lunes, 7 de abril de 2014

EL MUNDO NO CAMBIA, NI CON EL RECUERDO DE LOS MUERTOS.

El ruandés PAUL RUSESABAGINA, salvó la vida de mil doscientos compatriotas en su mayoría tutsis, durante el genocidio que hubo en su país, escondiéndolos en un hotel, que luego daría lugar a la conocida película Hotel Ruanda. Para ello se valió de las conexiones que tenía con la con gente moderada de la tribu gobernante, los hutus. Veinte años después, en una entrevista dada al diario español ABC, Rusesabagina reconoce que es un paria, un presunto terrorista que no puede volver a su país. Un héroe del pasado a quien el Gobierno acusa falsamente de subvencionar las actividades de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), que operan fundamentalmente en el cruce de caminos de la frontera entre República Democrática del Congo y Ruanda. ---- Esto me hace acordar el destino que tuvieron los llamados JUSTOS DE LA NACIONES, que se dedicaron a salvar a hebreos del genocidio nazi. Muchos diplomáticos como el español ÁNGEL SANZ BRIZ, el franquismo lo bajó de sus funciones solamente por haber tenido una actitud valiente y temeraria en Hungría. Él le informó a Franco del exterminio de hebreos pero el tirano, hizo pito catalán. Israel le reconoció su valentía distinguiéndole en Yad Vashem, el museo de la memoria. JULIO PALENCIA que rescató a hebreos búlgaros, al igual que otros compatriotas suyos, recién fue del olvido impuesto en España en el año 2000. Peor fue el destino del sueco RAOUL WALLENBERG quien salvó del genocidio a unos doscientos mil húngaros, al término de la guerra fue llevado a Rusia y desaparecido. El asesinato de varios pacificadores que pretendían un mundo mejor, demuestra que ni sus memorias han servido para humanizar al hombre. La Vida es una Fotocopia y no sorprende la desilusión de Rusesabagina.

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