Las pascuas que el catolicismo, le brindó al pueblo hebreo.
La leyenda del asesinato ritual de SIMÓN DE TRENTO (1475), según las Crónicas de Núremberg de Hartmann
Schedel (Alemania, 1493).
Los libelos de sangre o calumnias de la sangre fueron
acusaciones en las que se afirmaba que los judíos realizaban
crímenes empleando sangre humana durante sus rituales religiosos.
Esta
práctica calumniosa, con alguna excepción aislada de los primeros siglos de nuestra
era, tiene su origen en la Europa bajomedieval.
Por regla general, los libelos de sangre culpabilizaban a los judíos de
cometer una recreación de la muerte de Cristo sacrificando a niños
cristianos durante la PASCUA JUDÍA.
Históricamente, estas acusaciones alegaban que la sangre de niños cristianos era
especialmente apreciada.
EN GENERAL LA
DESCRIPCIÓN DEL PROCESO ES SIMILAR A LA SIGUIENTE: un niño, normalmente un
muchacho que todavía no ha alcanzado la pubertad,
es secuestrado o a veces comprado y ocultado en la casa de un miembro
prominente de la comunidad judía, una sinagoga,
un sótano, etc. donde se le pueda mantener escondido hasta el momento de su
sacrificio. Las preparaciones incluyen normalmente una reunión de miembros de
la comunidad judía y la construcción o selección de los instrumentos de tortura y ejecución.
En el momento
del sacrificio, habitualmente de noche, la multitud se reúne en el lugar de la
ejecución (en algunos relatos la sinagoga misma) y se realiza una farsa en la
que se enjuicia al niño. El niño será presentado ante el tribunal, en ocasiones
desnudo y atado. Durante este "juicio", además de insultos y burlas,
se le someterá a torturas entre las que se cuentan cortes, mutilaciones
(incluyendo la circuncisión), pinchazos con agujas, golpes,
estrangulación y latigazos. Finalmente es condenado a muerte.
Al final, la
víctima medio muerta será coronada con espinos y atada o clavada a una
cruz de madera. La cruz será elevada para que la sangre que cae de
las heridas, particularmente las de las manos, pies y genitales, sea recogida
en contenedores adecuados.
Finalmente, el
niño será asesinado con un golpe de lanza, espada o puñal en el corazón. Su
cuerpo sin vida será bajado de la cruz y enterrado en un sitio oculto. En
algunos casos se relata que el cuerpo es usado para rituales de magia negra.
Esta historia,
con sus variantes, se puede encontrar en todas las historias de asesinatos
rituales realizados por judíos. Las historias más antiguas describen solamente
la tortura y la agonía de la víctima y sugieren que la muerte del niño era el
único fin del ritual. Con el tiempo y la proliferación del libelo, el foco se
desplazó a la supuesta necesidad de recoger la sangre de las víctimas para
propósitos místicos.
Las descripciones de torturas y sacrificios humanos de los libelos de
sangre antisemitas son contrarios a muchas de las enseñanzas del judaísmo.
La más obvia,
los DIEZ MANDAMIENTOS DE LA TORÁ JUDÍA,
donde se prohíbe el asesinato. Además, el uso de sangre (humana o de otro tipo)
en la cocina está prohibido expresamente por el Kashrut (las
leyes sobre la comida kosher). La sangre y otros fluidos humanos son impuros (según
el Libro del Levítico,
15). La sangre de animales sacrificados no puede ser consumida y tiene que ser
extraída del animal y enterrada (Levítico,
17:12-13). De acuerdo con el Levítico,
la sangre de los animales sacrificados solo puede ser colocada en el Gran Templo de Salomón en Jerusalém,
que ya no existía en la época de los libelos.
Mientras que
los sacrificios animales eran parte de las prácticas del judaísmo, el Tanaj (Antiguo
testamento) y las enseñanzas del Halajá señalan
el sacrificio humano como uno de los males
que separa a los paganos de Canaán de
los hebreos (Deuteronomio, 12:31; y Segundo libro de los reyes, 16:3). De
hecho, la limpieza ritual para los sacerdotes prohibía incluso estar en la
misma habitación que un cadáver (Levítico,
21:11).
HA HABIDO
MUCHOS CASOS DE LIBELOS DE SANGRE y juicios a judíos desde el siglo XII
hasta nuestros días. Cuentos similares sobre niños martirizados se han repetido
en toda Europa, pudiéndose contar 6 casos en el siglo XII, 15 en el XIII, 10 en
el XIV, 16 en el XV, 13 en el XVI, 8 en el XVII, 15 en el XVIII y 39 en el XIX.5
A continuación
se presenta una selección de los más importantes.
Existen dos
relatos de esta época que, posteriormente, se relacionaron con las historias
medievales sobre este asunto. El primer caso conocido de libelo de sangre
contra los judíos es del autor griego APIÓN,
quien afirmaba que los judíos sacrificaban en su templo a víctimas griegas.
Esta acusación ha llegado a nuestros días, precisamente, por la refutación que
de la misma realizó Flavio Josefo en su obra Contra Apión.
Apión decía que
cuando Antíoco Epífanes visitó el templo de
Jerusalém, encontró a un cautivo griego que le dijo que estaba siendo engordado
para ser sacrificado. Cada año, aseguraba Apión, los judíos martirizaban a un
griego y se lo comían, mientras juraban odio eterno a los de su etnia.
Apión
repite probablemente una historia que ya circulaba con anterioridad, pues
afirmaciones semejantes habían sido hechas en el siglo I adC. por Posidonio y Molón de
Rodas
El segundo
relato hace referencia al asesinato de un chico cristiano por un grupo de
jóvenes judíos.
SÓCRATES DE CONSTANTINOPLA refirió
que algunos judíos que estaban divirtiéndose y bebiendo alcohol ataron a un
niño cristiano a una cruz para burlarse de la muerte de Cristo y que lo azotaron
hasta matarlo.
El 20 de marzo de 1144, Sábado Santo,
se registra el primer libelo DE SANGRE DE EUROPA CONTRA
LOS JUDÍOS RESIDENTES EN INGLATERRA.
LA COMUNIDAD
JUDÍA DE NORWICH fue
acusada de asesinato ritual después de que ese día se encontrara el cadáver del
niño Guillermo de Norwich (1132-1144) con
diversas heridas de puñal. Guillermo llegó a alcanzar el grado de mártir
católico. Posterior es el caso
semejante del santo niño Hugh de
Lincoln (1255).
En 1189, la
delegación judía que participaba en la coronación de RICARDO CORAZÓN DE LEÓN fue atacada
por la multitud. El 6 de febrero de 1190 hubo un pogromo en Norwich y
todos los judíos de esta villa fueron muertos en sus casas, a excepción de unos
pocos que se refugiaron en el castillo. En 1290, los judíos fueron expulsados
de Inglaterra y no se les permitió regresar hasta 1655.
Un antiguo libelo de sangre
aparece en la publicación belga
Bonum universale de Apibus de Tomás de Cantimpré (un monasterio cerca
de Cambray).
Tomás escribió:
«Es casi seguro que los judíos de todas las provincias deciden anualmente a
suertes qué congregación o ciudad debe enviar sangre cristiana a las otras
congregaciones».
Tomás además añade que los judíos
han entendido mal las palabras de su profeta, quien con la expresión «solo sanguine Christiano» no se
refería a la sangre de un cristiano, sino a la de Jesucristo, el único remedio para todos los
males espirituales y físicos.
La historia de DOMINGUITO DE
VAL, un niño de siete años asesinado y enterrado a orillas del río
Ebro el 31 de agosto de 1250, al cual los zaragozanos católicos todavía le rinden culto Es la primera noticia que se tiene de
libelo de sangre en ESPAÑA.
El caso de san HUGH DE
LINCOLN es mencionado por Chaucer en
sus Cuentos de Canterbury, y como
consecuencia se ha hecho famoso.
Un niño de ocho
años, de nombre Hugh, hijo de Beatrice, desapareció en Lincoln el 31 de julio de 1255. El 29 de agosto su
cuerpo fue descubierto cubierto de suciedad en un pozo perteneciente a un judío
llamado Copin o Koppin. El juez John de Lexington, que se encontraba en la
zona, le prometió salvar su vida y Copin confesó que el niño había sido
crucificado por los judíos que se habían reunido en Lincoln para ese
propósito. Enrique III de Inglaterra llegó cinco
semanas más tarde a Lincoln y se negó a cumplir la promesa, por lo que Copin fue
ejecutado y 91 judíos de la ciudad fueron apresados y enviados a Londres,
donde 18 fueron ajusticiados. El resto fue perdonado por la intercesión de
los franciscanos.11Se
mencionó que el cadáver del niño, una vez bajado de la cruz, fue utilizado para
la realización de un ritual de adivinación por medio de la interpretación de
sus entrañas.
En Pforzheim, Baden
(Alemania), el cuerpo de una niña de siete años fue encontrado en el río por
unos pescadores. Se tuvo sospechas de los judíos y cuando fueron llevados a ver
el cadáver, el cuerpo empezó a sangrar por las heridas; cuando se les llevó por
segunda vez la cara de la niña se sonrojó y alzó los brazos. Además de estos
milagros, estaba el testimonio de la hija de la «mujer malvada» que había
vendido la niña a los judíos.
Una
investigación judicial ordinaria no tuvo lugar. Es probable que la «mujer
malvada» fuera la asesina. El que judíos fueron ajusticiados como consecuencia
de la acusación parece claro por la forma en que relatan la historia el Memorbuch de Núremberg y
los poemas de la sinagoga que se refieren al hecho.
En Weissenburg, un único
milagro decidió los cargos contra los judíos. De acuerdo con la acusación, los
judíos habían colgado a un niño (cuyo cuerpo fue hallado en el río Lauter) por los pies y habían abierto
todas las arterias del cuerpo para obtener toda la sangre. De nuevo, se
hicieron afirmaciones sobrenaturales: las heridas del niño sangraron durante
cinco días, a pesar del tratamiento.
En Oberwesel fueron de nuevo «milagros»
la única evidencia contra los judíos. El cuerpo de un tal WERNER de
11 años parece que fue flotando contracorriente en el Rin hasta Bacharach,
emitiendo una radiación y siendo investido con poderes curativos. Como
consecuencia los judíos de Oberwesel y de muchas otras localidades cercanas
fueron perseguidos con severidad durante los años 1286 a 1289. El emperador Rodolfo I, a quien los judíos apelaron
para obtener protección, editó una proclama afirmando que un gran mal se había
hecho a los judíos y el cuerpo de Werner debería ser incinerado y sus cenizas
esparcidas al viento.
En su Crónica de 1423 Konrad Justinger afirma
que en Berna,
Suiza, en 1294 los judíos habían torturado y asesinado a un niño llamado
RUDOLPH. La imposibilidad histórica del hecho fue demostrada en 1888 por Jakob
Stammler, pastor de Berna.
En Rinn, cerca de Innsbruck,
un niño llamado ANDREAS OXNER (también conocido como Anderl von Rinn) parece
que fue comprado y luego asesinado cruelmente por mercaderes judíos en un
bosque cercano a la ciudad. La sangre fue cuidadosamente recogida en jarras.
La acusación de
extraer sangre (sin el asesinato) no fue hecha hasta comienzos del siglo XVII,
cuando se inició el culto. Las inscripciones más antiguas de la iglesia de
Rinn, de 1575,
están distorsionadas por adornos fabulosos; como por ejemplo que el dinero
pagado por el niño a su padrino se convirtió más tarde en hojas de árbol y que
un lirio creció sobre su tumba. El culto continuó hasta que fue oficialmente
prohibido en 1994 por
el obispo de Innsbruck
SIMÓN DE TRENTO, de dos años, desapareció y su
padre acusó de haberlo secuestrado y asesinado a la comunidad judía local.
Quince judíos de la localidad fueron condenados a muerte y quemados. Simón fue
considerado un santo más tarde y fue canonizado por el papa Sixto V en 1588. Su santidad fue
revocada en 1965 por
el papa Pablo VI,
aunque su asesinato aún es considerado como cierto por algunos extremistas.
De acuerdo con la leyenda del SANTO NIÑO DE LA GUARDIA, un niño
cristiano fue secuestrado y llevado a una cueva o jardín oculto en la ciudad
de La Guardia (Toledo), en donde fue sujeto a un proceso que
imitaba el juicio de Jesucristo. En la leyenda se hace énfasis en que el
objetivo del asesinato era "obtener el corazón de un niño cristiano
crucificado" y de una hostia consagrada para realizar un ritual de magia
que produjera el enloquecimiento de los miembros del tribunal de la
Inquisición. La iconografía de este personaje muestra el momento en el que uno
de los judíos le entrega el corazón del niño crucificado a otro de los
ejecutores.
Fueron
ejecutadas cinco personas. Se cree que el caso fue fabricado por la Inquisición para
facilitar la expulsión de los judíos de España. Cristóbal fue canonizado por el
papa Pío VII en 1805 y,
posteriormente, borrado del canon eclesiástico.
En un caso en
Tyrnau (Nagyszombat actualmente Trnava en
Eslovaquia)
la imposibilidad de las confesiones obtenidas bajo tortura de mujeres y niños
muestra que los acusados preferían la muerte como medida de evasión de la
tortura. Admitieron todo lo que se les preguntó. Incluso dijeron que los
hombres judíos menstruaban y que luego bebían sangre
cristiana como remedio.
En Bösing (Bazin,
actualmente Pezinok en Eslovaquia)
se acusó a los judíos de haber desangrado hasta la muerte a un niño de nueve
años, tras sufrir una cruel tortura. Una treintena de judíos confesó el crimen
y fueron quemados públicamente. Los hechos reales fueron develados más tarde,
cuando el niño fue encontrado vivo en Viena. Había sido robado
por el acusador, el conde Wolf de Bazin, para deshacerse de sus acreedores
judíos en Bazin.
Siria (1840)
EL AFFAIR DE
DAMASCO: en febrero, en Damasco, un monje católico, llamado padre Tomás, y su
sirviente fueron asesinados. En este caso también se obtuvieron confesiones
después de torturar a los acusados.
El caso Hilsner: LEOPOLD
HILSNER, un vagabundo judío, fue acusado de degollar a una mujer cristiana de
19 años, Anežka Hrůzová. A pesar de lo absurdo de los cargos y del carácter
relativamente progresista de la sociedad austrohúngara, Hilsner fue hallado
culpable y sentenciado a muerte. Más tarde se le acusó de otro asesinato no
resuelto sin relación, en la que la víctima también era una mujer cristiana.
En 1901 se
conmutó la sentencia a cadena
perpetua.
TOMÁŠ MASARYK, un famoso profesor de filosofía
austrohúngaro y futuro presidente de Checoslovaquia,
fue la punta de lanza de la defensa de Hilsner. Más tarde, la prensa checa se
lo echaría en cara. En marzo de 1918, Hilsner obtuvo el
perdón del emperador Carlos I de Austria-Hungría. Nunca fue
declarado inocente y los auténticos asesinos nunca fueron encontrados.
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