“La
verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.” Marco Tulio Cicerón (escritor,
orador y político romano.)
La crónica periodística dice:
“Una enfermera fue acusada de homicidio culposo por no
asistir a un niño de cuatro años quien luego falleció a causa de de una neumonía.”
Al parecer una abuela llamó a las tres de la mañana a la sala de asistencia médica de
Santa Clara del Mar (Partido de Mar Chiquita), y le manifestó a una enfermera
que su nieto se estaba ahogando y que no
podía respirar bien. La profesional no le dio importancia, según la denuncia, le
recomendó que lo llevase a la Guardia al día siguiente. El chico murió a las
dos horas.”
Nadie justifica el accionar, supuestamente negligente, de la
Enfermera.
Lo que se supone que ocupaba un puesto por méritos
propios y que habría sido evaluada convenientemente
por sus superiores. ¿O no?
El fiscal marplatense que entiende en la causa:
¿alguna vez se molestó en conocer en qué
condiciones se
desarrolla la actividad de Enfermería tanto en instituciones públicas como en las privadas?
Es muy fácil bajarle la caña a gente que no
tiene posibilidad alguna de defenderse.
¿Sabe el señor Fiscal qué a los
Enfermeros que trabajan en instituciones estatales no se les permite crear
su propio gremio, quedando librados a la buena de Dios?
¿Cuán profundo habrá sido el sueño del
camillero y de la médica que no oyeron el teléfono ni la conversación entre la
acusada y el familiar del menor?
Sorprende que la abuela, preocupada por la salud de su nieto, no haya atinado a llamar a la Policía o un taxi. Tanto los agentes de calle como los
tacheros son muy serviciales en casos de emergencia.
El Fiscal, me imagino, habrá averiguado si la médica de la Guardia estaba en condiciones de atender al enfermo,
porque estos servicios se emparchan con profesionales de cualquier
especialidad.
El Fiscal: ¿habrá averiguado si el niño
fallecido tenía todas las vacunas, entre ellas
de la Neumonía? ¿Cuál era su médico
de cabecera?
Pienso que la descompensación del menor, no se habrá producido de un momento a
otro.
Vale mencionar que lo largo de la Costa Atlántica,
falta un Hospital de alta complejidad para una población que se va
incrementando día a día.
Los casos graves se internan en Mar del Plata. Muchas veces, los pacientes llegan
en un estado que resulta difícil recuperarlos.
Hubo un intendente en el Municipio de la
Costa, Juan de Jesús, médico cirujano de
profesión. Hoy es diputado provincial.
Este buen hombre ejerció el cargo comunal
en los siguientes periodos: 1983-1987; 1987-1991; 1991-1995 y 2003-2007. En los dieciséis años de función
ejecutiva no se le ocurrió construir en su municipio un hospital como la gente.
Quizá fue por
culpa de los Enfermeros.
De todos modos sorprende que este hombre sacó
los votos suficientes como para conseguir su conchabo en la Legislatura
platense.
La Enfermera puede que
sufra todo el peso de la Ley, pero nadie puede soslayar el hecho que ni el
Estado y menos aún las autoridades sanitarias ponen énfasis en darle calidad a los centros de salud y en controlar
su buen funcionamiento.
Se vive en un
país donde ni siquiera la muerte injusta sirve para mejorar la calidad de vida
de las personas. La Tragedia de Once es un
claro ejemplo de ello.
La vida es una fotocopia y yo
sigo escribiendo gansadas.
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