El creciente aumento de
la judeofobia en Europa puede encontrar sus raíces no solo como una
protesta social por el avance de la inmigración clandestina o la crisis
económica, sino que se inspira en la RUSIA DE LOS ZARES como emergente de
un totalitarismo que aún no ha encontrado su techo.
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Desde que el pueblo
judío tuviera tantos pesares en su CAUTIVERIO egipcio, sólo por romper con
los cánones religiosos, enfrentando al
mundo politeísta, nada ha cambiado.
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LOS ROMANOS, maestros
de ceremonia de los cristianos, nos dejaron en pampa y la vía, destruyendo
nuestros sitios sagrados. Esto fue aprovechado por varios gilipollas, que se abrogaban sus derechos
de hacer suyos, lo que era nuestro.
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Con irrupción del
CATOLICISMO, convirtiendo la religión como un bien de consumo, para captar
la adhesión de un mercado indeciso, había que motivarlo por medio de
fanatismo, convirtiendo al JUDÍO, en ese chivo expiatorio, en quien poder
volcar toda su hiel.
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QUE LOS JUDÍOS MATARON
A CRISTO, QUE EL PAN ACIMO SE ELABORABA CON SANGRE DE NIÑOS CATÓLICOS, QUE
DOMINAN EL MUNDO, QUE TODOS SON RICOS, siguen siendo sinónimos de un mismo
pensamiento, que enmascara la podredumbre mental del antisemita.
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RUSIA ANTISEMITA POR
ANTONOMASIA, desde el zar Iván IV Vasílievich, desde 1547 hasta 1584; quedó en la
posteridad con el título de IVAN EL TERRIBLE le dio impronta su odio a los
judíos.
Con el tiempo, debido a
las conquistas o anexiones de una parte de Ucrania y de los países
bálticos, decenas de miles de judíos devinieron súbditos rusos.
La emperatriz ISABEL I DE RUSIA, hija de “Pedro el grande”, que gobernó
desde 1741 hasta 1762, al no poder llevar adelante su proyecto de expulsión
de los judíos de sus tierras, inauguró la historia de la triste existencia
de la “ZONA DE RESIDENCIA PARA LOS JUDÍOS” sometidos a vivir allí, bajo una
legislación excepcional.
Durante el reinado de Nicolás I, que fue zar de Rusia y rey de Polonia
entre 1825 y 1855, recrudecieron las leyes antijudías.
EL ANTISEMITISMO INSTITUCIONALIZADO
en la Rusia zarista, fue uno de los capítulos más oscuros de la larga
historia del antijudaísmo y si bien los pogromos de aquellos tiempos ocupan
un lugar destacado en la memoria colectiva de nuestro pueblo, suele
descuidarse la heterogeneidad del abanico de prácticas antisemitas que
fueron instauradas de diversas maneras desde el Estado ruso. Facilitar y no
punir los pogromos, fue tan sólo una de esas prácticas.
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