lunes, 23 de abril de 2012

Mujer maltratada, sociedad decadente.




No creo yo que vaya a descubrir la pólvora con lo que voy a escribir.
Si uno recorre el sinuoso camino de la mujer maltratada, se va a encontrar que se da en  los países en donde la Democracia,   la Salud y   la Educación,    también  son aporreadas.  

La fidelidad de la mujer hacia Dios es mayor que la del hombre, sin embargo, el Señor las tiene muy relegadas y a merced de los perversos.

Hoy en este universo globalizado, la falocracia ideóloga de guerras genocidas, convierte a la mujer  en el primer blanco de migraciones forzosas y de violaciones impunes.

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Una nota reciente aparecida en el diario español El País, me conmocionó hasta las lágrimas.

“La policía de la ciudad palestina de  Gaza encontró a una joven  en una barraca de playa con su supuesto amante. Los detuvieron, los interrogaron y después los soltaron.
La pareja sabía que el castigo no acababa ahí. Sabían que   una mujer casada no puede dejarse ver con un hombre que no sea su marido o su familiar.

Esa misma noche, ya en su casa, la joven universitaria de veintidós años de edad, casada con un primo y madre de una niña de año y medio tuvo que enfrentarse al interrogatorio de su familia.
Confesó su supuesto crimen, consciente de que había violado las estrictas normas de moral que rigen en su comunidad.
 Horas después de la confesión, su tío la obligó a beber de una botella de herbicida, hasta que la muchacha cayó inconsciente. En ese estado, el tío la llevó hasta un  hospital, donde fue ingresada  como un intento de suicidio.    
Los médicos consiguieron recuperarla.
De madrugada, su tío se presentó de nuevo en la sala de cuidados intensivos. Un médico corrió a transmitirle la buena noticia. La chica estaba mejorando. Al tío no le gustó el diagnóstico. Sacó una pistola y amenazó al médico y a una  enfermera. Después, metió el arma en la boca de su sobrina y disparó.  La infortunada joven murió en el acto.”

Otra historia sobrecogedora es la que le   ocurrió a una nena de catorce años,  en  un país como Somalia donde lo malo se convierte en peor.
La niña fue  lapidada en público, para ocultar que había sido violada por tres hombres pertenecientes a un clan poderoso.
Una hora antes de que la ejecutaran, la inocente niña  logró llamar a su padre. Le dijo: "Papá, soy tu hija, me van a matar, por favor, diles que   no he hecho nada.”
Cuando una  multitud trató de evitar la lapidación, milicianos abrieron fuego contra la gente.

Otro hecho que hace imposible que se condiga en mi condición humana tiene que ver con un informe donde se señala que en el año  2011 novecientos cuarenta y tres mujeres fueron asesinadas en Pakistán,  siguiendo
una costumbre ancestral, conocida como crimen de honor.
De ese total  noventa y tres eran menores de edad.
En Pakistán, al igual que en las comunidades campesinas de la India, cualquier ofensa que cometa  un hombre, la que paga es la mujer, bien sea su esposa, sus hijas o su madre.
La mayoría de las veces se salda  con la violación a una de ellas por parte del supuesto ofendido.  

Otra demostración de esta indisimulada caza de brujas se produjo en Arabia Saudita, donde un tribunal condenó a una joven  a cincuenta latigazos por enviar    un mensaje de texto supuestamente  ofensivo  a una  examiga después de que ambas  se pelearan.

El femicidio se ha convertido en un verdadero azote en el siglo XXI.   
Una  joven de treinta y tres años murió en un hospital de una ciudad argentina  después de dar a luz su noveno   hijo.
El parto se hizo  por cesárea. En ese momento a los médicos les llamó la atención  el hematoma que tenía en su hígado la parturienta.
Después se supo que la contusión fue por un golpe que
le había propinado  su pareja, cuando la occisa se opuso a que el tipo, padre de sus hijos, abusara de una de sus hijas.
La Justicia, como sucede en todos estos casos,  hizo
caso omiso a todas  las denuncias  que  la difunta   elevó  contra su cónyuge en distintas ocasiones.
Hoy el asesino de su  mujer goza de la misma  libertad que el boxeador que atropelló y mató con su coche a una joven embarazada.

Una vez más la ciudad mexicana de Ciudad de Juárez,  
ha sido el escenario de nuevas  matanzas de mujeres.  
En esta localidad fronteriza con los  EEUU., recientemente aparecieron  doce esqueletos pertenecientes a niñas y mujeres.
Se cree que habían intentado escapar de una red de prostitución.

Con historias parecidas se pueden llenar páginas enteras. Porque  seguirán existiendo las Cazas de Brujas, como las ocurridas en la Edad Media,    donde sesenta mil mujeres europeas  fueron brutalmente asesinadas por estar relacionadas con el  propio diablo, según la justificación de los asesinos.
Estas mujeres no  hubiesen tenido mejor suerte si se hubiesen confesado  ser creyentes de Jehová.
La Vida es una fotocopia.

viernes, 13 de abril de 2012

¡Cuánta tristeza..!


¡Cuánta tristeza..! Ver como mi vida se agota en un montón de mentiras las mismas que escucharon mis padres, y que escucharán mis hijos.

Nadie corrige el pasado, yo no corregí el presente y difícilmente mis hijos podrán hacer algo en el futuro.

El hombre es socialmente inmoral e individualmente corrupto.

El dinero es la vertiente de todos nuestros males.

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¡Cuánta tristeza..! Tener que salir a buscar trabajo y no encontrarlo.

¡Cuánta tristeza..! Tener que trabajar por una miseria lo que es la pobreza asalariada.

¡Cuánta tristeza..! Darse cuenta que los hijos se fueron y los padres no hemos tenido tiempo de

disfrutarlos.


¡Cuánta tristeza..! Ver a un Policía multiplicar sus horas de trabajo para poder sumar un mango.

Y después se pretende que corra a los delincuentes.

¡Cuánta tristeza..! Escuchar a los políticos jurando ser buenos tipos, utilizando a Dios, la Patria y todos los santos y después, quitarle a la gente hasta su conciencia.

¡Cuánta tristeza..! Que los pobres no puedan festejar una fiesta como Dios manda, porque para los empresarios y comerciantes Dios no existe.


¡Cuánta tristeza..! Estar enfermo y recurrir a la asistencia pública, a una clínica o a un hospital y encontrarse que al médico se le ocurrió faltar.

Y si está tener que esperar hasta que se le ocurra atender.

¡Cuánta tristeza..! Ir a una farmacia para comprar un medicamento y no

poder hacerlo porque ha vuelto a aumentar por segunda vez en el mes.

¡Cuánta tristeza..! Darse cuenta que los laboratorios son ladrones de guantes blancos o asesinos silenciosos: con tal de facturar no les importa que la gente se muera.

¡Cuánta tristeza..! Vivir en la soledad de una sociedad donde la Justicia nunca se siente obligada a cuidar del ciudadano.

¡Cuánta tristeza..! Ser viejo y desprotegido, donde hay un poder que no le importa que el anciano viva en la penumbra de la miseria.

La muerte lo termina tapando todo.

¡Cuánta tristeza..! Al recordar la infructuosa lucha que en favor de los arrinconados viejos, sostuvo por años la pobre Norma Beatríz Guimil de Plá que se terminó muriendo de cáncer.

Y sus viejitos siguen boqueando. Como antes de ella y después de ella.

¡Cuánta tristeza..! Creer en Dios, sabiendo que el pobre está prófugo después que vio la macana que se mandó creando a la especie humana.

¡Cuánta tristeza..! Que la prostitución sea una variante del placer físico, cuando se puede tener sexo sin tener que llevar a una mujer a convertirse en mercadería o ser sobornada mediante una paga.

¿ Qué habrán pensando los jueces brasileños que liberaron a un violador? El argumento en el fallo que sus dos víctimas son prostitutas. Ellas tienen doce años.

¡Cuánta tristeza..! Ver como inocentes se pudren en la cárcel y asesinos andan suelto.

¡Cuánta tristeza..! Que nadie cuide el medio ambiente a pesar de los peligros que nos acechan.

Acaba de fallecer Frank Sherwood Rowlan, premio Nobel de Química quien demostró que

los clorofluorocarburos (CFC), utilizados en los sistemas de refrigeración y como propulsores de los espray, son letales para la capa de ozono.

Y nadie le dio bolilla.

¡Cuánta tristeza..! Mentir a la gente diciéndoles que sus problemas económicos son por culpa del Mercado.

¿Por qué no decir que el Mercado es el mayor delincuente que existe sobre este planeta?

¡Cuánta tristeza..! Escuchar a los economistas ofreciendo soluciones mágicas, cuando ellos son los que asesoran a los grandes grupos económicos para que se llenen los bolsillos hambreando a la gente

¡Cuánta tristeza..! Hablar de Malvinas y dejar al país en manos de especuladores propios y ajenos, a quienes no les importa destruir campos y bosques para hacerse sus propios negociados.

¡Cuánta tristeza..! Ver a una generación embrutecida porque la Educación no es una prioridad para los gobernantes.

¡Cuánta tristeza..! Ver a cientos de personas hacinadas en geriátricos, maltratadas, humilladas, sin que nadie se preocupe por ellos, ni siquiera sus propios familiares.

¡Cuánta tristeza..! Que los hombres probos aquellos que consiguieron la Independencia solo sirvan para hacer del feriado un largo paseo de fin de semana.

Si a los jóvenes no se les enseña a respetar a sus héroes, tampoco respetarán a sus padres.

La vida es una fotocopia.

lunes, 9 de abril de 2012

Günter Grass, un enamorado de su pasado nazi.

Cuando el hombre se deja llevar por sus oscuros impulsos antisemitas, no puede evitar que le salte la térmica de su propia maldad, de sus odios hereditarios.

El octogenario de origen polaco, aunque involucrado en la cultura alemana, Günter Grass, se mostró abiertamente como un psicópata nazi producto del tiempo que sirvió en las Waffen SS hitlerianas, durante la SGM.

Grass que no sabía qué hacer de su puta vida, quizá por falta de una auténtica inspiración literaria, se lanzó a escribir un poema donde condena la venta de armas por parte de Alemania a Israel y dijo que no se debería permitir que el Estado hebreo lanzara un ataque militar contra Irán, país que cuyo líder político, vive engolándose, con producir una hecatombe atómica.

El poema, titulado "Lo que hay que decir” el autor de Tambor de Hojalata criticó con dureza la política nuclear de Israel contra Irán.

"La potencia nuclear Israel amenaza la ya de por sí frágil paz mundial" y está "fuera de control", sostuvo el novelista de ochenta y cuatro años.

"¿Por qué he guardado silencio hasta ahora?", se preguntó el literato alemán, quien aseguró que hasta ahora había callado para evitar la "condena" de ser acusado de "antisemita".


"Creía que mi origen, marcado por un estigma indeleble, me impedía atribuir ese hecho al país de Israel, al que estoy y quiero seguir unido", dijo.

A Grass se le escapó un pequeño detalle: la canciller alemana, Ángela Merkel, ha exigido que la Unión Europea incremente sus presiones contra Irán ante la resistencia al control de su programa nuclear por parte del régimen de Teherán, sospechoso de perseguir el desarrollo de armas atómicas.


Grass está sumamente sensibilizado por la paz mundial. Sin embargo, no tiene nada para decir de los Derechos Humanos conculcados en Irán, donde la mujer es un deslucido trapo de piso y las urnas están selladas.

Es extraño que Grass no tenga rimas para describir el verdadero genocidio que lleva adelante el presidente sirio Bashar al Asad, que viene asfaltando su país con

los cadáveres de los que él considera que son sus opositores.

Quien pudo militar en un ejército que eliminó a gran parte del pueblo hebreo de Europa, los israelíes son la

síntesis de su odio atávico.

Si Grass visitó alguna vez Israel sacó muy pocas conclusiones o padeció una repentina ceguera.

Grass muy pronto se irá al infierno, si es que existe. Lo real que detrás de él vendrán, lamentablemente, otras boñigas humanas.

Porque la vida es una fotocopia.

miércoles, 4 de abril de 2012

Argentina crisol de razas.


El antisemitismo es una reacción natural de tipos jodidos quienes desde la cuna mamaron el odio hacia el prójimo porque no se bancaron nunca sus propias miserias.

Si miramos lo que fue la Guerra de Malvinas y la participación que tuvo Israel enviando pertrechos para la Argentina, vía Perú, hubo la misma gratificación que recibió el país incaico cuando la Argentina le vendió armas a Ecuador en momentos que estos países estaban en conflicto.

El hombre que discrimina está al margen de toda lógica y por eso su animadversión es patológica por lo que no admite ningún otro tipo de consideraciòn.

A treinta años de haber finalizado la Guerra de Malvinas, me desayuné sobre la existencia de antisemitismo en el Ejército argentino leyendo párrafos del libro publicado por el periodista Hernán Dobry Los rabinos de Malvinas.

“La gran mayoría de los soldados judíos sufrieron el maltrato físico y verbal de parte de los sub-oficiales y oficiales”, explica a INFOnews el autor durante una entrevista conjunta con el veterano Silvio Katz, en la que hablan del maltrato.

“Silvio Katz llegó a las Malvinas junto con sus compañeros del Regimiento de Infantería Mecanizada 3 (RIMec 3), de La Tablada. El subteniente Eduardo Flores Ardoino “Me castigó todos los días de mi vida de soldado por ser judío.

Me congelaba las manos en el agua, me tiraba la comida adentro de la mierda y la tenía que buscar con la boca. Me trataba de puto, que todos los judíos éramos cagones y miles de bajezas más. El tipo se regodeaba con lo que me hacía, era feliz viéndome sufrir. Les decía a los demás que les hubiera pasado lo mismo si hubieran sido judíos como yo.”

Si bien es imposible saber la cantidad real de conscriptos israelitas que estuvieron combatiendo en las islas, ya que ni las Fuerzas Armadas ni las instituciones de la colectividad llevaron un registro, Hernán Dobry logró encontrar a veinticinco de ellos, de los cuales diez se prestaron a participar de su libro.

Un suboficial se sorprendió de que Pablo Macharowski, del Grupo de Artillería Aerotransportado 4, luchara hasta caer herido pese a su condición de judío. “‘Qué raro que vos que sos judío estés combatiendo acá’, me dijo. Soy argentino, no tiene nada que ver que sea judío o no. Al tipo le maravillaba, como si fuese algo ajeno”, resalta.

Claudio Szpin, del RIMec 3, vivió una situación similar mientras montaba guardia cerca de su pozo de zorro, junto a su amigo Sergio Vainroj. “Había una cosa de si

uno era argentino o no. Era como que por el hecho de ser judío no se terminaba de ser del todo argentino”, recuerda hoy.

Marcelo Eddi, del Regimiento de Infantería 1 Patricios (RI 1), estaba en Comodoro Rivadavia cuando su superior le ordenó que, junto a sus compañeros, formara frente al galpón sin paredes donde dormían. Allí les anunciaron que la sección Morteros, de la que formaba parte, saldría rumbo a las islas ese mismo día.

Eddi hizo todo lo posible para viajar y le cambió el lugar a un soldado que temblaba de miedo.

“El teniente primero que nos acompañaba era hijo de Adolfo Hitler, porque era nazi, se vestía igual y se peinaba con gomina para atrás -relata-. A mí me sacaron a un costado. Entonces, se paró al lado mío y me dijo: ‘Voy a llevar todos soldados criollos, no un judío’. Le respondí: No hay problema. Lo que pasa es que acá son todos valientes, como usted”. ‘A mí no me conteste, soldado’. ¿Qué va hacer? ¿Me va a pegar, a meter preso? Quédese tranquilo que cuando le tenga que dar la espalda, veremos, le dije y me gritó: ‘Judío de mierda.’”

Una situación parecida tuvo que vivir Sigrid Kogan, también del RI 1., unas semanas antes, tras la recuperación de las islas cuando su unidad aún estaba formada en Palermo y los oficiales pasaban con la lista

seleccionando quiénes irían a Malvinas. Una vez más, el ser judío fue la razón para que sus superiores se ensañaran con él. “Hicieron pasar a todos los soldados en el playón, empezaron a armar una lista y preguntaron: ‘¿Los judíos no van a ir? ¿Quiénes son los judíos? Ertel, Kogan, un paso para acá’ -rememora. Me dijeron: ‘Cuando nombre a Fernández, diga presente’. Entonces, yo judío, tuve que dar el apellido de un soldado que no había venido. No estaba en la lista original y terminé yendo a Malvinas por ser judío, sino, no me tocaba.”

La discriminación contra los judíos no fue una rareza que sólo padecieron las clases 62 y 63, sino que se trataba de un comportamiento habitual en muchos miembros de las Fuerzas Armadas en las décadas anteriores a la derogación del Servicio Militar Obligatorio, en 1995.

Ahora viene la otra parte dura de la vida de estos colimbas hebreos: la actitud de las entidades centrales de la comunidad judía consecuentes con la actitud que tuvo la población argentina frente a los veteranos de guerra, ya que no se preocuparon por el estado de los conscriptos israelitas, ni cuando regresaron al continente, ni en los meses siguientes, a pesar de que unas semanas antes habían estado gestionando el envío de los rabinos para prestarles asistencia espiritual.

Ante esta situación, Hernán Dobry le planteó al presidente de la DAIA, Aldo Donzis, en dos oportunidades las necesidades que tenían los veteranos de Malvinas judíos, para que realizara un acto en el que les reconocieran lo hecho durante el conflicto e, incluso, le entregó el listado con todos los datos de cada uno de ellos. Nunca obtuvo respuesta.

No creo que Donzis esté preocupado por los ex colimbas, ahora tiene que solucionar la situación planteada por una joven de la colectividad que lo denunció de haberla forzado sexualmente, cuando era una adolescente de diecisiete años.

La mujer hoy treintañera después de recorrer distintos estamentos de la colectividad sin el menor éxito, decidió dar a conocer su situación a través del sitio plazademayo.com que dirige el periodista Gabriel Levinas.

La vida es una fotocopia.