miércoles, 21 de marzo de 2012

“Me creía Dios”

Fue la expresión que surgió de boca de uno de los dos enfermeros acusados de matar a pacientes en distintos centros hospitalarios uruguayos.


Muchos hombres en distintos periodos de la Historia, se sintieron todopoderosos por más que tuvieran sus pies de barros.

Gracias a los buenos oficios de Google voy a demostrar que lo hecho por los charrúas, es apenas una gota en un mar de desechos humanos.

Muchas Enfermeras, no es cuestión dejar que los hombres se sientan superiores, se dedicaron a aliviar la vida de los pacientes supuestamente en fase terminal de una enfermedad.

Por ejemplo, la austriaca Waltraud Wagner (n.1960), con la ayuda de cuatro compañeras de trabajo, envió al más allá a pacientes que estaban internados en un hospital vienés.

A Wagner le gustaba sentirse Diosa.

Confesó la muerte de cuarenta y nueve pacientes. Se cree que pudo haber ejecutado a doscientos.

En los EEUU., sobran casos donde los enfermeros se hayan sentido dueños de la vida y la muerte de sus pacientes.


Desde abril de 1983 hasta septiembre de 1986, el enfermero Donald Harvey habría asesinado a por lo menos ochenta y siete internados en un hospital de Cincinnati.

Como sucede en todos estos casos el asesino se hizo un pequeño descuento a la hora de confesar sus homicidios.

El alemán Stephan Letter se cargó en el término de un año a veinte y nueve personas que se hallaban en una clínica privada de Baviera.

La enfermera Christine Malèvre (n.1970) fue arrestada en 1998 acusada de asesinar a treinta pacientes.

Fue condenada a doce años de cárcel porque logró demostrar que en algunos casos fueron los propios enfermos los que le solicitaron que terminara con sus vidas.

La enfermera inglesa Beverly Gail Allitt (n.1968), a pesar de su extrema dulzura era una bestia. Fue sentenciada a prisión de por vida por asesinar a cuatro chicos, intentar matar a otros tres y herir a por lo menos seis menores en una guardería infantil de un hospital.

El enfermero noruego Arnfinn Nesset envenenó y mató
a veintidós personas de un geriátrico.

Su carrera homicida comenzó en la década de los años

sesenta y se extendió hasta su condena en 1983.

Los investigadores del caso creen que Nesset habría matado a por lo menos ciento treinta y ocho de sus pacientes.

No todos los camilleros son angelitos. El estadounidense Donald Harvey (n.1952), trabajó en distintos hospitales del área de Cincinnati.

La primera víctima de las ochenta y siete que se le adjudicaron fue cuando tenía dieciocho años.

Según sus testimonios primero mataba para aliviar el dolor del enfermo. Después comenzó a transitar por el camino del puro placer.

La bella enfermera estadounidense, Kristen Gilbert (n.1967), fue acusada de matar a pacientes que estaban internados en un centro para veteranos de guerra.

Un paciente enfermo de Sida, fue el desencadenante para que fuera descubierto su accionar.

Kristen le estaba administrando un antibiótico al enfermo cuando éste se desmayó.

Las enfermeras de su servicio comunicaron sus sospechas a la dirección del nosocomio.

En los siete años que Gilbert trabajó en esa institución murieron trescientos cincuenta pacientes y todos en su turno.

Cuando fue a prisión, disminuyó de manera drástica el número de fallecidos en ese hospital.

Los médicos también han tenido sus dioses.

Un caso paradigmático ha sido el inglés Harold Frederick Shipman (n. 1946), acusado de matar a doscientos dieciocho pacientes. El ochenta por ciento fueron mujeres.

Se ahorcó en la cárcel.

Joyitas de la salud pública fueron los doscientos médicos alemanes que participaron en los experimentos de los campos de concentración, encargándose de las 'Selecciones,' para los servicios médicos y la investigación.

Los criminales con guardapolvo, mantenían estrechos lazos profesionales con el resto del colectivo médico de Alemania, y usaban las universidades e institutos de investigación de Alemania y Austria para su trabajo.

Después de esto no hay que alarmarse por las eutanasias cometidas por los uruguayos.

Siempre seguirán existiendo muertes impensadas por medicamentos truchos, por mala praxis, por dioses del Averno, por militantes de sectas, por curanderos, por pitonisas y por practicantes de magia negra.

Todos ellos son parte de una constelación de asesinos,que prometen salud y salvación y solo terminan siendo aliados de la muerte.

¿Alguna duda? No hay que olvidar que la vida es una fotocopia.

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