viernes, 3 de julio de 2015

ANTISEMITISMO EN LA ARGENTINA (VII.)

En 1806 durante las Invasiones Inglesas, jóvenes criollas, miraban embelesadas  a los rubios soldados del conquistador aunque  lamentándose “que eran judíos.”
En ese entonces no había un solo hebreo viviendo en el Río de la Plata. Evidentemente  que las jovencitas habían sido adoctrinadas en el antisemitismo vernáculo desde los púlpitos durante los sermones dominicales.
 Que   la Presidenta de la Argentina le haya recomendado,  a los pobres niños que tuvieron la desafortunada obligación de escuchar, que leyeran El Mercader de Venecia, aparte de la interpretación que se le pueda dar, tiene que ver con adormecer a la gilada y reafirmar la existencia de….
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EL PERONISMO Y SU RELACIÓN CON LOS JUDÍOS. El coronel Perón, uno de sus integrantes, era el interlocutor que tenía la DAIA, desde mediados de 1944 (el Eje se estaba derrumbando), para sus reclamos contra actitudes o persecuciones antisemitas por parte del gobierno. Para cuando llegó a fin de año a la Secretaría de Trabajo y Previsión, uno de los primeros recaudos que tomó fue determinar el alejamiento del Gobierno de los antisemitas y fascistas más notorios.
En 1945, el Ejército, presionado por la opinión de sectores influyentes de la economía y la política nacional, forzó a su renuncia, poniéndolo en prisión.
EL 17 DE OCTUBRE una multitud marchó hacia Plaza de Mayo, exigiendo su libertad y la restitución de sus cargos. La demanda popular logró su objetivo: Perón, liberado, retomó el poder, postulándose como candidato a la presidencia, a la que llegó habiendo ganado las elecciones del 14 de febrero de 1946.     

Los días 17 y 18 de octubre habían representado una amarga experiencia para la comunidad judeo argentina: la DAIA denunció que el día 17, grupos de manifestantes recorrían las calles a los gritos de “MUERAN LOS JUDÍOS”, apedreando el Templo de la calle Paso, entre tanto otro grupo penetró en su interior, donde fueron detenidos por la policía de la seccional séptima.
Fueron apedreados varios establecimientos judíos, hubo pintadas extremadamente injuriosas en las paredes, se convocaba a la matanza de judíos. En Villa Lynch, las cosas tomaron un cariz tal que se pidió protección a la Policía. En Córdoba, la gravedad de los acontecimientos fue mayor aún, fue asaltada y profanada una sinagoga, los ataques se extendieron a un banco y a instituciones judías. Sin embargo, a pesar de algunas actitudes contradictorias por parte del Gobierno de Perón, no puede decirse que tuviera actitudes antisemitas. Trató de ganarse las simpatías y la amistad de la comunidad con el reconocimiento del Estado de Israel, ayudó a crear una representación comunitaria peronista: la Organización Israelita Argentina.

Lvovich se pregunta por la razón del deliberado olvido de los ataques producidos el 17 y 18 de octubre a las instituciones representativas de la colectividad judía. Según el historiador, la DAIA y otras instituciones querían mantener relaciones cordiales con el Gobierno. Olvidando reclamar por estos hechos se evitaba todo tipo de confrontación, en este caso no era bueno el exceso de memoria.  
El  Gobierno peronista mantuvo la continuidad en algunas políticas del Gobierno anterior con respecto a la comunidad  judía, pero también determinó algunos cambios importantes, uno de los  primeros que tomó Perón al llegar al poder fue la disolución de la Alianza Restauradora Nacionalista.     En cambio mantuvo a SANTIAGO PERALTA en la Dirección de Migraciones, cargo que ocupaba desde el período del gobierno anterior, (hasta que finalmente fue desplazado) de donde se llevó a cabo una política  discriminatoria hacia la entrada de judíos, especialmente los sobrevivientes de nazismo, a los que aquel consideraba indeseables e inasimilables.

REFUGIO DE NAZIS Y JUDÍOS. Al mismo tiempo, no hubo ningún obstáculo para el ingreso de criminales de guerra nazis, ustachas (una organización terrorista basada en el racismo religioso nacionalista croata),        de toda la banda de asesinos que colaboraron con el nazismo. Con esa capacidad de maniobra pendular que lo caracterizaba, Perón buscó mejorar las relaciones con la colectividad reconociendo al Estado de  Israel e incluyendo, en la Constitución de 1949, un artículo contra la discriminación racial al mismo tiempo que dictó una medida administrativa en 1948, para blanquear a los inmigrantes ilegales judíos clandestinos.
 El periodista UKI GOÑI, afirma en su libro La Auténtica Odessa, que esta medida, en realidad, fue para favorecer a los numerosos nazis europeos llegados al país después de la guerra. Goñi cuenta que, en 1949, se inició un sumario secreto contra las autoridades de migraciones por haber concedido demasiados permisos de desembarco a judíos, “…no peronistas…”. de manera embarazosa para la investigación, resultó que la inmensa mayoría de las excepciones con judíos habían sido ordenada por Perón, quien aplicaba su clemencia selectivamente, favoreciendo las solicitudes de permisos de desembarco de líderes judíos peronistas y leales por encima de las judíos
Durante el primer período del gobierno peronista hubieron manifestaciones antisemitas, atentados, ataques a publicaciones judías, profanaciones de tumbas y amenazas a escuelas judías provocadas por ex integrantes del G.O.U., la ALIANZA LIBERTADORA NACIONALISTA y personalidades del antisemitismo más ponzoñoso como Gustavo Martínez Zuviría, director de la Biblioteca Nacional desde 1931 y que continuó en esa función hasta 1955, Oscar  Ivanissevich , el sacerdote Leonardo Castellani y otros conspicuos racistas, todos ellos afiliados peronistas.
Con  respecto a la óptica norteamericana que le adjudicaba a PERÓN  un fuerte sentimiento antisemita y simpatías hacia el nazifascismo,  el historiador israelí RANANN REIN contrapone una visión más matizada, en tanto que Ignacio Klich sostiene que Perón, después de la guerra no tenía ningún interés en ser confundido con un simpatizante del nazismo, más allá de sus simpatías o afinidades personales.
Durante el gobierno peronista las relaciones con la comunidad judía fueron cordiales, la creación del Estado de Israel reforzó el sentimiento nacional judío, las actitudes del Gobierno hacia el nuevo Estado colaboraron para normalizar la vida de la comunidad a pesar de que el antisemitismo no desapareció. La caída del gobierno de Perón, y la sucesión de gobiernos posteriores no atenuaron la presencia del antisemitismo más agresivo.
    
 TACUARA: ANTISEMITISMO NACIONALISTA Y ANTISIONISTA. Entre los años 1959 y 1966 aumentó la violencia antisemita, fueron tiempos muy duros. El secuestro y la posterior ejecución de Adolf Eichman por parte del Estado de Israel, proporcionó la justificación para el recrudecimiento de la acción del nacionalismo nazi en especial de la Guardia Restauradora Nacionalista y de Tacuara más tarde, en su ataque a las instituciones judías. Graciela Ben Dror ha estudiado la influencia que tuvo para el crecimiento del antisemitismo en el país y en otros países de América, la propaganda e influencia del presbítero católico JULIO MEINVIELLE, en los años de la Shoá y también posteriormente. En los años sesenta fue el adalid espiritual e ideológico del violento y activo grupo antisemita Tacuara, integrado por jóvenes de la oligarquía argentina.
Uno de los discípulos de Meinvielle fue JORDÁN BRUNO GENTA, y también tuvo todo el apoyo de la Fundación Pérez Companc. Según escribió Horacio Verbitsky en el periódico Página/12, la compañía  Companc financió la campaña del “propagandista antidemocráticos y antisemita más furibundo de la historia argentina”.
En el año 1959 ARTURO FRONDIZI, se encontraba al  frente de la presidencia, había llegado al poder con el voto del peronismo que había sido proscripto políticamente. Álvaro Alsogaray, le había sido impuesto al Presidente por los militares, y dirigía la política económica con un programa altamente recesivo. Para detener el movimiento huelguístico provocado por las medidas de Alsogaray, se puso en marcha el Plan Conintes, que implicaba la represión política con la intervención del Ejército. Los militares, por su parte, hostigaron permanentemente la política presidencial con treinta y dos planteos militares, demostrando la debilidad de la posición de Frondizi, al que obligaron a instalar en el Gobierno a los sectores recalcitrantemente antiperonistas.
LA REVOLUCIÓN que había tenido lugar en Cuba polarizó las posiciones políticas en la Argentina, generando un fuertísimo sentimiento anticomunista, sumado al que ya tenían, la derecha, la Iglesia y el liberalismo antiperonista.
Desde los inicios de ese mismo año se desató una fuerte escalada de actividades antisemitas, ataques contra la Sociedad Hebraica Argentina, bombas contra el templo de Libertad, en sinagogas de Córdoba y La Plata, la destrucción de un stand de la Facultad de Derecho de la Universidad Hebrea de Jerusalém.
Tacuara y la Unión Cívica Nacionalista organizaron múltiples actos donde se incitaba al ataque y la matanza de judíos. Nunca hubo intervención policial para impedir estos actos a pesar de todas las denuncias de la DAIA. En ese momento se libraba una enconada batalla por parte del estudiantado -Laica contra Libre- contrario a la promulgación de una ley que favoreciera la creación de las universidades privadas y religiosas.
                                           
TACUARA Y LOS ATAQUES CONTRA LOS JUDÍOS Y SUS INSTITUCIONES. El 28 de marzo de 1962 el gobierno de Frondizi cayó por un golpe militar, y fue sucedido por Guido, cuyo gabinete tendrá representantes de la más recalcitrante ultraderecha.
Leonardo Senkman señala que ese fue el momento de mayor actividad antisemita que culminó con el rapto de GRACIELA SIROTA y el tatuaje de esvásticas en su cuerpo. La DAIA determinó un paro de protesta que contó con el apoyo de la inmensa mayoría de las instituciones democráticas del país. Estudiantes judíos y no judíos adhirieron al mismo. La respuesta de Tacuara, publicada en octubre del mismo año, acusaba a los judíos de izquierdistas y capitalistas, señalando la trayectoria anti peronista de la colectividad junto a su gorilismo anti peronista.
A fin de año fueron clausurados el teatro IFT y once instituciones judías del ICUF, la intención era la de confundir a la opinión pública sobre las actividades de la colectividad, la clausura obedeció a una iniciativa de carácter absolutamente antisemita.
En ese mismo año, la LIGA ÁRABE se instaló en la Argentina con Hussein Triki a la cabeza, su objetivo apuntaba a la creación de una división entre la comunidad árabe y la judía y por otra parte hacer una publicidad de hostigamiento contra Israel y el Sionismo. Para el cumplimiento de su propósito se unió a Tacuara, Mazorca y la Guardia Restauradora Nacionalista subsidiando sus actividades.
Sectores del peronismo participaron recurriendo al mismo remanido discurso, relacionando comunismo, judaísmo y sionismo; el peronismo de derecha se embarcó en una militancia fuertemente antisemita. Desde la Secretaría General de la CGT, José Alonso tuvo buen cuidado en señalar que no habían adherido a un homenaje a Triki y a los conceptos vertidos allí.

En 1963 llegó a la presidencia el radical Dr. ARTURO ILLÍA, con el voto peronista proscripto, desde las filas de Tacuara recrudeció la actividad política combativa y antisemita.
En febrero de 1964 fue asesinado un militante de izquierda, judío, RAÚL ALTERMAN, sus padres recibieron una carta de Tacuara: “... nadie mata porque sí nomás, a su hijo lo han matado porque era un perro judío comunista. Si no están conformes que se retiren todos los perros y explotadores judíos a su Judea natal ¿Qué hacen en nuestro país? Estamos hartos de oír las súplicas y llantos pagados por la DAIA y otras instituciones judías al Gobierno…” Un sector del peronismo se identificará con Tacuara, que se incorporó al peronismo sindical y estudiantil sin abandonar su ideología antisemita.
La respuesta de la DAIA, en 1962 fue clara, defendió a los judíos como colectividad y como individuos en peligro. En lugar de reclamar medidas represivas (y uno puede imaginar que la tentación era grande), las declaraciones oficiales judías defendieron “La democracia y sus lagunas" "Empiezan con los judíos para terminar con la democracia”.
En este sentido, se puede decir que la DAIA fue más perspicaz que el Gobierno radical que no atinó a dar una respuesta contundente a estas y otras provocaciones que  acabaron con él. (continuará.)

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