domingo, 9 de junio de 2013

Los Kennedy no descansan en paz.

Este año se han de cumplir medio siglo del asesinato del expresidente estadounidense JOHN FITZGERALD KENNEDY, un líder político demócrata que tuvo una mayor valía en su gestión de gobierno que en su vida privada. Cinco años después de este asesinato, su hermano ROBERT, corrió idéntica suerte. Fue ejecutado por un perejil jordano. Las razones de estos crímenes todavía se desconocen. La Justicia estadounidense sigue tanteando en la oscuridad. Nadie se comió el pescadito, y mucho menos yo, cuando se acusó al pobre Lee Harvey Oswald, porque estaba casado con una rusa y porque había vivido en la Unión Soviética. Además no se le dio tiempo a clamar por su inocencia ya que en la cárcel donde estaba detenido ingresó, como si fuera su casa, un mafioso quien lo mató de un tiro. Al sayón no lo pudieron juzgar porque al tiempo se murió de cáncer. Hay elementos suficientes que pudo haber sido la mafia, porque a cambio de sus aportes para la campaña política de JFK., quería algunas prebendas, que no se le otorgaron. La reciente muerte del texano BILLIE SOL ESTES un empresario que labró su fortuna vendiendo corderos; que predicaba contra la inmoralidad del baile, se supo aprovechar de las penurias financieras del campo a través de sus contactos políticos y las lagunas legislativas para amasar su fortuna. Su relación con LYNDON B. JOHNSON el vice de JFK, a cambio de generosos aportes económicos, le permitió embolsarse millones de dólares con la compraventa de silos destinados al Gobierno para almacenar cereales. También consiguió hacerse con el monopolio del mercado de fertilizantes texano, lo que inspiró su negocio más lucrativo: financiar a los agricultores la adquisición de tanques de fertilizante. Él mantenía la propiedad de los tanques y los granjeros le pagaban una cuota por su uso. Estes utilizaba las hipotecas sobre los tanques como garantía para obtener créditos de los bancos. Lo que hacía redonda esta operación es que los tanques eran pura fantasía; ya que pagaba una pequeña suma a los agricultores que se sumaban a su estafa y se embolsaba los créditos que la banca concedía sobre una garantía inexistente. Cuando HENRY MARSHALL, funcionario de la agencia que supervisaba los subsidios agrícolas, empezó a investigar las operaciones del empresario, como no se dejó coimear en junio de 1961 fue encontrado con cinco tiros en su estómago, su muerte se consideró un suicidio. Ese mismo año el periodista OSCAR GRIFFIN, director del Pecos Independent, desenmarañó en una serie de la estafa de los tanques de fertilizante. Llevado a juicio Estes defendido por John Cofer, abogado de Johnson. No le valió de mucho dado que fue condenado a veinticuatro años de cárcel. El juicio fue un escándalo nacional que pudo costarle la vicepresidencia a Johnson, que sin embargo obtuvo el respaldo de John F. Kennedy, quien bien pudo estar implicado en la muerte de su salvador. Lyndon Baines era nacido y criado en Texas, donde fue asesinado JFK. Veinte años después de los hechos, Estes, testificando voluntariamente bajo condición de inmunidad, afirmó que desde 1950 Johnson subcontraba el trabajo sucio a un tal Mac Wallace, que era quien había asesinado a Marshall. Pero eso no era todo: afirmó también que Wallace había sido uno de los tiradores que asesinaron a Kennedy. Cuando Johnson accedió a la presidencia, un olvido piadoso cubrió la investigación y los lazos con Estes, que saldría en libertad condicional en 1971, aunque volvería a ser encarcelado en 1974 por fraude fiscal. Ninguna de las afirmaciones que realizó sobre Johnson, y que reiteró en libros, artículos y entrevistas, pudo ser comprobada forma convincente. Es que la muerte de JFK y de su hermano Robert, podía seguir apuntando a la cúpula del partido Demócrata y de algunos poderosos miembros de la Mafia, del sindicalismo como el camionero JIMMY HOFFA, quien una década después iba a desaparecer misteriosamente; y del empresariado yanqui a quienes los Kennedy no les habían permitido seguir con sus delitos de guantes blancos. En todos lados se cuecen habas, aunque no con la impunidad que existe en la Argentina. La Vida es una Fotocopia.

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