sábado, 27 de febrero de 2016

LA COHERENCIA PAPAL Y SU INDISIMULADA OJERIZA …

No es necesario compartir…`


 El Santo Padre es un declarado fanático de SAN LORENZO, y que no le importa que a su equipo le otorguen penales que no son  con tal de alcanzar la victoria. Él tiene la forma de encontrar el perdón del Señor para con los árbitros.

Pero ahora surge a la vista que el pontífice argentino tiene otra pasión el POPULISMO, ese que sojuzga a los pueblos, que convierte la Democracia, en papel descartable, y a sus dirigentes en verdaderos magnates, sin necesidad de trabajar, con sólo violar las arcas del ESTADO.

Si entramos a considerar todos sus viajes evangelizadores quedó demostrado, donde sus pies se posaron, los desvalidos, no recibieron ni un pobre crucifijo y menos el rosario milagro (so).

 MACRI se expuso a una evidente humillación papal, a sabiendas, para que mundialmente no lo malinterpretaran. No hay que olvidar que él es católico, pero gusta de las corrientes orientales y su mujer es descendiente de árabes. En cualquier momento lo convertirían en un espía del ISIS. Bueno esto no es posible, porque es responsabilidad de D’Elía.

EL POPULISMO PAPAL, quedó en evidencia, cuando Bergoglio viajó a Cuba para encontrarse con uno de los mayores criminales en más de seis décadas el venerado Fidel  Castro. Por supuesto que ignoró el dolor de la Mujeres de los Pañuelos Blancos, que viven reclamando por la libertad de sus familiares presos.
En México no reclamó por la desaparición de los 43 estudiantes. Y de boca de los propios mexicanos, lo del Papa dejó un sabor a poco.
No denunció al Presidente azteca por los crímenes que se suscitan a diario, y a los conocidos adherentes de la  corriente falopera.
Recibió al in (MADURO), y nada dijo de la enorme cantidad de presos políticos que se abarrotan en las cárceles venezolanas.

SE REUNIÓ CON PÁNFILOS RABINOS que ponderaron (no sé qué), porque nunca dijo nada que la expresidente argentina figura como una emblemática antisemita y al bufón de la reina, D’Elía nunca lo  acalló en su inocultable odio hacia Israel y los judíos.
Nunca dijo nada sobre ese mamotreto que fue el entendimiento con Irán y que le costó la vida a Nisman.
En estos temas como representante de la Iglesia Católica es coherente.

EL DISTRIBUIDOR POPULISTA DE ROSARIOS, entró en un grave lapsus cuando olvidó que  la benemérita trabajadora social   Milagro Sala amenazó al cura de La Quiaca JESÚS OLMEDO: "VOLVÉS A HABLAR DE MÍ Y TE VAS A ENTERAR." Este auténtico pastor de la fe católica, más de una vez hizo público lo que esta patotera infringió al pueblo jujeño. Su voz, por lo visto,  no llegó al Vaticano-

Habría que recordarle al Papa  que MACRI fue elegido por el pueblo argentino, que lo  prefirió al embaucador de la Provincia Buenos Aires, DANIEL SCIOLI, su preferido antes de las elecciones. Quizá por esto la bronca con el líder del PRO, que le escupió el asado.

CAMBIEMOS, banca a la Religión Católica con un presupuesto que podría permitir la construcción de Escuelas y Hospitales, y que, además; subsidia a las Escuelas Católicas que, por otra parte, no son gratuitas…Todo se va a la misma bolsa y falta el mangazo de CÁRITAS.

RECORDAR: LOS ÁRABES CON LA MANO IZQUIERDA, SE LIMPIAN EL CULO. 

domingo, 21 de febrero de 2016

EL GERIÁTRICO, DONDE LOS SENTIMIENTOS SE EVAPORAN (II y final)

Mi vida y sus infiernos… 

En noviembre de 1997 ingresaron en el geriátrico diez nuevos asistentes, todos ellos libaneses cristianos. Era gente muy respetuosa. Cobraban poco porque comían y dormían en el lugar. Lo que ahorraban lo invertían en mejorar la vida de los suyos y ampliar sus viviendas. 
Había un libanés que tenía mucho éxito con las mujeres. FARID, no hacía mucho que se había casado. Su mujer se había quedado en la aldea. Tenía toda la libertad del mundo: no solamente se cogía a algunas mujeres del barrio, sino también aquellas que venían a visitar a sus familiares. Rara vez dormía en su cama.
Con él tuve un entredicho porque el muy vago se aprovechaba de las chicas árabes. Hicimos las paces antes que yo me marchara. Me regaló una camisa.
EL ENCARGADO DEL PERSONAL era un tipo carismático, alto, de buen físico. Tenía mucha experiencia en el cargo. Con cuarenta y cinco años edad había reincidido en el matrimonio con una mujer mucho menor que él y con quien tenía tres hijos de cortas edades.
Algunas asistentas se mostraban dispuestas a mantener algún flirt con él, pero el tipo se mantenía al margen de todo esto: no quería complicarse con estas mujeres, quizá porque las consideraba inferiores, no merecedoras ni siquiera de un polvo sin pretensiones. En cambio, se perdió por la joven que enseñaba Manualidades. La acosada que era casada, renunció al laburo.
Como era una buena docente, el patrón obligó al acosador a disculparse y pedirle que retomara su tarea.
La acosada era hija de iraquíes. A pesar de haber nacido en Israel hablaba a la perfección el idioma de sus mayores. Fanática de la música árabe, ponía el pasacasete a full, a punto de aturdir. Había que rogarle que bajara el volumen. Por ella supe de la existencia de la cantante egipcia UMM KALZUM (n. 1904), una de las veneradas en el mundo musical árabe.
Desde niña demostró tener un gran talento para el canto. A los doce años, su padre la vistió como un chico para que pudiera actuar en su orquesta.
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A fines de 1997 a la Enfermera Jefe, la echaron por gorda y fea. En su lugar vino una pendeja físicamente potable, y profesionalmente solvente. A pesar de estar casada estaba decidida a pecar con el Encargado del Personal. Éste se mantuvo a la defensiva. Pienso, que aún estaba fresca en su memoria la mala experiencia que había tenido con la Profesora de Manualidades.
La nueva Enfermera Jefe, me tenía mucho aprecio y fue la que más lamentó mi partida.
EL CIRCO RELIGIOSO. Yo no tengo ninguna duda que la Religión es la cosa más perversa y que mayor daño le ha provocado al hombre.
El catolicismo alentó el odio entre los hombres especialmente contra los hebreos. Fue el artífice del crimen organizado a través de las Cruzadas y la Inquisición, entre otras linduras sacrosantas.
El Judaísmo con todos sus defectos nunca se nutrió del clientelismo religioso. Al contrario, siempre le puso escollos al que se quería convertir.
LA HUMILLACIÓN se vendía como una institución ideal para el religioso. Sin embargo, todo estaba montado en una vil patraña. Hasta se toleraba la agresión física a los ancianos, quienes se callaban por temor a las represalias.
Un árabe israelí y un ruso se pasaron de la raya: una asistente los denunció, para no verse comprometida.
Varios abuelos presentaban hematomas en distintas partes del cuerpo. Los imbéciles fueron despedidos. Y unos meses después, reincorporados. Eran mano de obra barata. Yo también lo era pero no pegaba.
El maltrato no era exclusivo de La Humillación. En uno de los geriátricos de la CGT—Histadrut, una joven árabe quemó con agua hirviendo a una anciana a la que estaba bañando. Quizá lo hizo porque en su propia casa le dijeron que los israelíes eran culpables de sus desgracias.
Cuando yo llegué a LA HUMILLACIÓN había dos jóvenes rabinos que se encargaban en controlar el Kashrut y darle apoyo espiritual a la gente del lugar.
Uno de los religiosos era un gordito jovial, tenía muy buena onda con todos. El otro era alto, delgado, callado y especulador. Éste le ayudaba al boss a ponerse los tfilim (es una de las más importantes mitzvot (preceptos) de la Torá. Ha sido observada y atesorada por miles de años, hasta nuestros días.)
Una vez que el negocio se hubo afianzado, el dueño de La Humillación decidió rajar a uno de los zánganos.
El gordito macanudo, que se llamaba SAÚL igual que yo, le sirvió en bandeja al iraquí la oportunidad de despedirlo.
Saúl se había calentado con una asistente. Como la chica le daba bola se vino una noche al geriátrico y se la trincó en la ropería.
La chica había nacido en Bujara, Uzbekistán, donde nuestros orígenes datan de los tiempos del imperio romano.
La asiática, que era tartamuda, cubría el tercer turno: de veintidós a seis de la mañana. Se había corrido la bolilla que era ninfómana y que con su concha daba unos discursos bárbaros.
LA CHICA DE BUJARA, a sus veintidós años, tenía un lindo físico. Una vez la vi calentando a un geronte: mientras ella le ponía el pañal, el pobre tipo le acariciaba una teta. La tartamuda se reía feliz: le daba un poco de alegría a quien
ya manoteaba el más allá.
---Era tan buena samaritana como la changuita que yo había conocido de Capilla del Monte. En el baño del único cine, le hacía debutar a los chicos que ella consideraba merecían perder la virignidad..
Un día el jadeo de la pareja fue oído por un asistente árabe israelí, a quien la tartamuda lo había rechazado un par de veces. Ella no quería complicarse la vida con el tipo porque estaba en pareja con una israelí que también trabajaba en La Humillación.
El asistente árabe israelí encontró la forma de vengarse deschavándolos ante el Encargado del Personal. El rabino y la ninfómana fueron a parar a la calle.
EL REBEH sobreviviente se convirtió definitivamente en el alcahuete del patrón. Se cuidaba de no disgustarlo. Dejó de cuestionar cualquier irregularidad, inclusive la no observancia del Kashrut. Su conciencia religiosa se había ido al carajo.
A mediodía se daba una vuelta por el hogar para garronear el almuerzo. Y a fin de mes venía a buscar su sueldo.
Para disimular su “no me importa”, un par de veces me pidió que pusiera el ojo en la distribución de los platos y los cubiertos, para que no se mezclaran los destinados a los lácteos de los cárnicos.
Yo me hacía el desentendido: no era esa mi función y tampoco me interesaba. Y tampoco le importaba a la patronal.
Yo tuve que trabajar para las PASCUAS-- PESAJ de 1998. Uno de mis compañeros, un ruso que había vivido muchos años en Australia, tuvo la infeliz idea de hacer aliá cuando ya era un sesentón.
El australiano me reprendió porque yo comía pan común que me había convidado un asistente árabe y no el pan ácimo—matzá propio de la fiesta pascual. No le respondí para no entrar en disquisiciones filosóficas-religiosas.
A la hora de la cena no se pudo juntar el número suficiente de hombres para cumplir con los rituales que marca esta fiesta religiosa. Hubo que recurrir a los cristianos libaneses para poder legalizar el circo.
EL RUSO – AUSTRALIANO—ISRAELÍ se dio cuenta, tardíamente, que entre los que invocan a Jehová también sobran los hijos de puta: lo despidieron de La Humillación mientras se estaba restableciendo de una apendicetomía.
La vida es una fotocopia.
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MUERTE EN EL INODORO. La Humillación era, como en la mayoría de los geriátricos, una verdadera yacija donde se amontonaba aquella gente, de distintas edades, que era considerada obsoleta por sus familiares.
Aquí no se diferenciaba entre los que pagaban la internación de aquellos que estaban a cargo de la Seguridad Social. Todos tenían el mismo destrato.
Entre las asistentes había una ucraniana que bien podía ser considerada la versión femenina de Sansón. Era tan bruta que era capaz de noquear de una palmada.
No sabía una palabra de hebreo. La tenían porque era barata y a pedido de su hija una chica divina.
El marido de la ucraniana no quiso hacer aliá. Se divorciaron antes del viaje.
Nunca entendió cómo se había casado con esa especie de Vaca Aurora (historieta argentina.)
Algunas mañanas yo compartía con la Ucraniana Bruta el cuidado de los internos durante las clases de Manualidades.
Un día, lo recuerdo como si fuera hoy, una de las mujeres le pidió a mi compañera que la movilizara al baño en su silla de ruedas. La sentó en el inodoro y después se fue a desayunar.
Los asistentes teníamos el breakfast a media mañana, en dos turnos de media hora.
De pronto, se me dio por mirar en dirección al baño y vi que la silla de ruedas aún permanecía en el mismo lugar.
Disimuladamente me acerqué hasta la entrada del baño. La anciana estaba recostada sobre una de las paredes del beit shimush, que era más largo que ancho. No me hizo falta tomarle el pulso para darme cuenta que estaba muerta.
Yo seguí con mi rutina. No estaba para complicarme la vida. Menos en un ámbito como éste, donde todo se tapaba con tal de resguardar el negocio.
Cuando la Ucraniana Bruta volvió al salón, yo me fui a desayunar.
Una hija de la fallecida que no estaba satisfecha con las explicaciones que le habían dado sobre la muerte de su madre, empezó a indagar al personal, que ya había sido instruido de lo que debía contestarle.
Finalmente la mujer se dio por vencida y nunca más se la vio por La Humillación.
--- Recordé a mi Tío Isidoro, soltero él, que se había muerto sentado en el inodoro de su casa.
En LA HUMILLACIÓN se contrataba personal sin tomar en cuenta sus antecedentes. Y casi no se observaba su conducta, salvo que cometiera una falta muy grave, o no fuera del agrado del Encargado del Personal.
Los peores asistentes eran los provenientes de la exUnión Soviética.
De esta corriente inmigratoria fue el grupo de neonazis detenido por provocar actos de vandalismo. Increíble pero cierto.
HABÍA UNA MOSCOVITA desprendida del rebaño comunista que había llegado al país en 1995. Tenía menos sensibilidad que un nazi.
La Moscovita Insensible tenía treinta años de edad, ojos saltones e inexpresivos y un pasado de bailarina clásica, que ya no se le notaba: se había ensanchado de todos lados. Estaba casada en segunda nupcias con un compatriota suyo, médico de profesión, que estaba revalidando su título para poder ejercer la Medicina en Israel.
En un principio ella se mostró abierta conmigo y me contó que su primer marido había sido un musulmán con quien no había tenido hijos. Ahora era madre de una nena.
Su mayor frustración era haberse visto forzada a dejar la danza por una lesión en un pie.
La buena relación entre nosotros, duró muy poco. Ella hacía el segundo turno y un día que yo me había quedado a hacer horas extras, la mandé a pasear con familia y todo cuando vi cómo maltrataba a los ancianos que estaban a su cargo. Era capaz de negarles hasta un vaso de agua. La denuncié a la patronal por abandono de persona.
Yo me fui de La Humillación y ella seguía en el mismo puesto y manteniendo idéntica tesitura. Por qué la iban a echar si la mina era barata.
En este mundo los sentimientos están subordinados a la rentabilidad de un negocio.
La Moscovita Insensible se había hecho muy amiga del ambulanciero, un muchacho árabe-- israelí, que estaba casado y tenía tres hijos. Su familia vivía en un kfar cercano a Haifa. La visitaba una vez por mes. El trabajo se lo consiguió un hermano suyo, que era enfermero profesional en un hospital de Tel Aviv, y por las tardes cumplía un turno en La Humillación.
Un día corrió el rumor que a La Moscovita Insensible y al Ambulanciero los habían encontraron cogiendo en una de las habitaciones aprovechando la ausencia de sus inquilinos.
Era comprensible: la mina tenía que esperar que su marido viniera el fin de semana para atenderla sexualmente. Y había veces la espera se alargaba porque su esposo se tenía que quedar, para cumplir un turno, en la residencia del hospital escuela.
PROHIBIDO REBELARSE. Muchos internos solo sabían expresarse llorando o gritando. Esta forma de hacerse entender le molestaba al Encargado del Personal quién rápidamente le ordenaba a la Enfermera Jefe que callara a los incordiosos. Se los medicaba. Idéntica suerte corrían los que pedían más comida, los que querían un mejor trato y aquellos que decían la verdad. En La Humillación los residentes tenían que ser mansitos.
Hubo un caso que me golpeó fuertemente. Una señora, de unos sesenta y cinco años de edad llegó a La Humillación porque su hija no la podía seguir cuidando: se le había presentado un trabajo que la iba a mantener alejada por mucho tiempo del país.
A la nueva habitante de La Humillación se le asignó una habitación en el ala contraria a la que yo atendía.
Esta mujer evidenciaba tener sus apetencias sexuales intactas como cualquier persona normal. El problema que en el geriátrico no se admitían las relaciones íntimas entre gerontes.
La Enfermera Jefe la trató como a una ninfómana. Y mediante la administración de unos medicamentos la sumió en un profundo letargo.
Un día no vino a desayunar. Fui hasta su habitación. Me encontré con una mujer atada a la cama. Tenía puesto un pañal y una sonda vesical. Mantenía los ojos cerrados. Nunca más volvió a caminar.
Cuando su hija regresó del exterior y preguntó qué le había pasado a su madre que estaba tan deteriorada la Enfermera Jefe le metió el cuento. Y en esto quedó todo.
EL ÁRABE ISRAELÍ, el mismo que denunció al rabino por montarse a la joven de Bujara, se encargaba de higienizar a la ninfómana. Cuando le tocaba las zonas pudendas la pobre se retorcía de placer. A esta mujer ni un regimiento la hubiese logrado serenar.
Estando en su silla de ruedas buscaba algún un punto de apoyo que le permitiera frotarse.
Uno de los internados tenía una hija que venía a darle de comer todos los mediodías. El hombre tenía muy mal carácter. EXEMPLEADO BANCARIO, era obsesivo con su cuerpo y su ropa. Había que bañarlo y afeitarlo todos los días. Yo le había agarrado la vuelta y a pesar que no estaba entre mis pacientes, me habían pedido que me encargara de él.
A los dos meses me quitaron esa responsabilidad, sin decirme el porqué de esta decisión.
La hija del exbancario se puso furiosa: quería que yo siguiera cuidando a su padre. Le dijeron que si no estaba conforme que se llevara a otro sitio.
La pobre se fue al mazo. También se apichonó cuando dijo que iba ir a denunciar a la policía el robo del reloj de oro de su padre: el dueño del geriátrico volvió a amenazarla con rajar a su progenitor.
El exbancario era un espécimen difícil de tratar y cuidar y no cualquier geriátrico le iba a soportar sus exigencias.
HABÍA UN SOLTERÓN que se desvivía cuidando a su madre. Él se encargaba de cobrarle su magra pensión y con esa plata darle algunos gustos.
Una noche se apareció un hermano suyo reclamándole un pedazo de ese dinero. Como el Hijo Pródigo se lo negó, el Caín le metió tremenda trompada que no solamente lo tumbó sino que en la caída se quebró un brazo.
Este bochornoso espectáculo lo presenció la madre que no paró de gritar y llorar viendo como sus hijos se peleaban.
UN HOMBRE FORNIDO, mentalmente en condiciones de vivir una vida independiente, estaba desconsolado porque sus dos hijos lo habían encerrado en La Humillación y lo tenían abandonado. Además, lo habían presionado para que vendiera un inmueble que estaba en pleno centro de Tel Aviv, cuyo valor superaba el millón de dólares.
El tipo se lamentaba: “No son capaces de traerme ni una mísera fruta sabiendo lo mal que se come aquí.”
En marzo de 1998 los hijos del Hombre Fornido se fueron de vacaciones con sus respectivas familias a Tailandia. Por el buen trato que yo le brindaba al padre, me trajeron de regalo una camiseta de manga corta, de tan burda confección que, después del primer lavado, no me sirvió ni siquiera de pañuelo.
Durante el año y medio que estuve en LA HUMILLACIÓN noté que las mujeres no le tenían paciencia a sus maridos internados. Había como un rechazo hacia ellos. Venían a verlos de puro compromiso. En cambio no era lo mismo con los hombres que se mostraban pacientes con sus esposas.
Por lo visto la mujer es mucho más rencorosa que el hombre. Perdona en apariencia. Pero cuando puede: pasa factura.
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SILLA DE RUEDAS. La representación más antigua se encontró en un grabado chino que data desde antes del año 525. La primera fue fabricada en 1595 para el rey español Felipe II (n. 1527) A principios de 1930, el ingeniero Harry Jennings fabricó la primera silla de ruedas de acero tubular plegable para Herbert Everest, un amigo parapléjico suyo. 

LA DEMOCRACIA DEBE VIGILARSE A SI MISMA.


MI VIDA Y SUS INFIERNOS.
Dijo el recientemente fallecido escritor Humberto Eco: "Hoy, cuando afloran los nombres de corruptos o defraudadores y se sabe más, a la gente no le importa nada y solo van a la cárcel los ladrones de pollos albaneses (ladrones de gallinas)". Humberto Eco.
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Lo  que pasa en un Hospital, como el Posadas, o lo que fue el HIGA marplatense,  se puede entender cómo se vive en este país y la naturaleza moral de muchos que son parte de la dirigencia de este país.
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Cómo un reflejo de un tiempo que no pasa y gente que no aprende el actual  jefe de gabinete nacional  MARCOS PEÑA, afirmó que la baja del mínimo no imponible es un gran esfuerzo fiscal y advirtió que los GREMIOS DEBEN COMPRENDER que la modificación de las escalas recién podrá aplicarse el año próximo. Y calificó de “antipatriotas” a quienes suben precios por la devaluación.
Se recuerda a aquella famosa frase de quien fuera ministro de Economía en el último tramo del gobierno de Alfonsín Juan Carlos Pugliese quien dijo: es hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo...”
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Los grandes patriotas, esos que viven destruyendo el país mediante la evasión impositiva, no invirtiendo,  construyendo  edificios monumentales y declarándolos, como tierra baldías, fueron quienes permitieron la llegada de   quien tendría que ser borrado de las paginas de la Historia,  el impresentable, analfabeto  de la indignidad riojana, CARLOS MENEM.
Si alguien cree que gobernó que indique un acto de Gobierno, salvo de malvender las joyas de la abuela…
La Argentina es el único país del mundo que no tiene líneas ferroviarias.
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Durante el oscuro menemato no hubo planes de  SALUD ni  de EDUCACIÓN, eso sí: se creó un adefesio:     el reemplazo de la histórica escuela primaria por la Educación General Básica (EGB) que extendía de siete a nueve años de escolaridad obligatoria.
En cuanto a  la escuela media o secundaria se estableció   EDUCACIÓN POLIMODAL de sólo tres años de duración y con un fuerte compromiso en su oferta de terminalidades, con el mercado laboral.
Los únicos que hicieron pingües negocios  fueron las escuelas privadas, cuyo mayor avance pedir al Estado subsidios y tener a sus docentes, bajo la línea de pobreza. Y donde el conocimiento fue el estricto cumplimiento de la  cuota mensual.
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ALFONSIN, se desdibujo cuando pactó con Menem en un acuerdo absurdo,   que solo favoreció al entonces presidente, en vez de dedicarse a explicar cómo y porque tuvo que entregar el poder antes de tiempo. Quedó en deuda con toda una generación.

El periodista BABY ETCHECOPAR en una definición realista expresó: "Si Macri no mete veinte  tipos en cana por día, en mayo se lo llevan puesto. Macri tiene que aplicar mano dura, lo quieren desestabilizar." 
 La gente está cansada de promesas de Justicia y termina convalidando las expresiones de Humberto Eco, admirando al corrupto.
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 Ningún PERONISTA, por más que se asemeje a un tipo naif, siempre lleva el cuchillo bajo el poncho. El populismo de Perón, era igual a de sus colegas: el chileno Carlos Ibáñez del Campo o del venezolano Marcos Pérez Jimenez: perpetuarse en el poder.
A pesar que hay un peronismo sin jinetas su  naturaleza autoritaria sigue indemne.
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EL PERONISMO no es ideológico sino rapaz. No hubo gobierno que no estuviera involucrado en actos de corrupción: no por una simple cometa sino por todos los barriletes.
Los funcionarios confunden los bolsillos y toman como suyo lo que son de los otros.
Los gobernadores e intendentes, hacen  del erario una especie de trampa para que a la hora de votar, tener  al votante a su merced.
Y los sindicalistas lo único que quieren tener las arcas de las obras sociales llenas, no para el beneficio de sus afiliados sino para su propia glotonería.
El Caballo Suárez del SOMU, juzgado por montarse a los mangos de su gremio SOMU). Y Milagro Sala, que nunca imaginó verse entre rejas, no son hechos aislados. Es todo harto conocido.
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LO QUE HAY QUE EVITAR QUE EL DESENCANTO SE APODERE DE LA GENTE…CASO CONTRARIO LA JUSTICIA, VOLVERÁ SEGUIR EN SU PROLONGADO LETARGO, DESDE 1990.
LO INCREÍBLE QUE  SIGUE VIVITA Y COLEANDO LA JUEZA  SERVINI DE CUBRÍA (siempre cubrió), la misma que censuró a Tato Bores y movilizó a distintos sectores de la Cultura, en repudió a su decisión.
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LA VIDA ES UNA FOTOCOPIA.
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viernes, 12 de febrero de 2016

EL GERIÁTRICO, DONDE LOS SENTIMIENTOS SE EVAPORAN… (I)



 Mi vida y sus infiernos…

 Yo necesitaba trabajar…había mucho trabajo en geriátricos, pero al principio me incliné por los cuidados domiciliares de pacientes. Era una tarea ingrata teniendo en cuenta que uno sabía que cuando se moría, uno tenía que volver a a  esos dadores, explotadores, de trabajo a domicilio, tipo MANPOWER.  A  la empresa solo le  interesaba el negocio, que fuera bien redondo,  ya que se quedaba con la mayor tajada de lo  que pagaba la familia del asistido o en su defecto, la Seguridad Social. Por supuesto que a empresa le importaba tener postulantes, no se averiguaba sus antecedentes, podía ser un asesino serial o un  cleptómano.

 Mi primer paciente fue  un hombre que padecía  el MAL DE PARKINSON, trastorno neurológico  que se da principalmente en personas de avanzada edad, y se  caracteriza por una  lentitud en  los movimientos voluntarios, debilidad y rigidez muscular y temblor rítmico de los miembros.
Yo iba solamente por  cuatro horas en horario vespertino  de domingo a jueves.
A  mi paciente lo liberaba de su silla de ruedas y lo  ayudaba a caminar por el  amplio  salón de su casa para que pudiera   desentumecer sus débiles piernas, 
Le trataba de dar  ánimo. Por momentos me daba la sensación que me entendía.
A las siete de la tarde le daba la cena y dos  veces por semana lo bañaba.
El Hombre del Parkinson, en sus años útiles, había sido un excelente carpintero. Ganaba muy bien y así fue como se construyó la mansión que habitaba en una de las zonas más caras de Tel Aviv. 
El Hombre del Parkinson  tenía lindas facciones. En cambio su esposa era una petaca  de mal carácter que maltrataba a su marido, como si su intención fuera que se  muriera  pronto. Quizá  se estaba vengando de algún acto de infidelidad  que ella no   podía olvidar.
 El Hombre del Parkinson estaba feliz conmigo.   Él me esperaba ansioso, se le  notaba en sus ojos cuando me veía llegar.       
Un día le tuve que parar el carro a La Petaca  porque empezó a exigirme  cosas que no estaban incluidas en mi función específica, sacar la ropa del lavarropa y conlgarla.
 LE TOMÉ MÁS BRONCA CUANDO SUPE QUE ERA RUMANA. Ya me tenían harto, los propios y ajenos. Se me habían amontonado en mi vida y no sabía cómo sacármelos de encima.

EN ESA CASA  VIVÍA    UN HIJO SOLTERÓN, gran consumidor de bebidas colas.  Esto justificaba el tamaño de su panza. Había estudiado de todo y recibido de nada. Cuando lo conocí  practicaba la holgazanería.
El día que le dije al  Hombre del Parkinson  que no lo  iba a seguir atendiendo se puso a llorar. La noticia lo había agarrado en un momento de plena  lucidez.
 Lo que ganaba no me alcanzaba para nada. Mientras atendía a él, me anoté en otra empresa como para tener la mañana ocupada.

Me dieron para atender a un enfermo de  Alzheimer en fase terminal . Esta  enfermedad produce  una  atrofia cerebral difusa, asociada generalmente con demencia, que se presenta de ordinario en la edad senil.
Me era duro verlo sufrir ¡Qué gran solución fue para él la muerte!      
Vaya suerte la mía: también esta familia era   rumana.
La  esposa del enfermo era  una reliquia de maldad. Me trataba como si yo fuera culpable que su esposo se estuviera muriendo.  
Una   nuera  cada vez que lo venía a visitar   me elogiaba  de lo bien que yo  lo atendía. Más de una vez me preguntó cómo hacía para soportar a la arpía de su suegra.
A mi paciente alcancé atenderlo un mes y medio. Y partió. 
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JAMES PARKINSON.  Médico clínico, sociólogo, botánico, geólogo, y paleontólogo británico (n. 1755). En  1817  describió  la enfermedad que  lleva su nombre.
Aloysius Alzheimer.  Psiquiatra y neurólogo alemán (n. 1864).  Identificó por primera vez los síntomas de la enfermedad  en una paciente que trató en 1901.
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  ME FUI ACOSTUMBRANDO A ESE MUNDO INHÓSPITO
Yo sabía que los  geriátricos siempre estaban necesitados de  personal. No era una tarea fácil, la paga era mezquina y el recambio de personal permanente. La ventaja que  no había que estar  pendiente de la vida de un  paciente, para poder cobrar el sueldo. En un diario pesqué  el  aviso de un BEIT ABOT, que  hacía un mes que se había inaugurado.  Llamé por teléfono y la persona que me atendió me dijo que me presentara al día siguiente. Me dio la dirección. Desde Bat Yam, donde yo residía   tenía unos cuarenta y cinco minutos  de ida. 
EL GERIÁTRICO  se hacía cargo de   la seguridad social  del trabajador y le pagaba el ochenta  por  ciento del precio mensual del  boleto del colectivo y nada más. 
Para tener un salario medianamente  aceptable había que  meter horas extras a lo pavote. 

A mí se me asignó el segundo piso donde estaban los pacientes que eran  lúcidos   pero   imposibilitados de caminar.  Los movilizábamos  en sus sillas de ruedas.        

EL  GERIÁTRICO LA HUMILLACIÓN, era un edificio de tres pisos.  Estaba ubicado en el corazón de una  comunidad religiosa   En cada habitación había más camas de  las permitidas por el Ministerio de Salud. El dueño  sabía cómo infringir las leyes.
En cada piso había  una pequeña cocina donde se preparaba  el té, el café con leche y los jugos. Y en la heladera se guardaban  las gelatinas  que se servían a media mañana y después de   la siesta.

LOS ASISTENTES DEBÍAMOS  LAVAR  LAS VAJILLAS. Los platos, las tazas, los vasos  y  los cubiertos estaban  separados entre aquellos que eran utilizados para los alimentos   lácteos de  los cárnicos.  Se debían  conservar aspectos básicos de la religión judaica.
La cocina donde se elaboraban los alimentos   estaba en el subsuelo. Era moderna, toda de acero inoxidable. La cocinera era una  israelí y sus ayudantes eran jóvenes árabes israelíes, muchos de ellos laburaban para luego ir a los boliches bailables de Tel Aviv.

LOS    ALIMENTOS  ERAN TRANSPORTADOS a los pisos en  unos carros eléctricos utilizando  uno de los dos ascensores  que tenía el edificio. Las ollas térmicas estaban metidas en una fuente de agua caliente para que los comensales recibieran la comida  a una temperatura ideal.
Al principio la comida  tenía  calidad  y cantidad. Después,   no fue ni una cosa ni la otra.    La gente se quedaba con hambre. Los familiares no podían hacer nada para mejorar la situación. La patronal no los escuchaba. Y el único camino que les  quedaba era llevarlos a otro geriátrico.   Había   peores lugares que La Humillación.
 Casi todos los geriátricos tenían sus plazas cubiertas. Cama que se desocupaba había otro cuerpo que se acostaba.

EL DUEÑO DE LA HUMILLACIÓN  era un tipo joven, descendiente de iraquíes. Se hizo rico cuando  se ganó la lotería— el Mifal a Pais.  Su padre, que era maestro mayor de obras,  le construyó el edificio.
No necesité mucho tiempo para darme cuenta que el iraquí era un mal bicho, un falso consagrado. Todas las mañanas rezaba en su oficina. Dejaba la puerta entreabierta para que todos los asistentes viéramos cómo se reconciliaba con Dios, para  que  no lo castigara  por explotar al personal, por mezquinarles la comida a los abuelos  y por mentirles a los familiares  sobre las bondades del lugar.
Cuando se inauguró el geriátrico  tenía    salas  de hidromasajes. A la semana las quitaron  para transformarlas en  dormitorios. Privaba la rentabilidad por sobre el  confort. Hasta se llegó al extremo de convertir    los refugios en habitaciones, cuando debían permanecer desocupados  y acondicionados en caso  de una confrontación bélica.

EL DUEÑO DE LA HUMILLACIÓN  tenía untado  a algunos de  los inspectores del Ministerio de Salud, quienes le avisaban cuando iba a producirse  una inspección.   
Entonces el personal se encargaba  de poner la casa en orden: las camas que estaban demás  las escondíamos en un depósito;  se modificaba la planilla del  personal  aumentando   su número para que se ajustara a lo  exigido por ley. En la lista de los trabajadores figuraban los que habían renunciado y algunos que nunca habían  estado con nosotros.
No sé de dónde sacaban  esos nombres y sus documentos respectivos.  La maniobra tenía un gran parecido a los padrones electorales argentinos.
En el turno matutino éramos  cuatro los asistentes por piso. Dos en cada ala. De tarde podían ser tres, a veces dos; y de noche uno y una  enfermera para todos los pisos.
 Yo cumplía el horario de seis a catorce. En mi grupo había una   israelí y el resto eran filipinos, todos ellos buena gente. A los asiáticos yo les hablaba en inglés.

RAQUEL, mi compañera era descendiente de  sefaradíes.  Era una flaca escopeta: la comían  los  nervios.  Se bajaba dos atados de Time por día.  Había enviudado siendo  muy joven. Su marido  fue  atropellado por un auto cuando cruzaba la calle.
Tenía un hijo  que a  los dieciséis años  ya gozaba de un vasto  prontuario  por gresca y hurto.  Más de una vez en plena madrugada tuvo   que ir a sacarlo de la comisaría. El pibe no  estudiaba y tampoco  trabajaba. La pobre madre le bancaba la vagancia.    
Raquel se había echado un  amante. Era un empleado jerárquico de la empresa  láctea  Tnuva,   propiedad de la CGT.
Un día ella lo despachó   cansada de  garchar en la clandestinidad  y de las falsas promesas que largaría su mujer. 
Raquel era veterana trabajando en geriátricos. Me fue de mucha ayuda.
Todas las mañanas   me esperaba  en la parada del colectivo donde yo descendía para tomar  la combinación  que nos dejaba en la puerta del laburo. 
Fuimos un buen tándem, y  mejores amigos.

EN  LA HUMILLACIÓN no había  estabilidad laboral. Continuamente se renovaban los planteles.  El patrón prefería echar a un determinado número de trabajadores y después volverlos  a tomar y en  caso de despido  no  indemnizarlos.
Pedir un aumento era un imposible. 
En un principio cualquier trabajador podía almorzar. Después se dijo que podían hacerlo aquellos que cumplían doble turno. La comida no siempre alcanzaba: había que conformarse  con las sobras. 
Yo me  podía jactar de ser distinto al resto de los asistentes, si me guiaba por los regalos que me hacían los familiares de la gente que yo atendía. Esto terminó molestando al Encargado del Personal, un tipo delirante, que vivió un tiempo en el Brasil y que terminó con una úlcera sangrante,  quien  un buen día  decidió pasearme por los otros pisos. 

A   los gerontes no los bañábamos todos los días. Con la práctica íbamos seleccionando aquellos que veíamos que apestaban a orina o que se habían cagado hasta la coronilla.  Para trasladarlos hasta las duchas  utilizábamos unas
sillas plásticas.  El asiento era hueco en su  parte central. Y había una bacinilla para que las deposiciones cayeran en su interior  mientras los lavábamos.   
Los asistentes no teníamos una  ropa adecuada para entrar  a  las duchas.  Por más que  yo me cuidaba  salía empapado.   Un hongo me afectó el dedo gordo del pie derecho. Casi pierdo la uña.

A todos los pacientes   les  poníamos  pantalones, lo que nos facilitaba a la hora de tenerlos que movilizar. Sin embargo, había familias religiosas querían que   sus mujeres solamente se  vistieran  con polleras. El problema que había algunas que eran muy gordas y difíciles de sostener.  Más de una  se nos cayeron  al piso. O nos ayudábamos entre nosotros, o se utilizaba una especie de guinche portátil…
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Trabajé en un geriátrico marplatense, y vi como jóvenes criaturas dejaban el laburo, por haberse roto las espaldas, al tener que movilizar a los internos arrastrándolos con sillas comunes..
No había sillas de ruedas…una brutalidad inimaginable, pero real.
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Yo tenía una buena relación con todos los trabajadores.  Siempre estaba dispuesto a ayudar, especialmente a las chicas árabes israelíes, porque   los varones de su comunidad se aprovechaban de ellas, recargándolas de tareas, mientras ellos se rascaban.
Por supuesto que la patronal los protegía, no supe el motivo.

LAS FILIPINAS venían  a trabajar  a Israel para poder  ayudar a  sus familias. Lo poco que ganaban en el geriátrico era una fortuna en su país.
Muchas de ellas  se enteraban que sus maridos  le habían  dilapidado  todo  en tragos y juergas. 
Sus historias eran parecidas a al  de aquella   prostituta mendocino,   que se fue a Curazao para mejorar la situación económica y su cafiolo, en vez de ahorrar el dinero que ella le enviaba, se lo tiró   en una  joven estrellita de teatro.

Yo tenía muchas amigas   árabes israelíes no solamente se habían encariñado conmigo sino que me contaban sus cuitas. Una de ellas, estudiante de Sociología en la universidad de Tel Aviv, antes que yo  me fuera del geriátrico  me regaló un libro del escritor de origen húngaro  Efraím Kishón, (n. 1928.)

LA RESPONSABLE DEL LAVADERO   ERA UNA ADOLESCENTE. ASRA físicamente parecía mucho más a sus declarados  dieciocho años. Caprichosa no se cuidaba ni exigía condiciones laborales, a pesar que yo me peleaba con ella y por ella con patronal. Nadie movía un dedo para solucionarle el problema.
Tres veces fue internada por intoxicación su lugar de trabajo:  no tenía la ventilación adecuada.   
ASRA  era de las tantas que no ponían un mango en la familia. Todo se lo ganaba en pilchas y boliches



martes, 9 de febrero de 2016

EL DEMACRADO ROSTRO DEL CINISMO….

Una opinión que no debe ser compartida


SI se  RECORRE LA HISTORIA DEL PUEBLO HEBREO, uno puede darse cuenta que siempre ha sido el  talón de Aquiles,   para todas las sociedades, por sus principios morales, su fe en un Dios sin intermediarios, y su enorme  aporte cultural y científico. Todo lo que, en  definitiva, produce en aquellos que quieren  tener un pueblo sumiso, timorato, carente de respuestas, ante la perspectiva de perderse un supuesto paraíso, si no se avienen a los mandatos de un grupo de mentirosos compulsivos, a quienes, por supuesto,  no se les puede  criticar.
Es sabido que esos MERCENARIOS DE LA FE no  trepidan, si es  necesario, matar a aquellos que intentan pensar…

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      LA MALDAD ES UN GRAN NEGOCIO, sino no habría literatura, teatro, cine, y programas televisivos. La bondad importa a muy pocos.
    Basta recordar que asesinos confesos fueron tapa de la revista yanqui TIME:   Adolf Hitler en 1938 y Joseph Stalin en 1939 y  1942;  y el Ayatollah Khomeini en 1979, cuando en Irán eran secuestrados estadounidenses, manteniéndolos  en esta situación durante cuatrocientos cuarenta y cuatro días.
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LA HISTORIA es para los incautos y para aquellos que sueñan con un mundo mejor. Porque el devenir de los hechos sucumben cuando de dinero y   poder se trata.
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LA MAYORÍA DE LOS PAÍSES MUSULMANES tienen a su población en situación de total ignominia, ni qué hablar de sus mujeres.
Pero esto no importa: que las niñas sufran ablaciones  o lapidaciones, es lo de menos. Que el pueblo pase hambre mientras sus monarcas y políticos, se gastan fortunas en equipos de fútbol, en mujeres y lujos personales. Pero para el mundo occidental y cristiano, son gente de bien, porque con ellos se hacen pingües negocios.

LAS GUERRAS, son enormes fuentes de ingreso para quienes las provocan. Un país como SIRIA, se halla cubierto de escombros. El conflicto se podría solucionar en contados días,  pero soluciones pacíficas no es negocio para nadie.
Prefieren simular la bondad dando refugio a las víctimas, en vez de invertir en el crecimiento del país forzando una paz consensuada.
Algo similar sucede con la NACION KURDA, o con los conflictos territoriales en AFRICA.
Mientras tanto  los voceros de los principales credos del mundo se desgañitan hablando para sordos malintencionados.
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EL PAPA FRANCISCO viajó a Cuba en un hecho que fue considerado sin precedentes. Pero no tomó ninguna decisión de fondo como para denunciar la enorme cantidad de presos que tiene la dictadura castrista. Tampoco se esforzó por recibir a las mujeres que luchan por la libertad de sus familiares.
Se habla de las nuevas relaciones entre la Isla y EEUU., sin embargo el presidente yanqui Barack Obama,  revela las posibilidades  comerciales que ofrece Cuba, pero que los presos políticos, inocentes victimas, que se pudran en las gayolas. 
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ISRAEL es un pequeño país, que a los árabes  les produce escozor, porque les muestra un camino que a ellos no les conviene recorrer, porque se descubriría que el CORÁN no dice ni la mitad, que los jerarcas utilizan para  predicar con el propósito de mantener el  rebaño atado.

EUROPA, incluido el VATICANO, reciben al religioso iraní HASÁN ROUHANÍ, presidente de un país, que pregona la destrucción del ESTADO DE ISRAEL y niega el HOLOCAUSTO.
ITALIA se humilla al punto de tapar obras de arte, con taparrabos, para no ofender al visitante, como si fuera un personaje educado en el  inquisitorial mundo   de la Edad Media.
FRANCIA, la cuna de las libertades, no le importa lo que sucedió con el semanario CHARLES HEBDO, y le da la bienvenida a quien alimenta y arma a la lacra terrorista musulmana.

TODA REFLEXIÓN ES ABSURDA:     lo que importa  son los negocios, y estos están por sobre la condición humana.