Memoria por la Verdad y la Justicia, se
transformó en un gran chamuyo.
Durante
el primer trimestre de 1976 la financiación del déficit se hacía mediante
emisión monetaria en muy altos niveles, ya que ésta alcanzaba el 63% de dicho
financiamiento. Sobre esto, nos dice un informe de la Fundación de
Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) que en marzo de 1976 la tasa
mensual del índice de precios mayoristas era de 54%, que aún manteniéndose
estable (la tendencia era creciente) implicaba una proyección anual del
17.000%. Asimismo, el documento señala que la situación del sector asalariado,
considerando el período marzo de 1975 a marzo de 1976, indicaba que mientras
los salarios nominales habían crecido un 370%, el índice de precios al
consumidor aumentó un 566%, es decir que los salarios retrocedían
significativamente frente al aumento del costo de vida.
En
puridad, esta pérdida era mayor por la existencia de un congelamiento oficial
de precios que por la propia naturaleza artificial que implica la medida; en la
práctica los precios son retenidos en el corto plazo, pero se elevaban
dramáticamente en el mediano.
La “JUSTICIA
SOCIAL” del peronismo provocó que el salario real estuviera “una cuarta parte más abajo del nivel en que
lo había dejado Alejandro Agustín Lanusse, en mayo de 1973”
Los
días previos al 24 de marzo, las declaraciones de personalidades y las notas de
los diarios reflejaban el clima de matanzas y terror que se vivía, así como
también el desgarrador pedido de cambio de gobierno. El emblemático diario de
los Timermman La Opinión, informaba:
¨UN MUERTO CADA CINCO HORAS, UNA BOMBA CADA
TRES¨ (tapa – 19 de marzo de 1976), ¨De jueves a jueves (entre el 11 y el 18 de
marzo) 38 personas fueron asesinadas en todo el país sin que se produjera
ninguna detención ni se diese cuenta de ninguna pista. En el mismo período, 51
bombas estallaron en diferentes sitios¨. (nota de tapa).
Respecto
del grado de adhesión popular que tenía la posibilidad de un gobierno
“cívico-militar”, el 20 de marzo el diario LA OPINIÓN informaba que “Prácticamente un noventa por ciento de los argentinos habla hoy de la
proximidad de un Golpe de Estado”, en la contratapa de ese ejemplar, se
informaba el apoyo tácito de sectores obreros ante la eventualidad de un
gobierno de facto, “cuarenta y una
organizaciones sindicales no acatarían un paro general de actividades en caso
de ruptura del orden constitucional, reveló ayer en el congreso del Diputado
Nacional Ricardo de Luca (Justicialista del Grupo de Trabajo y secretario
general del sindicato de Obreros Navales)” (Citado en AMBITO FINANCIERO-Juan Bautista Yofre-20 marzo 2006 –
Suplemento especial) Ese
mismo día, el dirigente justicialista Jorge Antonio manifestó que “si las Fuerzas Armadas vienen para poner
orden y estabilidad, bienvenidas sean”.
Desde
la revista CUESTIONARIO, Rodolfo Terragno
describía el panorama diciendo: “Se
oscurece la visión de una crisis cuya razón última reside en esta suerte de
navegación a la deriva a la cual se ha entregado la Argentina, un país que, en
1976, aparece carente de objetivos”.
FRANCISCO
“PACO” MANRIQUE, Presidente del
Partido Federal (por entonces la tercera fuerza electoral) afirmó: “Estamos asistiendo al sepelio de un
gobierno muerto, al desalojo de una pandilla.”
Los
Diputados voluntariamente abandonaban sus puestos, y el 21 de marzo CLARÍN informaba: “Los
legisladores que asistieron al Parlamento se dedicaron a retirar sus
pertenencias” y como los
vicios políticos de ayer no eran tan distintos a los de hoy, agregaba Clarín: “y
algunos solicitaron un adelanto de sus dietas“. Describiendo el
escenario, en otro pasaje de ese ejemplar remataba: “El deterioro económico-social y la nueva y luctuosa escalada de
violencia llevaron a la situación politica a un punto límite”; el mismo
día, el diario LA RAZÓN
completaba: “Hay tranquila
resignación en el Congreso frente a los inevitables acontecimientos que se
avecinan”. Cuenta Juan Baitista Yofre que “el Congreso estaba casi deshabitado. ‘No
quedan ni los pungas’ en la zona del Congreso, informó un matutino. La gran
mayoría de los legisladores vaciaron sus escritorios, carpetas y retiraron sus
heladeras portátiles”.
También
el 21 de marzo, el diario LA PRENSA detallaba en sus titulares: “Hubo 1358 muertos desde 1973 por acciones
terroristas; Repelieron Ataques a Dependencias Policiales; Nuevos Hechos de
Violencia en Mendoza; Secuestraron a un gremialista; Sepelio de un Policía
Muerto por Terroristas; Hízo se detonar una bomba frente a una peluquería;
Habríase Planeado Cometer un Ataque Contra un Aeropuerto”. El
diario LA NACIÓN, por su parte, informaba en
uno de sus titulares “Doce personas
asesinadas en el interior”.
Al
día siguiente, el 22 de marzo, el radical FERNANDO DE LA RÚA
virulentamente arremetió: “Es
increíble que la Presidente, que proclama su afición a los látigos, ni siquiera
desmienta que su exministro y principal consejero, López Rega, siga alojado en
su quinta madrileña, convertida en aguantadero de un prófugo de la justicia”.
El mismo día, procediendo de igual modo
que los Diputados que se escapaban de sus funciones, el Intendente de la Ciudad
de Buenos Aires, José Embrioni presentó su renuncia. El General Villarreal “había sido el encargado de informarle al
Jefe radical, por orden de Videla y de Viola, cuál sería la fecha exacta del
golpe. Lo hizo cuarenta y ocho horas antes de que ocurriera […]Balbín le dijo a
Villarreal: “Bueno, General…que tenga suerte”.
El
23, La Opinión titulaba:
¨UNA ARGENTINA INERME ANTE LA MATANZA¨
(tapa – 23 de marzo de 1976) y en otras páginas del mismo ejemplar informaba:
¨El terrorismo ha causado 1358 muertes desde el 25
de mayo de 1973, así desglosadas: 66 militares, 136 miembros de las
Policías provinciales, 34 de la Policía Federal, 677 civiles y 445
subversivos¨; ¨Otros 10 muertos se sumaron a la lista de crímenes políticos,
incluyendo el del Secretario de la FOTIA¨; ¨Todo el país víctima de la
violencia¨ “Desde el comienzo de marzo hasta ayer, las
bandas extremistas asesinaron a 56 personas”; ¨Un comando asesinó a Atilio Santillán¨;
¨Intentaron el copamiento de dos cuarteles¨; ¨Ataque extremista en La Plata”.
El
día anterior al cambio de mando, el diario LA
RAZON titulaba: ¨Es Inminente el Final
Todo Está Dicho¨ (tapa-23 de marzo de 1976) y en páginas interiores del
mismo ejemplar: ¨A última hora se
acentuaba la impresión del desenlace¨. Una
de las máximas jerarquías sindicales de entonces, CASILDO HERRERA, se escapó a
Montevideo y desde allí declaró a los medios: “Me Borré”. Al mismo tiempo, el diario La
Nación informaba:
“Aguárdense decisiones en un clima de tensión”
y en otro pasaje agregaba: “Exodo
sindical ante hechos imprevisibles”; por su parte, el diario LA
PRENSA titulaba: ¨Diez Extremistas Muertos en La Plata¨
(Tapa – 23 de marzo); en otras páginas del mismo ejemplar se decía: ¨El
Gabinete se reunió en medio de tensa expectativa¨, ¨En el Congreso se estima
que el proceso ha llegado a su culminación¨, ¨Produjéronse tiroteos en La
Plata¨; ¨En BsAs fue asesinado por terroristas un sindicalista tucumano¨; ¨Paro
de personal jerárquico de ferrocarriles. Paralización de embarques de carnes¨;
¨Presentó su renuncia el Intendente de BsAs¨.
El
mismo 23 de marzo los sectores populares, a través de las 62 ORGANIZACIONES
declararon: “El movimiento obrero siente un profundo
respeto por sus Fuerzas Armadas porque no ignora que sus filas se nutren de
nuestros hijos. Sabe de sus valores y de la conciencia de patria que las
anima.”
En
tanto, dentro de la Casa Rosada colaboradores y funcionarios se reunieron “para festejar el cumpleaños de una
secretaria. Con la asistencia de ISABEL PERÓN, se celebró en forma ruidosa, se
brindó y cantó el “Feliz Cumpleaños”.
Entre
bombas y crímenes masivos llegamos al 24 de marzo, fecha utilizada por las
izquierdas y los demagogos coyunturales de nuestra actualidad para efectuar
pomposos discursos contra los “militares
usurpadores” (unánimemente apoyados por la civilidad y la partidocracia
de entonces), que nos “robaron la
democracia y el estado de derecho”. Pues parece ser que el régimen de Isabelita y López Rega, más la fuga de
Ministros, Intendentes, Diputados y demás funcionarios, más el desmantelamiento
judicial, más la hiperinflación, más los 500 muertos por la AAA (conducida
desde un Ministerio), más los 1358 asesinatos por responsabilidad de la
subversión, más los 908 terroristas desaparecidos, más los 2000 terroristas
amnistiados, más los 6500 atentados subversivos sin condena alguna, constituían
una “democracia y un estado de derecho”
para los promotores de la propaganda actual y el numeroso panel de idiotas
útiles que les brindan consenso al cúmulo de falacias y mentiras
recurrentemente propagadas.
Lo
cierto es que más allá de cuestiones terminológicas, la JUNTA DE COMANDANTES
encabezada por el Teniente General Jorge Rafael Videla, acompañada y respaldada
por toda la ciudadanía y los partidos políticos (incluyendo al Partido
Comunista) debieron hacerse cargo de la conducción del país en el medio de la
guerra civil, sustituyendo así a la bailarina Isabelita (que fue detenida) y a todo el
enjambre rufianesco que parodiaba la conducción de la República. Para el
peronismo, el “golpe “ fue un verdadero alivio.
El
gobernador del Chaco y Vicepresidente Primero del Justicialismo, FELIPE BITTEL
(compañero de fórmula de Luder en 1983) al enterarse del nuevo gobierno, “le gritó a Osvaldo Papaleo (Secretario de
Prensa de la Presidencia): “Chau…papá, hasta mañana…Esto hay que festejarlo con
champaña. Todo se ha disipado”
La
consigna no era destruir las Instituciones, sino conservarlas; no se pretendía
quebrar el ¨estado de derecho¨,
sino intentar recomponer el ¨estado de
desecho¨.
Tampoco
había vocación de “perpetuidad”, tal el vicio en el que
recurren los politicuchos de la partidocracia actual (como por ejemplo KIRCHNER,
que cuando era Gobernador de Santa Cruz instituyó en la Constitución Provincial
la figura de la “reelección indefinida”).
En efecto, la propia autodefinición de ese período como un “Proceso de Reorganización Nacional”
lo dice todo y nos muestra la naturaleza necesariamente transitoria de aquello.
Un “proceso” es por definición algo que nace, se
desarrolla y culmina. La culminación implicaba retornar a las formas
democráticas, pero sin los vicios nefandos ni dramáticos sobresaltos del
gobierno que acababa de ser pacíficamente reemplazado. No existía vocación
alguna de eternidad, sino de mera transición. (Nicolás Márquez)
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