No
hay mal que dure cien años
Después de la Revolución Libertadora que derrocó a Perón,
pasaron cuatro gobiernos constitucionales radicales, que se
vieron empujados al precipicio por distintas confabulaciones, a quienes la
honestidad intelectual y moral de esos presidentes, producían duros cuestionamientos en las corporaciones empresariales, sindicales,
militares y peronistas, siempre decididos a ablandar y luego derrocar a un partido que no iba avalar la corrupción.
CAMBIEMOS,
va camino al Guinness, al completar su
mandato.
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MACRI no quiso desafiar a los energúmenos de
siempre, porque ser el caldo de cultivo,
destinados a derrotar la Democracia.
Su supuesta debilidad fue criticada por ir cediendo a diestra y siniestra, a los
conocidos de siempre, la única manera de poder llegar al final de su mandato.
El actual
mandatorio tuvo que lidiar como un Robin
Hood, tratando de tranquilizar a las fieras repartiendo lo que no tenía y con el consiguiente esfuerzo teniendo en cuenta que había
sucedido a un régimen que se había abalanzado
sobre las arcas del Estado, como si fueran herederos naturales de sus bienes.
Esto no era
todo: Macri tuvo que enfrentarse a un Parlamento que le importaba
un soto legislar sino como le podían extorsionar.
Si algo le faltaba en esta lucha sin cuartel fue
soportar la afrenta inmaculada de la IGLESIA y el rostro impertérrito de una
JUSTICIA que solo le importaba, no
perder sus beneficios.
A MACRI, hay que reconocerle que también tuvo
una sociedad de inconsistentes, que su éxito les ha causado envidia y han ido a
lloriquear a la puerta de los medios, siempre desleales siempre ventajeros.
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REMANDO HACIA EL PASADO. Primero fue FRONDIZI,
que se abrió al mundo, siendo un
adelantado en la materia. Tuvo la valentía de dialogar con los
líderes de la Revolución Cubana.
El patriota refugiado en España conspiró contra
él. Y los milicos lo tumbaron.
ILLIA
tuvo la infeliz idea de llevar la salud al alcance del pueblo. Los
laboratorios complotaron. Y los militares hicieron el trabajo sucio con la
ayuda y de los civiles, que después
fueron voceros de la discordia.
Don Arturo criticó la intervención
norteamericana en la Republica Dominicana. La izquierda vernácula no dijo ni
pío
ALFONSIN, fue un locuaz radical, que a la hora
de los bifes se quedó en la dialéctica. Su desenlace fue cuando ingirió la pócima envenenada de Semana
Santa, con la cantilena que defendía la
Democracia. Y con ese mismo verso le regaló al menemismo una nueva Constitución,
donde el único objetivo del cleptócrata riojano era privatizar a mansalva y ser reelegido.
DE LA RUA, cometió la estupidez de llevar como
vice a un tipo que no era de confiar ni siquiera para prestarle un libro.
Lo peor que algunos radicales (a los muertos no
se los nombra), que conspiraron con peronistas de distintas layas, que lo
llevaron a su renuncia definitiva.
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Durante el año que fue derrocado Perón, surgió
el GUINNESS. Sus editores ya están prestos a incluir a CAMBIEMOS.
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