A día de hoy se pueden contar por
centenares las ocasiones en las que ADOLF HITLER quiso ser sacado por sus enemigos de
su poltrona a base de balazos (o, en un mayor número de casos, a bombazos). Sin
embargo, de entre todos los curiosos complots para acabar con su vida –algunos
tan sonados como la «Operación Valkiria»- hay uno que destacó por encima del
resto gracias a su originalidad. Éste fue el que protagonizó el sádico HEINRICH HIMMLER quien, en base a las predicciones de WILHELM WULFF (su astrólogo personal), urdió un plan que finalmente no llevó a cabo
para acabar con el Führer.
La razón era sencilla: este «mago»
había pronosticado que el líder nazi sería derrotado en 1945 «causando un gran
dolor» a Alemania y que la única forma de detener este desastre era sacándole
del poder.
Esta historia, al igual que otras
tantas, forma parte del nuevo libro escrito por el periodista e historiador
español Jesús Hernández.
Publicado bajo el título LOS MAGOS DE HITLER »), el ensayo narra el doble rasero con el que la
hechicería era tratada en el Tercer
Reich. Y es que, mientras que personajes como los astrólogos y los adivinos fueron
perseguidos y desprestigiados por los nazis, no eran pocos los oficiales de las SS que
acudían a ellos para saber cuál sería su porvenir, recibir consejo militar y
tratar –a cambio de un buen puñado de monedas- de que les ayudaran con sus
embrujos a modificar el tiempo atmosférico para obtener ventaja en sus ataques.
WILHELM THEODOR HEINRIH WULFF vino al mundo el 27 de marzo de 1892. Poco supo durante su
infancia de la astrología (el
estudio de la posición y del movimiento de los astros con el objetivo de
pronosticar sucesos terrestres, según afirma la Real Academia), pues su padre hizo todo lo posible para que se
dedicase al comercio marítimo. Sin embargo, los años quisieron que este joven
alemán nacido en Hamburgo se fuera acercando cada vez más a los estudios
relacionados con los cuerpos
celestiales y, a su vez,
hacia el arte.
«WULFF llegó a la conclusión de que, si
el hombre había sido capaz de calcular las estaciones o las mareas con
exactitud gracias al estudio de la posición de los astros, no era descabellado
pensar que el destino de las personas pudiera estar también influido del mismo
modo.
Wulff aprendió así los rudimentos de la
astrología y se dedicó a confeccionar cartas astrales para familiares y amigos.
Según sus memorias, en 1913 vaticinó a su hermano pequeño que resultaría gravemente herido y perdería una pierna, una predicción que resultó cierta. Mientras
tanto, prosiguió con sus estudios de arte», explica el catalán Hernández en su obra.
Con el paso de los años se fue
introduciendo más en la astrología, al principio como un pasatiempo (haciendo
cartas astrales a sus compañeros de trabajo, a los soldados cuando combatió en
la Primera Guerra Mundial…) y,
posteriormente, a nivel profesional. Según explica Hernández en su obra, Wulff
siempre afirmó que nunca cobró en
esta época por sus predicciones, a pesar de lo conocido que se hizo entre la sociedad
alemana. Por el contrario, prefirió tomarse esta práctica como una mera
diversión mientras se ganaba la vida vendiendo obras de arte. Todo ello, a
pesar de que su lista de aciertos se iba engrosando según pasaban los meses y
las predicciones. Por entonces ya había llegado la década de 1920 a la región, unos años en los que un
descocido Adolf Hitler comenzó a hacerse notar en Alemania.
Con el auge de Hitler y del nazismo llegó también la pesadilla para
algunos de los maestros de las artes ocultas como los adivinos y los
astrólogos, los cuales fueron perseguidos hasta la saciedad por el Reich y
maltratados en centros de confinamiento por ejercer estas actividades. «A pesar
de que ellos tuvieron también como destino los campos de concentración no han
recibido la consideración de víctimas de la represión nazi. Es
cierto que ellos no sufrieron el terrible castigo que el régimen dispensó a los judíos o a los gitanos, a quiénes intentó
exterminar masivamente, pero aún así se vieron arrojados al infierno que los
nazis tenían reservado a los que consideraban enemigos del régimen», determina
Hernández.
WULFF no fue una excepción. De nada le
sirvió ser uno de los astrólogos más famosos de la región cundo cuatro agentes
de la Gestapo se plantaron frente a su puerta y
decidieron que debería pasar una buena temporada entre rejas para pensarse dos
veces eso de andar prediciendo el futuro en base a los astros. Con todo, y
aunque esta práctica le granjeó la cárcel, también le garantizó un buen trato
por parte de los soldados alemanes, quienes procuraban que no sufriera demasiado con
las tareas cotidianas a cambio de alguna que otra predicción. Así anduvo este
germano durante cuatro meses, tiempo tras el cual
volvió a ser «reinsertado» en la sociedad bajo promesa de darle de mamporros si
se le veía haciendo un mísero cálculo usando los planetas como punto de
partida.
A pesar de todo, la casualidad quiso
poner a este alemán de nuevo en el camino de la astrología apenas unos pocos
meses después. Concretamente, este reencauzamiento de su vida tendría que
agradecérselo a FELIX KERSTEN, el masajista personal de HEINRICH HIMMLER (más conocido por ser el Comandante en jefe de las SS de
Hitler). Según determina Hernández en su obra, Wulff conoció casi por
casualidad a este personaje quien, al saber que nuestro protagonista era un
reconocido astrólogo, no dudó en preguntarle por lo que decía el cielo en
relación al devenir del Führer y al de la guerra contra los aliados.
En teoría, el propio líder nazi HABÍA PROHIBIDO expresamente los
vaticinios sobre su persona y la contienda. Sin embargo, el miedo a las
represalias provocó que el astrólogo agachase las orejas y, con más miedo a
volver a la cárcel que sensatez, le explicara lo que los cuerpos celestiales
decían de Hitler. «Wulff reconoció que la situación de los astros en referencia
a Hitler era especialmente mala. El astrólogo, afrontando los riesgos que
entrañaba su sinceridad, no disimuló su pesimismo, pues veía acontecimientos
amargos que iban a ocurrir a menos que hubiera un cambio radical en la política
alemana. […]
EL HORÓSCOPO DEL TERCER REICH, tomando como fecha de nacimiento el día que Hitler ascendió
al poder, el 30 de enero de 1933, auguraba su próximo hundimiento»,
señala el historiador y periodista español. A partir de ese momento, pasó de
estar perseguido por las SS a ser el astrólogo no oficial de esta sanguinaria
organización.
Entre otras cosas, la especialidad de WULFF en las SS consistía en elaborar cartas astrales para predecir los acontecimientos que
acaecerían en la vida de una persona (un método que, a día de hoy, siguen
utilizando cientos de especialistas en la materia). Concretamente, este estudio
se basa en la idea de que la posición de los cuerpos celestes influye drásticamente en la
vida humana y en el devenir de un individuo (algo que también sucedería con los signos del zodíaco). En base a ello, y mediante una serie de
cálculos, los astrólogos afirman que son capaces de hacer predicciones sobre el
futuro.
LA ASTROLOGÍA AL SERVICIO DE
HIMMLER. Durante su etapa como astrólogo no oficial de las SS, a Wulff se le encargó elaborar decenas de cartas astrales.
De hecho, los grandes jerarcas del nazismo le usaban no sólo para saber su
porvenir, sino para descubrir a aquellos oficiales que pretendían arrebatarles
su puesto. Bajo estas órdenes, y aunque parezca increíble, el astrólogo afirmó
en sus memorias haber descubierto casos de espionaje contra varios líderes nazis.
Es imposible saber si sus palabras son ciertas o no, pero lo que es seguro es
que se fue ganando poco a poco un hueco entre las personas con cierta
influencia en el Tercer Reich.
Entre sus trabajos más destacados, en 1944 WALTER SCHELLENBERG (el
jefe del contraespionaje nazi) le solicitó que elaborase las cartas astrales de
Stalin, la U.R.S.S., Gran Bretaña y EE.UU.
Pero la prueba de fuego de este
astrólogo todavía estaba por llegar. Y es que, cuando Kersten observó que sus
predicciones se cumplían, le concertó una cita con el mismísimo Heinrich
Himmler. La vida de nuestro protagonista estaba a punto de cambiar
drásticamente de nuevo, pues –después de haber tenido el dudoso honor de
residir en un campo de concentración de las SS- ahora tendría que presentar al
líder de esta organización sus conclusiones sobre las cartas astrales de sus
enemigos. La reunión se celebró, según las propias memorias del astrólogo, una
soleada mañana de 1944 en Salzburgo. Fue en una de las
residencias del jerarca alemán. Allí –tras dar buena cuenta de un almuerzo-
ambos debatieron durante más de cinco horas los pormenores de sus cálculos
estelares.
UN PLAN SECRETO PARA DERROCAR A HITLER. Durante
la conversación, Himmler y Wulff hablaron ampliamente sobre astrología. De
hecho, el Comandante de las SS era un gran aficionado a ella a pesar de que, al
principio de la contienda, había prohibido que se ejerciese en Alemania si no
era al servicio del ejército alemán. También revisaron las cartas astrales de Churchill, Stalin y –aunque era
absolutamente ilegal por orden expresa del Reich-, la del propio Adolf Hitler.
Para desgracia del Führer, el análisis realizado no le revelaba un futuro muy
halagüeño. «Wulff insistió en que el fin de Hitler y la derrota de Alemania llegarían en 1945, es
decir, en tan sólo un año», determina Hernández. Fue en ese momento cuando el
oficial sorprendió a nuestro protagonista haciéndole la siguiente pregunta:«¿Qué cree que debemos hacer?».
Se desconoce si fue por percibir una
cierta debilidad de Himmler o si, simplemente, fue un arrebato de valentía,
pero el astrólogo miró al nazi y le señaló que la opción más viable para la
pervivencia de Alemania era… ¡Derrocar a Hitler antes de que fuera
derrotado! El Comandante
de las SS, por su parte, dijo algo que dejó helado al astrólogo. «El dirigente
nazi respondió sin dudar un momento: “Eso no sería difícil. Podría enviar una
división Panzer y mis hombres podrían hacerse con el control de todos los
puntos importantes”. Esa sorprendente afirmación le dio a Wulff una buena
oportunidad: Himmler realmente había previsto la posibilidad de una revuelta
contra Hitler e incluso había pensado en liderarla él mismo», añade el
periodista e historiador español.
EL ASTRÓLOGO, en lugar de calmar los ánimos, siguió indagando en la idea y
señaló que, ya que la guerra estaba perdida si se continuaba bajo el mandato de
Hitler, lo mejor era actuar, y hacerlo rápido. Para corroborar esta afirmación,
también señaló al oficial alemán que los astros le eran favorables en los siguientes meses, por lo
que no debía preocuparse de lo que sucediera. Himmler, por su parte, se mostró
abierto al tema, pero hizo hincapié en que no estaba convencido de que la
sociedad aceptara el golpe de estado. «”En el peor de los casos –argumentó
Wulff- las revueltas serían aplastadas en dos o tres meses, siempre y cuando
consiga de antemano el apoyo de los principales generales”. Himmler valoró en
silencio la situación y le dijo: “En ese caso tendríamos que actuar con
rapidez. Voy a pensar en ello…”», explica Hernández.
HIMMLER, EL COBARDE QUE NO PUDO HACER CAER
A HITLER. Tras la extensa conversación con Himmler, Wulff salió
convencido de que, más temprano que tarde, el líder de las SS armaría sus carros de combate y sus tropas y se plantaría en el
Reichstag para hacerse con la poltrona por las bravas. Desgraciadamente, para
él, la indecisión del oficial se alargó durante semanas y meses. Ni el
desembarco aliado en las playas de Normandía logró aclararle los pensamientos. Por
ello, y en vista de que no parecía que hubiese pensado en el plan, el astrólogo
aprovechó una nueva cita que mantuvo con él en julio de 1944 para volver a meter el
dedo en la herida. Al fin y al cabo, no tenía nada que perder, pues ambos
podían ser condenados a muerte si la situación se descubría. Si caía él, caería
también su interlocutor.
Durante esa cita, Wulff instó de nuevo
a Himmler a tomar el poder afirmando que no era una opción, sino una
responsabilidad. El oficial alemán se mostró varias veces dubitativo, por lo
que nuestro protagonista le mostró de nuevo la carta astral de Hitler y
la de los aliados. Si se cumplía lo que decían los cuerpos celestiales, todo se
trasformaría en un desastre. «Himmler puso todo tipo de pretextos para no
afrontar los hechos. En sus manos tenía la posibilidad de derrocar a Hitler,
negociar de inmediato la paz y evitar así sufrimientos estériles al pueblo
alemán. Himmler sentenció: “Le debo
todo. No señor, es imposible hacerlo”», destaca el periodista e
historiador español en su obra.
A pesar de su frustración, WULFF achacó este cambio de parecer a algún
repentino temor de Himmler, pues había visto al jerarca nazi tan ansioso por
derrocar a Hitler que le extrañaba sobremanera esta forma de actuar. Por ello,
volvió a intentar convencerle a finales de abril de 1945 en una nueva reunión que ambos
mantuvieron. No obstante, aquel momento no fue mejor que el anterior. De hecho,
fue el peor con diferencia que pudo seleccionar, pues el jefe de las SS se
hallaba absolutamente superado por la invasión aliada sobre Alemania y
desconocía qué medidas tomar.
«Entonces, durante la reunión, sucedió
algo que sorprendió mucho a Wulff, Himmler, mostrando una gran agitación, lamentó no haber seguido su consejo de apartar a Hitler del poder y entrar en negociaciones de
paz. Consideraba que era entonces cuando tenía que haber actuado y que ahora
era demasiado tarde. Después de esa confesión, la agitación del jefe de las SS
fue en aumento, hasta que su voz quedó quebrada por el miedo, cuando dijo: “Ahora Hitler me va a arrestar”. Pálido
y desencajado, Himmler empezó a repetir una y otra vez: “¿Qué va a pasar?, ¿qué
va a pasar?, ¡todo se ha acabado”», señala el español. Esa fue la última vez
que Wulff trató convencer al líder nazi sobre el derrocamiento del que, a la
postre, sería conocido como uno de los mayores asesinos de todos los tiempos.
Tampoco tuvo más opciones, pues este curioso dúo no tuvo más reuniones.
WULFF afirmaba
que era posible conocer cuando sería derrotado Hitler ¿Puede una carta astral
dar ese dato? La historia de nuestro entorno cultural europeo está
plagada de esos ejemplos. NOSTRADAMUS
predijo el día y las circunstancias de la muerte del Príncipe, la peste que
asoló Montpellier, etc.
MORIN DE VILLEFRANCHE, astrologo
del Cardenal Richelieu, predijo un sinfín de acontecimientos asociados a Luis
XIV. En la antigüedad la predicción astrológica era una actividad científica
rutinaria para el astrólogo del rey o de los gobernantes. En la actualidad los
astrólogos hemos recuperado parte de ese saber antiguo para hacer predicciones
concretas sobre la vida de nuestros consultantes.
Wulff también señalaba que Napoleón y Hitler
tenían una carta astral similar ¿Dos cartas astrales iguales o parecidas llevan
a un desenlace igual o parecido? La carta natal solo es una parte de la totalidad de la
persona, el entorno histórico es otra y en entorno familiar y genético otra.
Por similares que puedan parecer dos cartas natales, los aspectos diferenciales
pueden predecir desenlaces distintos, porque la precisión en astrología es tal
que unas diferencias mínimas en la hora de nacimiento pueden ocasionar eventos
distintos, aunque similares en su definición básica. Por ejemplo si un
jefecillo de tribu africana tuviera la misma Carta Natal de Hitler muy
probablemente no hubiera desencadenado la Segunda Guerra Mundial. (Nota
aparecida en ABC.es)
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