Aquellos que boquean sobre acuerdos con Irán,
para llegar a saber quién o quienes atentaron contra la AMIA, deberían leer lo que
sigue…
Días antes de que
el presidente iraní Hasán Ruhaní se dirija a la Asamblea General de Naciones
Unidas, el ayatolá HUSEIN KAZEMEINI BORUYERDÍ, destacado clérigo
disidente, ha sido informado de que será ejecutado por “opiniones
antigubernamentales”; es decir, si Irán no lo ejecuta antes de forma pasiva al
volver a negarle la atención médica insistentemente solicitada.
Según fuentes
fidedignas iraníes, “la salud del ayatolá Boruyerdí es peor que nunca, y los
médicos de la cárcel han dicho que si el preso no recibe atención médica
inmediata, morirá en días o incluso horas (…)”. Las autoridades han estado
negándose a que se realice cualquier intervención médica.
El ayatolá
Boruyerdí ha hablado públicamente en contra del islam político y ha abogado
enérgicamente por la separación entre religión y Estado, por lo que Teherán, en
una actitud de plena Democracia y libertad de opinión, lo condenó a once años de cárcel.
La Agencia por
los Derechos Humanos y la Democracia en Irán ha informado de que el pasado día
23 de septiembre Mohamed Mohavadi, fiscal del Tribunal Especial Clerical,
visitó al ayatolá Boruyerdí en la celda 325 de la prisión de Evin.
Mohavadi hizo
referencia al libro y enseñanzas del ayatolá Boruyerdí. El fiscal informó al
prisionero de que los contenidos de su libro constituían una “herejía” contra
los dirigentes del país e insultaban al Líder Supremo de Irán.
Mohamed Mohavdi
prosiguió, explicando que el castigo para dichos crímenes es la ejecución, y
afirmó que todos aquellos que hubieran intervenido en la publicación del libro
también serían castigados con la muerte. Cuando el ayatolá Boruyerdí sugirió un
debate abierto y público con el Tribunal Especial acerca de sus puntos de
vista, el fiscal anunció que su oficina no participaba en debates: sólo en
juicios y castigos [ejecuciones].
En una carta de Boruyerdí
a Ban Ki Moon, secretario general de Naciones Unidas, critica
duramente al Gobierno iraní por malversar el dinero del país con la corrupción
y financiando causas
en otros países
musulmanes, en vez de gastarlo en sus propios ciudadanos, ocupándose, por
ejemplo, del desempleo, de la pobreza rampante y de la angustiosa necesidad de
atención sanitaria.
Boruyerdí, que
tiene un enorme número de partidarios y es conocido internacionalmente como el “[NELSON]
MANDELA IRANÍ”, también ha suplicado a la Asamblea General que ayude al pueblo
de Irán en pro de la historia y de las generaciones futuras.
La República
Islámica de Irán lleva los últimos ocho años –parte de su pena de once años de cárcel–
tratando de matar al ayatolá Boruyerdí. Las autoridades lo han intentado
mediante tortura, negándole asistencia médica urgente e, incluso, incendiando
su celda el 1 de julio de este año. Hasta ahora se han abstenido de ejecutarlo,
probablemente por miedo a las protestas generalizadas que ello provocaría tanto
dentro como fuera de Irán.
Sin embargo,
ahora que los titulares internacionales están dominados por las decapitaciones,
asesinatos masivos y fulgurante expansión del Estado Islámico, Teherán está
utilizando de estas distracciones para intensificar sus ejecuciones, sus
detenciones masivas y para el inminente asesinato del ayatolá Boruyerdí.
saulrabin@gmail.com
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