domingo, 14 de julio de 2013

INCÓGNITAS DE LA VIDA CONYUGAL.

Mucha es la literatura que ha invadido la intimidad del hombre en todas las épocas, con la promesa de hacer de él una persona FELIZ. Todo esto se ha transformado en una chabacanería encuadernada cuya única utilidad ha sido engrosar bibliotecas, juntar polvo y hacer que su propietario se vea como un intelectual, mientras se pastilla todo el día. LAS PAREJAS se integran por distintos intereses: por una mutua atracción que muchos llaman AMOR; por decisión mutua para conservar o fortificar sus PATRIMONIOS y mejorar el estatus social; las que coinciden ante el temor de una inevitable SOLTERÍA; o cuando una de las partes se deja convencer que el otro es un "BUEN PARTIDO.” MI MADRE y una hermana suya, llegaron al Matrimonio a través de una Celestina que prometió mucho y cumplió poco. Como ambas se sintieron infelices volvieron en busca de la casamentera para reclamarle la devolución del dinero, pero ella ya había desaparecido. Y se quedaron sin el pan y sin la torta. Mejor dicho con el pan duro. Todos aquellos que optamos por vivir en PAREJA, habitualmente lo hacemos comprometiéndonos a que sea para siempre. Nos Juramentamos en mantenernos unidos "En las Buenas y en las Malas; en la Salud y en la Enfermedad.” A veces se utiliza a Dios de testigo. En muchas otras ocasiones simplemente alcanza con una firma en el Registro Civil. Lo importante es la decisión de caminar por idénticos caminos, reunirse bajo un mismo techo y fortalecer mutuas experiencias. CINCO DÉCADAS pueden ser muchas cosas positivas; o simplemente una suma de años, con un resultado final, nada halagüeño. En la LONGEVIDAD CONYUGAL coexisten factores que confluyen como reconocer el espacio del otro, enriquecer lo individual y lo colectivo, entender el llanto o la alegría de cada uno de sus miembros, no herir susceptibilidades, compartir los quehaceres doméstico y la crianza de los hijos. Y no tirarle todo el fardo de las dificultades diarias a la mujer, como si embarazarse ha sido sólo culpa suya. En el amor hay muchas formas de FRACASOS: por la violencia doméstica, no congeniar, encontrarle a la pareja más defectos que virtudes, enamorarse de otra persona, infidelidades circunstanciales, no perdonadas. etc. Es mejor reconocer un fracaso que alimentar a los abogados, psicólogos, psiquiatras, tarotistas, fetichistas, consejeros matrimoniales y otras yerbas. Porque el resultado final será el mismo: la disolución de la pareja El Hombre debe aprender a reconocer que NO HAY NADA que sea tan grave como para destruir caprichosamente una relación: por un orgullo vencido o por una mentira piadosa. Todos los escollos deben ser resueltos puertas adentro. Nunca dejar pasar a los entrometidos. Pelearse, separarse, sembrar hijos, alimentar miserias, es una manera de desvalorizar la vida. YO CUMPLO CINCO DÉCADAS con aquella adolescente que conocí en 1963. No tenemos una fórmula para explicar de cómo llegamos a esta instancia. Lo único que podemos decir que ha sido algo trabajoso, con muchas vallas en el camino; pero con un detalle: la necesidad permanente de reconocernos atractivos como para sentirnos vivos. COMO PADRES nos hemos mostrado cariñosos, didácticos, inteligentes, esforzados. Nuestro único pecado fue no haber sabido congeniar con el dinero. No lo lamentamos: la vida nos demostró que el cariño de los hijos no se compra salvo que uno acepte el afecto como una limosna. LOS HIJOS tienen un tiempo para compartir y otro para dejarse llevar por sus propios pasos. A veces con deseos de mirar hacia atrás y muchas veces, avergonzándose de su pasado. LA VIDA ES UNA FOTOCOPIA. Lo único que cambia de una Generación a otra es la violencia de los cataclismos. 1963-----2013

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