jueves, 26 de septiembre de 2019

MAR DEL PLATA UNA CIUDAD DE SOMBRAS




 Mar del Plata en sus comienzos, por la presencia de gente de alta alcurnia de acá y de allá , obtuvo el elegante denominación de la Biarritz de Sudamérica.
Las inmigraciones  de  españoles e italianos, vieron la veta económica en la pesca, la industria del mueble y más tarde la textil. Por supuesto, el turismo era el amor de todos.
EL CASINO, era el único en el país, sería un gran motivo de atracción, todo el año. Los fines de semana aterrizaban ludópatas e infieles. Y la actividad comercial florecía. Y después con la proliferación de Bingos y Casinos, la ciudad perdió su  condición de exclusivo.
Porteños y  desplazados del interior llegaron para gozar de los beneficios de un movimiento turístico, ancado en unas  vacaciones de verano, de cuatro meses, que era el tiempo que alumnos y maestros, se la pasaban panza arriba.
Sin embargo, no todo era felicidad, porque pululaban los golondrinas, los que se rajaban dejando varios clavos a la vista.
Los espectáculos teatrales, un cine/club  y el Festival internacional de Cine, la ciudad aparentaba  ser culta.
Un intendente que dejó su impronta fue el socialista  TEODORO BRONZINI, nacido en el barrio de la Boca  (al  peronismo le costaba anclar por estos lares). Es que en esta ciudad a lo largo del tiempo abundaron los comisionados. Y los que llegaron por el voto directo nunca pudieron alcanzar la enjundia de don Teodoro. Por eso Mar del Plata terminó siendo malquerida.
La galería Bristol, cuya construcción plagada de defectos y de corruptos, tapó el sol en varios sectores de playa, sin que a nadie se  le moviera un pelo. Después el desfile de gente de mala fariña, se fue convirtiendo en algo habitual.
 El comisionado del Proceso MARIO RUSSAK, un día se aburrió de los marplatenses: “Mucha gente en Mar del Plata tiene una excepcional vocación por la mediocridad.” 
Sin embargo, nadie se sintió ofendido. En  1991 no tuvo inconveniente alguno para presentarse y  ganar  la intendencia embanderado en la Unión del Centro Democrático,  convirtiéndose en  inspirador de varios jóvenes marplatenses, entre ellos el archiconocido AMADO BOUDOU.     
Lo que se evidenciaba y nadie se preocupaba por ello, que la Perla del Atlántico, no podría ser  Feliz,  si una creciente población, podría ser viviendo solamente del Turismo. Y mucho  menos si se bordeaba  el millón de habitantes.
Con el desplazamiento de una enorme masa de gente llegada, mayoritariamente, de las provincias peronistas, y otros  después de un paso por el Conurbano, se encontraron con que el verano menguaba y el tiempo útil para hacerse de unos mangos era imposible, cuando las vacaciones pasaron a ser de cuarenta y cinco días.  Y esta frustración, porque la moneda carecía de valor,  y la aventura concluía en alguna de las  numerosas villas miserias. Con la consiguiente   DESOCUPACION.
Siguiendo a otros modelos, especialmente copiados de los distintos grupos peronistas y sindicalistas,  se conformaron grupos de presión, interesados en hacerse de unos mangos  sin trabajar. La protesta no era reivindicativa,  sino de violencia pura. Les daba  lo mismo romper una plaza, manchar las estatuas o insultar a los funcionarios. Total la Justicia demostraba  no estar preocupada por el destino de Mar del Plata.
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Con sus emblemas de otrora desparecidos, por efecto de salvajes demoliciones,  casi  me cuesta recordar  de mi pasado marplatense. Por suerte,  me quedan los clubes aquellos que si cambiaron de fachada, en cambio mantuvieron sus mismas direcciones.
Los partidos tradicionales como el  radical y el  socialista, viven boyando sin saber qué dirección tomar. Y al final terminan aplastados  por  fuerzas  invasoras que no dudan en traicionar a la ciudad que los acogió.
Recuerdo que durante el menemato,  muchos funcionarios  ajenos al   devenir de Mar del Plata,  aterrizaban en estas costas para   garronear una habitación   en algún complejo hotelero haciendo ostentación de su chapa no siempre inmaculada. Un caso paradigmático, fue el  HOTEL PROVINCIAL que se convirtió en un clavo remachado: creo que la mayoría de los que lo  explotaron  se fueron sin pagar los cánones y debiendo sus salarios al personal. Y quien pagaba los platos rotos el gobierno provincial, propietario del majestuoso complejo costero. Pero la provincia en manos Peronistas nunca mostró aflicción por sus pozos negros.
Ahora tenemos que la GOBERNADORA bonaerense quiere implantarnos un intendente foráneo, algo que no se atrevería hacer   en ninguna ciudad del país, y mucho menos donde el peronismo es amo y señor.
La Vida es una fotocopia.

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