Si no lo sabes te lo cuento.
JUAN ERNESTO ALEMANN: Exsecretario de Hacienda de la Nación, entre 1976 y 1981, fue imputado por un suceso de 1980, cuando concurrió a la Escuela de Mecánica de la Armada en calidad de funcionario público, a efectos de tomar contacto con Orlando Antonio Ruíz, quien se encontraba privado ilegítimamente de su libertad en ese centro clandestino de detención. A raíz de eso, fue acusado como coautor del delito de tormentos, agravados por tratarse de un perseguido político.
ALFREDO BISORDI:
El
juez de Casación se topó con un escrache de la agrupación H.I.J.O.S., en 2007,
por haber cajoneado las causas de los genocidas. De antemano, tapó toda su casa
con un material especial, para que no quedaran rastros de los bombazos de
pintura: sí, todo un experto en borrar manchas. A diferencia de los demás actos
de condena social, en aquella oportunidad no se pudo llegar hasta la puerta de
la casa del particular escrachado, porque el operativo que montó para su propia
“seguridad” cortó toda la cuadra. Tras retirarse de Casación, huyendo del
juicio político que venía asomando, asumió la defensa del genocida Luis
Abelardo Patti y, en pleno juicio, le gritó a la jueza que presidía el
Tribunal, Lucila Larrandart: “Sé lo que es un juicio, porque fui su
superior”.
ALDO PROIETTO: En 1977, el ahora simpático panelista deportivo se
desempeñaba como colaborador del General Etchegoyen, desde la dirección de
prensa de la Provincia de Chubut. Y entonces, se hizo cargo junto a Daniel
Garzón del departamento de difusión del Ente Autártico Mundial 78, dirigido por
el Almirante Lacoste. Garzón pasó a llamarse Galotto, y con Proietto fueron
parte de El Gráfico, que intentó lavarle la cara a la sangrienta dictadura
militar. Entre tantas aberraciones, se recuerda la carta del holandés Krol a su
hija, confesándole que en la Argentina se disparaban flores… Tiempo después, el
jugador explicó que jamás escribió esas líneas.
VICENTE MASSOT:
Por
su complicidad con la dictadura, el director del diario La Nueva Provincia, de
Bahía Blanca, comunicaba acerca de
“supuestos enfrentamientos militares con presuntos elementos subversivos”, que
complementaba con croquis inventados por especialistas en acción psicológica
del Destacamento de Inteligencia 181, y fotos de las víctimas robadas de sus
casas. El Tribunal Oral Federal que condenó al primer grupo de represores del
exCuerpo V del Ejército ordenó que se averigüen posibles “delitos de acción pública
de los directivos del medio”, que hasta 2009 condujo Diana Julio de Massot. Su
hijo Vicente, que visitaba la ESMA e integraba el núcleo duro del diario, fue
el Secretario de Asuntos Militares del menemismo, que debió renunciar luego de
hacer apología de la tortura. Además, está en la mira por los asesinatos de
Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola, ex delegados de los trabajadores,
secuestrados, torturados y ejecutados en 1976.
JULIO CASANELLO: Antes de ser
Presidente del Comité Olímpico Argentino y profesor de olimpismo en el Círculo
de Periodistas Deportivos, se desempeñó como intendente de Quilmes, entre 1979
y 1982. Tras llevar al QAC al campeonato del 78, como dirigente, fue elegido
por los militares para la intendencia, bajo la gobernación de Ibérico Saint
Jean, ese paladín del genocidio que alguna vez anunció: “Primero, mataremos a
los subversivos; después, a sus colaboradores; después, a sus simpatizantes y,
finalmente, a los tímidos”. Más de 30 años después, cuando el abogado Pablo
Llonto y el atleta Martín Sharples irrumpieron en un acto para denunciar su
lúgubre pasado y exigir su renuncia al COA, la lógica represiva lo volvió a
seducir: mandó a un grupo de custodios que golpeó al deportista.
EMILIO FELIPE MÉNDEZ: La propietaria de Loma Negra, Amalia Lacroze de Fortabat,
como Martínez de Hoz y tantos otros civiles cómplices de la dictadura militar,
tuvo el privilegio de morirse rodeada de sus seres queridos, una oportunidad
que no tuvo ninguno de los treinta mil compañeros desaparecidos. Por suerte, no
tuvo la misma suerte su secuaz tandilense Emilio Méndez, condenado a quince años de prisión por haber sido
partícipe necesario en el secuestro y asesinato del abogado laboralista Carlos
Alberto Moreno, en complicidad con los ex oficiales del Ejército Julio Tomassi,
Roque Papalardo y José Luis Ojeda, todos condenados a Perpetua. Junto con su
hermano Julio, tan juntos como estuvieron a la hora de cederle “La Quinta de
los Méndez” al Ejército, para que funcionara un centro clandestino de detención,
fueron los dos primeros civiles cómplices condenados.
NÉSTOR LUIS MONTEZANTI: Camarista y escritor, presenta una curiosidad: es
profesor, pero llama “operativos de contrainsurgencia” a los crímenes de lesa
humanidad. Tal vez por eso, pesa sobre él un pedido de juicio académico, en la
Universidad Nacional del Sur. No por capricho fue señalado como partícipe del
terrorismo de Estado, por sus propios compañeros docentes, quienes se basaron
en los resultados arrojados por la desclasificación de archivos de los
servicios de inteligencia de la Dictadura, realizada a partir del decreto
04/2010. En el relevo de los listados de Personal Civil de Inteligencia (PCI)
que prestaron servicios a las Fuerzas Armadas en el período comprendido entre
1976 y 1983, los datos oficiales del Ejército confirmaron su participación como
“asesor universitario” del Destacamento de Inteligencia 181, dependiente del
Batallón 601 de Capital Federal, entre enero de 1981 y mediados de 1982.
ADOLFO ‘TOCO’ NAVAJAS ARTAZAS: El empresario yerbatero tuvo el “honor” de ser designado
Interventor de Corrientes, durante el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía.
Y tal vez por esa experiencia comunitaria o humanitaria, Reynaldo Bignone
consideró que era el hombre ideal para encarnar su Ministerio de “Acción
Social”, desde el 22 de septiembre de 1982 hasta el 10 de diciembre de 1983.
Como mérito, fue acreedor de una jubilación de privilegio, hasta el 2008.
Acusado por la desaparición de un dirigente rural, también estuvo en la mira de
la Justicia por los cuerpos NN que se hallaron en su cementerio privado. Ante
los sucesivos escarches que lo vincularon al genocidio, lejos de desmentirlo,
su testimonio lo confirmó: “Yo fui ministro de la hoy llamada Dictadura…
Gracias a esa Dictadura hoy estamos en democracia.”
JOSÉ MIJALCHIYK:
Tantos
pecados cometió que le soltó la mano hasta el propio Dios: fue el primer y
único miembro de la Iglesia juzgado por los delitos de lesa humanidad cometidos
en Tucumán. No sólo cosechó denuncias por su participación directa en las
sesiones de torturas, sino que además fue acusado de utilizar su función de
religioso para recabar información de las víctimas en previas confesiones, por
lo cual debió presentarse a declarar ante la Justicia terrestre: en noviembre
de 2012, entró al Tribunal Oral Federal vestido de obispo… Sus últimos días, si
dios quiere, serán en cana.
LUIS MIRET:
Al
igual que muchos otros jueces cómplices, comenzó sus relaciones con la
ilegalidad desde antes del Golpe, aún cuando las garantías constitucionales
estaban vigentes. Integrante de la Cámara Federal de Mendoza, propició los
allanamientos ilegales nocturnos, sin testigos ni orden de ningún juez; las
detenciones ilegales, las torturas y las “indagatorias” judiciales sin
presencia de abogados defensores, con los detenidos amordazados… Visitó los
centros clandestinos de detención, vio el estado en el que se encontraban los
secuestrados y, no conforme con su complicidad, hasta llegó a burlarse de
ellos. Impune y cobrando fortunas como juez federal, llegó hasta 2010, cuando
fue suspendido.
GLORIA GIROTTI:
Abogada
y profesora de Derecho en los Contratos en la Universidad Nacional del Sur, fue
secretaria del juzgado federal de Bahía Blanca durante la última dictadura
militar: interrogatorios a personas visiblemente torturadas y negligencia en el
tratamiento de hábeas corpus, entre otros, son los delitos que se le adjudican.
Desde 1975 hasta 1979, se desempeñó como mano derecha del entonces juez federal
de Bahía Blanca, Guillermo Federico Madueño. Y según el fiscal federal Abel
Córdoba, “el juzgado federal se sumó al plan represivo de la dictadura. Adel
Vilas, segundo comandante del Quinto Cuerpo de Ejército, ha reconocido que a la
noche se juntaba con Madueño, para hablar de la ‘subversión’ y planificar. La actuación
en todos los expedientes es conjunta”.
GUILLERMO PETRA RECABARREN:El ex Juez de la
Cámara Federal renunció a su cargo cuando todavía parecía impensado que se
reabrieran los juicios por los crímenes de lesa humanidad. Finalmente, fue
acusado de no haber investigado 26 denuncias de desapariciones y secuestros, en
la megacausa que elevó a juicio el juez federal Walter Bento, imputando también
a Luis Miret, Evaristo Carrizo y Gabriel Guzzo. Como todos sus socios, Petra
Recabarren no actuó conforme a derecho entre 1975 y 1983, ya que obvió
intencionalmente las pruebas existentes sobre denuncias concretas de secuestros
y desaparición. Y ya en democracia, intentó boicotear todas las presentaciones
e investigaciones en contra de quienes formaron parte del aparato represivo.
JULIO GRONDONA:
Por
si no bastara como prueba la impronta antidemocrática de su eterna gestión en
la AFA, el camaleón mafioso del negocio futbolero aterrizó en su trono de la
mano de los genocidas, porque antes de esas ficticias elecciones donde lo
eligen los presidentes de los clubes asfixiados por él mismo, Grondona fue
elegido por la Dictadura. En 1979, recién asumido, utilizó al Mundial Juvenil
para acallar a las Madres, en sintonía con el grito servil de José María Muñoz.
Y en el 82, envió un equipo argentino a España, mientras otros tantos pibes
argentinos eran enviados a Malvinas. Lejos de ser una víctima o un rehén, el
dictador de la pelota propuso a Lacoste, cerebro y puño del EAM 78, como vice
de la FIFA, en 1980. Pero no sorprendió: ya un año antes, había negociado con
Massera la designación del vicecomodoro Julio César Santuccione, como
presidente del Colegio de Árbitros, y la del Coronel Ángel Michel, al frente
del Tribunal de Disciplina.
JOSÉ MARÍA DAGNINO PASTORE: Mucho más dañino
que pastor, el empresario exhibe un par de puntos dorados en su currículum
vitae: fue elegido en dos oportunidades como Ministro de Economía de la Nación.
Eso sí, en ambas ocasiones resultó designado por dictaduras militares. Tras
responder obedientemente a las órdenes de Onganía, se comprometió lealmente a
la conducción del genocida Reynaldo Bignone, pero por si acaso, para terminar
de embarrar la cosa, después de su gestión se sumó al directorio de la
cementera Loma Negra, una de las empresas más beneficiadas por sus maniobras
desde el Estado.
FIN (lapoderosa.org.ar)
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