLICÍAS HERIDOS. Todos se iban desilusionados en los trenes que los devolvían a sus hogares. ¿Había que empezar de nuevo?
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CIPRIANO REYES, movilizó a los cabecitas negras, para lograr su liberación y conformar ese movimiento social del 17 de Octubre. Después Perón, le agradeció sus servicios ordenando que lo picanearan… El Populismo a flor de piel.
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LOS MUNICIPALES Y LA BASURA. La incógnita comenzaría a brotar también entre los obreros municipales, al año siguiente, con motivo de un reclamo de mejoras salariales, iniciado en los corralones de la Boca y Barracas. 
En la mañana del 29 de mayo de 1947 una caravana de carros basureros y chatas municipales invadió el centro de la Capital y se detuvo frente a la Dirección de Limpieza, en Libertad 560. Por boca del delegado, Miguel Pizzi, las autoridades comunales supieron de que se trataba: “¡Con seis pesos diarios no se puede vivir, por eso pedimos un sueldo mínimo de 250, más el salario familiar y la bonificación por hijos!”, vociferó, trepado a uno de los carros. Se sabía que en la Intendencia se habían aumentado los sueldos de 1.800 a 3.000 pesos y que había dos huelguistas presos. 
Al día siguiente el paro se extendió a todo el gremio y las calles se inundaron de basura sin recoger, cuando el clima –poco invernal– elevaba la temperatura a 26 grados y la humedad al 90 por ciento.
“¡ESTO HAY QUE ARREGLARLO ENSEGUIDA, ESTAMOS ENTRE INMUNDICIAS!”, le reclamó Perón al intendente Emilio Siri. “¡Pero si el sindicato no apoya la huelga! ¿Con quién voy a hablar?”, le respondió.
EL SINDICATO, INTERVENIDO POR EL GOBIERNO desde 1944, había desconocido el paro. Este era espontáneo, fuera de los cálculos sindicales. La reacción oficial no se hizo esperar y fue el Director de Trabajo y Acción Social Directa, Hugo A. Mercante, quien declaró ilegal la huelga.
A pesar de las amenazas de exoneración, el ausentismo seguía siendo total en la Dirección de Limpieza. Las sanciones dejaron en la calle a 2.038 trabajadores y hubo detenidos por incitar a la medida de fuerza. El más activo era el dirigente socialista Francisco Pérez Leirós, a quien el interventor Alberto Forcada había desalojado, tres años antes, de la Secretaría General de la Unión Obreros y Empleados Municipales.
La huelga terminó el 7 de junio, con un triunfo parcial de las autoridades municipales (parte de las demandas gremiales fueron satisfechas, a pesar de la ilegalidad del paro) y la reincorporación de los cesantes.
LOS BANCARIOS DE PARO. El 17 de octubre de 1947, cuatro meses después de la huelga municipal, el congreso de la CGT resolvía que sólo serían apoyadas aquellas huelgas que “CONTARAN CON EL AVAL DEL PRESIDENTE”. Las quejas por los paros ilegales no se trataron y quedaron diluidas en los corrillos de la gran asamblea. Esto obligó a los gremios a idear organismos paralelos que presionaran sobre los sindicatos adheridos a la CGT. Los bancarios, por ejemplo, crearon una comisión pro reforma del escalafón para gestionar ante la Asociación Bancaria las mejoras necesarias.
Los empleados de banco conformaron siempre un gremio de clase media, pero recién se hicieron oír en marzo del año siguiente. Para ello debieron organizar una manifestación frente a la Secretaría de Trabajo y recorrer las calles céntricas, hasta que la policía montada decidió correrlos a sablazos. Como la Bancaria no hacía nada, los miembros de la comisión paralela apelaron al reclamo de una asamblea extraordinaria del gremio. 
LOS DIRIGENTES RENUNCIARON entonces a sus cargos y abrieron así las puertas a la intervención, un recurso oficial para dominar el sindicato legalmente. Los interventores fueron Manuel P. Varela y José Boede, pero el gremio no les respondía; apoyaba al otro organismo, donde estaban los huelguistas. El líder de éstos era el socialista Haroldo Costa, delegado del Banco Español, quien reclamaba un sueldo básico de 400 pesos y de 1.000 para quienes cumplían 25 años de servicio. Esto comprometió a todos, incluyendo a los peronistas, debido a la inoperancia de la Bancaria, el sindicato cegetista. 
LAS COSAS EMPEORARON CUANDO EVITA LES NEGÓ UNA ENTREVISTA Y SE ENVIÓ, EN CAMBIO, UN ESCUADRÓN DE LA POLICÍA QUE VOLVIÓ A CARGAR SOBRE ELLOS.
La situación derivó en un paro de brazos caídos, el 23 de marzo, y hubo una negativa a acatar intimaciones, como la del presidente del Banco Provincia, ARTURO JAURETCHE, quien los conminó a “trabajar o abandonar la casa en diez minutos” (allí, en San Martín 137, se habían dado cita todos los huelguistas). 
TRABAJO Y PREVISIÓN anunció que se declaraba ilegal el movimiento de huelga en los bancos, intimó al personal a reanudar sus tareas y trasladó a la Policía Federal la responsabilidad de “garantizar la libertad de trabajo”. Pero la huelga se extendió aún más: se adhirieron los empleados del IAPI, la Caja de Ahorros, el Banco Municipal y el Instituto de Inversiones Inmobiliarias. El paro contagió a la Asociación de Empleados de Compañías de Seguros, Reaseguros, Capitalización y Ahorros.
En definitiva: ganaron la huelga, les pagaron lo que pedían, también los días no trabajados, y se reincorporaron todos los cesantes. Dos años después, en julio de 1950, los bancarios hicieron un movimiento para obtener un reajuste de salarios y la normalización de la Bancaria. COSTA ARENGÓ OTRA VEZ AL GREMIO Y UN DÍA DESPUÉS LA POLICÍA LO SECUESTRÓ JUNTO CON EL DELEGADO MIGUEL ALABAU. 
Los bancos ESPAÑOL, ITALIA Y FRANCÉS se paralizaron en defensa de quienes estuvieron cuatro días detenidos, hasta que fueron liberados el 6 de julio. Bajaron de un celular en el español, donde el gerente los paseó por todas las secciones para convencer al personal de que estaban libres, sin pensar que sus rostros –barbudos y somnolientos– iban a despertar una ovación entre los empleados. Los huelguistas se organizaron entonces en el Movimiento Popular Bancario, paralelo a la Asociación.
El 1 de agosto hubo otra huelga, también declarada ilegal, que se cobró nuevas víctimas: FUERON EXONERADOS TODOS LOS DELEGADOS DEL HIPOTECARIO Y 80 EMPLEADOS DEL BANCO INDUSTRIAL. “La policía nos detuvo veinte días en Villa Devoto, lo suficiente como para debilitar al Movimiento Popular. La huelga se quebró cuando las cesantías llegaron a dos mil empleados”, recordaría Haroldo Costa.
LOS GRÁFICOS SIN DIARIOS. El gremio gráfico corrió también similar suerte en marzo de 1949, durante la huelga que paralizó los talleres y silenció los diarios durante treinta días. El gobierno se había convertido en empresario y regenteaba el grupo que formaba la cadena de medios adictos, aunque con escasa generosidad patronal. Los sueldos de los peones eran muy bajos y el conflicto estalló en una asamblea de la Gráfica, realizada en la Federación de Box. En las elecciones del gremio la lista peronista acababa de ganar al grupo tradicional que acaudillaba RIEGO RIBAS (radical), y se pretendía forzar la aprobación del convenio con una vieja treta: someterlo a votación por signos y, sin contar las manos levantadas, declarar “evidente mayoría” aunque fuese una ostensible minoría. Ese fue el momento desencadenante, pues a nadie escapaba que las flamantes autoridades de la Federación Gráfica defendían los intereses empresarios por lealtad política, contra la voluntad de los delegados gremiales.
SIN CONTAR CON EL SINDICATO CEGETISTA se formó un comité de huelga con los delegados de los principales talleres. Empezaron con paros parciales y como llovieron las cesantías, se declaró la huelga general. Los acaudillaba RADAMÉS AUGUSTO GRANO (socialista), quien llevaba la voz cantante de los huelguistas. 
El paro detuvo la salida de los diarios La Razón, Crítica, Noticias Gráficas, Democracia, El líder y El Laborista; la excepción fue El Mundo, de Editorial Haynes, donde EL GOBIERNO OBLIGÓ A TRABAJAR A LOS PRESIDIARIOS que sabían manejar las linotipos.
Por haber sido superados, renunciaron todos los cegetistas y facilitaron la INTERVENCIÓN DE LA GRÁFICA, en donde se nombró a Cecilio Conditi con plenos poderes. Pero con la ilegalidad, decretada por la Secretaría de Trabajo, los gráficos detenidos llegaron a sumar 312 y eso los endureció todavía más. GRANO RECORDARÍA QUE “SE PUDIERON SOPORTAR TREINTA DÍAS, HASTA QUE TRAJERON CARNEROS DE CHILE Y URUGUAY A TRABAJAR EN LOS TALLERES”.
QUIENES NO ACATABAN LAS DIRECTIVAS DEL GOBIERNO estaban condenados a un destino inevitable, que comenzaba con la declaración de ilegalidad y terminaba con las cesantías masivas. 
FUE UN CAMINO QUE TAMBIÉN RECORRIERON LOS TRABAJADORES TEXTILES, METALÚRGICOS, TELEFÓNICOS, PLOMEROS, NAVALES, PORTUARIOS, MARÍTIMOS, PAPELEROS, AZUCAREROS Y LOS OBREROS DE LAS CONSTRUCCIÓN.
“Durante el peronismo en ascenso, tan sólo en la Capital Federal hubo 387 huelgas, que involucraron a 951.624 obreros y empleados”, dice Jorge Correa datos que deberían conocer quienes hoy exaltan el liderazgo de Perón.
LOS FERROVIARIOS MOVILIZADOS. También los ferroviarios iniciaron un paro a principios de 1951, estimulados por su tradición socialista. Como la Unión Ferroviaria (cegetista) estaba paralizada, el gremio no la reconocía y se creó la Junta Consultiva de Emergencia, que denunció una prohibición a los señaleros de reunirse libremente en Temperley. La Junta convocó a los obreros a expresar su repudio a la intervención frente al local de la Unión Ferroviaria, en Independencia 2880. “EL RESULTADO FUE UNA TREMENDA REPRESIÓN POLICIAL, QUE DISOLVIÓ LA REUNIÓN A LOS SABLAZOS”, recordaría Antonio Scipione, ex presidente de la Ferroviaria y miembro de la Junta Consultiva.
A PRINCIPIOS DE 1951 EVITA anduvo recorriendo los talleres ferroviarios para pedir a los obreros que carnerearan: “¿Y ustedes, por qué están en huelga?”, les preguntó; y le contestaron: “¿Sabe qué pasa, señora? Que cerraron los locales de la Unión Ferroviaria. Y eso, la verdad, está mal. Usted no se enoje, pero está mal…”.
El 23 de enero se declaró la ilegalidad del paro y fueron cesanteados los 40 miembros de la Junta. Al otro día, PERÓN convocó a los dirigentes cegetistas y les anunció la inmediata MOVILIZACIÓN MILITAR DE LOS FERROVIARIOS: “Esos ingratos –dijo– que nos pagan con una huelga inconsulta”. Cuando reunió a los cegetistas en la Casa Rosada, advirtió: “Les voy a aplicar la ley. Voy a decretar la movilización militar. El que vaya a trabajar estará movilizado; y el QUE NO VAYA SERÁ PROCESADO E IRÁ A LOS CUARTELES PARA SER JUZGADO POR LA JUSTICIA MILITAR, DE ACUERDO CON EL CÓDIGO DE JUSTICIA MILITAR”.
Una de sus más conocidas definiciones decía: “Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”. ¿Pero cuál ley? ¿La ley militar? Aplicada, además, por un decreto posterior que no provenía del Congreso de la Nación. Fue por eso que Perón les pidió a todos los cegetistas “autorización para tomar las medidas que correspondan, a fin de poner en su lugar a radicales, comunistas, anarquistas y socialistas que están actuando”. Y anticipó: “Les he de aplicar la ley a esos señores; he de entregarlos a la justicia federal, acusándolos de violar la ley de seguridad del Estado, para que se entiendan con los jueces que son los que van a juzgar, ya que yo no estoy para eso”.
Esa misma noche comenzó la movilización militar y el paro se levantó. Las cárceles se poblaron de centenares de huelguistas y 2 mil se quedaron sin trabajo. 
La lista completa de cesantes se publicó en DEMOCRACIA (diario oficialista) el 25 de enero de 1951.
Como se ve, no es cierto que no hubiera huelgas contra el gobierno de Perón. Las hubo, se las declaró ilegales; tuvieron cesantes y sus dirigentes fueron a parar a Villa Devoto.
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La Vida es una Fotocopia solo es cuestión de memoria.


 

martes, 26 de abril de 2016

LOS ECONOMISTAS SON SOLO GRANDES BOCONES.

  Siento que hay muchos  que toman a la gente de boluda crónica.
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Solo quiero demostrar que todos aquellos considerados  OPINÓLOGOS DE LA  ECONOMÍA, nunca   dieron  consejos que fueran tan útiles como para mejorar las condiciones de vida de la gente.
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Muchos ECONOMISTAS, mienten, ocultan la realidad con explicaciones que nadie entiendedel verso sistemático, nunca denuncian a los políticos que los contratan, a sabiendas que nos están robando.

Son los mismos que vienen con recetas sin explicar cómo justificaron los latrocinios. Caso: los que estuvieron junto al cándido exgobernador DANIEL SCIOLI.

 

Escucho a un tipo, creo que se llama MARCELO BONELLI, que se dedica a hablar de Economía tanto de un  medio gráfico, como audiovisuales, cuyos propietarios no son, precisamente, integrantes de los TRAPEROS DE EMAÚS.

 

Cuánta gente ha despedido CLARÍN en distintas épocas? Cuántos periodistas dejarán de tener trabajo  con la aparición de nuevas tecnologías?

Pero él sigue batiendo palmas en aras del macanazo. Y a él tiene que aguantarlo CAMBIEMOS, para no ponerse en contra del grupo hegemónico.

 

Los grandes cerebros de la Economía le piden  al ESTADO  que mantenga vagos, carpeteros crónicos, gente sin compromiso laboral. Lo importante que le paguen el diezmo a los Sindicatos. Y se pueda   ocultar la desocupación.

 

Me acuerdo de las Cruzadas privatistas del malsano, ya difunto, NEUSTADT; reuniendo gente especializada en ECONOMÍA.

Entre sus panelistas había un tal DANIEL HADAD, que se quedó de prepo con un dial que no le pertenecía, para crear su radio 10.

O un tal MARCELO  LONGOBARDI, que se me ocurre que tiene la suerte del golfista: hacer hoyo en uno. Nada más

 

EL RUMANO  encontró en ese cachivache riojano, un privatizador despiadado que, entre otras linduras.

Y pensar que el POPULISMO avalaba la política económica menemista.

Convirtió a la Argentina en el único país del mundo sin Ferrocarriles.

Y ahora dicen que MACRI trabaja para los ricos.

EL PERONISMO ES EL ÚNICO PARTIDO QUE USA MÁSCARAS, AUNQUE NO SEA CARNAVAL.

 

Y una gran mayoría de  ECONOMISTAS, siguieron siendo firmes  aplaudidores del bienestar de sus patrones, y con mucho desprecio por el resto de la población, salvo, para meterlos en alguna estadística.

QUISIERA SABER: Cuántos Economistas, alguna vez recorrieron las provincias del INTERIOR, en profundidad..

Pareciera   que son simples lumbreras  en la antiperonista Capital Federal. Y de aquí no se mueven.

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QUE ALGUIEN ME CONCEDA, el sueño de Alfonsín: URGE TRASLADAR, LA CAPITAL FEDERAL a otro lugar del país---

Para que  nuestras  Vidas no sean una permanente Fotocopia



miércoles, 20 de abril de 2016

LA VALENTÍA OCCIDENTAL O PÁNICO POR EL ISLAM…

Experiencia personal…
La declaración de Netanyahu de que el Golán "permanecerá para siempre como parte de la soberanía de Israel" causó revuelo tanto en los EEUU., como en países europeos.
ISRAEL TOMÓ EL CONTROL DEL GOLÁN SIRIO DURANTE LA GUERRA DE LOS SEIS DÍAS EN 1967 Y OFICIALMENTE LO ANEXÓ EN 1981
 En la región viven 21.000 ciudadanos israelíes y 22.000 árabes drusos que optaron por desechar la ciudadanía siria y en su lugar se convirtieron en CIUDADANOS ISRAELÍES.
Las Alturas del Golán formaron parte de viejos diálogos llevados adelante en la década de los años '90.
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Los detractores de Israel que vengan a vivir un par de meses y soportar los ataques sirios como fue la época de HAFEZ AL ASAD, y lo que sería  ahora sería de su hijo elasesino..
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Era el mes de junio de 1962. Llegué al kibutz DEGANIA B, con el último bus del viernes( shabat)  que me podía traer desde Jerusalém, donde yo estaba participando de un curso destinado a Líderes comunitarios  que vivían en el extranjero.
Venía a visitar a gente conocida de Concordia.
El anochecer primereaba la llegada del verano.
Me alojé en una casa   prefabricada, que estaba desocupada, en un sector donde vivían   solteros y  los  jóvenes que estaban cumpliendo el  servicio militar.  
Los fines de semana la colonia acrecentaba  su población estable (tenía unas  dos mil quinientas personas), con la visita de familiares y amigos.  Ni que decir en los días    feriados  o durante las vacaciones estivales.
El gran problema se planteaba durante  las comidas: por  las escasas  dimensiones  del salón  comedor se establecían turnos. Mucha gente mayor prefería comer en su pieza ( jeder). Y los chicos hasta los  dieciséis  años tenían sus propios comedores.
La cena de los viernes era todo un espectáculo: las mujeres  venían vestidas como  para ir a un  importante acontecimiento social. Y hasta competían  entre ellas   quien lucía mejor.  
Los hombres no tenían  tantos mambos: con  una camisa blanca y un pantalón azul o negro, era más que suficiente.  El calzado era el   mocasín en invierno, y  la tradicional  sandalia en verano. 
La comilona  tenía dos ingredientes fundamentales que la hacía diferente al resto de la semana: había un menú festivo  y  a los comensales se les servía en su mesa. Los días restantes  era por sistema de  autoservicio. 
Yo   venía de un país donde  uno no podía acercarse a los políticos,  salvo para ofrecerles   algún negociado. Por eso  me sorprendió ver al presidente del  Parlamento, KADISH LUZ (Luzinski n. 1895 en Belarus), atendiendo mi mesa. 
Él estaba   toda la semana  cumpliendo  sus funciones parlamentarias en Jerusalém. 
Los fines de semana y los días  feriados   venía a la colonia, y  tenía la obligación de  cumplir   tareas comunitarias.
El sueldo que recibía del  Estado lo entregaba   íntegramente al kibutz,  salvo aquellas asignaciones destinadas a cumplir con sus actividades protocolares.
Todos los viernes y sábados,  el DEPARTAMENTO  DE CULTURA del kibutz  preparaba alguna actividad. No existía un fin de semana  en blanco. Algunas veces se  viajaba a otra colonia  con la que se compartían los gastos cuando  el espectáculo  era  oneroso   para que lo solventara un kibutz sólo.
Ese viernes 7 de julio de 1962  se iba presentar una de las divas de la canción popular israelí:   YAFFA YARKONI  (Abramov…n. 1925—f.2012). Me pareció algo fantástico: no iba a tener otra oportunidad semejante. 
Estaba saboreando mi plato preferido, (arroz con pollo cubierto de una  salsa de vegetales), cuando  un joven se  acercó a la   mesa que yo compartía con  mis conocidos de Concordia para comunicarnos  que  se habìa suspendido  la actividad programada: el Ejército israelí iba atacar  posiciones  sirias   en  las ALTURAS DEL GOLÁN  para silenciar  las baterías enemigas  que  tenían a maltraer a los que  pescaban  en el lago  Kineret.
NO PUDE SEGUIR COMIENDO. Los  únicos tiros que yo había oído en mi vida  habían sido  las que producían  unas  motas de pólvora cuando las hacia estallar con un revolver de juguete;  los  petardos  que la gente explotaba  en  Navidad y  Año Nuevo; y  los cohetes que se  colocaban a los muñecos durante la quema, recordando a   los santos   Pedro y  Pablo y las bombas que utilizaba Ejército para ponerle un clima festivo a los acontecimientos patrios.
Traté de no dejarme llevar por un  pensamiento pesimista.
Era  medianoche cuando llegué al tzrif. Había estado  en la  cafetería de los solteros para sacudir el tiempo. Me acosté vestido. Solamente me quité los zapatos. Tenía los pies hinchados. No había descansado. Me  había ido del  Instituto ( Majón)  después del desayuno. Cabeceé un par de veces.  Hasta soñé   recibiendo una condecoración por mi heroísmo. Después me vi  cadáver,  perforado por  decenas de disparos.
A las dos de la mañana el encargado de la cuadra me avisó que tenía que ir a ocupar mi lugar en la zanja destinada a la gente  de mi sector. 
EL POZO tenía un metro de profundidad y estaba protegido con bolsas de arena.  Me pareció hallarme en la Línea Maginot, que a los franceses le fue muy útil durante  la PGM.   En  la SGM la trinchera  no resistió el avance de los  panzers   alemanes. 

Me hice un par de veces el   Asmopul (no existía el Ventolín), porque estaba disneico. Era de los nervios. Al cuarto de hora de  estar en la madriguera me vinieron  ganas de defecar. Cuando tomaba frío se me aflojaban los esfínteres.  Me aguanté todo lo que pude, que fue muy poco. 
Corrí hasta  un baño químico que no  estaba lejos del bunker.  Apenas me bajé    los pantalones  la materia fecal salió  hecha una tromba salpicando todo lo que encontró a su paso: los cachetes de mi  culo, mis  zapatos y  el piso. Estaba limpiando el  zafarrancho de mierda   cuando se produjo   una  tremenda explosión que  hizo vibrar la tierra. Pensé que el baño se desplomaba y me aplastaba.  No era, que digamos,  una manera  digna de morir. Hubiese sido un precursor en la familia de   perder la vida atascado  en un inodoro, como le iba a ocurrir  al tío de una prima mía.  
MIS COMPAÑEROS DE SENDA me explicaron que un  obús  habìa estallado. Su destino era   un campamento militar que estaba a pocos kilómetros del kibutz.    Afortunadamente el enemigo no acertó y el proyectil se estrelló  en un terreno baldío.    
A las cuatro  de la mañana las fuerzas israelíes dieron por finalizado el operativo, con un número importante de  pérdidas humanas, de ambos lados.
Cinco años más tarde, durante la Guerra de los Seis Días, los sirios fueron  desalojados  de las ALTURAS DEL GOLÁN.  Y el KINERET  se transformó  en un lugar  apacible  para los pescadores.  
ASMÁTICO CRÓNICO y por ende coleccionista de  amaneceres,  estuve entre los primeros en ir a desayunar. Después me fui a  caminar por los alrededores de DEGANIA. 
Yo no dejaba de pensar   en esas familias que estaban velando a sus hijos  adolescentes que habían muerto durante los combates, para que los  salames como yo pudieran pasearse tranquilos   por uno de los lugares más bellos del país.
En horas del mediodía  hubo una invasión de turistas extranjeros  e israelíes  que  venían a fotografiar algo  que pudieran demostrar que habían estado cerca de donde se habían desarrollado  los   combates.
En horas del mediodía, mis amigos de Concordia  me dijeron  que a la noche   iban  a viajar  al  kibutz vecino de EIN GUEV, donde   se iba a presentar con su orquesta  el compositor    griego, MIKI THEODORAKIS (n. 1925). Quería homenajear   a la gente del lugar  que había sufrido un duro  castigo por parte  de la artillería siria.
No dudé en postergar mi regreso a Jerusalém.  Fue algo inolvidable y de mucha emoción especialmente cuando tocó   su monumental creación: Mauthausen, (nombre de un campo de concentración), realzada por la increíble voz de MARÍA FARANTOÚRI  (n. 1947.)  




Todo el auditorio  moqueó. Había que ser muy insensible para no verse tocado.
Con el correr de  los años, Theodorakis dejó de amarnos  y cambió de vereda.

---------------   (de Mi Vida y sus  Infiernos.)----------

domingo, 17 de abril de 2016

LIMPIEZA DE SANGRE: CUANDO ARDIÓ LA INQUISICIÓN

Me iré de este mundo viendo como las bostas humanas se reciclan…

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Juan XXIII, un auténtico amigo del pueblo judío, conocido como  el PAPA BUENO, trató de unir a las dos religiones. De entonces, pasó medio siglo, y la Iglesia Católica, sigue siendo tan antisemita como siempre.
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Publicado por Dolores Glez. Pastor
EN 1506, NO ERA BUEN NEGOCIO SER JUDÍO. No quiero decir con esto que el s. XX no haya tenido sus momentos ni que no se viese venir.
En 1492 los REYES CATÓLICOS firmaban el edicto de expulsión de los judíos de España y cerca de cien mil prefirieron emigrar a Portugal que convertirse, quizá esperando que el edicto fuese temporal y pudiesen retornar en fecha próxima.
Las tensiones entre la MONARQUÍA LUSA Y CASTELLANA habían sido constantes y bajo el rey Juan habían gozado de protección y prosperidad en su reino. No habría de ser así bajo su sucesor, el rey Manuel, a la sazón yerno de Isabel y Fernando. Tras negociar sucesivos acuerdos, las razones políticas —que no morales ni de credo— le llevan a tomar la misma decisión de expulsión que sus suegros al subir al trono.
«MUERTO EL PERRO, SE ACABÓ LA RABIA», debió de pensar el rey Manuel. Pero nada más lejos de la realidad. El aluvión de exiliados de Castilla había duplicado la población judía de Lisboa.
MILES DE JUDÍOS TORNÁRONSE «CRISTIANOS NUEVOS», y los viejos, deseosos de distinguir su pureza de sangre (ya que el credo en teoría era ya el mismo) les llamaban «marranos», que en portugués y castellano significa exactamente lo mismo aunque para los hebreos vendría más bien de la unión de dos palabras: marre y anussim (amargados y forzados).
EN LA PRIMAVERA DE 1506 NO QUEDABAN OFICIALMENTE JUDÍOS EN PORTUGAL. La tensión entre cristianos viejos y nuevos crecía sin embargo conforme iban ya tres años de fuerte sequía y la peste arreciaba de tal modo que desde enero morían más de cien personas cada día. Se acusaba a los cristianos nuevos de haberla traído de Castilla con la inmigración. El que sufriesen menos la peste les parecía además altamente sospechoso de que seguían judaizando, aunque entonces no se sabía que algunos de sus ritos implicaban más higiene. Los cristianos nuevos también seguían dedicados a oficios como el comercio y la artesanía, lo que los hacía menos vulnerables a la sequía. Para colmo, la Corona les había puesto al frente del Tesoro, siendo muchos de ellos recaudadores de impuestos.
Y así, en este clima digamos un poco tenso, la corte y gran parte de las autoridades se trasladan a Abrantes temporalmente huyendo de la peste, y dejando en Lisboa un vacío de poder en medio del hambre y la enfermedad.
TODO SUCEDIÓ EN SEMANA SANTA, ABRIL DE 1506. Se había ordenado una procesión de penitencia el quince de cada mes por las calles de Lisboa hasta la iglesia de Santo Domingo, a la que seguían rezos solemnes pidiendo el fin de la sequía, clamando por la misericordia divina. De lo que sucedió a continuación quedan testimonios de portugueses, alemanes, judíos y españoles que fueron testigos más o menos cercanos a los hechos.
REUNIDOS TRAS LA PROCESIÓN, concentrados en Santo Domingo, se vio un reflejo aparente en el crucifijo de un Cristo. Se empezó a extender durante cuatro días que aquello era un milagro y cada vez más personas dijeron haberlo visto después. Un alemán dijo que su hija enferma había sanado rezando en la misma iglesia. Muchos fueron a Santo Domingo a rezar o a comprobarlo y el 19 de abril se alzó una voz que cuestionaba, según algunos con burla, diciendo que aquella luz bien podría haber sido el reflejo de una vela o de un rayo de sol.
Alguien señaló al disidente reconociéndolo como cristiano nuevo, y una TURBA SE ABALANZÓ sobre él al grito de traidor y judío, arrastrándolo ya de paso junto a otro que lo apoyaba fuera del templo, donde los asesinaron. Unos decidieron quemarlos allí mismo, otros pensaron que, ya puestos, había llegado el momento de acabar con todos los cristianos nuevos que, sin duda, eran causantes de todos los males de la ciudad por seguir judaizando.
DESDE LA IGLESIA DE SANTO DOMINGO convirtieron la barriada de lo que había sido la judería grande de Lisboa en una ratonera donde la turba señalaba y mataba a todo aquel que alguien identificase como cristiano nuevo. Tras los asesinatos, venía el robo y el pillaje. Cerca de quinientas personas murieron asesinadas aquel día.
LAS HOGUERAS AÚN HUMEABAN AL AMANECER de la jornada siguiente, cuando las hordas parecían haberse calmado. Y entonces llegaron los refuerzos. Dos frailes dominicos, viendo la oportunidad de erigirse en los héroes el asunto salieron de Santo Domingo crucifijo en mano por las calles al grito de «¡Herejía, herejía!» prometiendo la absolución de los pecados mortales de los últimos cien días si se mataba y denunciaba a los herejes.
 Unos cuantos barcos de la LIGA HANSEÁTICA (comercial) fondeaban en el puerto de Lisboa y muchos marineros holandeses y alemanes de paso se unieron a la anarquía general; unas quinientas personas AZUZADAS POR LOS DOMINICOS —y la oportunidad del pillaje— desplegaron por las calles muerte y fanatismo, pero también lujuria, venganza, calumnia y robo.
SOLO EN LA PLAZA DEL ROSSÍO ARDIERON TRESCIENTAS PERSONAS, al mismo tiempo había hogueras por toda la ciudad en las que ardían grupos de quince o veinte. Los pocos alguaciles que quedaban huyeron acobardados incapaces de contener el horror y al caer la noche muchos cristianos viejos, a causa de las venganzas o del ansia de pillaje fueron empujados a la hoguera junto a los conversos. Algunos se obstinaban en salvarse desnudándose ante los asesinos en un vano intento de demostrar que no estaban circuncidados. Pero para qué vamos a exagerar con la distancia del tiempo cuando historiadores que fueron testigos nos lo cuentan de primera mano:
Entraban con escaleras a las casas en que vivían o sabían que estaban, y los sacaban arrastrados por las calles, con sus hijos, esposas e hijas, arrojando juntos a la hoguera a los vivos con los muertos, sin piedad, y tal era la crueldad que incluso a los niños los ejecutaban en la cuna, rompiéndolos en pedazos tomándolos por las piernas y lanzándolos así contra las paredes. Donde no había matanza había saqueo, y robaron todo el oro, la plata, los trajes que encontraron y luego fueron a las iglesias, donde se habían refugiado algunos, y sacaban a hombres, mujeres y muchachos inocentes escondidos en las capillas y abrazados a las imágenes quemando todo sin temor de Dios. En este día más de mil almas perecieron en las hogueras de la ciudad y nadie se atrevió a resistir, los pocos afortunados que se salvaron estaban fuera de ella, a causa de la peste.  (Damián de Gois [1502-1574], en Crónica de Felicísimo Rey D. Manuel).
Un día más había de durar la masacre, aunque «las hecatombes de sangre y fuego eran menos frecuentes porque las víctimas escaseaban». Conforme desaparecían los cristianos nuevos, asaltaban a los viejos y llegaron los disturbios hasta aldeas cercanas a Lisboa.
HASTA CUATRO MIL PERSONAS PERDIERON LA VIDA en aquellos tres días de Semana Santa cristiana. El cuarto día unos flagelantes salían de Santo Domingo clamando: «¡Paz!, ¡paz!» y las masacres fueron cesando.
La corte, tras enviar a un corregidor que nada pudo hacer salvo informar de vuelta salvando el pellejo, permaneció impasible hasta el cuarto día: llegaron noticias del asesinato de un converso llamado Mascarenhas, prominente funcionario y recaudador de impuestos. Viendo realmente el rey en riesgo su autoridad en Lisboa (y sus dineros), exigió al gobernador que de inmediato volviese a la capital y castigase a los culpables.
Matábamos para castigar, para purificar a los impuros a través de la sangre. Quizá estábamos poseídos por un deseo inmoderado de justicia […] también se peca por sobreabundancia de perfección. […] Solo nosotros éramos los apóstoles de Cristo, todos los demás le habían traicionado (El nombre de la rosa,Umberto Eco).
LA REPRESIÓN DE LAS FUERZAS DEL REY MANUEL FUE TERRIBLE. LOS MARINEROS HOLANDESES Y ALEMANES, cómplices en la matanza y los saqueos ya habían huido en sus barcos con el botín a bordo, por lo que el castigo del rey cayó como un rayo sobre la población que quedaba en Lisboa: cristianos viejos mayormente. Los dos dominicos fueron los primeros en ser ajusticiados y quemados. Se publicó un edicto en el que el rey negó a la ciudad el lema «la más fiel» y condenaba a muerte a cualquiera que fuese encontrado culpable de haber participado en la masacre y los saqueos. Tres patíbulos de refuerzo a los oficiales fueron levantados en la ribera del río para ejecutar a destajo. En lugar de dejar secar los cadáveres de los ahorcados al sol, como era costumbre por escarmiento, los retiraban según los ajusticiaban para dar paso a los siguientes reos. Se suprimieron las garantías procesales y cientos de cristianos viejos fueron falsamente denunciados por venganza o resentimiento. El sectarismo generó odio y cambió de bando. Cuenta el historiador Correia que la cruel represión solo finalizó cuando una mujer de la corte, Isabel de Mendanha, escribió al rey rogándole que parara las ejecuciones sumarias de muchos cristianos inocentes, restableciendo las garantías procesales. Con todo, el edicto no prescribió, y muchos marineros extranjeros que volvían incluso años más tarde a Lisboa fueron procesados y ejecutados (ahora sí, con garantías) tras reconocerlos sus víctimas muchos años después.
LOS CONVERSOS FUERON REHABILITADOS EN CARGOS Y FUNCIONES, pero no pudieron evitar que el sucesor del rey Manuel, movido por las presiones políticas de España, estableciese lA INQUISICIÓN en Portugal solo treinta años después de la masacre de Lisboa. No fue abolida hasta 1821.
De los dos grandes terremotos que ha sufrido Lisboa en los últimos quinientos años, apenas tenemos documentación del primero.
Veinticinco años después de la masacre de Lisboa, los conversos habían huido de la zona baja de la ciudad donde, con epicentro en la iglesia de Santo Domingo, habían tenido lugar las peores matanzas. La antigua judería de la colina de Alfama los acogió y, restablecido el orden, fueron recuperando posición y actividad, aunque el odio hacia los cristianos viejos por los sucesos, y de los viejos a los nuevos por lo que vino después, quedaba soterrado.
EN LA MADRUGADA DEL 26 DE ENERO DE 1531 un terremoto de 8 grados en la escala Richter hace temblar por tres veces la ciudad que queda parcialmente destruida. Una parte del palacio real, el Rossío, la Torre de Belem, Jerónimos y, por supuesto, gran parte del monasterio adjunto a la ya tristemente famosa iglesia de Santo Domingo se vienen abajo y mueren alrededor de treinta mil en una ciudad de cien mil habitantes.
LOS MONJES DE SANTAREM, un monasterio cercano, enseguida relacionaron el desastre con la presencia de conversos rehabilitados por el rey tras la masacre. Tuvo que ser Gil Vicente, poeta y dramaturgo, quien escribiera una carta a los propios monjes acusándolos de provocar el terror y el odio sectario entre los fieles fomentando la superstición y el sectarismo. Los cataclismos, decía Gil Vicente, no eran resultado de la ira divina por los pecados de los hombres en todo caso culpables del odio entre sus semejantes. También escribió cartas al rey, condenando la persecución que aún sufrían los conversos acusados de judaizar.
El hecho de que la mayoría de las familias conversas, refugiadas en la colina de Alfama, se vieran menos afectadas por aquel terremoto bastó para aumentar la presión social a favor de la represión por herejía.
LA INQUISICIÓN EN PORTUGAL se oficializa apenas treinta años después de la masacre de cuatro mil conversos y el castigo posterior de las tropas del rey Manuel a la población de Lisboa.
Dos siglos después se produce un terremoto aún más devastador, la peor catástrofe natural europea de la que tengamos noticia nunca: el gran terremoto, tsunami e incendio de Lisboa de 1755. La población de Lisboa era ya el doble y murieron entre sesenta mil y cien mil personas.
LA DESTRUCCIÓN DEL BARRIO DE BAIXA, aquel donde antaño se masacró a los conversos fue prácticamente total. Las réplicas se prolongaron durante tres años y el convento de Santo Domingo quedó muy dañado, aunque rápidamente se iniciaron las labores de reconstrucción de la iglesia. Enfrente de la misma se situaba el Tribunal de la Inquisición. Como ya sucediera en 1531, muchos fueron los que culpabilizaron a los herejes de aquello. VOLTAIRE, sin embargo, escribía a un amigo en una carta, recién informado del suceso: «[…] me agrada la idea de que aquellos reverendos padres, los de la Inquisición, fallecieran bajo el colapso de la ciudad como el resto. Servirá para enseñar que los hombres no deben perseguir a otros hombres, porque en cuanto los beatos hipócritas queman a unos cuantos en la hoguera, la tierra se abre y se traga a todos sin distinción».
LA RECONSTRUCCIÓN DE LISBOA, bajo el gobierno del todopoderoso Marqués de Pombal, fue una obra hercúlea que cambió la fisonomía del centro de la ciudad, la antigua gran judería de Baixa desaparecida para siempre. Fue Pombal un hombre ilustrado y un déspota con todo aquel que se INTERPUSIESE EN SU VOLUNTAD DE PROSPERIDAD Y PROGRESO PARA LA CIUDAD Y EL PAÍS.
EL ANTISEMITISMO, por supuesto,  arreció tras el terremoto y fueron muchos los que presionaban al rey José para que contraviniera la nueva ley de Pombal que eliminaba cualquier distinción entre cristianos viejos y nuevos y esta diferencia fuese visible de algún modo. El rey, queriendo contentar a todos, ordenó a Pombal que diseñara algún tipo de emblema que los identificase y Pombal volvió a los pocos días mostrando al rey no una enseña, sino tres iguales: «Para el judío, para mí y para vos mismo. En Portugal, todos somos judíos». Lo que pudo ser un gesto de grandeza, en Pombal siempre tenía un sentido prosaico. Con una mano defendió a los conversos que financiaban la reconstrucción de Lisboa y con otra ejerció la represión total hasta la expulsión de los jesuitas, quienes en las colonias abogaban por la dignidad de los indígenas y su educación, entorpeciendo el esclavismo que tanto ayudaba a las colonias a tener un comercio próspero. Pombal sería un ilustrado, pero ante todo, siempre fue un hombre práctico.
LA IGLESIA DE SANTO DOMINGO, menguada tras dos terremotos pero en pie desde el s. XIII, siguió siendo el centro donde se leían las sentencias del Tribunal de la Inquisición, aunque Pombal prohibió definitivamente los autos de fe y las hogueras en 1765. Solo a partir de 1800 se volvió a readmitir a la comunidad judía en el país, y la Inquisición fue finalmente abolida en 1821.
Durante la II Guerra Mundial Portugal adoptó una política bastante liberal permitiendo la entrada de miles de refugiados judíos, y se convirtió en centro de operaciones (y espionaje) de muchas organizaciones judías con enlaces en América y Europa.
Del viejo convento de Santo Domingo apenas quedaba la iglesia, con una nueva portada neoclásica rescatada de un palacio tras el terremoto de 1755 y un interior barroco con pinturas valiosas y tallas cubiertas de oro y telas preciosas, que seguía usando la nobleza y corte portuguesa para sus ceremonias religiosas.
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--- Durante la Peste Negra, como la población judía era mucho más cuidadosa en materia de higiene, la turbas católicas se le echaron encima, culpándola del flagelo.
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La vida es una fotocopia.
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No se conocen bien las causas del incendio que DEVORÓ LA IGLESIA DE SANTO DOMINGO. Dicen que fue una vela que cayó de una talla, que empujó a otra que cayó sobre una tela, y luego cayó otra, y otra… Y así, la madrugada del 13 de agosto de 1959 un incendio pavoroso destruía por completo el interior, las tallas, los frescos del s. XVI, el retablo dorado. Cien bomberos estuvieron toda la noche tratando de apagar el fuego y dos de ellos fallecieron al colapsar la bóveda, evitando milagrosamente que el fuego se extendiese a los edificios colindantes. Se perdió todo lo que contenía la iglesia.
Pasaron muchos años hasta su reconstrucción. Hubo muchas dudas sobre cómo acometerla. ¿Debían replicarse las tallas, los altares, el dorado, las pinturas? Hasta las columnas de mármoles de colores se habían derretido con el fuego.
Desconozco quienes fueron los que decidieron la solución final, pero desde aquí mi admiración, respeto y aclamación por el resultado. La iglesia de Santo Domingo se reabrió en 1994 y es hoy una —si no la más— querida de Lisboa. Todo un símbolo contra el sectarismo y la barbarie fanática que estremece e invita a la oración sea cual sea el credo del visitante. Y aunque no lo tenga.
Al fin el fuego tuvo un sentido purificador.
En el largo (plazuela) frente a su puerta se puso en 2004 un memorial en honor a las víctimas de la masacre de 1506, en todos los idiomas.

Pero si el fuego de SANTO DOMINGO HOY VOLTAIRE lo hubiera interpretado como justicia divina, el edificio que hoy ocupa enfrente lo que fue el Tribunal de la Inquisición es la justicia poética: el Teatro de Doña María luce la estatua de Gil Vicente sobre la portada, aquel autor que intercedió contra el sectarismo y cuyas obras persiguió la Inquisición.

viernes, 15 de abril de 2016

EL JUDÍO USURERO QUE BEBÍA LA SANGRE DE LOS NIÑOS

Dedicado al Papa Francisco

Publicado por Javier Bilbao

Han llevado putas a Eleusis
Los cadáveres banquetean
A la señal de usura
(…)
La usura es el mal, neschek
He ahí el corazón del mal
El fuego sin tregua del infierno
El cáncer que todo lo corrompe,
Fafnir el gusano
Sífilis del Estado, de todos los reinos
Verruga del bien público
Hacedor de quistes
Corruptor de toda cosa.
Oscuridad contaminadora
Pérfida gemela de la envidia,
Serpiente de siete cabezas,
Hidra que penetra toda cosa
Que viola las puertas del templo
Que contamina el bosquecillo de Pafos
Neschek el mal rastrero
Baba, corruptora de toda cosa
Envenenadora del manantial
De todos los manantiales, neschek
La serpiente, mal que se opone al
crecimiento de la naturaleza
A la belleza
(…)
Y así continúa EZRA POUND en Los cantos durante varios versos más. En conclusión, que no era partidario. Ahora bien, ¿por qué esa animadversión tan desatada? ¿Qué podía ser tan horrible en una práctica como el préstamo con interés, que beneficia a ambas partes y que es el fundamento mismo del capitalismo? Remontarse al origen de ese rechazo supone también acudir a los comienzos de la larga y desdichada HISTORIA DEL ANTISEMITISMO.
Durante la EDAD MEDIA esta actividad económica llegó a vincularse estrechamente con la diáspora judía, lo que dio lugar a una curiosa contaminación mutua: la usura era despreciable por ser propia de judíos y los judíos eran despreciables por dedicarse a la usura.
Desde la legendaria destrucción del TEMPLO DE JERUSALÉN en el año 70 por el ejército romano, los descendientes de las doce tribus de Israel se desperdigaron por Oriente Medio, Europa y el norte de África dispuestos a preservar su religión una generación tras otra. El problema es que en mucho lugares —especialmente en nuestro continente, donde nos centraremos— no se les permitió ser propietarios de tierras ni ingresar en gremios de artesanos, no podían ejercer ningún cargo que les dotase de autoridad sobre ningún cristiano, debían vivir en zonas específicas dentro de las ciudades (las juderías), tenían absolutamente prohibido convertir a nadie a su religión e incluso, según las PARTIDAS DE ALFONSO X «atrevencia et osadía muy grande facen los judíos que yacen con cristianas, et por ende mandamos que todos los judíos contra quien fuere probado daqui adelante tal cosa hayan fecho, que mueran por ello». Hasta la propia condena a muerte por este u otros delitos podía ser aún más calamitosa, pues se establecía que fueran colgados no del cuello sino de los pies, para que la agonía fuese más duradera. Es decir, su presencia era tolerada pues a diferencia de los musulmanes eran considerados una especie de precristianos, el testimonio viviente del Antiguo Testamento y por tanto los orígenes de la verdadera fe. Pero al mismo tiempo eran vistos con suspicacia dado que si conocían la doctrina de Cristo pero no la acataban, entonces no se les podía achacar ignorancia sino mala fe. Los judíos eran así debido a su perfidia, eso es, no cabía otra explicación.
DICEN LOS PRIMATÓLOGOS que la tribu de chimpancés que más intensamente odia otra es aquella de la que más recientemente se ha escindido. Naturalmente entre los humanos también ocurre y podríamos poner infinidad de ejemplos al respecto, pero, ateniéndonos al tema que nos ocupa, esta peculiar relación de tolerancia y hostilidad, de admisión y rechazo ante quienes eran parecidos pero no iguales, dejó a los judíos en una situación muy complicada: podían vivir en el continente europeo pero sin encontrar apenas formas de ganarse la vida. ¿Qué opción les quedaba entonces?
Aunque Cristo predicaba siempre la paz, el perdón y el amor incluso a los enemigos hubo una ocasión en la que perdió los papeles y se lio a hostias. Fue, como sabemos, cuando expulsó a los mercaderes que habían invadido con sus negocios el anteriormente mencionado Templo de Jerusalén. Este episodio sería muy comentado por el paso de los siglos y de él se extraerían muchas enseñanzas, como la que establecía el DECRETO DE GRACIANO: «quien prepara algo que ello mismo entero y sin cambio le proporcione lucro, he ahí al mercader expulsado por Dios del templo». El ánimo de lucro, el mercado, el comercio… todo ello pasaba entonces a ser sospechoso.
Lejos de haber sido un hecho aislado, respondía a una íntima convicción que JESÚS predicó repetidamente. La riqueza era intrínsecamente mala y la pobreza buena por sí misma. No solo no había que dar esperando recibir con intereses, incluso ni siquiera había que dar esperando de vuelta algo equivalente. No, nada de eso, lo ideal era dar sin posibilidad de recuperar lo otorgado. En Lucas 6, 34-35 dice claramente: «Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? (…) prestad, no esperando nada a cambio». E insiste en Lucas 14, 12-15:
Cuando des una comida no invites a amigos, hermanos o parientes, ni a ricos vecinos, para que no te inviten a su vez y te sea devuelta la atención. Al contrario, invita a los pobres, a los tullidos, a los cojos y a los ciegos. Serás afortunado porque no pueden pagártelo, y tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos.
Continuando con esa doctrina pobrista, en la parábola sobre los jornaleros y el viñedo que se narra en Mateo 20, 1-16 ni siquiera se consideraba que el que trabajase más horas mereciera un mejor salario. Una idea que según se mire puede fomentar la vagancia o la esclavitud, pero desde luego no la meritocracia. Bajo tales directrices no había manera de organizar una sociedad capitalista y sus seguidores más ortodoxos en los siglos posteriores así lo entendieron, renunciando al dinero, a toda forma de propiedad y organizando sus vidas en comunidades monásticas. Pues bien, aquí es donde los judíos encontraron —usando la terminología actual— su nicho de mercado, su ventana de oportunidad. Su gran aliado fue el Deuteronomio 23, 20:
Podrás cobrar interés a un extranjero, pero a tu hermano no le cobrarás interés, para que te bendiga JEHOVÁ TU DIOS en toda obra de tus manos sobre la tierra a la cual entras para poseerla.
Dado que no dejaban de ser residentes en tierra extranjera, su religión les autorizaba por tanto a dar préstamos con intereses a los cristianos. Una práctica que no estaba incluida en la larga lista de prohibiciones que las sociedades de acogida les imponían y que además podían ejercer en monopolio, ante la imposibilidad de cualquier cristiano de hacer lo propio tal como estamos viendo. Curiosamente Mahoma por su parte prohibía igualmente la ribah, el interés del dinero, así que en tierras musulmanas también pudieron dedicarse al préstamo y a las actividades comerciales asociadas, haciendo así de intermediarios entre la cristiandad y el mundo islámico.
Y es que el hecho de estar dispersos en tantos lugares pero unidos por una fe común les permitía formar una red cosmopolita que resultaba extraordinariamente eficiente para los negocios. No solo les permitía protegerse del saqueo de sus riquezas por los gobernantes locales, sino que gracias a la revolucionaria creación de las letras de cambio hacían posibles las operaciones económicas que requerían las cada vez más complejas redes comerciales que comenzaban a recorrer Europa desde el siglo XII, como la LIGA HANSEÁTICA en el norte y la de la costa mediterránea controlada por las ciudades-estado italianas. Estaban dando lugar nada menos que al nacimiento del capitalismo moderno. Así lo describía Montesquieu en su célebre El espíritu de las leyes:
LOS JUDÍOS, proscritos sucesivamente de unos y otros países, lograron salvar casi siempre sus caudales; así encontraron donde establecerse y al fin tuvieron residencia fija: príncipes que de buena gana los hubieran expulsado, no querían privarse de su dinero. Inventaron la letra de cambio, y gracias a ella pudo el comercio eludir la violencia y mantenerse en todas partes. El más rico de los negociantes pudo tener sus bienes invisibles y enviarlos de una parte a otra sin dejar rastro en ninguna. 
Como señalaba en esa misma línea el antropólogo JULIO CARO BAROJA «la cuestión era hacer las operaciones conservando la propia identidad y obteniendo el beneficio previsto y no dejarse arrastrar por los acontecimientos que envuelven a otros grupos con los que convive, más comprometidos siempre». Así que esa desafección hacia la comunidad en que vivían era buena para su prosperidad en los negocios… pero no les ayudaba precisamente a ganarse el afecto de sus vecinos. No solo eran herejes y herederos de los asesinos de Cristo, ahora esto, ya no tenían salvación posible.
LOS CONCILIOS CELEBRADOS EN LETRÁN en los años 1179 y 1215 incluyeron medidas dirigidas contra ellos como limitar el interés máximo anual que podían exigir por un préstamo a un tercio de la cantidad, así como portar una señAL AMARILLA DISTINTIVA EN SUS ROPAS. Una medida esta última que varios siglos después sería retomada por el nazismo.
LA LITERATURA MEDIEVAL fue en este aspecto un fiel reflejo de su tiempo. Dante no se olvidó de mencionarlos en su infierno y CHAUCER EN LOS CUENTOS DE CANTERBURY pone en boca de la Priora diversas frases antisemitas sobre el pueblo judío que «practica el sucio negocio de la usura, vicio aborrecido por Cristo y por los que practican su fe», gentes «en cuyo corazón habita un nido de avispas» que en su narración terminarán asesinando a un niño muy devoto. Mientras en uno de los cuentos de el Decamerón el comerciante Abraham renuncia a su idolatría y termina abrazando la fe verdadera.
Es también digno de mención el CANTAR DE MIO CID, cuando el protagonista llega ya sin fondos a Burgos junto a su séquito y no encuentran mejor artimaña que llenar dos arcas de arena y, una vez cerradas, llevarlas a los judíos prestamistas Rachel y Vidas. Entonces les hacen creer que están llenas de tesoros, de forma que a cambio de tenerlas en prenda durante un año les concedan un dinero que luego, naturalmente, ya no les será devuelto.
No deja de ser significativo que todo un héroe como el CID CAMPEADOR sea presentado como un tramposo que incumple su palabra y que eso no supusiera desdoro ni a los ojos del autor ni a los del público de la época. Al fin y al cabo las víctimas del ardid ERAN JUDÍOS, así que bien merecido se lo tenían.
No obstante todos estos ejemplos literarios más que contribuir a fijar el espíritu de la época se limitaban a reflejarlo, dado que no existía la imprenta y la gran mayoría de la sociedad medieval era analfabeta. En un tiempo en el que no existían televisión, radio ni redes sociales en las que expresar lo mucho que nos indigna cualquier cosa, el gran medio de comunicación, el sistema de adoctrinamiento y transmisor de valores por excelencia, resultaba ser el sermón. Tendían a ser más animados de lo que hoy en día podamos imaginar, pues en ellos estaban tolerados con finalidad aleccionadora tanto los chistes como las alusiones sexuales (incluso en algunas ocasiones acompañándolas de gestos obscenos y exhibición de genitales) y tenían como núcleo los llamados exemplum, que eran relatos breves dotados de alguna moraleja. Pues bien, una parte considerable de ellos pasaron a ser protagonizados por judíos y su finalidad era mostrar lo horrible que resultaba la usura.
EL HISTORIADOR JACQUES LE GOFF recogió un buen número de ellos en su libro LA BOLSA Y LA VIDA: economía y religión en la Edad Media. Muchos giraban en torno a judíos en el lecho de muerte, que con toda clase de argucias inútilmente intentaban preservar sus riquezas, sobornar al diablo o salvar su alma, pero acababan ardiendo sin remedio en el fuego del infierno. La usura además permitía comprar y poner precio al tiempo (que solo pertenece al Señor) y hacía posible producir dinero constantemente, día y noche, también los domingos y días de festividad… ¡el colmo! Así que «a pecado sin tregua y sin fin, castigo sin tregua y sin fin». Los más impacientes no estaban dispuestos a esperar que fuera Dios quien lo hiciera y se adelantaron ellos con gusto.
LAS CRUZADAS trajeron consigo una mayor hostilidad hacia ese «enemigo interior» y se aprovechaba cualquier ocasión para su hostigamiento.
EN LOS CARNAVALES DE ROMA por ejemplo desde el siglo XIV se celebraban los Juegos del Testaccio, que incluían carreras de asnos, búfalos, prostitutas y judíos. Estos últimos debían correr cubiertos únicamente con un taparrabos. En Turín existía la costumbre de que en la primera nevada del año se pudiera lanzar bolas de nieve contra los judíos mientras que en Aragón, algo más brutos, lo que les tiraban era piedras en Semana Santa.
EN PISA durante las fiestas de Santa Catalina los estudiantes tenían la misión de encontrar al judío más gordo y ponerlo en una balanza, siendo su peso la cantidad en dulces que la comunidad hebrea debía pagarles. Es significativo que a veces los conversos eran quienes con más ahínco participaban en estos ataques contra sus antiguos correligionarios.
Había otro factor a tener en cuenta y es que la canonización aún no estaba centralizada en Roma, y dado que tener un santo traía consigo donaciones y peregrinos para la iglesia que lo proclamase todas quisieron tener su mártir… y qué mejor candidato que un inocente niño que fuera asesinado en un demente rito judío. NACIERON ASÍ LOS «LIBELOS DE SANGRE». Uno de ellos fue descrito por la Priora en el anteriormente mencionado cuento de Chaucer, pero abundaron las acusaciones y las condenas a lo largo de todo el continente por estos supuestos crímenes. Muchos de ellos eran confesados por los acusados bajo tormento, e incluso uno llegó a admitir que pese a ser hombre menstruaba y por eso debía beber sangre de niño cristiano para restablecer sus fluidos. También se les acusó con frecuencia de ser profanadores de la hostia consagrada, aunque en el momento de robarla para sus diabólicos rituales esta acostumbraba a provocar algún milagro como volar, chillar como un niño e incluso provocar terremotos.
La atroz mortandad que provocaban las plagas de peste negra encontraba en los ataques a los barrios judíos una manera de conjurarlas de alguna forma, pues se creía que envenenaban los depósitos de agua para propagar la enfermedad.
 En el siglo XIV surgieron en ALEMANIA bandas dedicadas a matar judíos, una especie de proto-Einsatzgruppen que eran conocidos como Judenschläger, y a lo largo de Europa se sucedieron con implacable periodicidad los pogromos.
En Barcelona, por ejemplo, hubo uno en 1391 con varios cientos de muertos. Fueron, en conclusión, el chivo expiatorio por excelencia, alguien fácilmente identificable a quien poder acusar de todos los males de la sociedad dada su doble condición de herejes y usureros. Nada de lo que se dijera en su contra podía sonar despiadado para la gente de bien, y así continuó siendo durante los siglos venideros.