jueves, 6 de diciembre de 2012

MAR DEL PLATA, LA INFELIZ.



 Allá lejos y hace tiempo, cuando la Rambla era de madera, a Mar del Plata  se la consideró la Biarritz sudamericana.
Años después, un soñador la llamó la “Perla del Atlántico”, y más tarde, un optimista,  la definió  “Ciudad Feliz.”

Hace medio siglo que resido en esta ciudad. De cuando la temporada de verano era de cuatro meses y alcanzaba para ir tirando todo el año. Y porque todos los fines de semana, venían maridos infieles con sus amantes, adictos al juego y visitantes de invierno que dejaban sus buenos morlacos.

Lamentablemente, a los intendentes marplatenses les faltó imaginación. Creyeron que siendo una ciudad satélite de la Capital Federal, y con un poco de mar bastaba para constituirse en una ciudad turística.

Hoy Mar del Plata es una ciudad sin futuro. Con empresarios que la fagocitan, sin invertir un mango en su desarrollo. Todo para ellos y nada para la ciudad.
Parto de esa mole, Bristol Center,  que le pone sombra a una parte de la playa desde 1969. ¿A cuántos  curules se untó, para aprobar semejante despropósito?

Hay una cadena de supermercados que rompió con todas las reglas urbanas    al instalar un local en cada esquina  cuando por un ordenamiento municipal está  totalmente prohibido.

Hay un personaje que se adueñó de media ciudad con la complicidad de políticos y funcionarios.
Un  hombre  que nunca tuvo problemas de conciencia,  tanto para adular a los dictadores, como a los presidentes constitucionales. Siempre que le facilitaran sus curros.

En Mar del Plata hay mucha  gente con muy pocas reservas morales, brindándole al   Turista un servicio poco decoroso.
Basta con observar lo que es el medio de transporte público local.  Un animal  no aceptaría jamás subirse a un bondi marplatense.
Ni qué hablar de las condiciones en que se hallan las calles, las veredas mugrientas y rotas, y la basura que se  acumula, como las mentiras de los funcionarios.

El ya fallecido periodista Palito Garmendia quiso rescatar lo marplatense creando una agrupación conocida como La Maquinita. Y todo fue sepultado por la inercia de una sociedad que siente muy poco amor por la ciudad.

Conozco la evolución que han tenido durante los últimos cincuenta años  ciudades como MENDOZA Y SALTA,  donde hay un turismo internacional constante, donde a la gente se le atiende y respeta.
Por todo esto  no me equivoco si digo que  Mar del Plata ha retrocedido en el tiempo, para convertirse en uno de los peores centros turísticos del país.
Y si alguien lo duda, tengo más leña para echarle al fuego.

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