domingo, 6 de julio de 2014

CUANDO LOS EXTREMISTAS TROCAN IDEAS POR DELITOS.


 ---No solamente en Europa los extremos se tocan, en el mundo árabe están  aquellos ansiosos por   repetir el pasado, para justificar sus locuras mesiánicas.
 Los extremistas  ocupan  el centro de   la escena,   contando con un número  de  adherentes, ante un mundo numeralmente crecido, con mayor cantidad de hambrientos y desclasados.

Grupos rebeldes se han unido al   radical ESTADO ISLÁMICO (EI),   para conquistar  una zona entre Irak y Siria y   proclamando  un califato islámico en esa región.

El dinero operativo de la organización  es  conseguido de distintas fuentes.
Al principio, y al igual que otros conglomerados terroristas, el antes llamado Ejército Islámico de Irak y el Levante (EIIL), se financiaba  con donantes de Kuwait, Qatar y otros países del golfo Pérsico.
Esta asistencia financiera se mantiene, pero los expertos de EEUU consideran que los radicales no la usan para pagar a sus reclutas, armas y ataques. “La gran mayoría de su dinero proviene de actividades criminales como asaltos a bancos, extorsiones o robos”, declaró  un funcionario de contraterrorismo de EEUU. Las donaciones del extranjero no son estrictamente imprescindibles.
Es un enigma la cifra total de fondos que maneja el EI y las distintas versiones hablan desde   cien a quinientos   millones de dólares,   provenientes  de saqueos, robos a bancos y la explotación petrolera. Porque claro, en sus conquistas los radicales se hicieron con algunas refinerías y las están aprovechando para financiar sus avances.
Un último informe  las seis refinerías petroleras en manos de los rebeldes sirios les generaban ingresos estimados en cincuenta millones de dólares  al mes. Ahora esas plantas están en manos de los nuevos grandes terroristas.
Otra forma de conseguir efectivo son los “impuestos revolucionarios”, que el grupo ya cobraba desde antes de su alzamiento y que le producían ganancias mensuales por cerca de ocho  millones de los verdes.

 Para Juan Zarate, involucrado en la estrategia de EEUU contra el terrorismo, el panorama que ofrece el EI es el más temible de todos los esperables.
“Es el peor de todos los mundos posibles: financiamiento extranjero proveniente de donantes millonarios de otros países, apoyo oficial de las naciones del golfo Pérsico y la habilidad de conseguir gran cantidad de dinero a nivel local”, consideró para Foreign Policy. Pero el dinero no es todo.

La causa yihadista también logra adhesiones porque se presenta como una alternativa viable al régimen del primer ministro chiita Nuri al Maliki, acusado por beneficiar a los de su etnia y por lo tanto rechazado por los sunitas. Los expertos insisten en que no se puede llamar  terroristas  a todos los que combaten, pues en el grupo hay gran variedad de actores.        

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