El gran jurado denuncia que THOMAS
SKOTEK, un sacerdote de la
Diócesis de Scranton, agredió a una joven desde 1980 hasta 1985. Presuntamente, el
sacerdote la violó, la DEJÓ EMBARAZADA y ayudó a programarle un aborto.
Los documentos en los archivos de
la iglesia indican que en 1986 el obispo de la diócesis ya era "plenamente
consciente" de las acciones del sacerdote. Skotek renunció a su puesto y
fue enviado a un centro de tratamiento católico para el clero.
En una carta de 1986 que recuperó
el gran jurado, el obispo de Scranton expresó sus condolencias al sacerdote
acusado.
"Este es un momento muy
difícil en tu vida y me doy cuenta de lo afectado que estás. Yo también
comparto tu dolor. Cómo desearía que no fuera necesario dar este paso",
escribió el antiguo obispo James Timlin en la carta a Skotek. "Con la
ayuda de Dios, que nunca nos abandona y que siempre está cerca cuando lo necesitamos,
esto también pasará, y todos podrán seguir viviendo".
Un año después, en 1987, SKOTEK fue
reasignado a otra iglesia de Pensilvania.
En 1989 le pidieron a la mujer
que firmara un contrato de confidencialidad a cambio de un acuerdo financiero.
Ese mismo año, Timlin envió una
carta al Vaticano reconociendo que el sacerdote había ayudado a organizar un
aborto. La ley canónica católica considera que aquellos que cooperan en un
aborto son "irregulares",
lo que significa que podrían verse impedidos para llevar a cabo
tareas sacerdotales. Este obispo pidió a Roma que concediera una dispensa para
el sacerdote, que es una exención de una ley canónica existente.
"El Gran Jurado observa que
la carta de Timlin parece centrarse exclusivamente en el tema del aborto sin
dar apenas importancia a que Skotek había dejado embarazada a una niña",
indica el informe.
EL SACERDOTE CONTINUÓ ACTIVO EN
EL SACERDOCIO HASTA 2002.
Timlin, que ahora tiene 91 años y
es obispo emérito, respondió al informe del gran jurado a través de su abogado.
Si bien reconoció que sus esfuerzos para responder al abuso sexual infantil en
la diócesis eran "imperfectos", dijo haber actuado con su mejor
juicio, de acuerdo con los estándares médicos de la época. En 1993, según
afirma el obispo, estableció una junta de revisión interna en la diócesis para
examinar los casos de abuso infantil.
"Aunque no fuera perfecta,
la Diócesis de Scranton estuvo a la vanguardia de muchas organizaciones
religiosas que atienden las serias preocupaciones relacionadas con el abuso
sexual infantil por parte de miembros del clero", señala la declaración
del obispo.
El grupo de sacerdotes
depredadores que usaban cruces para acosar a sus víctimas
El gran jurado afirma que
descubrió un "grupo de sacerdotes depredadores" que operaba dentro de
la Diócesis de Pittsburgh. Los jurados afirman que el grupo hacía pornografía
infantil en propiedades diocesanas y utilizó "látigos, violencia y
sadismo" para violar a sus víctimas. Aparentemente, el grupo compartió
información sobre las víctimas e incluso las intercambiaban entre ellos.
Un hombre testificó ante el gran
jurado que el grupo de sacerdotes de Pittsburg una vez lo invitó a la vicaría
de la parroquia y le pidieron que se subiera a la cama y se quitara la camisa,
los pantalones y la ropa interior. Presuntamente, los sacerdotes hicieron fotos
a la víctima, afirmando que estaban haciendo una "analogía con la imagen
de Cristo en la cruz" y que las fotos se usarían para crear estatuas
religiosas.
La misma víctima también
testificó que el grupo de sacerdotes les daba regalos a sus víctimas. Marcaban
a sus "niños favoritos" con collares de cruces de oro.
"(Las cruces) eran una señal
para otros depredadores de que los niños estaban insensibilizados al abuso
sexual y eran los objetivos perfectos para una seguir siendo víctimas",
escribió el gran jurado en su informe.
El sacerdote que, presuntamente,
lavó la boca de su víctima con agua bendita
El gran jurado señala que un sacerdote de la Diócesis de Allentown
abusó sexualmente de un niño desde 1981 hasta 1983. La víctima denunció el
abuso a la diócesis en 2011, y la diócesis alertó a la policía local.
La víctima le dijo a la policía que el sacerdote le obligó a
practicarle sexo oral y también violó al niño oralmente. La víctima afirma que
después, el sacerdote echó agua bendita de una botella en la boca de la víctima
"para purificarlo", especifica el informe.
Dado que el caso había prescrito, no se presentaron cargos contra
el sacerdote. Este, que ha negado las acusaciones, prestó servicio en iglesias
hasta su jubilación. Todavía en 2009 seguía ayudando en una parroquia local en
Florida.
El sacerdote que confesó pero
continuó en su cargo
EN 1982, LA DIÓCESIS DE ALLENTOWN
recibió una queja de un padre que denunciaba que el sacerdote Michael S.
Lawrence había abusado sexualmente de su hijo de 12 años. Cuando los
dignatarios de la iglesia se enfrentaron al sacerdote, este confirmó el relato
del padre y dijo: "Por favor, ayudadme. He abusado sexualmente de un
niño".
Los registros eclesiásticos que
obtuvo el gran jurado indican que Lawrence fue enviado a un centro de
tratamiento para clérigos católicos, donde un médico les dijo a los dignatarios
de la iglesia que la familia de la víctima necesitaba tiempo para
"hablar" y que "la experiencia no fuera necesariamente un
terrible trauma" para el niño.
Dos años después, Lawrence empezó
a dar clases de religión en un instituto. En 1987 le expulsaron del sacerdocio
activo, pero continuó sirviendo en un Tribunal Diocesano hasta 2002, cuando los
periodistas del Boston Globe llamaron la atención
nacional sobre el tema del abuso infantil en la Iglesia Católica Romana.
Lawrence se retiró ese año y murió en abril de 2015.
EL CURA AL QUE RESPALDARON SUS SUPERIORES
Los miembros del jurado afirman
que algunos ex altos cargos de la iglesia en la Diócesis de Pittsburgh se
esforzaron por defender y reubicar al reverendo RICHARD ZULA, que fue condenado a prisión en 1990 por
abuso de menores.
En 1987, un representante de la
iglesia afirmó que una de las víctimas de Zula, una chica de 15 años, había
"perseguido" al cura y lo había "seducido literalmente"
para mantener una relación.
Zula fue detenido por acusaciones
de abuso a menores en 1988. La diócesis entonces recibió más quejas contra el
sacerdote.
Aunque el cura esperaba una
condena, un médico procurado por la diócesis elaboró una evaluación psicológica
de Zula en 1989 para el tribunal. En la evaluación, el médico afirmaba que Zula
había admitido "masturbación y felación mutua con un chico de 16
años", pero solo porque "el chico inicialmente insinuó actitudes
sexuales". El sacerdote admitió haber tenido comportamientos
"ligeramente sadomasoquistas", escribe el doctor, pero "nunca ha
exhibido síntomas psicóticos ni perturbación de pensamiento o
razonamiento".
El gran jurado afirma que Zula
recibió un cheque de más de 11.000 dólares (unos 9.700 euros) como pago de la
Diócesis de Pittsburgh tras su pronta salida de la cárcel en 1992. Después de muchas
idas y venidas sobre futuros pagos, en 1996, la Diócesis llegó a un acuerdo con
el sacerdote que le garantizaba continuar con los pagos, pero le prohibía
tratar de conseguir nuevos puestos dentro de la diócesis.
Zula murió el año pasado.
Como respuesta al informe del
gran jurado, la Diócesis de Pittsburgh dijo que, por ley canónica, había que dar
un cierto apoyo a todo el clero, incluso a los convictos por crímenes. La
diócesis también declaró: "La Diócesis de Pittsburgh no solicitó en ningún
momento una sentencia más leve para Zula, ni pidió que se preparara o se
entregara un informe psiquiátrico en nombre de Zula para el tribunal".
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