martes, 22 de mayo de 2012

El sexo: entre el amor y la perversión.


Para los jóvenes el sexo es, inicialmente, el entretenimiento más barato. El problema sobreviene cuando el latex  está pinchado, o directamente no se forra el pene.
Los anticonceptivos orales son  para las  memoriosas. El olvido permite   al espermatozoide practicar la danza del óvulo. 
El Dispositivo Intra Uterino, más conocido como “Diu” no está alcance de todas a pesar que se habla de su distribución gratuita.
La píldora del  Día Después, es más riesgosa que tirarse de un avión sin paracaídas.

Yo vivía  en un barrio, donde los chicos no estudiaban, no tenían trabajo, solo se drogaban y fornicaban.
Los jóvenes inmaduros  de mi barrio en el ardor de sus cuerpos  descontrolados, rápidamente    recibían la visita de la cigüeña. Ésta era tan pobre que no tenía un mango para poder  ir a Paris.

Los jóvenes de mi barrio   tenían familias disfuncionales, y no   había institución que los contuviera. 
La  Asistente Social de la salita de mi barrio, permanecía en su puesto de trabajo,  el tiempo que le llevaba  comerse
media docena de facturas. No le importaba nada.

Cuando yo era un niño recuerdo que  todo embarazo que no estuviera registrado de acuerdo a los  arbitrios sociales y al
dictamen de la Iglesia, la “pecadora”  era marginada.

Inclusive del entorno familiar.

Un amigo mío  mendocino le prometió a su prima amor eterno. La piba enamorada agarró viaje.   Al poco tiempo el primo se voló. La prima armó semejante escándalo que hizo que ambas familias se pelearan.
En casos como éste el macho sale indemne. La hembra es la que lleva de perder. 
Y sus padres, adheridos a principios atávicos, castigaron a la   hija.

Hoy a las borregas no les importa el qué dirán: tiran a sus críos al cuidado de la abuela, de la tía, de la madrina  o de cualquier voluntario que encuentren a mano. 

Hay muchas chiquillas que caen rendidas a una promesa de amor, para escapar de sus propias miserias y ese sueño se derrite ante otras realidades. Y empiezan  un largo peregrinar de brazos en brazos: hasta se olvidan  quién es el padre de la criatura que cargan en sus vientres.

 Hay casos muchos más difíciles: he conocido pendejitas  que estaban embarazadas de sus padres o padrastros.
No hace mucho una criatura oriunda de una localidad de la provincia de Buenos Aires,   tuvo a su beba en forma prematura. Luego se supo que el padre era la pareja de su madre.  

Una reciente publicación estima que el trece por ciento de los recién nacidos son hijos de niñitas cuyas edades no
 superan los catorce años. También los hay de diez.
Por supuesto que esto se da mayormente en un enjambre de gente desvalida.   

Es un gran avance social el permitir el aborto en aquellas chicas que han sido objeto de violaciones.

Uno de los grandes problemas que enfrentan  las jovencitas de hoy,  es que   tienen  un desarrollo físico muy superior a las que tenían las pendejas   no hace más de veinte años.
Y muchos hombres no se dan cuenta que esas niñas que tienen  cuerpos despampanantes están todavía en edad de  jugar con   muñecas.

En la mayoría de los países de  América Latina la  violación de menores de edad  es moneda corriente. Por ejemplo: en la capital peruana, Lima, se denuncian no menos de nueve casos  diariamente.

El siglo XXI presenta un comportamiento social totalmente disoluto. Hoy tiene un mayor valor económico un buen culo que un cerebro inteligente.
Hoy vale más  un buen par de tetas que un título universitario.
En este ámbito es donde prevalece la carne por sobre el espíritu.  
La perversión y la prostitución caminan por la misma vereda.

La pedofilia existió en todas las sociedades y en todos los tiempos. Si  hoy   han   aumentado  los casos es  por una simple razón: en los últimos  cien años, se ha quintuplicado la población mundial.

Un juzgado de Ámsterdam  acaba de condenar  a una pena de dieciocho  años de cárcel y hospitalización con terapia
obligada a un pederasta por haber abusado de sesenta y siete  niños de hasta cuatro años, incluidos bebés, en dos guarderías y en domicilios donde estaba  al cuidado de menores.

Los violadores y los pederastas no desaparecerán    por más que la Justicia aumente las condenas. 
El deseo enfermizo es parte de la genética humana.   

Yo era un adolescente cuando fue noticia en todo el mundo el caso de la relación amorosa entre la profesora francesa
de Literatura,  Gabrielle Russier (n.1937),  de   treinta y dos  años y  su alumno    de  dieciséis.
“Denunciada por los padres del adolescente terminó en la cárcel. 
 Consiguió su libertad después de un largo juicio. Pero su vida  se convirtió en   un infierno.
 Se suicidó   inhalando gas de las hornallas de su cocina.”

Hoy en día ante la enorme cantidad de información existente  en el mundo uno va enterándose los muchos casos de relación consentida entre profesores y alumnos.  

En el año 1962 yo  vi como niñas brasileñas, más escuálidas que un palo de escoba, se ofrecían a los turistas por un puñado de dólares.
Hubo un informe en la televisión brasileña donde se indicaba que muchas   niñas   eran enviadas a la Amazona, para entretener a los mineros.

En Europa se ofrecen   tours sexuales a América Latina. Los hombres se relacionan  con adolescentes aún vírgenes,   como garantía que están limpias de enfermedades de transmisión sexual.
Algo similar sucede en Africa, aún en mayor escala, y en condiciones ignominiosas para cualquier ser humano: son ofrecidas por sus propias familias.

En un informe titulado "Sin políticos prostituyentes no hay trata”,  la fundación argentina La Alameda realizó una denuncia formal ante la Justicia en la que,  a través de una cámara o culta  presentó la declaración de una menor de edad colombiana e indocumentada de un  "narco-prostíbulo" quien apuntaba un ex concejal radical  como su cliente habitual.
El caso de Marita Verón que se ventila en la Justicia tucumana, demuestra que la prostitución es un pulpo de enormes tentáculos.  

Los “Hijos de Papá “abusan de adolescentes aprovechando el poder político y social de sus familias.
Esta situación se da en varias provincias sin que,  en muchos casos, trascienda a la opinión pública.
Basta con recordar el trágico final de la joven catamarqueña 
María Soledad Morales (n.1973) asesinada en el año 1990 por Hijos del Poder.

Qué se puede decir de una    abuela que     permitió que su pareja violara al nieto. Finalmente los dos viejos  asesinaron al  niño.
La condición de analfabetos de los asesinos no fue justificación para que se pudrieran en la cárcel. 

Hace poco leí en el diario Clarín algo que me resultó difícil de digerir.
“Catorce integrantes de una familia están    condenados  por abusar sexualmente de cuatro hermanitos del mismo grupo familiar en un caso que se conoció periodísticamente como "La Casita del Terror."
El clan habìa entregado a una de las chicas  por  muy poco dinero a vecinos del barrio.
Ahora, en una causa paralela, se empezó a investigar a otros integrantes de la monstruosa familia por el abuso sexual de otros  tres hermanitos.
Según el testimonio dado por una de las abusadas: "A veces mis familiares  jugaban a las cartas y al que ganaba le tenía  que hacer sexo oral."
En otra oportunidad, consta en la acusación, a la misma adolescente,  su tía y su esposo la ataron a la cama y la abusaron los dos indistintamente.
¿Qué más se puede decir?

Que la vida es una terrible fotocopia.
saulrabin@gmail.com

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