Experiencia
personal…
La
declaración de Netanyahu de que el Golán "permanecerá para siempre como
parte de la soberanía de Israel" causó revuelo tanto en los EEUU., como en
países europeos.
ISRAEL TOMÓ EL CONTROL DEL GOLÁN SIRIO DURANTE LA
GUERRA DE LOS SEIS DÍAS EN 1967 Y OFICIALMENTE LO ANEXÓ EN 1981
En la
región viven 21.000 ciudadanos israelíes y 22.000 árabes drusos que optaron por
desechar la ciudadanía siria y en su lugar se convirtieron en CIUDADANOS
ISRAELÍES.
Las Alturas del
Golán formaron parte de viejos diálogos llevados adelante en la década de los
años '90.
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Los
detractores de Israel que vengan a vivir un par de meses y soportar los ataques
sirios como fue la época de HAFEZ AL ASAD, y lo que sería ahora sería de su hijo elasesino..
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Era el mes de
junio de 1962. Llegué al kibutz DEGANIA B, con el último bus del viernes(
shabat) que me podía traer desde Jerusalém,
donde yo estaba participando de un curso destinado a Líderes comunitarios que vivían en el extranjero.
Venía a visitar a
gente conocida de Concordia.
El anochecer
primereaba la llegada del verano.
Me alojé en una
casa prefabricada, que estaba
desocupada, en un sector donde vivían
solteros y los jóvenes que estaban cumpliendo el servicio militar.
Los fines de semana la
colonia acrecentaba su población estable
(tenía unas dos mil quinientas
personas), con la visita de familiares y amigos. Ni que
decir en los días feriados o durante las vacaciones estivales.
El gran problema
se planteaba durante las comidas:
por las escasas dimensiones
del salón comedor se establecían turnos. Mucha gente
mayor prefería comer en su pieza ( jeder). Y los chicos hasta los dieciséis
años tenían sus propios comedores.
La cena de los
viernes era todo un espectáculo: las mujeres
venían vestidas como para ir a
un importante acontecimiento social. Y hasta competían entre ellas
quien lucía mejor.
Los hombres no
tenían tantos mambos: con una camisa blanca y un pantalón azul o negro,
era más que suficiente. El calzado era
el mocasín en invierno, y la tradicional sandalia en verano.
La comilona tenía dos ingredientes fundamentales que la
hacía diferente al resto de la semana: había un menú festivo y a
los comensales se les servía en su mesa. Los días restantes era por sistema de autoservicio.
Él estaba toda la semana cumpliendo
sus funciones parlamentarias en Jerusalém.
Los fines de
semana y los días feriados venía a la colonia, y tenía la obligación de cumplir
tareas comunitarias.
El sueldo que
recibía del Estado lo entregaba íntegramente al kibutz, salvo aquellas
asignaciones destinadas a cumplir con sus actividades protocolares.
Todos los viernes
y sábados, el DEPARTAMENTO DE CULTURA del kibutz preparaba alguna actividad. No existía un fin
de semana en blanco. Algunas veces
se viajaba a otra colonia con la que se compartían los gastos
cuando el espectáculo era
oneroso para que lo solventara
un kibutz sólo.
Ese viernes 7 de
julio de 1962 se iba presentar una de
las divas de la canción popular israelí:
YAFFA YARKONI (Abramov…n. 1925—f.2012).
Me pareció algo fantástico: no iba a tener otra oportunidad semejante.
Estaba saboreando
mi plato preferido, (arroz con pollo cubierto de una salsa de vegetales), cuando un joven se
acercó a la mesa que yo
compartía con mis conocidos de Concordia
para comunicarnos que se habìa suspendido la actividad programada: el Ejército israelí
iba atacar posiciones sirias
en las ALTURAS DEL GOLÁN para
silenciar las baterías enemigas que
tenían a maltraer a los que
pescaban en el lago Kineret.
NO PUDE SEGUIR
COMIENDO. Los únicos tiros que yo había
oído en mi vida habían sido las que producían unas
motas de pólvora cuando las hacia estallar con un revolver de
juguete; los petardos
que la gente explotaba en Navidad y
Año Nuevo; y los cohetes que
se colocaban a los muñecos durante la
quema, recordando a los santos Pedro y
Pablo y las bombas que utilizaba Ejército para ponerle un clima festivo
a los acontecimientos patrios.
Traté de no
dejarme llevar por un pensamiento
pesimista.
Era medianoche cuando llegué al tzrif. Había
estado en la cafetería de los solteros para sacudir el
tiempo. Me acosté vestido. Solamente me quité los zapatos. Tenía los pies
hinchados. No había descansado. Me había
ido del Instituto ( Majón) después del desayuno. Cabeceé un par de
veces. Hasta soñé recibiendo una condecoración por mi heroísmo.
Después me vi cadáver, perforado por
decenas de disparos.
A las dos de la
mañana el encargado de la cuadra me avisó que tenía que ir a ocupar mi lugar en
la zanja destinada a la gente de mi
sector.
EL POZO tenía un
metro de profundidad y estaba protegido con bolsas de arena. Me pareció hallarme en la Línea Maginot, que
a los franceses le fue muy útil durante
la PGM. En la SGM la trinchera no resistió el avance de los panzers
alemanes.
Me hice un par de
veces el Asmopul (no existía el
Ventolín), porque estaba disneico. Era de los nervios. Al cuarto de hora de estar en la madriguera me vinieron ganas de defecar. Cuando tomaba frío se me
aflojaban los esfínteres. Me aguanté
todo lo que pude, que fue muy poco.
Corrí hasta un baño químico que no estaba lejos del bunker. Apenas me bajé los pantalones la materia fecal salió hecha una tromba salpicando todo lo que
encontró a su paso: los cachetes de mi
culo, mis zapatos y el piso. Estaba limpiando el zafarrancho de mierda cuando se produjo una
tremenda explosión que hizo
vibrar la tierra. Pensé que el baño se desplomaba y me aplastaba. No era, que digamos, una manera
digna de morir. Hubiese sido un precursor en la familia de perder la vida atascado en un inodoro, como le iba a ocurrir al tío de una prima mía.
MIS COMPAÑEROS DE
SENDA me explicaron que un obús
habìa estallado. Su destino era
un campamento militar que estaba a pocos kilómetros del kibutz. Afortunadamente el enemigo no acertó y el
proyectil se estrelló en un terreno
baldío.
A las cuatro de la mañana las fuerzas israelíes dieron por
finalizado el operativo, con un número importante de pérdidas humanas, de ambos lados.
Cinco años más
tarde, durante la Guerra de los Seis Días, los sirios fueron desalojados
de las ALTURAS DEL GOLÁN. Y el
KINERET se transformó en un lugar
apacible para los
pescadores.
ASMÁTICO CRÓNICO y
por ende coleccionista de
amaneceres, estuve entre los
primeros en ir a desayunar. Después me fui a
caminar por los alrededores de DEGANIA.
Yo no dejaba de
pensar en esas familias que estaban
velando a sus hijos adolescentes que
habían muerto durante los combates, para que los salames como yo pudieran pasearse
tranquilos por uno de los lugares más
bellos del país.
En horas del
mediodía hubo una invasión de turistas
extranjeros e israelíes que
venían a fotografiar algo que
pudieran demostrar que habían estado cerca de donde se habían desarrollado los combates.
En horas del
mediodía, mis amigos de Concordia me
dijeron que a la noche iban
a viajar al kibutz vecino de EIN GUEV, donde se iba a presentar con su orquesta el compositor griego, MIKI THEODORAKIS (n. 1925). Quería
homenajear a la gente del lugar que había sufrido un duro castigo por parte de la artillería siria.
Todo el
auditorio moqueó. Había que ser muy
insensible para no verse tocado.
Con el correr
de los años, Theodorakis dejó de
amarnos y cambió de vereda.
--------------- (de Mi Vida y sus Infiernos.)----------
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