DAIA, NISMAN Y PAUL SINGER: la ridícula denuncia de un complot contra el gobierno.
Con
la reciente denuncia de la Casa Rosada sobre una
conspiración internacional contra el gobierno kirchnerista para desbarrancar el Memorándum de
Entendimiento con Irán, Cristina Kirchner ha situado a la Argentina entre las
filas de los peores países del mundo.
Ese tipo de países, a lo largo de la
historia, han alertado incesantemente sobre complots de la “sinarquía”
internacional, de la “plutocracia” mundial, de fuerzas financieras globales
depredadoras y, en general, de siniestros intereses que buscan dominar el mundo
y apoderarse de riquezas, territorios o recursos naturales.
En
la denuncia que hizo este 20.04.2015, la presidenta Cristina Kirchner recurría a
las mejores tradiciones de ‘EL
RELATO K’ para dar a conocer que Argentina es víctima de una operación en su
contra llevada adelante por villanos de una perfidia difícilmente superable:
1)
LOS FONDOS BUITRE (los “malos” que a veces reemplazan al Grupo Clarín en ‘El
Relato K’ como fuente de todos los males),
2)
EL FISCAL ALBERTO NISMAN (que al final era un operador de los fondos “buitre”)
y que para el gobierno pasó a ser:
I)
de buen funcionario judicial a un ingenuo manipulado que se suicida como
víctima de una maniobra para desprestigiar al gobierno,
II)
de suicidado para desprestigiar al gobierno a suicidado gay,
III)
de suicidado gay a asesinado gay,
IV)
de gay a mujeriego licencioso,
V)
de mujeriego licencioso a corrupto económico y
VI)
de corrupto económico a tener una madre encubridora que debería estar en
prisión (Aníbal
Fernández dixit).
(Aunque
esta historia parezca irreal para quienes no están familiarizados con ella, se
trata de las líneas argumentales de ‘El Relato K’ sobre este tema, las cuales
se fueron desplegando a lo largo de tres meses. Emanaron directamente de la
presidenta, ministros o referentes importantes del grupo gobernante.)
3)
UNA ONG DE LOS ESTADOS UNIDOS (vinculada por supuesto al Partido Republicano y
que recibe dinero de los buitres).
4)
UN “LOBBY” JUDÍO INTERNACIONAL que incluye también a las entidades judías
comunitarias argentinas AMIA y DAIA y a colaboradores locales; también al
Congreso Judío Mundial.
Todo
para perjudicar la justa y emancipadora política del kirchnerismo. Y también
para dañar a esa abnegada luchadora que es CFK, quien firmó el memorándum con
el presidente persa Mahmoud Ahmadinejad con el único fin de esclarecer el
atentado de 1994 contra la mutual judía.
BAZOFIA HUMANAS. La denuncia
presidencial se basaba en un artículo de
un ex director ejecutivo de la AMIA, JORGE ELBAUM, publicado en el
diario paraoficial Página/12 La publicación es uno de los soportes
propagandísticos de ‘El Relato K’ y constituye una tribuna habitual de
columnistas, comunicadores y periodistas oficialistas cuyos mensajes se
coordinan con las campañas del gobierno.
El
artículo y/o manifestaciones de su autor fueron profusamente difundidos a
través del aparato de propaganda del kirchnerismo: Télam, 6-7-8 y Radio
Nacional. Lo que nunca destacan Página/12 ni los otros medios es que Elbaum es
un convencido partidario K que tiene una carrera de varios años como asesor de
legisladores del oficialismo y como funcionario del ministerio de Defensa.
Elbaum
mencionaba también como parte de esta conspiración entre Nisman y los buitres
al fallecido periodista “Pepe” Eliaschev –alguien que, como el fiscal, ya no
puede defenderse–, a los intelectuales Santiago Kovadloff y Marcos Aguinis e
incluso al periodista Nelson Castro.
No
por casualidad este tipo de propaganda ha sido generada siempre por países con
gobiernos muy cuestionables: dictaduras totalitarias, autoritarismos de
distinto calibre, populismos poco respetuosos de las instituciones y de los
derechos de quienes se les oponen, gobiernos extremadamente corruptos y/o
regímenes que son verdaderas amenazas a la paz internacional. Como pasa a veces
con los seres humanos, se trata de proyecciones (ver en los demás los defectos
propios) que encubren los afanes de control, hegemonía o agresión de quienes
denuncian las supuestos complots.
Así
como dos democracias nunca han ido a la guerra, ningún gobierno democrático
denuncia afiebradas conspiraciones que, en lo esencial, son casi siempre una
variación de aquellas que “revelan” que nunca se llegó a la Luna o que Paul
McCartney no es él sino un “doble” impostor desde hace 40 años. O, peor aún,
variaciones de la leyenda ideada por la inteligencia rusa hace más de un siglo
para justificar el antisemitismo y los pogromos: los Protocolos de los Sabios
de Sión o su versión criolla: el Plan Andinia.
Como
es usual, CFK difundió su denuncia adoptando el papel de una comentarista de la
realidad –no con la seriedad esperable de un jefe de Estado– y a través de un
medio informal como Twitter. Las relaciones forzadas entre sus elementos son
tan absurdas que ni siquiera vale la pena tratar de examinarlas.
Un
fiscal “militante” que responde al gobierno, Javier DE LUCA, desestimó la
denuncia del fallecido fiscal Nisman contra la presidenta por “falta de
pruebas”. Pero la mandataria no se ruboriza por “revelar” operaciones
conspirativas globales sin una sola prueba real.
Como
si lo anterior fuera poco, CFK se dirige a la opinión pública internacional a
través de su sitio web usando un texto en inglés torpemente redactado y penosamente inadecuado para la
mentalidad extranjera. (El sitio de Internet de la presidenta, del cual no
queda claro si es oficial o no, pero que usa para comunicar sus puntos de
vista, tiene como dirección www.cfkargentina.com.)
La
mandataria recurre a frases propias de la farándula argentina: “evertyhing has to do with
everything” (todo tiene que ver con todo), expresión difícilmente
comprensible por un angloparlante en el sentido en que se la quiere usar. En
todo caso, más le valdría recordar a la presidenta que si todo tiene que ver
con todo, al final, nada tiene que ver con nada, que seguramente es lo que
pensaron muchos de quienes la leyeron.
CFK habla también en su mensaje en
Internet de un “open secret in the Pasteur street”,
como si alguien fuera de la Argentina pudiera saber que esa expresión se
refiere a la AMIA.
La siguiente expresión es también antológica, por lo
incomprensible: “to the uninformed or unaware reader, Paul
Singer is the Vulture Lord and owner of the decisions of Judge Griesa against
Argentina”.
Es
una frase traducida del español al inglés que es un verdadero dislate. Y que
aún en el original en español aclara muy poco: “Para distraídos o desinformados,
Paul Singer es el Señor de los Buitres y dueño de las decisiones del Juez
Griesa contra Argentina, tu país”.
Los
K deberían advertir es que ‘EL RELATO’ en el exterior no puede funcionar porque
se enfrenta a variables contextuales muy distintas a las que se dan en la
Argentina:
1)
No sintoniza con ningún tipo de conocimiento, experiencia o perjuicios de
audiencias extranjeras (como el que sí tienen algunos sectores receptores
dentro del país). Por el contrario, para la inmensa mayoría de la opinión pública
mundial se revela como un mensaje ininteligible.
2)
Carece de una red de medios y comunicadores que lo reproduzca incesantemente,
de modo que pueda crear dudas o que ejerza presión para instalar la idea de una
visión razonable, “correcta” o masiva. (En Argentina, aun quienes son
refractarios a la propaganda K y no resultan convencidos por ‘El Relato’ sí
pueden ser “presionados” o “intimidados” por el hecho de que los mensajes
integrantes de ese ‘Relato’ simulen reflejar una postura normal o generalizada
a la que resulte incómodo contradecir públicamente. Esa situación corresponde a
la teoría de la espiral del silencio de la politóloga alemana Elisabet
Noëlle-Neuman.)
Este
‘Relato K’ acerca de una conspiración antiargentina internacional se parece
mucho a los ‘Relatos’ propios de dictaduras de derecha (Videla, Galtieri) o de
dictaduras de izquierda (Castro, Chávez-Maduro). Pero mucho peor es que la recurrencia al argumento de
la participación “judía” generalizada colocó al gobierno argentino y a la propia
presidenta en una posición muy cercana a una visión antisemita internacional.
Por consiguiente, se trata de un hecho muy grave y que no debe pasar
inadvertido.
Si realmente a la presidenta Cristina Kirchner le
preocupa tanto la “imagen argentina” en el exterior debería empezar por dotar
de seriedad y sobriedad a su comunicación internacional. O bien llamarse a
silencio en este tipo de temas hasta que abandone la Casa Rosada: en ese caso
la imagen argentina sufrirá sin duda menos daños. (Por Roberto H. Iglesias)
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