ÉXODOS
No solo MOISÉS vivió un éxodo en la antigüedad. Antes, NOÉ ya sufrió
su propia travesía hasta lograr salvar a la especie humana de la destrucción.
Como él, TEZPI, el superviviente del diluvio en la tradición azteca, pilotó una
barca llena de especies animales y pájaros. Para saber si estaba a salvo, soltó
un buitre que no volvió (prefirió quedarse en la tierra resurgida y alimentarse
de la carne de los gigantes muertos), y luego a un pájaro mosca que sí regresó,
trayendo en el pico una rama verde.
Entonces empieza el ÉXODO AZTECA. “Un mito explica que los
antepasados mexicanos hicieron el camino desde Aztlán a través del agua,
agrupados en cuatro tribus y remando en barcas”, explica el historiador Espejo.
El ÉXODO MAYA también se parece al génesis bíblico. Su tradición
explica cómo sus antepasados tuvieron que atravesar el océano, que se abrió a
sus pies, y cómo “en Tulán-Zuiva se confundieron las lenguas, como en la Babel
de la Biblia”.
LOS INCAS narran que de los desastres del diluvio se salvó también
una sola familia que vivió su propio éxodo. En su caso, la confusión de las
lenguas se produjo en Tihuanuaco.
Hasta los indios del pueblo Hopi de Arizona vivieron su éxodo,
protagonizado por los supervivientes del diluvio. Fueron arrastrados por las
corrientes hasta que lograron llegar a su “tierra prometida”.
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Hay pruebas contundentes que el Continente americano, antes de la llegada de
chinos y españoles, tuvo la visita de varias tribus hebreas…
LA CIVILIZACIÓN PERDIDA
La
famosa ATLÁNTIDA que describió el filósofo griego
Platón en el Timeo y en el Critias es, en realidad, uno de los muchos
mitos del origen del mundo que comparten de forma muy similar
diferentes culturas.
Para Platón, se trataba de una isla donde se desarrolló una
civilización avanzada de origen divino que acabó desapareciendo bajo la
superficie del mar.
El LIBRO DE ENOC, de
la mitología hebraica, habla del reino prediluviano del Edén. Lo sitúa más allá
del mar Eritreo y en él se alzaban los árboles de la Vida y del Conocimiento.
Este mundo también fue anegado por las aguas, como indicaría el mito hebreo del
diluvio.
Otros reinos cuyos orígenes similares se pierden en el tiempo y
que también corrieron la misma suerte son el azteca Aztlan (que recibe otros
nombres como Tamoanchan o Chicomoztoc), el sumerio Dilmun o el polinesio
Hawaiki, solo por citar algunos de ellos.
Para los chinos, este paraíso primitivo perdido se encontraba en
el este, en el mar. Se trataba de tres islas que recibían el nombre de Penglai,
Fangchang y Yingzhou.
---- Vale la pena leer, si se consigue el libro, las discusiones
(año 1937) entre monseñor GUSTAVO
FRACESCHI Y LISANDRO DE LA TORRE, donde discuten desde lo teológico, uno, desde lo racional el otro, sobre los
elementos físicos y climáticos, que conmovieron a la Humanidad expresados
en el Antiguo Testamento.
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