miércoles, 8 de abril de 2015

APOLONIO DE TIANA: EL CRISTO QUE NO FUE


El filósofo y matemático griego APOLONIO DE TIANA ha sido reconocido históricamente como un trasunto pagano de Jesús de Nazaret. 
De Apolonio se  sabe bastante, mucho más que del Jesús histórico, del que no se sabe  apenas nada (de fuentes fiables.

 No se conoce la fecha exacta de su nacimiento, pero la más probable se corresponde al año 4 ó 6 adC. Apolonio nació en Tiana (ciudad de la hoy turca Capadocia), y era de familia noble.
Según algunas crónicas, fue engendrado después de un sueño místico de su madre (al igual que Jesús).  

Apolonio, en muy poco tiempo, se ganó una reputación de sabio. Una cohorte de seguidores comenzó a seguir sus pasos por medio mundo: Grecia, por supuesto, pero también Babilonia, Egipto, Creta, Sicilia, Roma, Cádiz... Al final de sus días,  DOMINABA DIECISIES IDIOMAS. 

Los seguidores lo abandonaron cuando se trasladó a la  India, en donde aprendió de los brahmanes. Y más lejano aún, a Cachemira, y al Tíbet.  Se conoce su presencia en templos del Himalaya gracias a DAMIS, un discípulo que se encontró en el camino y el único que lo siguió en su andadura. De Damis y sus muchas anotaciones consiguió la información el biógrafo Filóstrato, dos siglos más tarde. 

Este suceso extraordinario también lo asemeja a Jesús, del cual se rumorea que, en sus llamados "años perdidos" (desde la juventud hasta los 30 años), recorrió tierras de Oriente. Algunos autores afirman que existen pruebas, incluso documentales, de la presencia del nazareno en tierras del Tíbet (---hay quienes dicen que murió predicando en Cachemira.) 
 
 El corresponsal de guerra ruso NICOLÁS NOTOVITCH visitó India y Tíbet a finales del XIX. Afirmó que oyó hablar de un manuscrito sobre la vida del SANTO ISSA (Jesús en árabe) guardado en el monasterio de Hemis Ladakh. Nadie ha podido demostrar su existencia. Sin embargo, sí parece que Apolonio tuvo conocimiento del pensamiento de Oriente; primero, existen textos sanscritos que citan a los ascetas de las regiones occidentales Apalunya (Apolonio) y Damisaa (Damis); segundo, a raíz de su extraordinario viaje, Occidente conoce de la existencia de los Upanishads (libros sagrados védicos) y de la Bhagavad Gita, parte del texto épico Majábharata.

PREMONICIONES. Cuando regresa a Occidente, en su devenir abundan los milagros, los hechos sin explicación posible: se negó a subir a un barco augurando su naufragio, que en efecto se produjo. Predijo el asesinato del emperador Domiciano. En Roma resucitó a una doncella de noble cuna (¿Lázaro?), y en diversas celebraciones hizo aparecer de la nada panes o frutos (¿multiplicación de panes y peces?)

Sin embargo, en estos hechos extraordinarios encontramos una diferencia fundamental entre APOLONIO Y JESÚS; mientras en el segundo los milagros se consideran pruebas irrefutables de su naturaleza divina, Apolonio quitaba importancia a los mismos, pues los consideraba como algo secundario y sujetos a una explicación racional. ¿Acaso reanimó a la joven utilizando sus conocimientos en medicina? Recordemos que Apolonio se ganó un profundo respeto en el templo de Escolapio por sus remedios curativos ¿Vio algo en el barco que le permitió augurar su próxima zozobra? Lo cierto y verdad es que Apolonio no le atribuía causas mistéricas a los fenómenos; afirmaba así que volcanes o mareas eran acontecimientos de orden natural, y que el hombre llegarían a conocer sus causas. 
En definitiva, Apolonio ni era ni se creía un ser sagrado, no estaba llamado a una cruzada mesiánica. Tan sólo enseñaba, curaba, hablaba de paz y buenas costumbres. No pidió que le siguieran, y mucho menos que nadie continuara su obra. 

El emperador Vespasiano le consideraba, sin embargo, cercano a la divinidad, y solía pedir su consejo en asuntos de Estado. Lo mismo otros monarcas de su época, persas, egipcios, babilonios, hindúes...
Cuando el rey de Babilonia Vardane le preguntó cómo reinar en paz, la respuesta de Apolonio fue: "Ten muchos amigos y pocos confidentes". Es la respuesta de un filósofo.

Rechazó los sacrificios, le preocupaba la moderación en las costumbres, la paz entre los pueblos, y se negó a recibir prebendas de los poderosos. Sin embargo, los reconocimientos que recibió en vida fueron numerosos: Elio Lampride afirma que el emperador Alejandro Severo, el primer emperador que no persiguió a los cristianos, tenía en su lararium (altar privado), entre otras figuras como Jesús, Abraham y Orfeo, la imagen de APOLONIO; el historiador Flavio Vopisco, en su obra "Vida de Aurelio", afirma en boca del emperador "que debe honrársele como ser superior". El autor llega a decir que "es un verdadero amigo de los dioses y entre los hombres no es posible encontrar un ser más santo y más parecido a Dios". 

Dione Casio afirma que el emperador Caracalla (famosas las termas que llevaban su nombre), erigió un templo en su honor.
El Emperador Tito, tras recibir consejo de Apolonio sobre el año 80   le respondió: "En mi propio nombre y en nombre de mi país le doy las gracias, y estaré atento a esas cosas. De hecho, yo he conquistado Jerusalém, pero Usted me tiene capturado a mi".

Se dice que, cercano el fin de su vida, abrió una escuela esotérica en Éfeso; pero poco se sabe a ciencia cierta de su muerte. Ni siquiera se conoce la ubicación de su tumba. Unos autores dicen que murió en el templo de Atenea, en Lindo, Rodas (donde nació el sabio Cleóbulo); otros defienden que expiró en el templo dedicado a Artemisa en Éfeso, una de las siete maravillas del mundo antiguo.

Apolonio se expuso a muchos sucesos como protagonista absoluto de su época; no podía haber misterio ni enigma alguno si él mismo quitaba importancia a sus pretendidos milagros. Dejó tras de sí libros, cartas, enseñó todo a lo largo de su mundo y no daba lugar a interpretaciones. Fue un gran hombre, pero nada más. De hecho, muchos de los milagros y misterios que se le atribuyen parecen tomados de un cristianismo primigenio, como si desde el agnosticismo se quisiera responder a la figura emergente de Cristo. 

También pudo ser al revés, y los autores de los evangelios podrían haberse apropiado de habladurías que circulaban sobre el famoso Apolonio. Es bien sabido que la Biblia rebosa de simbología recogida de tradiciones babilónicas y egipcias. Al fin y al cabo, la emulación de arquetipos y simbologías antiguas es algo común en la religiosidad humana. (Génesis, diluvio universal, pecado original, nacimiento de una virgen, resurrección al tercer día, etc.)
 

PABLO DE TARSO (san Pablo) creó y moldeó) a Cristo y su iglesia sin conocer a Jesús. El cristianismo es más obra suya que de los evangelistas sinópticos, del evangelista Juan o del mismo Jesús histórico. No hubo un "Pablo" que supiera (o quisiera) hacer de Apolonio una figura mítica que trascendiera a la persona.
Ello no le resta mérito al Apolonio hombre. Sin lugar a dudas, un ser humano excepcional. Pero no hijo de Dios. Tampoco Dios mismo. ( sobre un artículo publicado por   Antonio Carrillo.)


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