viernes, 8 de mayo de 2015

EL ASTRÓLOGO DE LAS BESTIAS HUMANAS.


A día de hoy se pueden contar por centenares las ocasiones en las que ADOLF HITLER quiso ser sacado por sus enemigos de su poltrona a base de balazos (o, en un mayor número de casos, a bombazos). Sin embargo, de entre todos los curiosos complots para acabar con su vida –algunos tan sonados como la «Operación Valkiria»- hay uno que destacó por encima del resto gracias a su originalidad. Éste fue el que protagonizó el sádico HEINRICH HIMMLER quien, en base a las predicciones de WILHELM WULFF (su astrólogo personal), urdió un plan que finalmente no llevó a cabo para acabar con el Führer.
La razón era sencilla: este «mago» había pronosticado que el líder nazi sería derrotado en 1945 «causando un gran dolor» a Alemania y que la única forma de detener este desastre era sacándole del poder.

Esta historia, al igual que otras tantas, forma parte del nuevo libro escrito por el periodista e historiador español  Jesús Hernández. Publicado bajo el título LOS MAGOS DE HITLER »), el ensayo narra el doble rasero con el que la hechicería era tratada en el Tercer Reich. Y es que, mientras que personajes como los astrólogos y los adivinos fueron perseguidos y desprestigiados por los nazis, no eran pocos los oficiales de las SS que acudían a ellos para saber cuál sería su porvenir, recibir consejo militar y tratar –a cambio de un buen puñado de monedas- de que les ayudaran con sus embrujos a modificar el tiempo atmosférico para obtener ventaja en sus ataques.

 

WILHELM THEODOR HEINRIH WULFF vino al mundo el 27 de marzo de 1892. Poco supo durante su infancia de la astrología (el estudio de la posición y del movimiento de los astros con el objetivo de pronosticar sucesos terrestres, según afirma la Real Academia), pues su padre hizo todo lo posible para que se dedicase al comercio marítimo. Sin embargo, los años quisieron que este joven alemán nacido en Hamburgo se fuera acercando cada vez más a los estudios relacionados con los cuerpos celestiales y, a su vez, hacia el arte.

«WULFF llegó a la conclusión de que, si el hombre había sido capaz de calcular las estaciones o las mareas con exactitud gracias al estudio de la posición de los astros, no era descabellado pensar que el destino de las personas pudiera estar también influido del mismo modo.

Wulff aprendió así los rudimentos de la astrología y se dedicó a confeccionar cartas astrales para familiares y amigos. Según sus memorias, en 1913 vaticinó a su hermano pequeño que resultaría gravemente herido y perdería una pierna, una predicción que resultó cierta. Mientras tanto, prosiguió con sus estudios de arte», explica el  catalán  Hernández en su obra.

Con el paso de los años se fue introduciendo más en la astrología, al principio como un pasatiempo (haciendo cartas astrales a sus compañeros de trabajo, a los soldados cuando combatió en la Primera Guerra Mundial…) y, posteriormente, a nivel profesional. Según explica Hernández en su obra, Wulff siempre afirmó que nunca cobró en esta época por sus predicciones, a pesar de lo conocido que se hizo entre la sociedad alemana. Por el contrario, prefirió tomarse esta práctica como una mera diversión mientras se ganaba la vida vendiendo obras de arte. Todo ello, a pesar de que su lista de aciertos se iba engrosando según pasaban los meses y las predicciones. Por entonces ya había llegado la década de 1920 a la región, unos años en los que un descocido Adolf Hitler comenzó a hacerse notar en Alemania.

 

Con el auge de Hitler y del nazismo llegó también la pesadilla para algunos de los maestros de las artes ocultas como los adivinos y los astrólogos, los cuales fueron perseguidos hasta la saciedad por el Reich y maltratados en centros de confinamiento por ejercer estas actividades. «A pesar de que ellos tuvieron también como destino los campos de concentración no han recibido la consideración de víctimas de la represión nazi. Es cierto que ellos no sufrieron el terrible castigo que el régimen dispensó a los judíos o a los gitanos, a quiénes intentó exterminar masivamente, pero aún así se vieron arrojados al infierno que los nazis tenían reservado a los que consideraban enemigos del régimen», determina Hernández.

WULFF no fue una excepción. De nada le sirvió ser uno de los astrólogos más famosos de la región cundo cuatro agentes de la Gestapo se plantaron frente a su puerta y decidieron que debería pasar una buena temporada entre rejas para pensarse dos veces eso de andar prediciendo el futuro en base a los astros. Con todo, y aunque esta práctica le granjeó la cárcel, también le garantizó un buen trato por parte de los soldados alemanes, quienes procuraban que no sufriera demasiado con las tareas cotidianas a cambio de alguna que otra predicción. Así anduvo este germano durante cuatro meses, tiempo tras el cual volvió a ser «reinsertado» en la sociedad bajo promesa de darle de mamporros si se le veía haciendo un mísero cálculo usando los planetas como punto de partida.

A pesar de todo, la casualidad quiso poner a este alemán de nuevo en el camino de la astrología apenas unos pocos meses después. Concretamente, este reencauzamiento de su vida tendría que agradecérselo a FELIX KERSTEN, el masajista personal de HEINRICH HIMMLER (más conocido por ser el Comandante en jefe de las SS de Hitler). Según determina Hernández en su obra, Wulff conoció casi por casualidad a este personaje quien, al saber que nuestro protagonista era un reconocido astrólogo, no dudó en preguntarle por lo que decía el cielo en relación al devenir del Führer y al de la guerra contra los aliados.

En teoría, el propio líder nazi HABÍA PROHIBIDO expresamente los vaticinios sobre su persona y la contienda. Sin embargo, el miedo a las represalias provocó que el astrólogo agachase las orejas y, con más miedo a volver a la cárcel que sensatez, le explicara lo que los cuerpos celestiales decían de Hitler. «Wulff reconoció que la situación de los astros en referencia a Hitler era especialmente mala. El astrólogo, afrontando los riesgos que entrañaba su sinceridad, no disimuló su pesimismo, pues veía acontecimientos amargos que iban a ocurrir a menos que hubiera un cambio radical en la política alemana. […]

EL HORÓSCOPO DEL TERCER REICH, tomando como fecha de nacimiento el día que Hitler ascendió al poder, el 30 de enero de 1933, auguraba su próximo hundimiento», señala el historiador y periodista español. A partir de ese momento, pasó de estar perseguido por las SS a ser el astrólogo no oficial de esta sanguinaria organización.

 

Entre otras cosas, la especialidad de WULFF en las SS consistía en elaborar cartas astrales para predecir los acontecimientos que acaecerían en la vida de una persona (un método que, a día de hoy, siguen utilizando cientos de especialistas en la materia). Concretamente, este estudio se basa en la idea de que la posición de los cuerpos celestes influye drásticamente en la vida humana y en el devenir de un individuo (algo que también sucedería con los signos del zodíaco). En base a ello, y mediante una serie de cálculos, los astrólogos afirman que son capaces de hacer predicciones sobre el futuro.

 

LA ASTROLOGÍA AL SERVICIO DE HIMMLER. Durante su etapa como astrólogo no oficial de las SS, a Wulff se le encargó elaborar decenas de cartas astrales. De hecho, los grandes jerarcas del nazismo le usaban no sólo para saber su porvenir, sino para descubrir a aquellos oficiales que pretendían arrebatarles su puesto. Bajo estas órdenes, y aunque parezca increíble, el astrólogo afirmó en sus memorias haber descubierto casos de espionaje contra varios líderes nazis. Es imposible saber si sus palabras son ciertas o no, pero lo que es seguro es que se fue ganando poco a poco un hueco entre las personas con cierta influencia en el Tercer Reich.

 

Entre sus trabajos más destacados, en 1944 WALTER SCHELLENBERG (el jefe del contraespionaje nazi) le solicitó que elaborase las cartas astrales de Stalin, la U.R.S.S., Gran Bretaña y EE.UU.

Pero la prueba de fuego de este astrólogo todavía estaba por llegar. Y es que, cuando Kersten observó que sus predicciones se cumplían, le concertó una cita con el mismísimo Heinrich Himmler. La vida de nuestro protagonista estaba a punto de cambiar drásticamente de nuevo, pues –después de haber tenido el dudoso honor de residir en un campo de concentración de las SS- ahora tendría que presentar al líder de esta organización sus conclusiones sobre las cartas astrales de sus enemigos. La reunión se celebró, según las propias memorias del astrólogo, una soleada mañana de 1944 en Salzburgo. Fue en una de las residencias del jerarca alemán. Allí –tras dar buena cuenta de un almuerzo- ambos debatieron durante más de cinco horas los pormenores de sus cálculos estelares.

 

UN PLAN SECRETO PARA DERROCAR A HITLER. Durante la conversación, Himmler y Wulff hablaron ampliamente sobre astrología. De hecho, el Comandante de las SS era un gran aficionado a ella a pesar de que, al principio de la contienda, había prohibido que se ejerciese en Alemania si no era al servicio del ejército alemán. También revisaron las cartas astrales de Churchill, Stalin y –aunque era absolutamente ilegal por orden expresa del Reich-, la del propio Adolf Hitler. Para desgracia del Führer, el análisis realizado no le revelaba un futuro muy halagüeño. «Wulff insistió en que el fin de Hitler y la derrota de Alemania llegarían en 1945, es decir, en tan sólo un año», determina Hernández. Fue en ese momento cuando el oficial sorprendió a nuestro protagonista haciéndole la siguiente pregunta:«¿Qué cree que debemos hacer?».


Se desconoce si fue por percibir una cierta debilidad de Himmler o si, simplemente, fue un arrebato de valentía, pero el astrólogo miró al nazi y le señaló que la opción más viable para la pervivencia de Alemania era… ¡Derrocar a Hitler antes de que fuera derrotado! El Comandante de las SS, por su parte, dijo algo que dejó helado al astrólogo. «El dirigente nazi respondió sin dudar un momento: “Eso no sería difícil. Podría enviar una división Panzer y mis hombres podrían hacerse con el control de todos los puntos importantes”. Esa sorprendente afirmación le dio a Wulff una buena oportunidad: Himmler realmente había previsto la posibilidad de una revuelta contra Hitler e incluso había pensado en liderarla él mismo», añade el periodista e historiador español.

EL ASTRÓLOGO, en lugar de calmar los ánimos, siguió indagando en la idea y señaló que, ya que la guerra estaba perdida si se continuaba bajo el mandato de Hitler, lo mejor era actuar, y hacerlo rápido. Para corroborar esta afirmación, también señaló al oficial alemán que los astros le eran favorables en los siguientes meses, por lo que no debía preocuparse de lo que sucediera. Himmler, por su parte, se mostró abierto al tema, pero hizo hincapié en que no estaba convencido de que la sociedad aceptara el golpe de estado. «”En el peor de los casos –argumentó Wulff- las revueltas serían aplastadas en dos o tres meses, siempre y cuando consiga de antemano el apoyo de los principales generales”. Himmler valoró en silencio la situación y le dijo: “En ese caso tendríamos que actuar con rapidez. Voy a pensar en ello…”», explica Hernández.

 

HIMMLER, EL COBARDE QUE NO PUDO HACER CAER A HITLER. Tras la extensa conversación con Himmler, Wulff salió convencido de que, más temprano que tarde, el líder de las SS armaría sus carros de combate y sus tropas y se plantaría en el Reichstag para hacerse con la poltrona por las bravas. Desgraciadamente, para él, la indecisión del oficial se alargó durante semanas y meses. Ni el desembarco aliado en las playas de Normandía logró aclararle los pensamientos. Por ello, y en vista de que no parecía que hubiese pensado en el plan, el astrólogo aprovechó una nueva cita que mantuvo con él en julio de 1944 para volver a meter el dedo en la herida. Al fin y al cabo, no tenía nada que perder, pues ambos podían ser condenados a muerte si la situación se descubría. Si caía él, caería también su interlocutor.

Durante esa cita, Wulff instó de nuevo a Himmler a tomar el poder afirmando que no era una opción, sino una responsabilidad. El oficial alemán se mostró varias veces dubitativo, por lo que nuestro protagonista le mostró de nuevo la carta astral de Hitler y la de los aliados. Si se cumplía lo que decían los cuerpos celestiales, todo se trasformaría en un desastre. «Himmler puso todo tipo de pretextos para no afrontar los hechos. En sus manos tenía la posibilidad de derrocar a Hitler, negociar de inmediato la paz y evitar así sufrimientos estériles al pueblo alemán. Himmler sentenció: “Le debo todo. No señor, es imposible hacerlo”», destaca el periodista e historiador español en su obra.

A pesar de su frustración, WULFF achacó este cambio de parecer a algún repentino temor de Himmler, pues había visto al jerarca nazi tan ansioso por derrocar a Hitler que le extrañaba sobremanera esta forma de actuar. Por ello, volvió a intentar convencerle a finales de abril de 1945 en una nueva reunión que ambos mantuvieron. No obstante, aquel momento no fue mejor que el anterior. De hecho, fue el peor con diferencia que pudo seleccionar, pues el jefe de las SS se hallaba absolutamente superado por la invasión aliada sobre Alemania y desconocía qué medidas tomar.
«Entonces, durante la reunión, sucedió algo que sorprendió mucho a Wulff, Himmler, mostrando una gran agitación, lamentó no haber seguido su consejo de apartar a Hitler del poder y entrar en negociaciones de paz. Consideraba que era entonces cuando tenía que haber actuado y que ahora era demasiado tarde. Después de esa confesión, la agitación del jefe de las SS fue en aumento, hasta que su voz quedó quebrada por el miedo, cuando dijo: “Ahora Hitler me va a arrestar”. Pálido y desencajado, Himmler empezó a repetir una y otra vez: “¿Qué va a pasar?, ¿qué va a pasar?, ¡todo se ha acabado”», señala el español. Esa fue la última vez que Wulff trató convencer al líder nazi sobre el derrocamiento del que, a la postre, sería conocido como uno de los mayores asesinos de todos los tiempos. Tampoco tuvo más opciones, pues este curioso dúo no tuvo más reuniones.

 

 WULFF afirmaba que era posible conocer cuando sería derrotado Hitler ¿Puede una carta astral dar ese dato? La historia de nuestro entorno cultural europeo está plagada de esos ejemplos. NOSTRADAMUS predijo el día y las circunstancias de la muerte del Príncipe, la peste que asoló Montpellier, etc.

 

MORIN DE VILLEFRANCHE, astrologo del Cardenal Richelieu, predijo un sinfín de acontecimientos asociados a Luis XIV. En la antigüedad la predicción astrológica era una actividad científica rutinaria para el astrólogo del rey o de los gobernantes. En la actualidad los astrólogos hemos recuperado parte de ese saber antiguo para hacer predicciones concretas sobre la vida de nuestros consultantes.

  Wulff también señalaba que Napoleón y Hitler tenían una carta astral similar ¿Dos cartas astrales iguales o parecidas llevan a un desenlace igual o parecido? La carta natal solo es una parte de la totalidad de la persona, el entorno histórico es otra y en entorno familiar y genético otra. Por similares que puedan parecer dos cartas natales, los aspectos diferenciales pueden predecir desenlaces distintos, porque la precisión en astrología es tal que unas diferencias mínimas en la hora de nacimiento pueden ocasionar eventos distintos, aunque similares en su definición básica. Por ejemplo si un jefecillo de tribu africana tuviera la misma Carta Natal de Hitler muy probablemente no hubiera desencadenado la Segunda Guerra Mundial. (Nota aparecida en ABC.es)



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