Después de perder
nuestra TIERRA SANTA comenzamos a trashumar por los
distintos continentes. Algunas veces éramos bien recibidos, y en otras ocasiones,
duramente golpeados, especialmente en la Europa católica.
A pesar de todo, nunca
traicionamos a nuestros anfitriones.
ITALIA.
“Es probable que su nombre esté relacionado con la
del griego antiguo ‘Ítalos-toro’.”
Durante el gobierno de Julio
César (n. 100 adC), pudimos ejercer
nuestros derechos civiles y religiosos
mediante el pago de un impuesto, que en
parte se destinaba al mantenimiento del
Templo de Jerusalém.
Cuando el Imperio se convirtió al cristianismo, se nos pasó a culpar de todos los males pasados, de los
que ocurrían en el presente y
dejando algunas muestras para el
futuro.
La madre del emperador
Constantino (n. 272) Elena,
dejándose llevar por su
frondosa imaginación dijo saber
el lugar donde Jesús estaba
enterrado.
Los curas la querían matar.
Si a Cristo se lo convertía en el común de los mortales, se
quemaba un gran negocio al clero
católico. La mujer cerró el pico para
siempre….
¡OTRA VEZ SOPA! En el año 1475, en la localidad de Trento,
había desaparecido un niño de dos años, y su padre acusó a nuestra comunidad de haberlo secuestrado y asesinado.
Quince de los supuestos
criminales fueron quemados.
El niño, de nombre Simón, fue
considerado santo, y canonizado por el papa
Sixto V en 1588. Esta
decisión fue revocada en 1965 por el
Pablo VI (n. 1897 Giovanni
Battista Enrico Antonio Maria Montini.)
En 1493 familias enteras que habían
escapado de la Inquisición, se radicaron
en Milán, Calabria y Sicilia desarrollando
distintas actividades laborales: tejedores, tintoreros, sastres,
artesanos, buhoneros y campesinos.
Muchos jóvenes, rompiendo con la tradición familiar,
fueron actores, escultores y hasta militares.
LOS CURAS SE BROTARON Durante el Renacimiento porque muchos cristianos se habían interesados por la cultura judaica.
EL CUENTO MESIÁNICO. En
1524 la colectividad veneciana se vio conmovida por la presencia de un
extranjero que decía venir de un reino de
Oriente ( comarca de Jaibar, al Norte de Arabia) y descendiente de la
tribu de Reuben (el hijo mayor de Yaacov y Lea.)
El visitante se llamaba DAVID
REUBENI, hablaba hebreo y respetaba la fe judaica a ultranza.
Según él, su hermano era el monarca de su comunidad y le había
encomendado una delicada misión diplomática: conseguir el apoyo de
soberanos cristianos para poder reconquistar la Tierra Prometida que estaba en
poder de los turcos.
Reubeni fue
recibido por el papa Clemente VII (n. 1478), mientras una muchedumbre aguardaba el resultado de este encuentro, que
resultó ser un fracaso.
El Papa estaba más preocupado por el disidente
Martín Lutero, quien había
provocado el Cisma en el
catolicismo.
David viajó a Portugal para una entrevista con el
rey Juan III.
El visitante permaneció
cinco años en este país esperando un encuentro con el monarca.
Finalmente fue expulsado porque se
consideraba que su presencia perjudicaba a los marranos.
Reubeni se
mudó a Francia y luego a Venecia.
Finalmente confesó
que lo suyo era una fábula. Que
era un simple mortal venido de Egipto y
que su sueñoera devolver a sus hermanos a
Tierra Santa.
Los inquisidores ordenaron
el traslado del falso Mesías a España, donde fue quemado vivo.
Reubeni sacó de su apatía a
los conversos. Diogo Pires, se circuncidó
de grande y adoptó el nombre de SHLOMO
MOLJO.
Predica la llegada del Mesías. Sus discursos son compilados en un libro que se publica en
Salónica en 1529.
En el año 1530 Roma sufrió los efectos de una inundación que Moljo había vaticinado. El papa Clemente VII (n. 1478) le entregó un salvoconducto para qu no fuese molestado por los inquisidores.
En el año 1530 Roma sufrió los efectos de una inundación que Moljo había vaticinado. El papa Clemente VII (n. 1478) le entregó un salvoconducto para qu no fuese molestado por los inquisidores.
El médico romano Jacob
Mantino, un flor de ben zoná,
denunció a Moljo como alguien que
perjudicaba a la comunidad.
Condenado a muerte fue el Papa quien le salvó la vida.
En 1532 Moljo viajó
a Alemania para entrevistarse con
el emperador Carlos V (n. 1500), a quien le propuso conformar un ejército de hebreos para luchar contra los turcos.
El hijo de Juana la loca lo
hizo detener y lo entregó a la
Inquisición. El falso Mesías, murió en
la hoguera porque no quiso renegar
de su fe.
En 1740 hubo un nuevo
Mesías en danza: Nehemías Jayún, oriundo de Saboya (región
entre Francia e Italia), quien organizó
una peregrinación a Tierra Santa
que no se concretó porque fue detenido
y desterrado a África.
El último falso
mesías, Moshé Jaim Luzzatto
(n. 1707), prometió
recuperar la tierra de sus antepasados.
Agitó a las masas pero no tomó
en cuenta la reacción de los sectores ortodoxos que decidieron enfrentarlo.
Luzzatto se recluyó en
Ámsterdam donde pasó diez años
tranquilos escribiendo dos obras sobre
Ética y Moral: “El sendero de los
virtuosos y Gloria a los virtuosos.”
Falleció en Palestina a los cuarenta años de edad.
EL PAPA MALDITO. Los pontífices, el florentino Clemente VII
y el toscano Pablo III (n. 1468), eran sensibles, comprensivos e
indulgentes con nosotros.
En cambio, Pablo IV (n.1476),
resultó ser un gran inquisidor
y maestro de la tortura.
Este mensajero de Dios
aterrorizó a todos aquellos
que no comulgaban con los católicos.
Su mayor logro fue
convertir la Inquisición en un arma fuerte en la Península, en los Países Bajos y en
Oriente.
Creía tanto en la tortura
que gustoso pagó de su propio cofre los instrumentos de tormento más sofisticados.
Este son of a bitch dio a
conocer una Bula (edicto) recordando a sus fieles que nosotros hemos matado a Cristo y, por lo tanto, se nos
debía tratar como a esclavos.
Encerrados en un gueto, se nos obligó a
usar un peculiar sombrero amarillo para diferenciarnos del resto de la
población.
Tuvimos que vender nuestras propiedades a los cristianos a precio vil: una casa a cambio de
un burro o un viñedo por una prenda.
Solamente podíamos
dedicarnos a un comercio de poca
importancia como la strazzaria (la venta de ropa de segunda mano.)
Culminó su obra macabra, quemando
miles
de libros sacros. Y de paso también tiró
a las llamas el
Decamerón del toscano Giovanni
Bocaccio
(n. 1313) y Gargantúa y Pantagruel obra del
médico, escritor
y humanista francés François Rabelais (n. 1494.)
Cuando el execrable Papa murió
el pueblo quemó el Palacio de la Inquisición
y destruyó sus estatuas.
En 1547, Cosme I
invitó a marranos portugueses a
instalarse en Pisa. Y en 1597 el
duque Fernando hizo lo
propio en Liorna, convirtiendo a este
puerto sobre el mar Tirreno, en una próspera ciudad que fue conocida como la “Jerusalém italiana”.
En este ambiente de concordia, pudimos desarrollar una próspera actividad tanto
económica como profesional.
OTRA AFRENTA CATÓLICA. El
niño Edgardo Mortara (n. 1851),
de seis años, fue separado de sus padres por orden de las autoridades católicas. Una
vez bautizado como cristiano, se lo envió
a una institución de educación católica.
Sus padres lucharon durante doce años para
conseguir su liberación, chocando permanentemente con la negativa del papa Pío IX (Giovanni
María Mastai Ferreti.)
También el papa romano Pío XII (Eugenio María Giuseppe Giovanni Pacelli n.1876) se rió de
nosotros mientras los nazis nos asaban.
Según
el historiador, antropólogo y escritor, David Kertzer, el benemérito Pontífice
nunca se opuso a las disposiciones raciales existentes en Italia.
Siendo ya adolescente a Edgardo se le dio la
libertad de volver con sus padres. Al
mes de estar con ellos decidió retornar
a la ciudad de Roma, en razón de los conflictos que tenía con ellos porque no compartían su
catolicismo. Poco después tomó los hábitos.
Durante la invasión napoleónica nos escapamos de los guetos. Quemamos las puertas del encierro veneciano
en señal de repudio a tanta
opresión.
En 1858 el rey Víctor
Manuel, el estadista CAMILO BENSO DE
CAVOUR (n. 1810)
y el patriota GIUSEPPE GARIBALDI (n. 1807), pusieron fin al poder temporal del Papa.
Cerraron el gueto romano y nos concedieron la autonomía necesaria para el desarrollo
de nuestra gestión comunitaria.
Bajo el fascismo se nos permitió ingresar al Partido
creado por Benito
Mussolini. Fue una minoría la que aceptó afiliarse.
Pío
XI que no fue ningún santo se horrorizó
de la
violencia antijudía en Alemania.
Después
de que Italia entrara en la SGM, refugiados hebreos fueron
internados en el campo de
concentración de Campagna.
Aquí lo recluyeron a un primo de Mi Padre que vivía en Milán.
Antes que los nazis lograran deportarlos tanto él como
muchos otros hebreos huyeron hacia las montañas, donde fueron acogidos por la
población local.
Al
primo de Mi Padre, que era médico de profesión, lo protegió un colega suyo, que
pocos años después pasaría ser su
cuñado.
En
1942 el comandante militar italiano en Croacia se negó a entregar
a los hebreos que estaban en su jurisdicción.
En
enero de 1943 los italianos se negaron
a cooperar con los nazis en la captura de los hebreos que estaban bajo su control en Francia y evitaron su deportación.
El
ministro de Exteriores alemán Joachim
von Ribbentropp se quejó a Benito Mussolini que "los círculos militares
italianos carecen de una comprensión adecuada de la cuestión judía."
Los
residentes en Génova y Florencia fueron deportados a Auschwitz.
Se
estima que unos siete mil hebreos italianos fueron víctimas de la barbarie
nazi.
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No todos los hebreos italianos tuvieron la suerte de Yaacov Levin, el primo
de Mi Padre.
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RECORDANDO A UN JUSTO. El italiano GIORGIO PERLASCA, que ejercía funciones
diplomáticas en Hungría, en el
invierno de 1944 dio cobertura y alimento a miles de
hebreos; expidiendo salvoconductos
basados en la ley de derecho a la ciudadanía
española que había aprobado Miguel Primo de Rivera en 1924 para los sefaradim.
Un grupo de mujeres húngaras dieron a conocer
los actos humanitarios de Perlasca lo que le valió ser reconocido por el Estado de Israel como benefactor de la
Humanidad
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