Un instante de reflexión…
No es casualidad que la MUJER sea la principal consumidora de todas las ofertas
religiosas que existen en este mundo. Y a ellas está dirigido el mensaje
directo y el subliminal también.
En el siglo XXI en medio de la modernidad, millones de
mujeres están expuestas a todo tipo de vejaciones, frente a una Justicia,
mayormente indiferente, a pesar de los constantes reclamos por un poco de
equidad.
Si uno analiza la trayectoria de todas las RELIGIONES verá
que todas le han concedido un lugar secundario en relación al hombre, quizá
sabiendo que en todo hogar el motor de este núcleo eso la Mujer y es ella la
que arrastra tras de sí a sus hijos
hacia el credo que ella haya elegido.
LAS RELIGIONES han sistematizado una serie de castigos, para
que la Mujer no se apartara del camino señalado
como si fuera un mandato divino.
Si bien la RELIGIÓN JUDÍA no ha permitido que en su marco la
Mujer fuera analfabeta, porque era imprescindible que supiera leer los libros
bíblicos. Pero en la relación cotidiana sigue siendo sujeto—objeto sexual..
En un principio en la Religión Judía se aplicaba la LAPIDACIÒN porque estaba expresado en el
Tanaj. Las causales vistas a la distancia, son una burla.
*** Por tocar el monte
Sinaí mientras Dios hacía
entrega de los Diez Mandamientos a Moisés,(
Éxodo). Un buey que cornea a un hombre debe ser
lapidado. Por violar el día de reposo (shabat). Por entregar a un hijo al dios Moloch
(de los enemigos). Por blasfemar contra Dios. Idolatrar a otros dioses o
incitar a otras/os a hacerlo. No
obedecer a los propios padres (la humanidad hoy se vería reducida a la mitad).
Casarse sin ser virgen y pretendiendo serlo ( hoy casi todas las mujeres serían
solteras). Y tener relaciones sexuales
un hombre y una mujer casada con otro hombre (ambas/os deben ser lapidados). De
aplicarse esto último el pueblo judío quedaría reducida a menos de la
mitad..Mucho más que después del Holocausto.
Afortunadamente en la religión judía esto se revirtió.
La religión
MUSULMANA, a partir del Califa Omar –n. L Meca 581 f. Medina, 644), (enemigo y después colaborador de Mahoma), el castigo hacia
la mujer se generalizó.
La situación de la mujer sigue siendo denigrante ya sea
donde prevalece el Islam.
-----Basta con ver la película emblemática LA LAPIDACIÓN DE
SORAYA.
En la RELIGIÓN CATÓLICA, que se mimetizó de la judía con
algunas variantes para no caer en un plagio celestial, la MUJER ha tenido un
devenir disímil, si se trataba de ricos y de pobres. Los primeros eran
exculpados a cambio de un suculento
diezmo. El resto recibía todo el peso de una ley que los curas habían impuesto
para los desvalidos.
Para los pobres,
igual que en el Islam en la Tierra debían sufrir, para ser compensados en el
Cielo.
---- Basta con recordar la reciente recomendación hacia las
mujeres, de un sacerdote español:
“Piensa en Dios mientras haces un pete” (sexo oral…)
No hace falta abundar
en sociedades como las hindúes, tribus africanas, chinas, japonesas etc., para uno darse uno cuenta que la agresión a
la mujer es milenaria.
Quizá hubo algunos atisbos de Matriarcado. Se cree que fue en los inicios de los tiempos hubo una época
de gran tiranía sexual de los hombres, el ‘Hetairismo’, que causó que algunas mujeres se rebelaran y
establecieran un matriarcado o ‘geritocracia’, en la que ellas sometían a
los hombres, establecían la familia y los obligaban a casarse (de aquí
nace el prejuicio aún presente de que las mujeres son las que obligan a los
hombres a formar una familia o el
mito de las belicosas AMAZONAS (que se quitaban un seno para apoyar la
flecha. )
Existen
algunos lugares donde el matriarcado existe no
como dominación por parte de las mujeres, sino de un sistema donde los dos
sexos cooperan y se
reparten el poder y las diferentes funciones sociales, con roles que no están
ligados al hecho de ser hombre o mujer.
Las mujeres tuvieron poder y esto se refleja en las
diosas de diversas culturas, como las chinas MA TSU O KUAN YIN, las egipcias
ISIS O NUT o las griegas DEMETER O HERA.
Hay múltiples ejemplos de sociedades matriarcales a lo
largo de la historia, como los IGBO
en Nigeria, o los BASHI en
el actual Congo."
EL MALTRATO DE
ESPOSAS, está enraizado en los supuestos patriarcales básicos sobre el estatus
subordinado de las mujeres, y es su conclusión lógica.
La ley patriarcal tradicional negaba a las mujeres un
estatus civil autónomo. A las mujeres se les trataba como menores permanentes
en cuestiones legales, dependientes de sus padres y esposos.
Su derecho a heredar
y transmitir propiedad también era limitado y su sueldo se consideraba pertenencia
de su esposo.
En materia civil las
mujeres eran personas no existentes, representadas por su guardián varón,
aunque la mujer adulta y soltera o la viuda tenían un estatus anómalo.
La hija o esposa eran en cierto sentido propiedad del esposo
o padre. El matrimonio era un asunto económico entre dos varones,
frecuentemente sin que la mujer tuviera mucho que decir en la cuestión, por lo
menos en su aspecto legal.
El término SEÑOR (dominus) se empleaba simultáneamente para Dios como Señor
del mundo, para la aristocracia como Señores de las clases bajas y finalmente
para el cabeza de familia varón como Señor de su esposa, hijos y sirvientes.
LA METÁFORA DE SAN PABLO, tan frecuentemente repetida, de
que la mujer no tiene cabeza propia sino que su esposo es su cabeza, así como
ella es el cuerpo de él, resume el estatus de subyugación de las mujeres.
La condición legal de las mujeres se
expresó en el CRISTIANISMO clásico con una complicada teoría sobre la
naturaleza inferior de las mujeres.
La teología escolástica recogió de la biología de
ARISTÓTELES que las mujeres son una especie biológica secundaria. Sólo los
varones contribuían a la forma del niño en la procreación. Las mujeres eran
únicamente incubadoras que lo hacían crecer en su cuerpo.
La hembra era, por
naturaleza, inferior en su capacidad para la actividad del pensamiento de la
voluntad y para la actividad física. Las mujeres eran esclavas naturales, y
como esclavas, estaba en su naturaleza el ser sirvientes obedientes en todas
las cosas para con sus cabezas y señores.
Las historias originales del GÉNESIS sugieren la co-creación
del hombre y la mujer, y su co-responsabilidad por el pecado. Pero en el NUEVO
TESTAMENTO, esta co-responsabilidad está claramente desviada en contra de Eva. La carta primera de Timoteo.
EL CRISTIANISMO tradicional adoptó esta lectura de la Caída.
A Eva se le vio como el miembro culpable de causar todo el conjunto del mal
histórico en el mundo.
También tomó la forma de justificaciones legales de la violencia
física. Se daba y todavía se dá por supuesto en la familia patriarcal que los
padres tienen ciertos derechos a golpear a sus hijos. Otras sociedades
patriarcales, tales como la de Roma antigua y la islámica, han dado incluso a
los padres el derecho de matar o a vender a sus hijos.
EL MATAR A LAS NIÑAS se ha dado en dos momentos. A las niñas
se las mataban frecuentemente en el momento del nacimiento, puesto que se las
veía como de menos valor que los niños. Esto ocurrió también en la Edad Media,
aunque la Iglesia se oponía a todo infanticidio. También se ha dado muerte a
las hijas de las que se sospechaba que había cometido actos impropios
sexualmente.
LA IGLESIA también ofreció a las mujeres las comunidades de
las órdenes religiosas que contenían las únicas posibilidades de educarse y de
ejercer un liderato autónomo en aquel tiempo. Además, si una mujer declaraba
que tenía vocación religiosa, la Iglesia la defendería contra todas las
exigencias de su familia para que se casara. En estas cuestiones la Iglesia
ofreció un poco de alivio del poder de la familia patriarcal sobre las mujeres.
Desde los siglos
tres al dieciséis, el matrimonio se vio como una vocación inferior. A la mujer
casada se le consideraba como el símbolo de la Eva carnal. Aquí, su subordinación
y necesidad de castigo se enfatizaba plenamente.
El desprecio de los legisladores eclesiásticos hacia mujeres
casadas puede tener alguna relación con el hecho de que, en el derecho
canónico, entró una justificación del derecho de los esposos a golpear a sus
esposas.
Es importante el hecho de que la LEY RABÍNICA del
mismo período se preocupaba mucho más del bienestar psicológico y físico de la
esposa, y permitía a la mujer el pedir el divorcio si su esposo la golpeaba.
(La distinción judaica, acentuaba el odio del clero
católico)
En la compilación del derecho canónico hecha por Graciano en
el siglo XII se dice que el esposo PUEDE CASTIGAR a sus esposa pero no
golpearla. Sin embargo, las explicaciones hechas sobre estos textos por
canonistas posteriores lo interpretan como diciendo que el esposo puede golpear
a sus esposa por ira, pero no someterla al látigo como si fuera una esclava.
Un decreto del CONCILIO DE TOLEDO en 400 decretó que si la esposa de un clérigo
infringe sus mandatos, él la puede golpear, mantenerla atada en la casa y
forzarla a ayudar, pero “no hasta la muerte”. Pasó al derecho canónico que el
clérigo tiene derecho a golpear a la mujer más duramente que el que no lo es.
En el RENACIMIENTO daban a los maridos el derecho a golpear
a sus mujeres, aunque generalmente decían que lo hicieran “razonablemente” o
“moderadamente”.
La literatura y los libros de consejos del período
intensifican la impresión de que el varón está justificado en emplear violencia
física contra su esposa, a la que se ve siempre como “provocando” o “pidiendo”
dicha violencia.
SANTO TOMÁS MORO, del cual se podría esperar otra cosa, nos
da algunos de los ejemplos más salvajes de la idea del hombre del Renacimiento
sobre el castigo de la esposa.
****Cuenta la historia de un hombre que cortó la cabeza de
su esposa con un hacha porque continuamente lo regañaba. El príncipe del lugar
justificó al esposo porque estuvo de acuerdo en que ella lo mereció por sus
regaños. En las ciudades puritanas, entre otras, hasta el siglo diecisiete se
decretaron castigos salvajes a aquellas mujeres a quienes sus esposos acusaban
de regañonas, castigos como el banquillo o unas jaulas especiales que mantenían
sus bocas cerradas.
El hecho de que esta actitud salvaje refleja los ideales de
Santo Tomás Moro se percibe en su UTOPÍA en donde define sus ideas sobre la
sociedad ideal. Aquí se pinta a los esposos castigando a sus esposas, y a las
esposas sirviéndoles en todas las cosas, y arrodillándose ante él los días de
fiesta para pedirle perdón si le habían ofendido en algo.
Quizá la explosión más importante de hostilidad hacia las
mujeres ocurrió en las persecuciones contra LAS BRUJAS.
Puesto que Cristo era varón, el varón estaba más protegido
contra los impulses demoniacos que las mujeres. El manual clásico sobre
brujería, el MARTILLO DE LAS BRUJAS,
escrito por dos inquisidores dominicos en el siglo XV demuestra cómo están
ligadas las teorías sobre la inferioridad de las mujeres a las sospechas de
brujería:
“Cuando la mujer piensa sola, piensa la maldad… He
encontrado a la mujer más amarga que la muerte, a la mujer buena sujeta al
deseo carnal. Son más impresionables que los hombres y más dispuestas a recibir
influencias del espíritu desencarnado … Tienen lenguas resbalosas … Puesto que
son débiles, encuentran una manera fácil de vengarse en la brujería … Son más
débiles en mente y en cuerpo. No es sorprendente que caigan bajo el maleficio
de la brujería. En relación a su intelecto o al entendimiento de cosas
espirituales, parecen ser de naturaleza distinta a la del varón … las mujeres
intelectualmente son como niños …
Muchos de los métodos de investigar la brujería ponían a las
mujeres en una situación insoluble. A las mujeres se las desnudaba y afeitaba y
se pinchaba cualquier mancha que tuvieran en el cuerpo.
También se les ataba y les tiraba a un estanque. Si
flotaban, se les daba el veredicto de brujas, pero si se hundían se les
perdonaba, puesto que se creía que el agua rechazaría a las brujas. En
cualquier caso era poco probable que la mujer sobreviviera la prueba.
El CRISTIANISMO HISTÓRICO definió a las mujeres como
inferiores, subordinadas y tendientes a lo demoníaco. Estas imagines
justificaron todo tipo de violencia en contra de ellas siempre que chocaran
contra la voluntad del hombre en hogar o en la sociedad. La mujer como víctima es la otra cara de historia patriarcal, que pocas veces ha recibido respeto o
atención por parte de los agentes de la moralidad o de la ley. A las mujeres
especialmente se les ha hecho sujetos de la doble contradicción de culpar a la
víctima en maneras tan innumerables y retorcidas que todavía hoy a las mujeres
les cuesta refutarlas.
Además de la violencia física, y de la supresión legal y
cultural, hay otra área en la que la sociedad y la iglesia patriarcal han
contribuido a la subyugación de las mujeres. Esta es el derecho de las mujeres
a CONTROLAR SU PODER REPRODUCTOR.
Frecuentemente se imagina una que los anticonceptivos y el
aborto sin peligros se han hecho posibles solamente con la medicina moderna.
Las mujeres no se podían liberar ni permitirse tener otras ocupaciones en tanto
que su biología y la ignorancia médica de la sociedad las sujetaran a continuos
partos a través de su vida adulta (debemos recordad que la mayoría de las mujeres
no vivían después de la mesopausia hasta hace muy poco tiempo).
El varón, más allá de su control sobre la mujer nunca está seguro de que el niño que se está
produciendo es realmente suyo.
EL CRISTIANISMO incluso desaprobaba el que las mujeres tuvieran
algo que decir sobre el aceptar o no las demandas sexuales de sus esposos. Su
sexualidad se definía en el derecho canónico y en la teología moral como “la
deuda del cuerpo” que ella debe a su marido en virtud del contrato matrimonial.
Esta atada a servirle sexualmente cuando él lo pida, no importando cual sea su
disposición física. El control masculino del derecho al divorcio es también
parte de este sistema de control sobre las mujeres como esposas y
reproductoras.
La subordinación es la voluntad de Dios y la raíz de la
felicidad humana tanto para las mujeres como para los hombres. Solamente a
medida que las mujeres abandonen sus deseos pecaminosos de igualdad y
autodefinición y se resignen a las mínimas exigencias de sus esposos, no
importa como sean de poco racionales o abusivas, podrá volver el orden a la
familia.
EL FEMICIDIO, EL ACOSO SEXUAL, TIENEN QUE VER CON EL
CARÁCTER VIOLENTO DEL SER HUMANO, PERO TAMBIÉN POR LAS PREDICAS DE LAS
DISTINTAS RELIGIONES EN CUANTO LA SUPERIORIDAD DE UN SEXO SOBRE OTRO..
NO IMPORTA LAS MARCHAS QUE SE HAGAN…LA
VIOLENCIA DE GÉNERO SE MANTENDRÁ A TRAVÉS DEL TIEMPO….LAMENTABLEMENTE.
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