sábado, 20 de diciembre de 2014

NO TODOS LOS CUENTOS SON DE HADAS.


PARA UN MOMENTO DE REFLEXIÓN.

 Siendo un adolescente leí el libro del chileno—argentino, Ariel Dorfman:   PARA LEER AL PATO DONALD donde se analizan las tiras de este comic.
“Disney expulsa lo productivo y lo histórico de su mundo, tal como el imperialismo ha prohibido lo productivo y lo histórico en el mundo del subdesarrollo. Disney construye su fantasía imitando subconscientemente el modo en que el sistema capitalista mundial construyó la realidad y tal como desea seguir armándola.” 
---- Nunca me di cuenta que en este pato pudieran existir mensajes subliminales.

Aunque los cuentos de hadas son hoy en día historias infantiles, fábulas inocuas pensadas para entretener a los más pequeños, se sabe  que en su origen eran   relatos desagradables, donde la violencia lo impregnaba todo (como se puede  comprobar con la primera edición sin censura de los cuentos de los hermanos Grimm.)

 Lo que quizá se ignora es que esos cuentos tan famosos no salieron solo de la mente privilegiada de los HERMANOS GRIMM o de PERRAULT, sino que se basaban en leyendas y otros pedacitos de la literatura oral, que a su vez, habían sido creados recogiendo determinados sucesos históricos (y tejiendo una red de fabulación a su alrededor.)

De hecho, los cuentos que hoy se conocen  de los HERMANOS GRIMM, Surgieron de su vocación de etnógrafos. Recorrieron toda Alemania con el objetivo de documentar los cuentos de la tradición oral, que se estaban perdiendo a principios del siglo XVIII.
El origen de historias como BLANCANIEVES o HANSEL y GRETEL se encuentra en hechos reales (y bastante truculentos) sobre los que se repetían multitud de historias, que cada vez, probablemente, se alejaba más del original.
Los autores de cuentos de hadas (tanto los hermanos Grimm como Perrault) lo que hicieron fue coger esas historias, añadirles unos toques de magia, otros de estilo, y convertirlos en un nuevo género literario.

El origen de algunos de esos cuentos de hadas tan famosos.

BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS.   Blancanieves está basado en una condesa alemana del siglo XVI, Margarete von Waldeck, a la que su madrastra envió a la corte flamenca con el objetivo de mantenerla lejos. Allí conocería (y se haría amante) de Felipe II, pero la idea de que se convirtiera en princesa le resultaba insoportable a su madrastra.

También el padre de Felipe II estaba en contra de esa unión, ya que le parecía políticamente desventajosa. Por eso entre los dos urdieron el envenenamiento de Margarete, que fue llevado a cabo por agentes españoles.

Por si esto fuera poco, su hermano contaba con una mina de cobre, en la que trabajaban niños que, por las duras condiciones de trabajo, quedaban en muchos casos deformes y no llegaban a crecer, por eso se les denominaba despectivamente “los enanos”. Además, en la zona había un señor mayor que ofrecía manzana y otras frutas envenenadas a los niños que creía que querían robarle.

HANSEL Y GRETEL. El origen de este cuento puede estar en la hambruna que sacudió Europa Central entre 1315 y 1317, cuando la muerte y asesinato de niños pequeños se convirtieron en una práctica casi habitual. Muchos padres desesperados dejaban abandonados a sus hijos antes de sacrificar (y comer) a todos los animales que tenían a mano.

Esta historia se pudo mezclar con la de Katharina Schraderin, una exitosa panadera germana que a principios del siglo XVII inventó una receta deliciosa para hacer galletas de jengibre. Otro panadero de su ciudad, celoso, la acusó de ser una bruja, y algunos vecinos furibundos decidieron quemarla en su propio horno (y así lo hicieron).

CENICIENTA. Se cree que este cuento se puede basar en la historia de Rhodopis, una mujer griega capturada sobre el año 500 y vendida como esclava en Egipto. Su belleza encandiló a su amo, quien le hizo numerosos regalos, entre ellos, un par de zapatos dorados.
Sería con esos zapatos con los que la conocería el Faraón, quien insistiría en casarse con ella (aunque no sería una de sus esposas principales y sus funciones se limitarían básicamente a satisfacerlo sexualmente).

BARBAZUL. Para diseñar al terrible Barbazul, el escritor francés Charles  Perrault posiblemente se inspiró en dos personajes históricos diferentes. Por un lado, en Conomor, un jefe medieval bretón que pasó a la historia por su crueldad, y del que se dice que mató a todas sus mujeres cuando estas se quedaban embarazadas, ya que le había sido anunciado que sería asesinado por su propio hijo.

Por el otro, en Gilles de Rais, un barón del siglo XV que luchó junto con Juana de Arco en la Guerra de los Cien Años, y que al volver del campo de batalla se convirtió en un asesino en serie, tratando de conseguir, a través de la alquimia, la magia negra y el sacrificio de niños, fabricar oro.

RAPUNZEL.  El origen de este cuento podría emparentarse con el de la mártir Santa Bárbara. Al parecer, en el siglo III, un próspero mercader pagano prohibió a su hija tener pretendiente alguno. Para evitarlo, cuando se iba de viaje la dejaba encerrada en una torre de casa. Y aquí se acaban todas las similitudes, porque a lo que se dedicó la muchacha fue a rezar y hacerse cristiana, de forma que el cónsul romano de la ciudad obligó a su padre a decapitarla o perdería todas sus fortunas. Y la decapitó.
  



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