lunes, 19 de marzo de 2012

“Arráncame la vida.”

Es titulo de la novela de la novelista mexicana Ángeles Mastretta.

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La naturaleza humana se expresa de distintas maneras, aunque mayormente se inclina hacia el mal.

En Uruguay se ha producido un hecho aberrante. Según investigaciones realizadas se comprobó que dos enfermeros serían autores de la muerte de una veintena de pacientes por “razones humanitarias” ya que las víctimas serían enfermos terminales, algo que no se constató.

Leído fríamente uno siente que es una verdadera calamidad, desde una retrospección histórica no es ninguna novedad.

Las muertes de esas personas se habrían producido por la administración de aire y morfina por vía intravenosa.

Los presuntos autores de dichas muertes trabajan en distintas unidades cardiológicas de la capital uruguaya. Entre ellos no había un conocimiento previo

Uno puede llegar a pensar que estos enfermeros uruguayos se habrán visto influenciados por la prédica del Dr. Muerte, (el patólogo Jack Kevorkian, n.1928), sólo que la eutanasia la habrían aplicado sin el consentimiento de los pacientes.

El médico armenio-estadounidense produjo una controversia mundial cuando creó una máquina para aliviar el sufrimiento de personas que se hallaban en una fase terminal de su enfermedad.

Kevorkian asistió a ciento treinta personas, para que tuvieran lo que él llamó “una muerte digna.”

No es éste, el de los uruguayos, un hecho aislado, quizá lo sea para América Latina.

Se han leído libros, se han visto películas, como hombres y niños han sido cobayitos de la India para probar la eficacia de distintos medicamentos, que terminaron con sus vidas.

En todo el mundo hay permanentemente casos de mala praxis, que se desconocen porque quedan tapados por la complicidad de los que las provocan y la ignorancia de los familiares de los fallecidos.

No siempre nos vamos cuando nos toca. ¿No les parece?

2 comentarios:

Una mano dijo...

Me gusto mucho tu nota y es un tema muy contovertido ,siempre y cuando se hable de la eutanasia y no de asesinatos.

Anónimo dijo...

El comentario fue escriescrito por ana
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