lunes, 27 de abril de 2015

VIRGILIO FILIPPO: UN ANTISEMITA CON SOTANA.



 FILIPPO nació en Buenos Aires un primaveral 21 de septiembre de 1896. Falleció el 5 de enero de 1969.
Estudio en el Seminario conciliar de Villa Devoto. Director fundador del Círculo de Obreros. Autor de más de 20 obras escritas. Todos los domingos a las 13 hs. se podía oír su voz por LR8 Radio París sobre los temas sociales más variados. Eso era para 1935. En el peronismo advirtió la posibilidad de conciliar su militancia política con las necesidades de renovación social. En 1946 Juan y Eva Perón participaron en la peregrinación anual al santuario de Luján. Comulgaron en la basílica mientras las campanas eran echadas a vuelo. El éxito popular  de ese gesto fue obra de Filippo.

Durante 1947 y 1948 fue adjunto eclesiástico de la Presidencia de la Nación. Fue diputado nacional por el peronismo en 1948. Más de una vez desde el púlpito se trenzó en disputa ideológica con las “señoras bien” antiperonistas de esa zona de clase media-alta. Después de la caída del peronismo, su parroquia de la “Inmaculada Concepción” en el barrio de Belgrano, fue escenario tumultuoso de las misas en memoria de Evita en cada aniversario de su deceso. 

EVA PERÓN murió con la cercanía de dos clérigos. Uno  FILIPPO. El otro, HERNÁN BENÍTEZ, que, en los setenta, habría de salir a pedirle a Perón que no desautorizara a la guerrilla. Cierta tarde lo fuimos a ver con algunos compañeros de Envido y nos largó una larga parrafada sobre la cuestión: si Perón le hacía caso a la dictadura de Lanusse y desautorizaba a la guerrilla, estaba liquidado.
Filippo, otra cosa. Era fascista, pero en serio: fascista, fascista. Y era peronista. Y peor: Perón, a poco de asumir su gobierno, en 1946, lo nombra... ¡Adjunto Eclesiástico a la Presidencia de la Nación! Entre tanto, los muchachos de FORJA, los Scalabrini, los Jauretche, los Manzi o el más que talentoso Leopoldo Marechal, autor del Adán Buenosayres, no eran convocados.

Perón elegía escritores, intelectuales cortesanos. A los otros, les desconfiaba. Después de todo, con él, para pensar, ya nada más se requería. Marechal languidecía en puestos no deleznables pero poco eficaces del ámbito educativo. La Universidad era tierra tomada por Santo Tomás, por las esencias, por el catolicismo ultramontano y los grupos falangistas. No es posible evitar a Virgilio Filippo. Además sería incorrecto. Que lo haga un peronista que quiere contar la historia rosa de su movimiento, vaya y pase. Pero se equivoca: una historia, aunque uno esté con una parte de su corazón puesta en ella, se cuenta con sus luces y sus sombras.

Hay un riesgo. Todo relato es un viaje. Al final es posible que seamos otros. O se acepta ese riesgo o uno no se mete en el relato. El sociólogo Horacio González da en el clavo cuando detecta la pasión de lo conspirativo como eso que constituía a Filippo: “No creo ser inexacto si digo que Filippo actuó lunáticamente y que en su papel de exaltado guerrero de la fe había en él algo de ‘crasa teología absurda’ tal como el cineasta Glauber Rocha llegó a ver en el militante católico brasilero Gustavo Corcâo (...) Su especialidad era la denuncia de la gran conspiración y sus reclamos de represión hasta podrían ser un añadido baladí en la providencialista tarea del cruzado. Ciertamente, el cura de Belgrano fue un hombre prolífico y combatiente, atrabiliario maestro conspirador y a la vez caprichoso detector de conspiraciones” (Horacio González, Filosofía de la conspiración, marxistas, peronistas y carbonarios.

¿Cómo no habría de encontrar un tipo como Filippo, que estaba un poco loco, por decirlo claro, pero lo estaba de un modo peligroso, es decir, lo estaba para los demás, una conspiración feroz en el comunismo internacional? Retrocedamos pero para regresar con más fuerza, más datos. Virgilio Filippo (1896-1969) empieza a arrojar por medio de los micrófonos de Radio Sarmiento de Buenos Aires la preocupación de su Iglesia Católica acerca de la trágica situación que se vivía en el plano internacional, y de la que Argentina, siempre lejana a todo, debía sentirse preocupada. A ello la impelía el prelado. 

 Filippo encuentra de inmediato el mal que el mundo padece. Es el comunismo. Escribe el periodista y escritor Germán Ferrari: “Son elocuentes las menciones a ‘el judío Lenin’ ‘el judío Marx’  ‘el judío Sigmund Freud’  ‘la España Roja’   ‘la infame Revolución Francesa’  ‘la inquina roja argentina’.

  “Filippo es un pionero en usar la radio con fines político-religiosos: a partir de 1935 publica Conferencias radiotelefónicas, El reinado de Satanás, Sistemas genialmente antisociales y El monstruo Comunista. Pero, ¿es un simple propagandista más del nacionalismo católico? Autor de más de treinta libros, folletos, traducciones y hasta piezas musicales, este presbítero –párroco de Villa Devoto y de Belgrano– es uno de los primeros integrantes del clero en expresar sus simpatías por Juan Domingo Perón, cuando el militar aún era un ascendente miembro de la dictadura que triunfó en 1943. Con la victoria electoral de la fórmula Perón--Quijano, esa adhesión incondicional es premiada y en 1948 se incorpora a la Cámara de Diputados por un período de cuatro años. En otro de sus libros, El Plan Quinquenal de Perón y el comunismo (1948), Filippo reafirma su compromiso con el ideario justicialista, al que considera seguidor de la doctrina social cristiana, y aprovecha para profundizar su predicación anticomunista” (Ferrari, Ibíd.).

El libro en que el cruzado anticomunista y, a la vez, ferviente justicialista y asesor espiritual de profesión, la emprende contra el comunismo es: EL PLAN QUINQUENAL DE PERÓN y el comunismo. En la tapa vemos a un joven y viril Perón que enarbola una bandera argentina y pisotea el célebre “trapo rojo del comunismo

El Código actual fue promulgado por JUAN PABLO II en 1983, y en ese entonces, haciéndose eco de él, un sacerdote renunció a la banca que ocupaba en la Legislatura de los Estados Unidos.

CONTRA LOS CURAS EN LA POLÍTICA. En 1983, cuando el Papa iba a visitar Nicaragua, era un tema conflictivo la presencia de tres sacerdotes -Miguel D´Escoto, Fernando y Ernesto Cardenal-, con rango de ministros, en el gobierno sandinista. Se acordó que ellos no estuvieran en los actos; no obstante, Ernesto Cardenal se hizo presente en el aeropuerto de Managua y se arrodilló ante el Papa. Este le dijo -señalándolo con el índice, en lo que la prensa oficialista quiso hacer pasar como una bendición-: "Usted debe arreglar su situación con la Iglesia".
En el Código anterior, de 1917, la prohibición estaba matizada por la posibilidad de obtener una licencia.

Sin remontarnos a otras épocas, con distintas normas y situaciones sociales (como que en el Congreso de Tucumán de 1816 casi la mitad de los patriotas que declararon la Independencia eran sacerdotes), puede verse algún caso ejemplificativo. El padre Virgilio Filippo, párroco de la Redonda, de Belgrano, fue elegido diputado nacional, en 1948, por el Partido Peronista y ejerció su mandato hasta 1952, sin dejar de ejercer su ministerio en esa parroquia, en la que estuvo hasta su muerte, en 1969.

En las elecciones de 1946, el padre LEONARDO CASTELLANI fue candidato a diputado en segundo término en la lista de la Alianza Libertadora Nacionalista. Castellani era entonces jesuita -la Compañía lo expulsó en 1949- y fue objetado por el Partido Demócrata Progresista, en ese momento aliado al Partido Comunista. La objeción era porque la ley electoral excluía a los eclesiásticos de órdenes religiosas. Curiosamente, el apoderado del PDP, Roberto L. Rois Correa, decía que hasta hubiera deseado incluir en su propia lista a algún miembro del clero secular de filiación democrática.
En 1994, el ex obispo de Neuquén Jaime de Nevares fue elegido constituyente por elFrente Grande, pero al reunirse la convención renunció.

Un  caso fue del padre LUIS FARINELLO. Al tiempo que sostenía que "un sacerdote no puede ser de un partido porque tiene que ser hombre de todos", formó el Polo Social y fue candidato, en 2001. El obispo de Quilmes, Jorge Novak, lo autorizó a hacerlo, al tiempo que le permitía oficiar misa sólo sin fieles. A su vez, Novak lo exhortaba a atenerse a su condición de bautizado y clérigo, defender las enseñanzas de la Iglesia, sobre los derechos humanos, que incluyen la vida desde la concepción y la opción por los pobres, y "evitar toda actitud que lesione la comunión eclesial".
Farinello no entró en el Senado y al año siguiente se confesó defraudado: "Sufrí mucho. La política es más sucia de lo que creía. El poder y el dinero estropean todo. No hay humildad".
Además del criterio doctrinal, al parecer, el obispo Pedro Ronchino estimó que las experiencias conocidas estimulan a no exponer a un sacerdote a los fuegos cruzados de la política; aun con el deseo de fomentar la unidad, puede generar conflictos partidarios. 

----EL DIPUTADO PORTEÑO POR EL PRO, EL RABINO SERGIO BERGMAN, SI SE ATIENE A LOS CÓDIGOS DE LA FE, TENDRÍA QUE RENUNCIAR A SU BANCA.  Es una vergüenza. No se puede predicar por un lado y  meterse en el mundo de las falsedades por el otro.



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