EL CATOLICISMO siempre tomó parte de nuestro exterminio, porque la ilustración judaica le generaba envidia y miedo de que muchos cristianos se acercaran a la fe mosaica, como ocurrió en más de una ocasión. La mejor manera de combatirnos era ocultar sus actitudes miserables, adjudicándonos a nosotros sus propias vergüenzas que derivaban en odios y persecuciones.
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Aun antes del
Medioevo, podemos rastrear las raíces de la judeofobia europea por lo menos
hasta el imperio romano.
ROMA fue la provincia que prevaleció dentro del imperio
helenista, y que terminó por heredarlo, también en lo que concierne a sus
vicios –judeofobia incluida. Que después sería fuente de inspiración maléfica
del cristianismo.
El MONOTEÍSMO, es una convicción judía irreductible, aun
frente a las amenazas de muerte. Y esta
fue parte de las justificaciones criminales del catolicismo que trataba de
forzar la conversión. Hubo prácticas violentas
para doblegarnos, como un anticipo que derivaría en el nazismo.
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LAS OBRAS SATÍRICAS DE HORACIO (8 adC)
denuestan a los hebreos, y JUVENAL (m. 127) nos culpa por nuestra pobreza, indolencia, el ocio sabático, la “adoración
de nubes”, y la circuncisión (del
musulmán ni pio). Una verdadera carajada a la razón.
Esta animadversión, sin embargo, no fue unánime. No en el
mundo cultural, ni tampoco en la política de Roma, cuya judeofobia no fue
sistemática sino que abarcó sólo a algunos emperadores. La ambivalencia no se
modificó ni siquiera durante la guerra del imperio romano contra Judea.
LA COMUNIDAD ISRAELITA DE ROMA seguía a la de Alejandría
en tamaño e importancia, y algunos emperadores acordaban a los judíos ciertos
privilegios para que pudieran continuar libremente con su estilo de vida.
Previsiblemente, en estos casos el estatus de la comunidad despertó cierta
envidia de su entorno.
-----Tito Vespasiano se enamoró de la princesa judía
Berenice. Coronado emperador el romano destruyó Jerusalém
Con todo, la gravedad de la JUDEOFOBIA ROMANA no radica
en su originalidad ni en su intensidad, sino en el hecho de que la politeísta ROMA
INJERTÓ EL ODIO EN EL ALMA EUROPEA.
Cuando el cristianismo se difundió en el
imperio, también los mitos de los PADRES DE LA IGLESIA se hicieron parte de la
ideología dominante en el continente. Y fue justamente durante la época más
negra de aquella mitología. A la sazón sostenía JUAN CRISÓSTOMO (m. 407) que
los judíos “sacrifican a sus hijos e hijas a los demonios y ultrajan la
naturaleza... son los más miserables de entre los hombres... lascivos, rapaces,
codiciosos, pérfidos bandidos, asesinos empedernidos, destructores poseídos por
el diablo. Sólo saben satisfacer sus fauces, emborracharse, matarse y mutilarse
unos a otros... han superado la ferocidad de las bestias salvajes, ya
que asesinan a su propia descendencia, para rendir culto a los demonios
vengativos que tratan de destruir la cristiandad”.
-----Con un padre así, qué se podía esperar de sus hijos que
eran afectos a la violación de menores, de monjas y otras actitudes abyectas.
En aquel entonces no se practicaba el celibato.
DESDE EL EDICTO DE MILÁN de 313 hasta el Edicto de Salónica de 380,
el cristianismo pasó de religión permitida a religión oficial, y
durante esa etapa la judeofobia se despeñó hasta completar el proceso
demonizador.
A partir de entonces, y en buena medida hasta hoy en día,
Europa, con mayor o menor éxito ha venido exportando su obsesión, que hoy ve en
Israel el principal foco de sus dardos.
Una estela adicional que ha legado la antigua inquina es
la prevalencia en Occidente de cierta ingratitud con respecto a las raíces
hebraicas de nuestra civilización.
En cuanto a la judeofobia, durante su etapa grecorromana
había sido principalmente literaria, y a partir de la cristianización se
convirtió en la norma. Nacía la principal religión mundial, basada en el
judaísmo, y en ella el odio antijudío echó raíces, se profundizó, y se ramificó
con derivaciones ideológicas y teológicas como la idea del deicidio.
MIENTRAS LA JUDEOFOBIA precristiana había sido vulgar,
nunca organizada ni sistemática, la nueva excedió en mucho a su predecesora.
Europa se organizó bajo el imperio romano en un siglo en el cual la judeofobia
pasaba por su peor momento.
De acuerdo al historiador Jeremy Cohen,
"incluso antes de que aparecieran los Evangelios, el
apóstol Pablo (o, más probablemente, uno de sus discípulo) presentó a
los judíos como los asesinos de Cristo.”
PIL En cambio, Pilatos es presentado en los testimonios de los
Evangelios como un cómplice renuente a la muerte de Jesús. Algunos estudiosos
modernos han cuestionado la precisión histórica de tal descripción. Estos
historiadores sugieren que un gobernador romano como Pilato no hubiera dudado
en ejecutar a algún líder cuyos seguidores presentaran una amenaza potencial al
poder romano.
Como parte del Concilio Vaticano II, la Iglesia católica, bajo
el papa PABLO VI (Giovanni
Battista Enrico Antonio María Montini 1897---1978), emitió el documento Nostra Aetate, que
refuta la acusación de deicidio de la que eran objeto los judíos.
Dos mil años de falsedades y pocas
disculpas, no ayudaron a mejorar la
relación entre judíos y católicos. Tampoco, desde ningún púlpito, se oyó a algún sacerdote disculparse de
tantas mentiras.
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La primera
acusación registrada de PROFANACIÓN DE LA HOSTIA contra los judíos fue hecha en 1243 en Berlitz,
cerca de Berlín, y como consecuencia de esta acusación, todos los judíos de esa
ciudad FUERON QUEMADOS; desde entonces, la localidad tomó el nombre
de Jüdenberg (ciudad de los judíos.)
Hasta cuando no existíamos también se nos acusaba de algo. Eduardo I de
Inglaterra expulsó a los judíos de su reino en 1290 y no reaparecerían en
Gran Bretaña hasta finales de la década de 1650; sin embargo, los siglos XIV y
XV vieron la proliferación de la historia de profanación de la hostia en
Inglaterra
« EL LIBELO DE SANGRE, otro famoso
alegato antisemita, también es una creación del siglo XII». La primera acusación de sacrificio humano
contra los judíos fue la de Guillermo de Norwich, reportada por el monje
Thomas de Monmouth.
Cuando «la iglesia y los líderes seculares denunciaron estas
difamaciones,...la gente se rehusó a abandonar este mito.... El papa CLEMENTE VI añadió el 26
de septiembre de 1348: «Los judíos no son responsables por la plaga”. Sin
embargo, nuestros cadáveres se fueron amontonando.
Las historias del libelo de sangre aparecieron varias veces en los medios
estatales de varios países árabes y musulmanes, sus programas televisivos y
sitios de internet. Libros que relatan casos del libelo de sangre por judíos no
son ninguna rareza.
ACUSACIONES DE IMPUREZA Judensau («cerda judía» en alemán) era la
imagen despectiva y deshumanizante de los judíos que apareció alrededor del
siglo XIII. Su popularidad duró por más de 600 años y fue revivida por los
nazis. Los judíos, típicamente presentados en contacto obsceno
con animales impuros tales como puercos o búhos o
representando a un demonio, aparecían en los techos, pilares y utensilios
de catedrales o iglesias.
A menudo, las imágenes combinaban varios motivos antisemíticos e incluían
prosa o poesía denigrante.
DURANTE LA PESTE NEGRA (muchas
veces identificada como epidemia de peste bubónica) durante la
Edad Media, las ciudades densamente pobladas eran especialmente golpeadas por
la enfermedad, con radios de muerte tan altos como el 50% de la población. En
su angustia, los sobrevivientes emocionalmente acabados buscaban algo, o
alguien, a quien culpar. Los judíos probaron ser un conveniente chivo expiatorio.
Es que entre los judíos que era mínimo
el contagio.
No hubo ataques masivos contra los "judíos envenenadores" después
del periodo de la peste negra, pero las acusaciones se volvieron parte del
dogma y lenguaje antisemita. Apareció de nuevo al principio de 1953 en la forma
del "COMPLOT DE LOS MÉDICOS" en los últimos días de Stalin,
cuando cientos de doctores judíos fueron arrestados en la Unión Soviética y
algunos asesinados bajo el cargo de haber causado la muerte de importantes
líderes comunistas... Cargos similares fueron levantados en los las décadas de
1980 y 1990 en la propaganda nacionalista árabe o fundamentalista islámica que
acusaba a los judíos de propagar el sida y otras enfermedades
infecciosas.
En la Edad Media, en evidente
contradicción, muchos monarcas españoles preferían a los médicos judíos en
detrimento de los suyos.
El historiador estadounidense, Daniel
Pipes, señala que LOS PROTOCOLOS DE LOS
SABIOS DE SION ( publicado por primera vez en 1902 en la Rusia zarista),
enfatizan temas recurrentes del antisemitismo conspiracional: «Los
judíos siempre conspiran», «Los judíos están donde sea», «Los judíos están
detrás de cada institución», «Los judíos obedecen a una autoridad central, los
sombríos 'Sabios'» y «Los judíos están cerca del éxito».
Asimismo, existe un argumento antisemita que se difundió específicamente en
Sudamérica, llamado PLAN ANDINIA. El mismo relata una supuesta intención
de instalar un segundo Estado judío en la Patagonia de Argentina y Chile.
El Sur argentino está en manos de
muchos, menos de judíos.
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