viernes, 15 de enero de 2016

EN POLONIA, A VECES PUEDE SER DIFÍCIL ENCONTRAR UN RASTRO DE JUDAÍSMO.

Es bueno saber…
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A veces pienso que los hebreos le gustan que le cacheteen..
Polacos,  en el siglo XVII, destruyeron  a toda la comunidad judía masacrando a medio millón de personas.
Antes de la SGM vinieron dirigentes israelies avisando que se avecinaba un holocausto sobre las comunidades hebreas europeas…muy pocos escucharon esas voces de alerta. Tres millones y medio terminaron en las cámaras de gases.
Los polacos, si se les  cuadra volverían  a generar nuevos pogromos.
Los polacos son  uno de los pueblos más corruptos del mundo….
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 Por el Rabino Eliahu Birnbaum

Cuando la historia familiar no es contada, cuando los ancestros no son nunca mencionados y cuando el tema mismo es siempre silencioso.
Durante Shabat, uno de todos los que pase en VARSOVIA, la capital de Polonia, unas jovencitas se me acercaron. Una de ellas se presentó a si misma: Anya, estudiante de comunicaciones en la universidad local, y me dijo: “mi madre se rehúsa a decirme, quién era mi padre, así que yo debo de ser judía”. Esto es algo común dentro de la realidad polaca a principios del siglo XXI: cientos, quizás miles de personas no sabían si tenían o no, raíces judías. Algunas sentían interés por el judaísmo, y otras lo reprimían.

COMO ERA ESE ENTONCES. Antes del holocausto, cerca de 3.5 millones de judíos vivían en Polonia. Esta basta tierra era una tremenda fuente de vida judía por cientos de años, hasta el punto que en Israel, Polonia era conocida como “Poh-lin” , “Poh-lan-yah”, que literalmente significa : Aquí está Dios.
Casi todos los judíos de Polonia fueron asesinados durante el régimen nazi, solo un décimo sobrevivió.
En Polonia después de la guerra, fue posible sacarlos. La mayoría de los sobrevivientes llegaron a campamentos de inmigración, o hicieron Aliá. Pero, una parte de los judíos sobrevivientes decidió regresar a sus hogares, en búsqueda de sus familiares y pertenencias, y trataron de continuar su vida después del disruptivo pasado. Ellos, entre otros judíos que por diferentes razones se encontraban en Polonia, o en partes de Alemania, retornaron a Polonia después de la guerra, su base como población judía. En Cracovia, Varsovia, asentamientos, y pequeñas villas, estos judíos trataron de recomenzar sus vidas.
Excepto que esta vez, era casi siempre, una vida sin judaísmo, y a veces sin siquiera una identidad judía.

EN EL AÑO 1948, LAS PUERTAS DE POLONIA SE CERRARON, como hicieron todos los países del este de Europa, por un período de ocho años. Durante este tiempo, los judíos empezaron a practicar judaísmo encubierto. Era muy peligroso ser judío en Polonia, y no era muy conveniente decir: “soy judío”. Era más seguro mantenerse escondido. Aún después de 1956, cuando la inmigración era nuevamente una posibilidad, y aún tiempo después, no era bueno el ser judío. En 1968, Polonia decidió abrirse al antisemitismo, como la mayoría de la Europa del este. Muchos judíos interpretaron esto como una mala señal de lo que podría venir, y así una nueva ola de inmigrantes comenzó, la cual prácticamente vació a Polonia de judíos.
Aliá, a Eretz Israel e inmigración para los Estados Unidos, Canadá, Alemania, Dinamarca, Suecia y otros países: se estima que 40 o 50 mil judíos dejaron Polonia durante este período. Aquellos que no lo hicieron – una vez más practicaron un judaísmo escondido, cambiando sus apellidos, nombres y direcciones. Muy pocos judíos se mantuvieron organizados en comunidades y continuaron una vida abiertamente judía, yendo a la sinagoga y la comunidad. La mayoría se mantuvo encubierto. La tragedia puede ser resumida en un enunciado, que habla de varios períodos y peligros: en los años 50 entre 1939 y 1989, no era bueno el ser judio en Polonia.
¿Cuántos judíos podrían vivir una vida en secreto? Unos miles, probablemente más.
Ellos tuvieron hijos y continuaron su vida, mientras escondían su identidad judía de todos sus alrededores, incluso de su familia y a veces de ellos mismos.

UNA GENERACIÓN ENTERA CRECIÓ SIN CONOCIMIENTO DE SUS RAÍCES JUDÍAS. Algunos sabían que eran judíos, mientras que otros no sabían de su condición como tales, a pesar de ser tercera generación de abuela judía. Hasta hoy en día, es posible revisar viejos expedientes y descubrir con certeza quién es descendiente de un familia judía, debido a que la documentación fue meticulosamente creada para hacer notar quién era y quién no era judío.
Una generación entera, creció sin conocer sus raíces judías, y tan solo descubrió su existencia a los veinte años de edad, aún cuando sus padres continuaban escondiéndolas de ellos. Algunos son hijos o nietos de una madre o abuela judía, algunos tienen un padre o abuelo judíos. Muchas historias se caracterizan por el descubrimiento de gente joven que descubre que tiene raíces judías. Algunas abuelas o abuelos se lo impartieron a sus hijos y nietos en su lecho de muerte, diciéndoles que son judíos, como era el caso de los “Anusim” en España.
Algunas veces un sidur o un par de tefilín encontrado en el ático de la casa, revelaría lo olvidado. Algunas veces un apellido de familia inusual, o parientes que saben hablar yidish era una señal e indicación de sus raíces.
Una apertura para el retorno

De cualquier forma, hay “NUEVOS ANUSIM”, en Polonia, Anusim que fueron cortados de la vida judía y vivieron como judíos a escondidas con miedo y dolor.
¿Cuál es nuestra obligación para con estos nuevos “anusim”? ¿Debemos, quizás, “enterrar” sus sentimientos, y su deseo de regresar a la tierra de Israel junto con nuestro hermanos que fueron enterrados en suelo polaco? Estos anusim de 50 años, tan distintos de los anusim de hace 500 años en España, ¿deberemos esperar otros 450 años para encontrarlos también?
No hay duda que el estatus halájico de estos jóvenes y familias que desearían retornar al judaísmo son grandes desafíos para los poskim. Después de la guerra, una gran parte de los matrimonios realizados, eran matrimonios mixtos, y los sobrevivientes pensaron: “no hay más judíos en Polonia”. Otros se asimilaron después de la guerra para sobrevivir, por miedo a los polacos. Sin embargo, muchos de ellos desean estudiar judaísmo, venir a la sinagoga, y ayudar a Israel. Y así, sentirse orgullosos de su identidad judía y pertenecer a la nación de Israel una vez más.

DURANTE MI VISITA EN POLONIA, conocí uno de los supervisores de Kashrut en la comunidad, un hombre de apariencia judía jaredí. Conocí a su esposa, también jarediá, los dos habían participado en una manifestación anti-semita, “skinhead”, neo-nazi, y después con el tiempo descubrieron que eran judíos, hijos de familias que habían escondido sus identidades. Recientemente, festejaron el brit milá de su hijo – en tierra polaca – pero como judíos observantes, y expresando su identidad judía en forma abierta.

Otra historia, que suena casi como ficción, es la historia de PRZEMYSLAW PIEKARKSI. Un señor de 40 años, judío polaco con creencias liberales y democráticas. Piekarski peleaba con su madre por sus creencias anti-semitas. Habiendo vivido como niño con una abuela que hablaba alemán, padres políticamente conservadores y con un abierto anti-semitismo. Al realizar sus estudios universitarios, Piekarski tomó una posición liberal, que muchas veces le trajo confrontaciones con su madre , quién utilizaba cualquier oportunidad para expresar su repulsión contra los judíos y el judaísmo. Durante una discusión, le preguntó a su madre sobre su actitud hacia el judaísmo, y se colocó una kipá en su cabeza y le dijo a su madre, “madre, supón que fuera judío, ¿aún así me tratarías de esta forma? ” la respuesta de su madre le reveló algo que el nunca hubiera imaginado: “no tienes que tratar demasiado”, le dijo, “tu ya eres judío”, tu abuela, que siempre pensaste que era alemana, es en realidad judía. Hoy en día Piekarski viene a la sinagoga cada viernes por la noche, y trabaja actualmente en un diccionario Yidish-Polaco, que pronto se publicará. El descubrió que aquello que era el alemán hablado por su abuela, era en realidad Yidish.

CUANDO LE PREGUNTÉ AL GRAN RABINO DE POLONIA, EL RAB MICHAEL SHUDRICH, si el había pensado que existía alguna posibilidad de que la vida judía en Polonia renaciera, el me respondió: ¡la vida judía ya está renaciendo!
No hace falta mirar tan lejos, o buscar mucho para encontrar pruebas de la renovación del judaísmo en el país. En Varsovia, un minián es formado tres veces al día. En Lodz, las plegarias de la mañana se hacen cada día en la sinagoga. En Cracovia se hacen cada shabat. Clases de torá en diferentes ciudades, están siendo más y más demandadas, y un shiur de daf iomí, se lleva a cabo cada día en la sinagoga de Varsovia.

NUEVOS RABINOS han empezado a regresar y llenar sus sillas como líderes comunitarios en cada ciudad. El Rabino Itzjak Rapoport, es el rabino de Breslau y sus alrededores, y el Rabino Boaz Pash es el rabino de la comunidad de Cracovia (estos rabinos son también enviados de “Shavei Israel” en Polonia). Un judío polaco, el Rab Matitiau Abalet, se recibió de rabino después de la guerra, en la Yeshiva University de New York, y después de 5 años de estudio regresó y recibió su posición de Rabino y director de la escuela en Varsovia.
Hay doscientos estudiantes al año en la escuela judía hoy en día, desde jardín de infantes hasta noveno grado. Hay también clases para la juventud y los adultos en el centro comunitario de Varsovia, hay más de cien jóvenes hombres y mujeres que vienen a estudiar hebreo cada semana. En Cracovia, los estudiantes y los jóvenes se encuentran en una organización judía llamada “Cholent”
Publicaciones judías son editadas también: recientemente el jumash con Rashi, fue traducido a polaco, una publicación mensual de la comunidad llamada “midrash” se distribuye a todas las comunidades judías en Polonia, cada semana el rabino de Breslau pública un escrito semanal. “shabat beshabató”, en polaco.
Hay también demanda de comida kosher en Polonia, y shejitá kosher, muchos productos y comida kosher pueden ser encontrados en diferentes comunidades.
Pero quizás, la señal más significativa del crecimiento de la vida judía en Polonia, sean, los niños… cada shabat decenas de niños llegan a la sinagoga.

Una muestra de lo más significativo, de la profundidad de la destrucción, fueron las palabras de Joelis Schtruk, el comandante Nazi que peleó en la guerra de Varsovia, en el 16 de mayo de 1943: “NO HAY MÁS JUDÍOS EN VARSOVIA”. Hoy hay judíos en Varsovia, niños judíos en las sinagogas en Polonia…”y también por ello la gloria de Israel no caerá”.

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