lunes, 11 de mayo de 2015

LA PERVERSIDAD NO SE DETIENE ANTE EL DOLOR AJENO.



--- Con enorme espanto y asco,  en mi condición de ser humano,   sentí  cuando leí LOS COMEDIANTES, un libro de Graham Greene, donde se relata la mísera vida de los haitianos.
 No hace mucho me enteré que  cuarenta y cinco personas habían sido  linchadas después de ser acusadas de ser los culpables de propagar El Cólera, enfermedad que ya se ha cobrado más de dos mil vidas.
La naturaleza se ha  ensañado con este país, uno de los más pobre del mundo donde la angustia y el dolor prevalecen sobre cualquier otros sentimientos. A principios del año pasado un terremoto prácticamente destruyó Haití hasta sus cimientos.
Si algo le faltaba a esta gente, era  sumergirla en un mar de imbecilidades, a través del fetichismo que creó El  Vudú,    la religión oficial durante el  gobierno sanguinario de  FRANÇOIS   DUVALIER (n. 1907) y extendido hasta nuestros tiempos.

--- En la Edad Media, a los judíos nos acusaron de haber propagado la peste negra. La higiene que prevalecía en los hogares hebreos, era la única razón para que el mal no se extendiera en nuestra comunidad.

El bárbaro conocido como Papa Doc (era médico de profesión), fortaleció su poder creando una fuerza paramilitar la que se conoció como TONTON MACOUTE, la que hizo desaparecer de la faz de la tierra a más de  ciento cincuenta mil personas.
Es bueno saber que  el origen del VUDÚ es africano y encontró su expansión en suelo haitiano durante una ceremonia  que presidió el sacerdote jamaiquino Dutty Boukman, a fines de siglo XVIII. Se presume que este hecho fue  el catalizador de la Revolución de esclavos producida en 1804.
Del Vudú americano se derivan otras religiones como la   muy extendida en Cuba de naturaleza aún más mistificada por las corrientes cristianas, o la Umbanda Brasil. La santería —una de las máximas expresiones sincréticas del mundo— usa símbolos y santos cristianos, que dan imagen y representan loas y ritos anteriores, similares a los Vudú. Lo mismo sucede en la República Dominicana donde se toman  figuras del cristianismo para representar sus loas.
El Vudú ha sido un fuerte referente para la cultura popular, debido a la atribuida capacidad de los bokor (hechiceros)para resucitar a los muertos y hacerlos trabajar en su provecho (zombis), así como la de provocar la muerte a voluntad.
Incuestionablemente    aquellos que sostienen este culto son seres que se han detenido en el tiempo y son susceptibles de  ser manipulados impunemente  por sus sacerdotes.
TODO SE PARECE A TODO. Durante la aparición de la PESTE NEGRA en Europa que se llevó a más de la mitad de su población, provocó que los hebreos fuéramos  culpados de provocar  esta enfermedad.
En el año 1320-21 se les atribuyó a los leprosos ser los causantes de la enfermedad. No solo eso: que actuaban instigados por  nuestra gente y en complicidad con  el rey árabe de Granada  para destruir a los cristianos. Cientos de leprosos fueron atrapados y quemados en  1322.  A nosotros primero  se nos multó y después fuimos linchados.
--- En el año 1348 en el principado de Saboya, fuimos enjuiciados y nuestras propiedades confiscadas. Nos aplicaron métodos violentos para que admitiéramos que nosotros éramos los que propagábamos   la Peste Negra.
Las confesiones obtenidas en Saboya, fueron distribuidas por carta,  de ciudad en ciudad, constituyéndose en la base para una serie de ataques a lo largo y ancho de Suiza, Alsacia y Alemania.

El papa francés CLEMENTE VI (Pierre Roger) intentó frenar la histeria   pero desgraciadamente su voz no fue oída. En el año 1349, en  Basilea  la comunidad hebrea fue expulsada  de la ciudad. Se le autorizó regresar doscientos años después.
Pensar que fue en Basilea donde TEODORO HERZL (n. 1860), le dio vida al sionismo político en el congreso de 1897.
En Estrasburgo, el consejo municipal, que se oponía a la persecución de hebreos, fue depuesto por el voto de los gremios y se eligió otro dispuesto a masacrarnos.
En febrero de 1349, antes de, que la peste alcanzase la ciudad de Estrasburgo, dos mil hebreos fueron conducidos a un camposanto donde todos aquellos que no aceptaron la conversión fueron quemados.
Entretanto iba a surgir un movimiento conocido como el de los Flagelantes. Su origen estaba en  Friburgo, en el Sacro Imperio Romano Germánico. En sus  fundamentos estaba  la  autolaceración, porque pensaban que, recreando la Pasión de Cristo (penitencia), lograrían salvarse de la peste negra, a la cual consideraban un castigo mandado por Dios.

LOS FLAGELANTES rápidamente hicieron pie en Francia, España y  en el Reino de Hungría. Y fueron creciendo en arrogancia: en cada ciudad que llegaban se dirigían al barrio judío seguidos por el populacho, aullando venganza contra los «envenenadores de pozos». En Friburgo, Augsburgo, Núremberg, Múnich, Könisberg, en otros centros, fuimos masacrados con una meticulosidad que parecía un anticipo del Holocausto.
En marzo de 1349  la comunidad hebrea de la CIUDAD  ALEMANA DE WORMS, compuesta por unas cuatrocientas personas, volvió a una antigua tradición,  quemándose dentro de sus hogares, antes que ser muertos por sus enemigos. La  de Frankfurt am Maine siguió el mismo ejemplo, propagándose el incendio a gran parte de la ciudad.
EN COLONIA, a pesar el consejo de la ciudad repitió el argumento del Papa de que nosotros éramos víctimas de la peste como todo el mundo,   los Flagelantes reunieron una muchedumbre «de esos que no tienen nada que perder» y se  entregaron a su labor de saquear y matar.

EN MAÍNZ,   la comunidad judía más importante de Europa, sus miembros se decidieron defenderse. Con armas recogidas de antemano mataron a doscientas personas del populacho, un acto que sólo sirvió para que la población local volviera a cargar contra nosotros. Los hebreos los enfrentaron hasta donde pudieron. Después se encerraron en sus casas y les prendieron fuego. Se dijo que seis mil perecieron en  aquel 24 de agosto de 1349.
Cuando acabó la peste quedaban muy pocos hebreos en Alemania y los Países Bajos."  (La muerte negra, José López Jara.)

---- Los católicos han sido tan sanguinarios como los tonton macoute  y tan malsanos como los que creen en el vudú.

La vida es una FOTOCOPIA.  

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