Dias pasados un grupo de historiadores y
periodistas se explayaron de lo linda y
consagratoria que fue la Conquista Española en América.
Fue en un programa radial de la clerical COPE
(Cadena de Ondas Populares Españolas.)
Coincidieron sobre la impronta cultural española
en estas tierras, sobre la abolición de la esclavitud, la creación de
universidades, la diferencia con otros imperios, a quienes adjudicaron una naturaleza de
destrucción y muerte, por la avidez de hacer de esas tierras los negocios a
toda costa y a cualquier precio.
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Lo extraño que en ningun momento se habló de la
imposición religiosa a los aborígenes, la implementación de la INQUISICION, en Colombia, México y Perú. Que
sobre los cimientos de templos de los aborígenes se levantaron iglesias, con
mano de obra esclava.
"Las
religiones, al igual que las luciérnagas, necesitan la oscuridad para
brillar".
Arthur Schopenhauer
“ Es
sabido que la Inquisición Española fue un epítome de brutalidad. El
candidato a ser reo de las iras de algunos clérigos, que a la
par que catequizar
indígenas descarriados,
apretaban el torniquete de algún potro con la suficiente destreza como para
amenizar la velada con los gritos de los desgraciados que caían en sus
manos.”
El cacique Hatuey se había
pasado desde la isla Española a Cuba con mucha de su gente, por huir de las
calamidades e inhumanas obras de los cristianos
Aprehendido y llevado a la pira el 2 de
febrero de 1512 le preguntó al religioso si iban aquellos cristianos al cielo,
y al responderle el religioso que sí, "dijo luego el cacique sin más
pensar, que no quería él ir allá sino al infierno, por no estar donde
estuviesen, y por no ver tan cruel gente." (aporrea)
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Como no podia ser de otra manera, la
Inquisicion al mejor estilo nazi, buscaba a los neocristianos, a los conversos
y a los marranos, para descubrir si
seguían llevando la fe mosaica puertas
adentro. Con razón o sin razón, tuvieron
bastante carne humana para quemar.
Como el saber fue el grave problema endémico de la religión
católica, se lanzaron contra médicos, entre otros, que vivian en America,
Un ejemplo fue DIEGO NÚÑEZ DE SILVA nacido en Lisboa, en 1548, era un médico
portugués que durante tres décadas vive en ese país con sede inquisitorial, en
un medio “novocristiano”. Luego, munido de cierto instrumental médico y más de
un centenar de libros, llega al Tucumán a fines del siglo XVI, hallando allí un
villorrio en la falda del Aconquija que conforma una plaza rodeada de casas de
adobe con el rollo de justicia en el medio. El villorrio está entonces habitado
por 30 encomenderos con sus familias y mil siervos indígenas de sus feudos.
En el Tucumán obtiene Don Diego la mano de Aldonza Maldonado
de Ocampo y Toledo, hija de uno de los vecinos encomenderos del lugar. Tiene
dos hijos: Isabel, que nace en 1580 y Francisco, en 1592.
Como
médico de distinguidas familias, vive y se desempeña un tiempo en Córdoba y
después ejerce como médico cirujano en la Ciudad de Todos los Santos de Nueva
Rioja (La Rioja actual).
El
representante inquisitorial en el Tucumán sospecha de la “pureza de sangre” de
Diego Núñez de Silva, quien cae preso —lo mismo que su hijo, el citado
Francisco Maldonado de Silva.
Si
bien en el Auto de Fe de Lima, el 13 de marzo de 1605 Don Diego es condenado a
“reconciliación” con la Iglesia y penitenciado por sus pecados a seis años de
prisión, dada la escasez de médicos las autoridades optan por dejar de lado la
orden de abandonar las Indias, otorgándole el permiso para residir y curar en
el puerto del Callao, vecino a Lima. Muere en el Perú en el 1616.
Muchos
no tuvieron su suerte.
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No
habrán sido monstruos como holandeses o belgas, pero en nombre de Dios, no le
fueron en zaga.
La
vida es una fotocopia.
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