Es bueno saber….
*Israel en el Islam esta tomado del libro "Tierras por Paz,
Tierras por Guerra"
(Ensayos del Sud:
2002) de Julián Schvindlerman
No es que Israel sea provocativo;
el que Israel sea es
provocativo.
—George Will, columnista del Washington Post.
Vale decir que la situación
de los judíos durante la HÉGIRA MUSULMANA (la huída de Mahoma conoció tanto épocas
felices de bienestar y florecimiento, como épocas negras de brutales
persecuciones. Entre los dos polos opuestos extremos (armonía y persecuciones)
-ambas manifestaciones ocasionales en catorce siglos de dominio musulmán- se
encuentra una norma primordialmente caracterizada por la intolerancia y la
discriminación religiosa. Salvo cortos períodos de florecimiento, por un lado,
y violentos pogromos, por el otro, la vida judía bajo el Islam muestra un
continuo de teoría y práctica segregacionista epitomizada por el concepto de
“minoría tolerada” o dhimma.
LA EMIGRACIÓN DE MAHOMA A
MEDINA es considerada el punto de partida de la historia islámica, y el
encuentro del Islam con los judíos de Medina fue un evento central en la
formación de actitudes musulmanas hacia el pueblo judío. Considerándose a sí
mismo como el último profeta del monoteísmo mosaico, Mahoma adoptó varios
elementos de la práctica judía e instó a los judíos a abrazar la nueva fe, y
ante sus ojos, la auténtica.
Cuando comenzó su reinado en Medina
en el año 622, MAHOMA ADOPTÓ VARIAS COSTUMBRES JUDÍAS con la finalidad de ganar
adeptos del judaísmo, cuya validación el profeta musulmán necesitaba puesto que
esta nueva religión había emanado del Judaísmo y por consiguiente necesitaba
afirmarse como un movimiento religioso independiente.
LOS JUDÍOS necesariamente jugarían
un papel crucial en este aspecto dado que “ningún grupo podía validar sus
posiciones religiosas tal como podían los judíos, [ni] ningún grupo podía tan
seriamente amenazar con socavarlas tal como podían los judíos”.
ENTRE LAS COSTUMBRES ADOPTADAS POR
MAHOMA cabe mencionar rezos diarios mirando en dirección a Jerusalém, ayuno en
Iom Kipur,y algunas prácticas alimentarias en el espíritu del Kashrut (dieta
alimentaria judía).
CUANDO LOS JUDÍOS RECHAZARON LA
NUEVA RELIGIÓN OFRECIDA por el profeta, Mahoma sustituyó Jerusalém por la Meca,
reemplazó el ayuno del Iom Kipur por el de Ramadán, y dejó de lado otras
prácticas judías. No se limitó a esto, sino que a partir de este rechazo Mahoma
adoptó una actitud muy hostil hacia los judíos y ventiló públicamente su enojo.
Sus furiosas reacciones fueron incluidas en el Corán así como en el Hadith (un
compendio de dichos hechos del profeta), otorgando de esta forma sustento
divino a su antipatía antijudía, perpetuándola en la historia y esparciéndola
entre millones de seguidores.
El hecho de que los judíos no hayan
sido acusados de haber crucificado al profeta musulmán no impidió la
conformación de un cuerpo teológico antisemita. Así, por ejemplo, una famosa
frase del Hadith dice: “La resurrección de los muertos no vendrá hasta que los
musulmanes guerreen con los judíos y los musulmanes los maten (…)los árboles y piedras dirán, ´Oh
musulmán, Oh Abdallah, hay un judío detrás de mí, ven y mátalo´”9 (esta cita figura también en la
Carta de Alá, el documento fundacional del Hamás). En el Corán uno puede
encontrar las siguientes frases referidas a los judíos, las que fueron
introducidas luego de que el pueblo judío rechazara el mensaje de Mahoma, que
eclipsa completamente las positivas referencias previamente existentes:
—“Han incurrido enojo de su
Señor, y desdicha será puesta sobre ellos (…)porque han descreído de las
revelaciones de Alá y mataron equivocadamente alos profetas…” (Surah III,v. 112).
—“Y encontrarás en ellos los
más avaros de la humanidad…” (SurahII,
v. 96).
—“Debido a la mala conducta
de los judíos (…) y por su usura (…) y por devorar la riqueza de otros pueblos
con falsas pretensiones (…) Hemos preparado para aquellos que no creen una
dolorosa fatalidad…” (SurahIV, v.
160).
—“Alá los ha maldecido por
su no creencia…” (Surah IV, v.
46).
—“Ellos no escatimarán
dolores para corromperte. Desean no otra cosa que turuina. Su odio es
claro…”(SurahIII, v. 117-120).
—“Los más vehementes en su
odio a la humanidad son los judíos y los idólatras…”(Surah V, v. 82).
—“Esparcen maldad en la
tierra…” (Surah V, v. 62-66).
— “Alá luchó contra ellos. ¡Que perversos son!”
(Sura IX, V. 30).
Presentadas como la palabra
de Alá, estas y otras citas forman la base de la teología anti-judía del Islam.
De ellas no puede desprenderse ni remotamente un trazo de actitud
tolerante hacia los no creyentes en general y hacia los judíos en particular.
El eminente profesor emérito de la Universidad de Princeton y mundialmente
renombrado orientalista, BernardLewis, lo explica de esta manera:
“Similarmente del lado musulmán,
aducir tolerancia, ahora tan oída por apologistas musulmanes y especialmente
por apologistas del Islam, es tambiénnueva y de origen externo. Solo
recientemente algunos defensores del Islam han comenzado a aseverar que su
sociedad en el pasado brindó igual status a los no musulmanes. Esto no es
planteado por voceros del Islam re-emergente, e históricamente no hay duda de
que están en lo cierto. Sociedades islámicas tradicionales nunca brindaron tal
igualdad ni pretendieron haberlo hecho. De hecho, en el viejo orden, esto
hubiera sido considerado no un mérito sino un abandono de la obligación. ¿Cómo
podría uno otorgar el mismo trato a aquellos que siguen la verdadera Fe y a
aquellos que voluntariamente la rechazan? Esto sería un absurdo lógico y
teológico.”
EL CORÁN Y EL HADITH integran la
base de la cual se desprende la Ley Islámica Religiosa o Sha’ aria. Dentro de
ella se encuentra un concepto particular denominado Dhimma que es aplicable a los “infieles” que
residen en territorio musulmán. Según la ley y la práctica musulmana, la Dhimma es el pacto que regula
la relación entre el estado musulmán y las comunidades no islámicas que son
“toleradas” o “protegidas” por medio de dicho pacto.
Estas minorías protegidas son
denominadas AHL AL-DHIMMA (pueblo del pacto) o más usualmente dhimmis. Entre los infieles hay
diferencias. Los idólatras deben optar, en teoría, entre el Islam o la muerte.
El resto, principalmente los judíos y los cristianos, reciben el status de minoría tolerada y pasan a ser
considerados dhimmis.
Desde ya, esta “tolerancia” dista mucho del entendimiento moderno en cuanto al
sentido del término.
EN EL SIGLO VIII, EL CALIFA OMAR,
quien sucedió a Mahoma, delineó las doce leyes bajo las cuales el dhimmi viviría como un no creyente (judío,
cristiano, etc.) entre los creyentes (musulmanes). La codificación e
institucionalización de estas regulaciones fue luego ampliada por juristas
medievales en tanto que otras nuevas reglamentaciones fueron introducidas al
cuerpo jurídico musulmán con el devenir histórico. Junto con las reglas clásicas
otras muchas de ellas nacieron en contextos geográficos y políticos determinados.
Si bien las reglas de la dhimma poseen aplicabilidad para los
cristianos también, haremos hincapié aquí en la condición particular de los
judíos. De esta manera fue definida su vida en el Islam:
LOS JUDÍOS TENÍAN PROHIBIDO TOCAR
EL CORÁN. Estaban obligados a usar ropas distintivas (el califa AL-RASHID FUE
EL PRIMERO EN INTRODUCIR UN PARCHE AMARILLO COMO EMBLEMA DISTINTIVO DE LOS
JUDÍOS. Esto fue en el año 807, una idea quesería posteriormente tomada por la
Iglesia Católica en el siglo XIII y por el Nazismo en el siglo XX). No podían
practicar su fe públicamente. Tenían prohibido poseer o montar caballos o
camellos dado que eran considerados algo noble. Podían montar burros fuera de
las ciudades, sentados de manera que ambas piernas estuvieran del mismo lado, y
debían desmontar solo en presencia de un musulmán. No podían beber vino en
público. Debían enterrar a sus muertos cuidando que su pena no sea oída por los
musulmanes.
PARA PODER VIVIR BAJO
LA“PROTECCIÓN” MUSULMANA, el judío debía pagar un impuesto especial, la jizya. El Corán prescribe que
el pago debe ser efectuado en una ceremonia que sirva de expresión del status inferior del dhimmi, algo materializado por
golpes en el cuello o espalda. En otras palabras, según la Sha´aria el derecho
a la vida no es considerado un derecho natural, sino un derecho que debe ser
comprado anualmente al establishment islámico. Las relaciones sexuales entre
musulmanes y dhimmis eran
penalizadas con la muerte.
LAS SINAGOGAS podían ser usadas
para guardar camellos y caballos de los musulmanes. La ley religiosa islámica
determinó que si un dhimmi mataba a un creyente, la pena de
muerte era el castigo. Si ocurría la inversa, el musulmán tan solo debía pagar
una multa monetaria a la familia del asesinado. Dado que el testimonio de los
judíos no era aceptado en las cortes, el derecho a la defensa era inexistente.
Los judíos tenían prohibido poseer o cargar armas o ser propietarios de
tierras. No podían tener esclavos o sirvientes y, teóricamente, no podían
escribir en árabe.
EN CUANTO A LA VIVIENDA, los judíos
eran relegados a la mellah, ghettos a-la-árabe. A su vez, el principio de
castigo colectivo era ampliamente aplicado a los dhimmis. La menor transgresión
derivaba en brutales represalias. La “menor transgresión “debe ser tomada en
sentido literal: por ejemplo, si un dhimmi, al montar un burro, tenía la temeridad de sentarse sobre
una montadura en lugar de sobre un lienzo, toda la comunidad pagaba por eso,
económicamente o sufriendo vandalismo, algo tristemente usual. Un musulmán
explicó en Hebrón en 1858 luego de robar a los judíos que “su derecho derivaba
de tiempo inmemorial en su familia de entrar en casas judías y reclamar
contribuciones sin ninguna rendición de cuentas”.12 Pero donde bien reflejado quedó el
espíritu de (in)tolerancia islámica hacia el judío fue en un reporte del
consulado británico en la Palestina del siglo XIX: “El judío en Jerusalém no es
estimado en valor muy por encima de un perro (…) lo que el judío debe sufrir,
por todas las manos, no puede ser contado. Tal como un perro miserable sin
dueño, es golpeado por alguien porque se le cruzó en el camino y pateado por
otro porque lloró”.13 Karl Marx, no gran amante del
pueblo judío a pesar de él mismo haber sido judíoy descendiente de una ilustre
línea de rabinos, escribió un artículo en 1854en el que expresó pena por la
paupérrima situación de la comunidad judía en Jerusalém: “nada iguala la
miseria y los sufrimientos de los judíos de Jerusalém, quienes habitan el más
mugriento rincón de la ciudad, llamado harethal-yahoud (…) son el constante objeto de
opresión e intoleranciamusulmana”.14
La aplicación de este
“contrato social” unilateral (con perdón de Jean-Jacques Rousseau) “varió en
grados de crueldad o inflexibilidad, dependiendo del carácter del gobernante
musulmán de turno. Cuando el dominio era tiránico, la vida era esclavitud
abyecta, como en Yemen, donde una de las tareas del judío era limpiar los
lavatorios de la ciudad y otro limpiar los excrementos de los animales de las
calles, sin paga y usualmente durante el Shabat (el día del descanso judío)”.15 Tal como explica la experta en la
condición de las minorías bajo el Islam, la académica Bat Ye’or, la protección
es abolida si el dhimmi se rebela contra la ley islámica, se
alía a una potencia no musulmana, rehúsa pagar la jizya, aleja a un musulmán de
su fe, ocasiona daño a un musulmán o a su propiedad o incurre en blasfemia.16 Una vez que el dhimmi pierde la protección de la comunidad islámica
queda a merced de la piedad del guerrero santo. Y si esta era la vida de un
grupo “protegido” no se requiere demasiada imaginación para adivinar su destino
una vez que perdía el “status preferencial”
en tierras musulmanas. Es interesante notar que la primera persecución de
judíos en la España musulmana aconteció en el siglo XI, inspirada precisamente
por lo que fue percibido por varios musulmanes un exceso judío del status de dhimmique
la ley islámica asigna a los no creyentes. Esto fue en el año 1066 cuando
Joseph (hijo de Shmuel) ha-Nagid fue asesinado y luego los musulmanes atacaron
ala judería de Granada forzándola a huir para salvar sus vidas. Actualmente,
por citar dos casos, en el norte de Egipto los cristianos cópticos son
perseguidos por fundamentalistas islámicos que consideran una violación del
“contrato de protección” la decisión de esta minoría de no pagar la jizya. En Sudán, cristianos del
sur son esclavizados por musulmanes del norte. En el año2002, una figura
religiosa prominente saudita, el jeque Saad Al-Buraik, instó a los palestinos a
esclavizar a las mujeres judías: “Sus mujeres son legítimamente suyas,
tómenlas. Dios las hizo suyas. ¿Por qué no esclavizan a sus mujeres?”
En oposición al concepto
universalista de losderechos humanos que postula que todos los seres humanos
nacen con derechos naturales, fundamentales e inalienables, según el Islam los
derechos del hombre tienen un comienzo y un fin: se originan con el
otorgamiento del derecho poparte del musulmán y terminan con la abolición del
mismo al momento de la violación del contrato.
Aquellos derechos que no
encuadran con el sistema islámico de tolerancia son considerados ilegales, una
afronta a Alá, y deben consecuentemente ser suprimidos. Este código legal de
tratamiento a las minorías duró por más de doce siglos en algunas regiones del
reinado musulmán.
En resumidas cuentas, una
vista panorámica a lo largo de la historia judía en un Medio Oriente musulmán
nos da una noción de la arbitrariedad a la que los judíos estaban expuestos
bajo mandato islámico. La existencia judía en tierras islámicas estuvo
fundamentalmente caracterizada por la discriminación, manifestada mediante la
segregación religiosa, el chantaje impositivo, la ridiculización pública y, a
veces, incluso la esclavitud. Hubo períodos de singular prosperidad, perola
vida judía en la égida musulmana no estuvo tampoco exenta de extrema opresión.
El judío queda relegado a un status inferior y en tanto acepte dócilmente la
humillación es “tolerado”. La violación del “contrato” traeaparejadas como
principales consecuencias la destrucción de sinagogas y asesinatos de
comunidades enteras, expulsiones forzadas, vandalismo y violaciones.
Prácticamente no hubo un solo país árabe del que los judíos no hayan tenido que
huir en algún momento. El ex embajador israelí ante la ONU,Yehuda Blum, aptamente resumió la fragilidad del mito
de la tolerancia islámica hacia los judíos con estas palabras:
“Los
hechos simples y no adornados hablan más elocuentemente por la larga historia
del sufrimiento judío y persecución en tierras árabes que todos los romances
idílicos e historias ficticias que hemos oído en los discursos de algunos representantes
árabes.”
Frente a las continuas
afirmaciones de voceros árabes en torno a la bondadosa actitud del Islam hacia
las minorías, uno no puede menos que concluir, azorado, una de dos cosas: o
bien los interlocutores árabes mienten, o bien el concepto que poseen de la
tolerancia es, para ponerlo
diplomáticamente, curioso.*
Esta seudo-tolerancia
islámica tiene sus raíces en la doctrina teológica del Islam. Con estas
palabras sintetizaron Prager y Telushkin la actitud islámica hacia los judíos:
“Solo mediante un entendimiento de las profundas
raíces teológicas del antisemitismo musulmán y una comprensión dela continua
historia del antisemitismo islámico puede el actual odio musulmán contra Israel
ser entendido. Solamente entonces puede uno reconocer cuán falsas son las
argumentaciones de que previamente al Sionismo, judíos y musulmanes vivieron en
armonía y que ni el Islam ni los musulmanes alguna vez albergaron odio al
judío. La creación del Estado de Israel de ninguna manera creó el anti-judaísmo
musulmán; tan solo lo intensificó y le dio un nuevo foco.”
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