miércoles, 19 de octubre de 2011

Un antisemita equivale a un asesino.

Aquel que ha tenido la fortuna de nacer hebreo, por más que no comulgue con la religión judaica, debe recordar que pasarán los siglos y los antisemitas seguirán proliferando porque la Iglesia Católica, durante dos mil años ha envenenada la mente de sus fieles implantando el odio hacia nosotros. Y lo seguirán haciendo.

La Iglesia, en su conjunto, no ha podido soportar que el Judaísmo no le haya seguido la corriente. No se puede comulgar con una religión que ha renegado de sus raíces.

Se ha puesto de moda negar el Holocausto. Es una manera que tienen los antisemitas para desmentir sus propias salvajadas.

Para el antisemita nuestra sangre derramada nunca es valorada.

El pueblo hebreo no debe olvidar el Holocausto que a muchos de los que aún estamos vivos nos tocado sufrir directa o indirectamente.

Como lo hacen los españoles que saturan las pantallas del cine y la televisión con películas y miniseries relacionadas con Guerra Civil.

Como lo hacen los armenios que fueron masacrados por los turcos. Como lo hacen los argelinos aniquilados por los franceses; como lo hacen los argentinos vejados por una Dictadura. Etc.etc.

Hay que recordar el Holocausto para aventar los riesgos de una temprana amnesia como los que han sufrido muchos iconoclastas. Tales como el francés Paul Rassinier, los estadounidenses Harry Elmer Barnes y David Leslie Hoggan; el inglés David John Cawdell Irving; el que le gusta lapidar mujeres, el iraní Mahmud Ahmadineyad; o el bufón argentino Luis D’Elía.

Recientemente un cura, el obispo de la iglesia de Itatí de Concordia, Entre Ríos, Armando Collazuol, no ocultó su odio visceral hacia el pueblo hebreo cuando le transmitió a sus fieles un pensamiento que se creía perimido pero se va reciclando de acuerdo a las necesidades de quien lo dice: "los judíos no reconocieron a Jesús como Mesías. Son tan mentirosos que tienen el alma podrida hasta los huesos."

Don Armando, le recuerdo, que entre los rabinos no hay pederastas, violadores ni dejan encintas a las mujeres que concurren a las sinagogas, como sucede en la Iglesia Católica. Así que no se quien tiene el “alma podrida.”

Nuestros sacerdotes son dignos de lo que predican. Ud. es una bazofia incorregible.

La Argentina es un país esencialmente antisemita. Lo fue en el pasado y no hay razón que no lo siga haciendo.

Según una encuesta se nos endilga un espíritu individualista, cuyo interés principal es hacer buenos negocios y ganar dinero.

En la ciudad en donde yo vivo son españoles, chilenos, chinos, alemanes, holandeses franceses, yanquis y criollos los que se aprovechan de las necesidades del trabajador.

No conocí ningún hebreo que le haya puesto pañales a las cajeras para que no fueran al baño en horas de trabajo, como sucedió no hace muchos años en varios supermercados de capitales extranjeros.

Muchos empresarios van a misa y después pagan en negro, no protegen al trabajador y terminan llevándose sus ganancias a sus países de origen sin dejar en la Argentina un solo peso. Y no son hijos de Jehová.

No son hebreos los que en la Argentina han ocultado coches de alta gama con tal de no pagar impuestos.

Se dice que los hebreos no somos leales al país. Son miles los argentinos los que se han rajado del país. Y no se fueron a Israel.

Literatos, médicos, políticos, sociólogos, periodistas, artistas, y hasta un premio Nobel, todos de origen hebreo, dieron lo mejor de sí al mundo. Evidentemente quien desconoce esto, porque tiene mucho drek en su cabeza y nunca podrá liberarse de sus pestilentes pensamientos.

Algunos de los insignes de mi pueblo que le insuflaron aire fresco a la Humanidad: Jesús de Nazaret; el filosofo holandés Baruch Spinoza (n.1632; el científico alemán Albert Einstein (n.189); los pintores: el ruso Marc Chagall (n.1879), la mexicana Frida Kahlo (n.1907) y el italiano Amedeo Modigliani (n.1884); el director y actor de cine el estadounidense Woody Allen (m.1935); el cantante español Julio Iglesias (n. 1943); El compositor ruso irving Berlin (n.1882), autor del famoso villancico la Navidad Blanca; el húngaro Laszlo Biro (n.1899), creador de la birome; el premio Nobel de Medicina el argentino César Milstein (n.1927); el músico argentino Daniel Baremboim (n.1942), el compositor estadounidense George Gershwin (n. 1898), el físico y matemático inglés Isaac Newton(n. 1642); el virólogo estadounidense y descubridor de la primera vacuna contra la poliomielitis, Jonás Edward Salk (n.1914); el creador de la vacuna oral contra el mismo mal el polaco Albert Sabin (n.1906); los diseñadores de moda: el estadounidense Calvin Klein (n.1942); el neoyorquino Ralph Lauren (n.1939) y el alemán Levi Strauss (n.1829), creador del jeans; los comediantes estadounidenses Jerry Lewis (n.1926) y Jerry Seinfeld (n.1954); el gran mimo francés Marcel Marceau (n.1923) y el capocómico argentino Tato Bores (n.1927.)

No niego que también entre los hebreos existen bastantes boñigas. Sé que hay muchos que creen que asimilándose solucionan “La Cuestión Judía”. Están totalmente equivocados. Nuestra integración a España se nos retribuyó con la Inquisición. La postura del filosofo alemán Moisés Mendelssohn, ardiente defensor de nuestra integración en la sociedad gentil, se nos agradeció horneándonos en los campos de concentración. Y nuestro invalorable aporte a la Revolución bolchevique se nos correspondió con las masacres estalinistas. La sangre hebrea nunca será valorada. PORQUE LA VIDA ES UNA FOTOCOPIA.

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