Un tema actual escrito a principios del siglo pasado.
“Es
absolutamente necesario que nos demos cuenta de esto, porque la gente que no
deja escapar la noción de que su desventura se debe a la debilidad de sus
compañeros, nunca puede superar el odio y la maldad mezquina que constantemente
culpa, condena y acosa a aquellos por algo que es inevitable, como parte de sí
mismos. Esa gente no llegará a las alturas de una verdadera humanidad al que el
bien y el mal, la moral y la inmoralidad, no son sino términos limitados a las
emociones humanas en el mar de la vida.
Resulta evidente que el más completo radical
(y es que hay muchos que no poseen sentido común) debe aplicar este profundo
reconocimiento humano de la RELACIÓN ENTRE EL AMOR Y EL SEXO.
LAS
EMOCIONES SEXUALES Y EL AMOR están entre las más intimas, las más
sensibles e intensas expresiones de nuestro ser. Están tan relacionadas con los
rasgos físicos y psíquicos individuales que cada romance acabaría en un romance
independiente como ningún otro. En otras palabras, cada amor es el resultado de
las impresiones y características que las dos personas involucradas le dan.
Cada relación amorosa debe, por su misma naturaleza, permanecer como un romance
privado. Ni el estado, ni la iglesia, ni la moral, ni la gente deben meterse
con eso.
--- Cuánta
verdad, cuánta purulencia.
DESAFORTUNADAMENTE
este no es el caso. La relación más íntima es objeto de
prohibiciones, regulaciones y coerciones, sin embargo estos factores externos
son absolutamente ajenos al amor, y por lo tanto llevan a eternas
contradicciones y conflictos entre el amor y la ley.
El resultado
de esto, es que nuestra vida amorosa se mezcla con la corrupción y la
degradación.
El ‘AMOR PURO’ tan aclamado
por los poetas, es hoy en día matrimonio, divorcio y disputas, de seguro un
raro espécimen. Con el dinero, estatus social y posiciones como criterios para
el amor, la prostitución es inevitable, incluso si se cubre con un manto de
legitimidad y moralidad.
La noción
popular es que los celos son innatos y por lo tanto no se pueden erradicar del
corazón humano. Esta idea es conveniente para aquellos que carecen de la
habilidad y la astucia para profundizar en la causa y el efecto.
ANGUSTIA POR
UN AMOR PERDIDO, por el hilo roto que le daba continuidad del amor. El
dolor emocional ha inspirado las más sublimes palabras, profundos puntos de
vista y la exaltación poética de un BYRON, SHELLEY, HEINE y otros de
su tipo. ¿Pero alguien podrá comparar este dolor con lo que comúnmente se llama
celos? Son tan diferentes como la sabiduría y la estupidez. Como el
refinamiento y la tosquedad. Como la dignidad y la coerción brutal. Los celos
son lo opuesto al entendimiento, a la simpatía, a un sentimiento de generosidad.
Los celos no le aportan nada al individuo, no lo hace grande y fino. Lo que
hace es cegarlo con ira, atormentarlo con sospechas y herirlo con envidia.
CELOS, las
contorsiones de lo que vemos en las comedias y tragedias matrimoniales, son
invariablemente de un solo bando, intolerantes acusadores, convencidos de su
propia rectitud y de la maldad, crueldad y culpa de sus víctimas.
Los celos no
intentan entender, su deseo es castigar, tan severamente como les sea posible.
Esta noción está incorporada en el código de honor, representada como un duelo
o una ley no escrita. Un código que sostiene que la seducción de una mujer debe
ser expiada con la muerte del seductor, incluso donde la seducción no tuvo
lugar. Donde ambos han cedido voluntariamente a la tentación más profunda, el
honor solo se restaura cuando hay sangre derramada, sea la de él o la de ella.
LOS CELOS están
obsesionados con la posesión y la venganza. Están acorde con todas las leyes
punitivas sobre los estatutos que se adhieren a la barbárica noción de que una
ofensa, que es a menudo simplemente el resultado de los males sociales, debe
ser adecuadamente castigada o vengada.
Se puede
encontrar una fuerte discusión contra los celos en los escritos de
historiadores como Reclus, Morgan y otros, como en las relaciones sexuales
entre la gente primitiva. Cualquiera que esté familiarizado con sus trabajos
sabe que la monogamia es una versión tardía del sexo que tuvo lugar gracias a
la DOMESTICACIÓN Y APROPIACIÓN DE LA MUJER, lo que ha
creado un monopolio sexual y la inevitable sensación de celos.
En el
pasado, cuando los HOMBRES Y MUJERES se entremezclaban unos con otros sin
la intervención de leyes ni moral, no podía haber celos, porque el principio se
basa en la presunción de que el hombre tiene un MONOPOLIO
SEXUAL sobre cierta mujer y vice-versa. En el momento en que
alguien se atreve a ir mas allá de este recinto sagrado, los celos estarán al
alza. Bajo estas circunstancias es ridículo decir que los celos son
perfectamente naturales. De hecho, es el resultado artificial de una causa
artificial, más nada.
DESAFORTUNADAMENTE,
no son solo los matrimonios conservadores los que están
saturados con esta noción del sexo monopolizado; las llamadas uniones libres
también son víctimas. Podría decirse que esta es otra prueba más de que los
celos son un rasgo innato. Pero debe tenerse en cuenta que el sexo monopolizado
ha sido transmitido de generación en generación y se ha plasmado como la base
de la pureza de la familia y del hogar. Y justo cuando la iglesia y el estado
vieron el sexo monopolizado como la única forma de asegurar los lazos
maritales, ambos han justificado los celos como su una legítima de defensa para
la protección del derecho de propiedad.
UN HOMBRE O
MUJER lo suficientemente libre y maduro para no interferir ni
armar un alboroto por las atracciones externas de la pareja seguro será
despreciado por sus amigos conservadores y ridiculizado por los más radicales.
Será llamado degenerado o cobarde; con mucha frecuencia se le imputaran motivos
materiales menores.
Estos
hombres y mujeres serán objeto de chismes y chistes de mal gusto por el solo
hecho de que le conceden a sus esposas, esposos o amantes, derechos sobre sus
propios cuerpos y expresiones emocionales sin montar escenas celosas ni
amenazas de muerte al intruso.
HAY OTROS
FACTORES QUE INFLUYEN EN LOS CELOS: la vanidad del hombre y la envidia
de la mujer. El hombre, en materia de sexo, es un impostor, un fanfarrón, que
siempre se jacta de sus hazañas y éxitos con las mujeres. Insiste en adoptar el
papel de conquistador, ya que se le ha dicho que la mujer quiere ser
conquistada, que les gusta ser seducidas. Haciéndole sentir como el único huevo
en el granero, o el toro que debe chocar los cuernos con otro para ganar a la
vaca, su vanidad y arrogancia se sienten heridos de muerte en el momento en que
un rival aparece en escena, que aun entre los llamados hombres refinados,
continua siendo el amor sexual de la mujer, que debe pertenecer solo a un amo.
En otras
palabras, el casi extinto monopolio sexual junto con la irreverente vanidad del
hombre en 99 casos de 100 son los antecedentes de los celos.
EN EL CASO
DE LA MUJER, el miedo económico de ellas y sus niños y la penosa
envidia hacia otras mujeres que obtienen gracia en los ojos de su acompañante,
invariablemente crea celos.
En justicia
a las mujeres, desde hace siglos, la atracción física era su única carta sobre
la mesa, por eso, necesita envidiar el encanto y valor de otras mujeres que
amenazan quedarse con su propiedad preciada.
Lo más
grotesco de todo es que hombres y mujeres pueden llegar a ser VIOLENTAMENTE
CELOSOS de aquellos quienes no les importan. No es el amor
ultrajado, sino la envidia y vanidad los que se pronuncian contra este ‘terrible
mal’. Y es probable que la mujer nunca haya amado al hombre del que ahora
sospecha y espía. Probablemente ella nunca ha hecho un esfuerzo por mantener
ese amor. Pero en el momento en que un competidor aparece, ella empieza a
valorar su propiedad sexual para defender lo que de otra forma seria vil y
cruel.
Obviamente, LOS CELOS no son un
resultado del amor. De hecho, si fuese posible investigar muchos casos de
celos, sería muy probable encontrar que mientras menos gente esta imbuida en un
gran amor más violento y competitivo serán los celos. Dos personas unidas por
una armonía interna no tienen miedo ni pretenden perjudicar la confianza mutua
y la seguridad que se tienen si uno u otro tiene atracciones externas, y sus
relaciones no terminaran en una vil enemistad, como pasa con mucha gente. No
serán capaces, ni se esperará, que acepten la elección de su pareja en la
intimidad de sus vidas, pero eso no le da a ninguno el derecho de negar la
necesidad de la atracción.
CON EL AMOR, en todas
sus variantes y cambios, encadenado y estrecho, no es de extrañar que los celos
surgieran. Que más que maldad, sospechas y rencor pueden surgir cuando un
hombre y una mujer son oficialmente unidos con “De ahora en adelante son uno en
cuerpo y alma”. Solo vean a cualquier pareja unida de esa manera. Dependiendo
uno del otro para cada pensamiento y sensación, sin intereses ni deseos
individuales, y pregúntate a ti mismo si esa relación no se tornará odiosa e
insoportable con el tiempo.
De una
manera u otra las cadenas se cortan, y como las circunstancias que llevaron a
esto son bajas y denigrantes, no sorprende que se saque a relucir las
características y motivaciones más mezquinas y perversas del ser humano.
EN OTRAS
PALABRAS, LA INTERVENCIÓN legal, religiosa y moral son los padres de nuestra
innatural vida sexual y amorosa, y de eso es que los celos se han ido
alimentando. Es el látigo que castiga y tortura a los pobres mortales por su
estupidez, ignorancia y prejuicios.
LOS CELOS
SON UN MEDIO INÚTIL PARA PRESERVAR EL AMOR, pero es un
medio bastante útil para destruir el respeto hacia nosotros mismos. Para la
gente celosa, como los adictos, es llegar a lo más bajo y al final solo
inspiran asco y desgracia.
La angustia
por la pérdida de un amor o un amor no correspondido entre la gente que es
capaz de tener finos pensamientos no volverá tosca a esa persona. Aquellos que
son sensibles y delicados solo tienen que preguntarse a sí mismos si pueden
tolerar una relación obligatoria y un enfático NO se obtendría como respuesta.
Pero mucha gente sigue viviendo cerca del otro, aunque hace tiempo dejaron de
vivir juntos–una vida lo suficientemente fértil para las operaciones de los
celos, cuyos métodos van desde abrir la correspondencia privada hasta el
asesinato. Comparado con estos horrores, el adulterio abierto parece un acto de
coraje y liberación.
UN FUERTE
ESCUDO CONTRA LAS VULGARIDADES de los celos es que el hombre y la
mujer no son uno en cuerpo y espíritu. Son dos seres humanos con diferentes
temperamentos, sentimientos y emociones. Cada uno es un pequeño cosmos de si
mismo, envuelto en sus propios pensamientos e ideas.
SERÍA
GLORIOSO Y POÉTICO si estos dos mundos se fusionaran en libertad e igualdad.
Incluso si esto dura poco tiempo valdría la pena. Pero el momento en que estos
dos mundos son forzados a estar juntos, toda la belleza y fragancias no dejan
más que hojas muertas. Quien entienda esto tendrá en cuenta que los celos están
dentro y no les permitirá cargar con una espada de Damocles sobre él.
TODOS LOS
AMANTES hacen bien en dejar las puertas de su amor bien abiertas.
Cuando el amor pueda ir y venir sin miedo a encontrarse con un perro guardián,
los celos rara vez crecerán porque aprenderá que donde no hay llaves ni
candados no hay lugar para sospechas y desconfianza. Dos elementos que hacen
que los celos prosperen.
EMMA GOLDMAN (1869---1940) fue una anarquista lituana de
origen judío, conocida por sus escritos y sus manifiestos libertarios y
feministas. Fue una de las pioneras en la lucha por la emancipación de la
mujer.
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