jueves, 2 de julio de 2015

 Historias reales 

LA ENFERMERÍA ENTRE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO (III.)

LA ENFERMERÍA ARGENTINA.  Fue consecuente con la revalorización de la influencia positiva y exclusiva del ideario de la Iglesia Católica  en  su evolución y desarrollo  hecho que se profundizo con  la ausencia del liderazgo de CECILIA GRIERSON.

LA  ASOCIACIÓN CATÓLICA DE ENFERMERAS (ACE), tomó  la iniciativa de construir asociaciones, para representar los intereses profesionales en el país. Se reservó  para sí este mérito fundacional  que inicia su camino  en el año 1936.

Sin embargo,  la primera organización fue la  Asociación de Enfermeras y Masajistas, (AEM), se conformó en la última década del siglo XIX, y a partir de lo cual “… es garante la idoneidad y moralidad por intermedio del  Servicio de la Asociación de Enfermeras y Masajistas.

 La ACE estableció la celebración del DÍA DE LA ENFERMERÍA en homenaje a la Virgen de los Remedios,  el 21 de noviembre, mediante una iniciativa con la que acordó la ASOCIACIÓN DE ENFERMERAS DIPLOMADAS,(AAED), creada en 1955, en una transformación  de la primera, ampliando así su posibilidad de expansión.
En 1956 tramitaron  ante los funcionarios del gobierno de facto legitimar “su celebración nacional”.

Esta fecha tiene TRES ELEMENTOS SIMBÓLICOS CONTROVERTIDOS que constituyen una provocación.: la significación de la Virgen de los Remedios en la colonización de América, el  carácter religioso exclusivamente católico y el contexto de la dictadura cívico-militar-clerical  del que se vale la organización de enfermería AAED/ACE para legalizar la fecha en pleno quiebre violento del orden constitucional (caída de Perón.)

Vale detenerse, por si lo antedicho fuera poco, en  los dos mandatos de la oración  a nuestra Señora de los Remedios, Patrona de las Enfermeras Argentinas: “Ciñes corona y vistes manto real, para recordarnos que la vida es imposible, sin Obediencia, sin Orden, sin  Autoridad (…) sé Misionera y sé Redentora.” La obediencia, el sometimiento a la autoridad, al orden instituido, es una condición sine qua non para una vida posible. Misionar y redimir, da cuenta del mandato que aparece naturalizado en  las enfermeras que escribieron partes de la historia de los movimientos asociativos.

En principio, esto resulta contradictorio con el código DEONTOLÓGICO de la enfermería, o quizás resulte coherente con la idea del control de las enfermeras para con sus pares, dada la heterogeneidad de sus integrantes y los intereses a los que adhieren.

LA PATRONA de las enfermeras argentinas es la imagen que veneraron los conquistadores. Hernán Cortés la entronizó en 1521 en el centro ceremonial que los aztecas tenían para la veneración de sus Dioses. Por lo tanto, es una  imagen asociada a la violación de la cultura, a la violencia de la invasión. Usurpadora  entronizada de un espacio ceremonial sagrado de otra cultura. Asociada a las pestes, a las enfermedades y a la muerte. Lejana de la salud y la vida.

Durante la peste de 1727, fue proclamada “Patrona Menor de la Ciudad” en Buenos Aires, para conjurar la fiebre tifus. Asociada a la Conquista, la Virgen de los Remedios, sería “por esencia la Virgen española y la patrona de los indígenas, que al abrazar la alianza hispana la toman por especial protectora (….).” 
Renunciando a su cultura y sometidos podrían estar bajo su especial protección. Desde sus inicios las organizaciones de enfermeras excluyen, entre otras cuestiones, las demás creencias religiosas en las filas de las organizaciones profesionales

LA LAICIDAD  ACOMPAÑA LA  FUNDACIÓN DE  ENFERMERÍA MODERNA en Argentina
 LA ESCUELA DE ENFERMERAS ha venido a trastornar el orden reinante,  el ideal era cuando no sabían ni leer ni escribir (…) en la escuela no se instruye, sino se educa (…) …Error es creer que la ignorancia sumisa y rutinaria, la mansedumbre del esclavo sin voluntad, es el mejor cooperador en la asistencia médica dentro de los hospitales y que era el súmmum de la perfección cuando no sabían leer ni escribir.. 
 En clara alusión con la injerencia de las órdenes religiosas que regenteaban el trabajo de las enfermeras, cuestionadas permanentemente por Grierson, inscripta abiertamente en la”1º Ola de feministas  donde la laicidad era una condición indispensable en la esfera de la educación.

DESDE ESE LUGAR LAICO Y PROFESIONAL promovía los derechos civiles negados a las mujeres y la formación de enfermeras era campo propicio, quizás aún mejor que en el magisterio. Ella consideraba que los hospitales de Buenos Aires regenteados por las órdenes religiosas y la administración de la Sociedad de Beneficencia, no garantizan las condiciones laborales mínimas para un ejercicio profesional que resguardara los derechos de estos profesionales, así como tampoco garantizaban, según su evaluación, la calidad en la atención de los pacientes que allí acudían. 

Si bien no era explícita la referencia religiosa de la Escuela de Enfermeras de del Ministerio de Salud Pública, cuya directora Teresa María Molina lideró la ACE, lo era en sus imágenes fotográficas y en la  ceremonia iniciática de imposición de tocas.
Rodeada de un halo litúrgico con la presencia de un sacerdote católico que les tomaba el juramento mientras se escuchaba el Ave María de Schubert.

El ritual incluía ofrendar tres rosas que significaban “las virtudes cardinales de nuestras vidas, la blanca rectitud, la amarilla abnegación y la roja sacrificio.”
En la imagen  del texto “JURAMENTO DE IMPOSICIÓN DE TOCAS” del año 1949  aparecen estas tres rosas al pie de una cruz rodeada de un halo de luz sobrenatural.
El acto de juramento comenzaba ante la presencia del sacerdote y cada estudiante  debía pronunciar arrodillada ante el auditorio.

El Padre Cirilo, de la Parroquia de Nueva Pompeya, con palabras conmovidas se dirigió  a la concurrencia, expresando la importancia y el valor de la vocación en la profesión de enfermera, recordando a San Francisco de Asís en su amor hacia el enfermo.
 La misericordia y la piedad cristiana fueron  una constante en sus símbolos, y la vocación, propia de las actividades femeninas en el cuidado del enfermo se entendían  por fuera de recompensa económica alguna.

Según el Dr. Manuel Martín:
 …la misión de la enfermera es ardua, titánica, monótona y cansadora en un ambiente  de dolor, como que es todo materia: por eso debe estar su espíritu bien templado, lleno de bondad y sentimientos generosos para el enfermo, sólo así cumplirá su abnegada misión como corresponde  y solo entonces será recordada en el seno de cada  hogar   con ese afecto particular, con que se recuerda solamente a los buenos, a los que hacen el bien porque tienen un alma grande y generosa  apartada del mezquino  interés material que solo guían a los que trabajan sin vocación esperando el mendrugo para saciar la materia y  nada más.

Expresado en estos términos  desde una publicación oficial de Ministerio de Salud Publica de la Nación en el año 1951 resulta, en principio, contradictorio con el proyecto del sanitarista Dr. CARRILLO  y con las ideas de  la Fundación Eva Perón para  la formación de las enfermeras.

DESPERONIZAR  LA ENFERMERÍA. Existía un claro contraste entre la Escuela de Enfermería de la Fundación Eva Perón, (EEFEP), dirigida por Adelina Fiora,  con la Escuela de Molina, MS, ya que en la primera las asignaturas  estuvieron centradas tanto en temas médicos como políticos, ”es decir, así como la técnica era en la profesionalización de la enfermería, también contribuía a esa profesionalización la formación política.”

La IMAGEN DE ENFERMERÍA PROPUESTA por la escuela de la EEFEP esta  grabada en la tapa del libro “Fundación Eva Perón Escuela de Enfermeras”. Ahí  se muestra a una joven mujer decidida, serena y bella, con uniforme de gala, en un desfile público llevando la bandera nacional que envuelve su cuerpo por efecto del viento, resaltando las formas femeninas. La bandera tiene bordado el nombre de la escuela. Carecen del símbolo de la cruz en uniformes, estandartes u otros distintivos.
Señalan Ramacciotti y Valobra que se pretendía enmarcar las actividades de estas  enfermeras en la nueva teoría de los derechos femeninos en concordancia con la adquisición de ciudadanía política, por lo que el programa de estudios incluía contenidos que también formara a las jóvenes ingresantes pues su futura intervención  tendría ribetes políticos y sociales.

Así como en el programa de la Escuela MS (Molina) se calificaba en cada año de  estudio los aspectos: “Obediencia”, “Aplicación”, y “Aspecto Personal”, en la Escuela de la EEFEP (Fiora) se dictaban cursos “posgraduado”, que incluían una residencia específica habilitando las especialidades en enfermería y una mayor autonomía y experticia en el campo profesional.

La Escuela del Ministerio en su “DECÁLOGO DE LA ÉTICA PROFESIONAL PARA LAS ENFERMERAS” destacó los deberes de estas en la estructura jerárquica de la medicina y su carácter auxiliar.
Abunda en recomendaciones morales e insiste en cualidades naturales, la vocación de servicio y la sensibilidad. En ese discurso la idea de la Enfermería como trabajo remunerado está borrada.

Antagónicamente a esta visión la Escuela de la EEFEP fortalece la idea de la enfermería como un trabajo, una profesión como medio de vida, que hacía a las mujeres independientes, en tanto las egresadas del Ministerio evidenciaban en su Decálogo no tener un claro perfil profesional en términos laborales y seguían encorsetadas en la vocación de servicio a pesar de la reformulación de su Código en 1951, que no varió sustancialmente su núcleo duro.

En contraposición la propia EVA PERÓN había señalado que en el futuro su deseo era  que la Escuela de Enfermeras de la Fundación fuera administrada por la CONFEDERACIÓN GENERAL DEL TRABAJO (CGT), de esta manera quedaba explicitado  que estas enfermeras se relacionaba estrechamente con el mundo del trabajo, involucradas  con la representación de los trabajadores, el espacio de la lucha sindical /gremial  y fuera de la órbita de las entidades de bien público.
---- De los mangos nunca se hablaba…y menos si el sindicalismo fuera el defensor de la ENFERMERÍA
----- Continuará----
(Autor: LA JERINGA ESCÉPTICA.)




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