En 1956 Perón publica el libro LA
FUERZA ES EL DERECHO DE LAS BESTIAS, en Perú. En el Capítulo II, titulado “LA
LIBERTAD DE CULTOS”, se lee:
“En la Argentina, por disposición
constitucional, si bien el Presidente debe ser católico, tiene la
obligación de hacer respetar la libertad de cultos. Esta simple y justa
prescripción tiende a asegurar una libertad esencial que nadie se atreve ya
a discutir en el mundo, por lo menos en público.
“Sin embargo, puedo afirmar, con la
experiencia dura de los hechos, que es menester poseer un gran carácter y
una fuerte energía para imponerse a los sectarios y poder cumplir el
juramento empeñado a la Constitución y a la Patria.
“Son muchos los que en nombre de la
religión vienen a inducirle a uno a la persecución. Un día es a los judíos,
otro a los protestantes y luego a los masones, como si un presidente, por
ser católico, debiera pasar a ser instrumento de persecución en reemplazo
de la ineptitud o incapacidad moral de los pastores encargados del
culto.
“La primera cuestión que se me
trajo FUE LA INVASIÓN PROTESTANTE a Formosa, donde algunos pastores
inculcaban su culto. Yo contesté que en la República Argentina había
libertad de culto y que mi deber era ampararla y que así como no me parecía
bien que los sacerdotes se metieran en política, tampoco creía prudente que
los políticos nos metiéramos en los cultos. Luego se nos insinuó la
inconveniencia de que se hicieran espectáculos en las plazas y las calles
con motivo que algunos cantaban y tocaban el acordeón. Yo dije que mientras
otras religiones hicieran procesiones en la calle, yo no podía impedir que
ellos lo hicieran a su manera.
“Al hacerme cargo del Gobierno tuve
un serio problema con la PERSECUCIÓN DE LOS JUDÍOS. Se había dado el caso,
en Paraná (Entre Ríos), que desnudaron en la calle a un israelita y lo
corrieron a golpes dando un espectáculo bochornoso. No había día que alguna
sinagoga no fuera dañada con bombas de alquitrán o que en las calles
apareciese algún letrero ofensivo. Siempre he creído que estos son signos
de barbarie. La culpa recayó invariablemente en los nacionalistas. Un día
llamé a los dirigentes de esta agrupación y les hablé francamente. Ellos me
manifestaron que era totalmente falso que su movimiento cometiera esos
desmanes y tomaron contacto con las organizaciones judías. Se estableció
después, que las inscripciones eran de los NACIONALISTAS DE LA ACCIÓN
CATÓLICA.
“Con referencia a la masonería se
me planteó también un problema similar. Se me aseguró que en nuestro
movimiento había masones infiltrados. Yo respondí que no sabía, ni que me
interesaba, porque mientras fueran buenos peronistas no me importaba si
pertenecían a una u otra sociedad. Recuerdo entonces que uno me dijo:
“– Pero, señor presidente, ¿qué
piensa usted de un masón?
“– Lo mismo que de un socio de Boca
Juniors -le contesté, y terminó la entrevista.
“DURANTE MI GOBIERNO RECIBÍ
INDISTINTAMENTE A LOS JEFES DE LA IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA ROMANA, COMO
A LOS RABINOS JUDÍOS, AL REPRESENTANTE DEL PATRIARCA DE JERUSALÉM Y JEFE DE
LA IGLESIA ORTODOXA DE ORIENTE, a los ortodoxos griegos, a los
protestantes, a los mormones, a los adventistas, a los evangelistas,
etcétera, porque creí de mi deber no hacer diferencias entre los pastores
de los diversos sectores del pueblo argentino. Jamás tuve inconveniente con
ninguno de ellos, EXCEPTO CON LOS CATÓLICOS ROMANOS, que no perdieron nunca
la ocasión de pedir, imponer, cuestionar las leyes, realizar negocios,
armar escándalos...”
UN ÚLTIMO DATO: el historiador
Ignacio Klich, coordinador académico de la Comisión por el Esclarecimiento
de las Actividades Nazis en la Argentina (Ceana) y profesor en la
Universidad de Westminster en Londres, demostró que durante los dos
primeros gobiernos de Perón ingresaron al servicio exterior MÁS JUDÍOS
(creo, en parte, gracias a Evita) que
durante las gestiones de predecesores y sucesores.
Es muy importante que integrantes
de la colectividad judía Argentina que vivieron aquellos años den su
testimonio. Ninguno de ellos, si es honesto, podrá decir que fue
discriminado o perseguido por motivos raciales o religiosos.
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