sábado, 10 de enero de 2015

MIS INSENSATAS REFLEXIONES.

De vez en cuando se me da por pensar, a pesar de integrar la Legión del Meteorismo, es decir: de los que hablan al pedo.

*Un  conocido filósofo dijo que la Religión, es el opio de los pueblos. Por consiguiente: los sacerdotes son los traficantes.
*El oscuro manto de la ignorancia, hace inútil la existencia.

*Cuando la Vida se va agotando y uno reflexiona lo que hizo y lo que fue, queda en claro que no hay manera de recuperar el tiempo perdido.

En una rápida retrospectiva puedo decir: 

*Agoté mi tiempo porque nací enfermo. Las noches eran de insomnio y el día para dormir.
 

*Agoté mi tiempo esperando que el médico se dignara atenderme.
 

*Agoté mi tiempo haciendo cola en una farmacia.

*Agoté mi tiempo yendo al Colegio. En la Primaria nadie se puso a pensar qué algo podía modificarse para que el alumno no se pasara paveando durante siete años.
 

*Agoté mi tiempo peleándome con mis hermanos y enojándome con mis padres.

*Agoté mi tiempo mirando a las lindas gurisas sin animarme a encararlas. Yo me agotaba piropeando. No conmovía ni a la menos pretenciosa de las guainas entrerrianas.

*Agoté mi tiempo cuando me fui de mi casa siendo todavía un pollito, dejando varias páginas en blanco en mi historia familiar.

*Agoté mi tiempo yendo a la sinagoga. Yo tenía que haberle demostrado a Él,  al que muchos rezan,  que yo estaba enojado por como me maltrataba.

*Agoté mi tiempo creyendo en el hombre. Escuchando sus desventuras. Cuando envejecí me di cuenta que todo consejo significa un esfuerzo inútil.

*Agoté mi tiempo peleando con mi mujer y discutiendo con mis hijos.

*Agoté mi tiempo trabajando. No solamente fui abusado por una patronal inhumana; el laburo desmesurando me convirtió en un extraño en mi propia casa. Un día volví del yugo y mi mujer me dijo que nuestros hijos se habían ido para siempre.
 

*Agoté mi tiempo escuchando a políticos y a filósofos, a economistas y a periodistas. Ninguno de ellos me hizo la vida más fácil. Todos ellos me mintieron descaradamente.
 

*Agoté mi tiempo yendo a las canchas de futbol, enojándome con mi equipo favorito, con la Selección de mi país, hasta que me di cuenta que todo estaba sumergido en una gran corrupción: partidos arreglados y títulos obsequiados.
 

*Agoté mi tiempo mirando televisión. No me daba el cuero para ir al cine. Las entradas estaban más caras que una operación de vesícula.
 

*Pierdo el poco tiempo que me queda yendo al médico para que me haga una receta; volviendo al médico porque el farmacéutico no le entiende la firma; y buscando medicamentos que tengan descuentos, que no me curren.
 

*Pierdo el tiempo, hurgando las góndolas de los superremarcados, buscando ofertas. Mi jubilación me tiene condenado a la mishiadura.

*Moriré sin público: no quiero que nadie pierda el tiempo por mí. Seré incinerado porque le tengo miedo a la oscuridad.

 

 

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