Un instante
de reflexión…
Por Yolanda Morín (hondureña.)
El mundo se ve confrontado a la
probabilidad de un conflicto planetario que podríamos llamar la TERCERA GUERRA
MUNDIAL, apelativo que bien merecería, tanto por su más que previsible
extensión como por la brutalidad de ese hipotética enfrentamiento de
dimensiones colosales.
Esta
Tercera Guerra Mundial, de una envergadura igual o superior a las dos
precedentes se está gestando y puede explotar en pocos años más. En todo el mundo, el islam no deja de cobrar
fuerza y radicalizarse. Éste será un elemento decisivo de la explosión mundial
inevitable.
Esta
contienda se desarrollará (se está desarrollando ya) en distintos países en los
cuatro continentes, con distintas intensidades según los diferentes escenarios
donde se están fogueando los actores de este drama en camino. Prácticamente
todas las tierras emergidas del planeta están implicada en lo que debemos
considerar los prolegómenos de la deflagración por venir. Todo Occidente, el
mundo árabe-musulmán (desde Marruecos a los confines asiáticos, desde el
corazón de África a las islas Filipinas), Rusia, China, la India… se encaminan
resueltamente a las trincheras.
En
efecto, nadie medianamente lúcido e informado puede negar ya el carácter
belicoso que está tomando la agresividad islámica a través el mundo. El islam
está implicado en la inmensa mayoría de los frentes de combate actualmente
abiertos en el mundo. Igualmente el terrorismo es un fenómeno casi únicamente
islámico a día de hoy. Después de siglos de letargo, el islam ha despertado y
ese despertar coincide con la decadencia de un Occidente que ha perdido tanto
el orgullo de ser como la voluntad de permanecer.
Nunca desde la caída del IMPERIO ROMANO,
Europa había experimentado una situación tan dramática. Europa afronta la mayor
amenaza de su historia sin saberlo o más bien sin querer darse cuenta de ello.
Los europeos son invadidos, ocupados y colonizados por los pueblos del sur y
por el islam de forma rápida y masiva. Las sociedades europeas se sumergen hoy
en un caos étnico incontrolable.
Tenemos
una población millones de jóvenes (y no tan jóvenes) magrebíes y africanos en
Europa en crecimiento constante, muy mal escolarizados, en situación de paro,
de asistencia, de la cual una buena parte se dedica a la economía subterránea y
a una delincuencia polimorfa (drogas, tráfico de objetos robados, etc…), que
constituye la mano de obra, los gruesos batallones de un levantamiento general
posible.
Esta
población joven es adepta de un islamismo reivindicativo e identitario
extranjero. En el inconsciente (o el consciente) colectivo de una parte
importante y muy activa de esa población, se trata de manera muy elemental de
llevar la yihad a Francia, como acompañamiento de una estrategia de revuelta,
de revancha y de conquista.
CUANDO EUROPA conozca los
desórdenes previsibles, con la violencia como realidad cotidiana, la numerosa
inmigración, la musulmana sobre todo pero también las otras, poco o nada
integradas, provenientes muchas veces de países históricamente resentidos contra
Occidente y más particularmente contra ciertas naciones europeas, nos mostrarán
su verdadera cara, y serán un elemento más de la crítica situación que
viviremos, con un ejército de enemigos dentro de nuestra casa. La mayoría de
los distintos colectivos de la inmigración se enrolarán de una manera u otra en
el bando de nuestros enemigos, porque de hecho ya los son, aunque de manera
latente de momento, o simplemente se posicionarán en una actitud de espera,
atentos a los beneficios que pudiera significarles nuestra caída.
….
al fenómeno de COLONIZACIÓN
ÉTNICA MASIVA, se añade el hecho, ya señalado, de que el islam se pone a
la cabeza de la ofensiva. Desde hace 1400 años, esta religión-ideología,
totalitaria y agresiva, tiene como objetivo la invasión de Europa. Sufrimos la
tercera acometida mahometana que se extiende hoy desde España a Indonesia. La
primera fue detenida en Poitiers, Francia por Carlos Martel en 732, después de
haber conquistado la mayor parte de la península ibérica.
La
segunda fue en 1684, ante las puertas de Viena. La tercera tiene lugar hoy,
desde el Cabo Finisterre hasta Copenhague, desde la isla de Lampedusa hasta los
fiordos noruegos. Esta tercera yihad no sólo coincide en el tiempo con la
Tercer Guerra Mundial en ciernes, sino que es su condición previa.
Los
focos de tensión no dejan de multiplicarse y de agravarse. Nunca como ahora en
la historia de la humanidad, los riesgos de un incendio generalizado han sido
tan fuertes. La mundialización es un factor de confrontación gigantesca. Ésta
no es una garantía de paz sino un factor de guerra generalizada.
UNA
GUERRA ÉTNICA Y DE CIVILIZACIONES es previsible en varios países
europeos. Una guerra intestina, muchísimo más grave que el terrorismo, ya que
un reemplazamiento de la población, una especie de genocidio, la llamada Gran Sustitución,
está ocurriendo con la complicidad o la ceguera de las clases dirigentes
políticas y mediáticas, cuya ideología está dominada por el odio hacia la
identidad étnica de sus propios pueblos y la pasión enfermiza por el mestizaje,
la multicultura y la “diversidad”.
LA
INMIGRACIÓN MASIVA que llega bajo la bandera del islam va a derivar
progresivamente hacia una guerra étnica, un choque de civilizaciones. La
incapacidad de Europa para frenar y canalizar la inmigración proveniente del
Magreb y del África negra llevará a una explosión demográfica que desembocará
inevitablemente en un conflicto mayúsculo.
La
enorme presencia en Europa de masas de jóvenes musulmanes cada vez más
radicalizados, con una minoría formada militarmente en los distintos frentes
abiertos (Oriente Próximo, Argelia, Libia, los países del Sahel (entre el
Sahara y la sabana sudanesa), el Cáucaso, los Balcanes, Afganistán, Pakistán…),
será un factor determinante en el más que probable caso de una espiral
incontrolable de disturbios insurreccionales y de terrorismo en el corazón del
continente: la yihad en casa. Todo musulmán es un muyahidín en potencia.
La
confrontación entre islam y Occidente (con Rusia incluida) dominará poco a poco
el paisaje y tomará una forma militar con conflictos multiformes. A escala
planetaria, el islam no deja de reforzarse y de radicalizarse. Este balón no se
desinflará: explotará. Pronto las hostilidades tomarán un decisivo impulso al
calor de la dinámica expansiva y desenfrenada del islam en el tablero
geopolítico internacional. El problema de Israel, insoluble, desembocará
ineludiblemente en una nueva contienda entre el Estado hebreo y sus vecinos,
con el telón de musulmanes
EL
MUNDO ÁRABOMUSULMÁN ha entrado en una espiral de caos que no va a dejar de
acentuarse con dos frentes entremezclados; sunitas contra chiitas y dictaduras
militares contra islamistas. Sin olvidar la voluntad de los islamistas de
liquidar a todos los cristianos. Eso provocará una amplificación de la
emigración hacia Europa y otros destinos occidentales. Los acontecimientos
actuales de Siria e Irak que han visto el nacimiento de un Estado Islámico
salvaje (el Califato) son un paso más hacia la confrontación.
EL
ISLAM es la principal causa de desencadenamiento de una Tercera Guerra Mundial,
ya que asistimos en todas partes a la subida imparable del radicalismo
islámico, en gran medida financiado por Arabia Saudita y Qatar, que tiene un
enemigo claro y definido: la civilización occidental, a la que Rusia es
asimilada. En resumidas cuentas: en la mente de los islamistas del mundo
entero, cuya ideología se expande como un virus, el principal enemigo es el
“mundo blanco y cristiano”, aunque eso no corresponda a ninguna realidad
sociopolítica.
La
más que previsible confrontación mundial generará una catástrofe económica y
energética, a causa de la ruptura del aprovisionamiento de petróleo y gas desde
África del Norte y de Oriente Próximo, y alimentaria a causa de las cosechas
perdidas y el alza de los precios. La economía globalizada es muy frágil ya que
es muy compleja, y se base en las comunicaciones (marítimas, terrestres,
numéricas…) que caerán como un juego de dominós en caso de perturbación de gran
envergadura.
LA TERCERA GUERRA MUNDIAL podrá empezar con un
acontecimiento muy localizado y seguir con un encadenamiento de hechos
incontrolados, como una avalancha. Es posible que los recientes ataques
llevados a cabo en escenarios tan distantes como Australia, Francia, Rusia,
Pakistán y otros, respondan a ese inicio de la yihad planetaria que nos ha de
llevar a la guerra mundial en ciernes.
El mundo acaba de conmemorar el centenario de
la Primera Guerra Mundial. Sería tiempo que empecemos a pensar seriamente en
prepararnos para la Tercera Guerra Mundial.
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