El filósofo y matemático griego
APOLONIO
DE TIANA ha sido reconocido históricamente como un trasunto pagano de
Jesús de Nazaret.
De Apolonio se sabe bastante, mucho más que del Jesús
histórico, del que no se sabe apenas
nada (de fuentes fiables.
No se conoce la fecha exacta de su nacimiento,
pero la más probable se corresponde al año 4 ó 6 adC. Apolonio nació en Tiana
(ciudad de la hoy turca Capadocia), y era de familia noble.
Según algunas crónicas, fue
engendrado después de un sueño místico de su madre (al igual que Jesús).
Apolonio, en muy poco
tiempo, se ganó una reputación de sabio. Una cohorte de seguidores comenzó a
seguir sus pasos por medio mundo: Grecia, por supuesto, pero también Babilonia,
Egipto, Creta, Sicilia, Roma, Cádiz... Al final de sus días, DOMINABA DIECISIES
IDIOMAS.
Los seguidores lo
abandonaron cuando se trasladó a la India, en donde aprendió de los brahmanes. Y
más lejano aún, a Cachemira, y al Tíbet. Se conoce su presencia en templos del Himalaya
gracias a DAMIS, un discípulo que se encontró en el camino y el único que lo siguió
en su andadura. De Damis y sus muchas anotaciones consiguió la información el
biógrafo Filóstrato, dos siglos más tarde.
Este suceso extraordinario también lo asemeja a Jesús, del cual se rumorea que, en sus llamados "años perdidos" (desde la juventud hasta los 30 años), recorrió tierras de Oriente. Algunos autores afirman que existen pruebas, incluso documentales, de la presencia del nazareno en tierras del Tíbet (---hay quienes dicen que murió predicando en Cachemira.)
Este suceso extraordinario también lo asemeja a Jesús, del cual se rumorea que, en sus llamados "años perdidos" (desde la juventud hasta los 30 años), recorrió tierras de Oriente. Algunos autores afirman que existen pruebas, incluso documentales, de la presencia del nazareno en tierras del Tíbet (---hay quienes dicen que murió predicando en Cachemira.)
El corresponsal de guerra ruso NICOLÁS NOTOVITCH visitó India y Tíbet a
finales del XIX. Afirmó que oyó hablar de un manuscrito sobre la vida del SANTO ISSA (Jesús en árabe) guardado
en el monasterio de Hemis Ladakh. Nadie ha podido demostrar su existencia. Sin
embargo, sí parece que Apolonio tuvo conocimiento del pensamiento de Oriente;
primero, existen textos sanscritos que citan a los ascetas de las regiones
occidentales Apalunya (Apolonio) y Damisaa (Damis); segundo, a raíz de su
extraordinario viaje, Occidente conoce de la existencia de los Upanishads
(libros sagrados védicos) y de la Bhagavad Gita, parte del texto épico
Majábharata.
PREMONICIONES. Cuando regresa a
Occidente, en su devenir abundan los milagros, los hechos sin explicación
posible: se negó a subir a un barco augurando su naufragio, que en efecto se
produjo. Predijo el asesinato del emperador Domiciano. En Roma resucitó a una
doncella de noble cuna (¿Lázaro?), y en diversas celebraciones hizo aparecer de
la nada panes o frutos (¿multiplicación de panes y peces?)
Sin embargo, en estos hechos
extraordinarios encontramos una diferencia fundamental entre APOLONIO Y JESÚS; mientras en el segundo
los milagros se consideran pruebas irrefutables de su naturaleza divina,
Apolonio quitaba importancia a los mismos, pues los consideraba como algo
secundario y sujetos a una explicación racional. ¿Acaso reanimó a la joven
utilizando sus conocimientos en medicina? Recordemos que Apolonio se ganó un
profundo respeto en el templo de Escolapio por sus remedios curativos ¿Vio algo
en el barco que le permitió augurar su próxima zozobra? Lo cierto y verdad es
que Apolonio no le atribuía causas mistéricas a los fenómenos; afirmaba así que
volcanes o mareas eran acontecimientos de orden natural, y que el hombre
llegarían a conocer sus causas.
En definitiva, Apolonio ni era ni se creía un ser sagrado, no estaba llamado a una cruzada mesiánica. Tan sólo enseñaba, curaba, hablaba de paz y buenas costumbres. No pidió que le siguieran, y mucho menos que nadie continuara su obra.
En definitiva, Apolonio ni era ni se creía un ser sagrado, no estaba llamado a una cruzada mesiánica. Tan sólo enseñaba, curaba, hablaba de paz y buenas costumbres. No pidió que le siguieran, y mucho menos que nadie continuara su obra.
El emperador Vespasiano le
consideraba, sin embargo, cercano a la divinidad, y solía pedir su consejo en
asuntos de Estado. Lo mismo otros monarcas de su época, persas, egipcios,
babilonios, hindúes...
Cuando el rey de Babilonia
Vardane le preguntó cómo reinar en paz, la respuesta de Apolonio fue: "Ten
muchos amigos y pocos confidentes". Es la respuesta de un filósofo.
Rechazó los sacrificios, le
preocupaba la moderación en las costumbres, la paz entre los pueblos, y se negó
a recibir prebendas de los poderosos. Sin embargo, los
reconocimientos que recibió en vida fueron numerosos: Elio Lampride afirma que
el emperador Alejandro Severo, el primer emperador que no persiguió a los
cristianos, tenía en su lararium (altar privado), entre otras figuras como
Jesús, Abraham y Orfeo, la imagen de APOLONIO; el historiador Flavio
Vopisco, en su obra "Vida de Aurelio", afirma en boca del emperador
"que debe honrársele como ser superior". El autor llega a decir que
"es un verdadero amigo de los dioses y entre los hombres no es posible
encontrar un ser más santo y más parecido a Dios".
Dione Casio afirma que el
emperador Caracalla (famosas las termas que llevaban su nombre), erigió un
templo en su honor.
El Emperador Tito, tras
recibir consejo de Apolonio sobre el año 80 le
respondió: "En mi propio nombre y en nombre de mi país le doy las gracias,
y estaré atento a esas cosas. De hecho, yo he conquistado Jerusalém, pero Usted
me tiene capturado a mi".
Se dice que, cercano el fin de
su vida, abrió una escuela esotérica en Éfeso; pero poco se sabe a ciencia
cierta de su muerte. Ni siquiera se conoce la ubicación de su tumba. Unos
autores dicen que murió en el templo de Atenea, en Lindo, Rodas (donde nació el
sabio Cleóbulo); otros defienden que expiró en el templo dedicado a Artemisa en
Éfeso, una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Apolonio se expuso a
muchos sucesos como protagonista absoluto de su época; no podía haber misterio
ni enigma alguno si él mismo quitaba importancia a sus pretendidos milagros.
Dejó tras de sí libros, cartas, enseñó todo a lo largo de su mundo y no daba
lugar a interpretaciones. Fue un gran hombre, pero nada más. De hecho, muchos
de los milagros y misterios que se le atribuyen parecen tomados de un
cristianismo primigenio, como si desde el agnosticismo se quisiera responder a
la figura emergente de Cristo.
También pudo ser al revés, y los autores de los evangelios podrían haberse apropiado de habladurías que circulaban sobre el famoso Apolonio. Es bien sabido que la Biblia rebosa de simbología recogida de tradiciones babilónicas y egipcias. Al fin y al cabo, la emulación de arquetipos y simbologías antiguas es algo común en la religiosidad humana. (Génesis, diluvio universal, pecado original, nacimiento de una virgen, resurrección al tercer día, etc.)
También pudo ser al revés, y los autores de los evangelios podrían haberse apropiado de habladurías que circulaban sobre el famoso Apolonio. Es bien sabido que la Biblia rebosa de simbología recogida de tradiciones babilónicas y egipcias. Al fin y al cabo, la emulación de arquetipos y simbologías antiguas es algo común en la religiosidad humana. (Génesis, diluvio universal, pecado original, nacimiento de una virgen, resurrección al tercer día, etc.)
PABLO
DE TARSO (san Pablo) creó y moldeó) a Cristo y
su iglesia sin conocer a Jesús. El cristianismo es más obra suya que de los
evangelistas sinópticos, del evangelista Juan o del mismo Jesús histórico. No
hubo un "Pablo" que supiera (o quisiera) hacer de Apolonio una figura
mítica que trascendiera a la persona.
Ello no le resta
mérito al Apolonio hombre. Sin lugar a dudas, un ser humano excepcional. Pero
no hijo de Dios. Tampoco Dios mismo. ( sobre un artículo publicado por
Antonio Carrillo.)
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